viernes, 4 de diciembre de 2020

"Según los planes de lo que ya se da en llamar el Gran Reseteo" 


Leamos con el interés que se merecen los dos párrafos que siguen. Bromeando con el genial humorista José Mota, digamos sobre los citados: ahora vas y los mejoras. Estilísticamente igual sí, por más que su autor tiene estilo, escribe bien si se lo propone, muestra oficio. Solo que en lo tocante a su contenido, muestran la dramática degradación a la que han conducido a España principalmente los políticos más indignos y cipayos a los dictados del Nuevo Orden Mundial. Y esto desde hace ya un buen puñado de décadas, desde el pistoletazo de salida casi de la llamada España del 78.

Son los que siguen:    


"Carta al chulo puta Pedro Sánchez: Grandísimo hijo de la gran puta, ¡has convertido a España en el coño de la Bernarda!"

Mira chulo puta Pedro Sánchez, grandísimo hijo de la gran puta, has convertido España en la casa de tócame Roque, aquí todo el mundo entra como Pedro por su casa, más aún, has convertido España en el coño de la Bernarda. Ayer entraron en Canarias, que es territorio español, todavía, que contigo está por ver, no las tengo todas conmigo, 68 inmigrantes ilegales en dos pateras: 34 hombres adultos rescatados a 6 millas llevados a Arguineguín  y 33 hombres adultos y un presunto (digo presunto porque luego tienen una osamenta para cobrar la jubilación) menor llegaron a Maspalomas. Has desmantelado el campamento del muelle de Arguineguín, pero no para enviarlos a su casa, porque tú, tonto activo, dejas pudrir los temas, pones parches y no les das nunca solución, de modo que todo lo que tocas lo conviertes en mierda, purita mierda, pones cara de gilipollas, voz de nuevo clérigo acompasada, y ya está la mierda inundándolo todo; no, no les ha enviado a su casa, como corresponde, sino que los has metidos en el acuartelamiento de Barranco Seco, abandonado, en el que los soldados de lo que queda de España tras tu paso se han encargado de levantar tiendas de campaña; es decir, que como las putas más arrastradas han puesto la cama, no se ha visto mayor indignidad de los soldados de España, hasta esto has llegado, grandísimo hijo de la gran puta.

Perdona, grandísimo hijo de la gran puta, que me he olvidado de ti, pero te he tenido presente como líder de la izquierda mema, el más memo de todos, el que dice esas estupideces y actúa en consecuencia, sin pensar en las consecuencias de sus actos, un auténtico incapaz, un idiota al timón y al mando de lo que ha sido una gran nación y tú mientras tanto regalándole a Mohamed 18 camiones militares, 20 Volkswagen Touareg  y 130 todo terreno, todo por 11.000 millones de euros, está que lo tira, oiga, Pedrito, el de las Mercedes, y a cambio Mohamed te llena Canarias de sus excedentes de población. ¡Hay que ser gilipollas, ni entrando mucho se es tan gilipollas, te presentas a un concurso de gilipollas y quedas segundo…por gilipollas, chulo puta, grandísimo hijo de la gran puta! Los males que tú provocas, Pedro Sánchez, ya no tienen remedio y esto de la diversidad va a terminar peor que lo del Rosario de la Aurora, por culpa de la izquierda mema y gilipollas.


Artículo firmado por el periodista Enrique de Diego y publicado en su propia bitácora (Rambla Libre), el 01/12/2020 (cursivas nuestras). Dado a la luz  sucesivamente en un total de diez entregas hasta la fecha en que escribo estas líneas (si no fallan mis cálculos), los dos párrafos que tomamos prestados del extenso alegato del periodista, ensayista y comunicador segoviano corresponden a la primera las entregas del artículo de marras.

De Diego pareciera empañado en revitalizar el subgénero de las cartas abiertas. Algunas de estas, remitadas a personalidades de alcance universal como Jorge Mario Bergoglio (a quien se permite tutear), devenido en papa Francisco ya va para ocho años. Durísimas, hipercríticas, en las antípodas de las reflexiones que escribe sobre el magisterio de Francisco un obispo como Luis Argüello, en línea las citadas con la inmensísima mayoría de los obispos de la Iglesia católica, aunque no así con la línea de Enrique de Diego, claro, ni con la de las bitácoras y canales de Youtube Como Vara de Almendro, César para Jesucristo, Radio Rosa Mística Colombia, Arturo Periodista Católico, los sitios argentinos Wanderer, Nacionalismo Católico San Juan Bautista; incluso, tampoco con la línea de obispos como Carlo Maria Viganò y el propio Atanasio Schneider. 

Nosotros, inevitablemente modestos (diríamos que a nuestro pesar), nos limitamos a dejar constancia de este estadio de sitio o de excepción que se está viviendo en nuestra amada -y hoy dramáticamente atribulada- esposa de Cristo. Y de paso aprovechamos para recordar esta certeza: todo católico que se precie debe respetar delicadamente a los pastores, orar por ellos, por que desarrollen fecunda y celosamente su labor pastoral. Lo cual tampoco implica sumisión borreguil y acrítica. Al sumo pastor sin duda (esto es, el Papa), le debemos un respeto filial, solo que antes que tal respeto está la fidelidad a la doctrina de la fe, a la que estamos exhortados todos; y de modo particularmente especial el sucesor de Pedro, dada la relevancia de su cargo al frente de la llamada Barca de Pedro: a quien más talentos se le da, más se le va a exigir en el Día del Juicio (cfr. la parábola de los talentos: Mateo 25, 14-30; Lucas 19, 12-27). 

Pero a lo que íbamos. Periodista "de raza", sin pelos en la lengua, a propósito de cuales y tales vellosidades, con tu permiso, Enrique, recordara quien estas líneas escribe que, como el burro Platero de Juan Ramón Jiménez sí que eres peludo por fuera, salvo que no eres blando, eres recio en tus formas, en tus denuncias, en tus gritos, en tu inmensa indignación ante "la que está cayendo". Solo que desde luego no eres nada animal, nada burro, y sí hombre pareces de una pieza (católico, identitario, patriota, muy crítico con la corrupción del borbonato...), como buen crítico que te confiesas de las chaladuras del animalismo (conozco al respecto tus artículos sobre el tema publicados en tu estupenda Rambla Libre).

Bueno: yo mismo ahora creo que el animalismo no es ninguna chaladura cuando mantiene su tensión y su razón de ser en la reivindicación del respeto y el trato ético a los animales, y sí que se torna chaladura cuando se lanza a equiparar esos derechos de los animales (seres vivos carentes de deberes)con los correspondientes a las personas. 

Con todo(digresiones al margen), volvamos al curso principal de este escrito: ni siquiera a un personaje tan siniestro como el actual presidente del Gobierno español me decidiría yo mismo a llamarlo con los términos con que sí el veterano periodista segoviano (repitamos: católico, identitario y patriota; por ende, como reconocemos aquí mismo líneas más arriba, muy crítico con el pontificado de Jorge Mario Bergoglio). Incluso admitiendo y aplaudiendo toda la verdad que suelen contener sus artículos, tengo mis reservas, porque, ciertamente, llamar "chulo puta e hijo de la grandísima puta" al presidente  Pedro Sánchez Castejón, a quien otro ilustre periodista español llama Falconetti (sí, el mismo: Federico Jiménez Losantos, una de las bestias negras de progres y resto de perezosos mentales y degenerados ideológico-espirituales), y a quien muchos llaman Doctor Cum Fraude y a quien la estupenda Rosa Díez califica sin dudas de ninguna clase de "psicópata borracho de poder y de gloria"...

No son parte de mis batallas las enconadas diferencias que Enrique de Diego mantiene con periodistas como Federico Jiménez Losantos (y no solo con este), porque en todo caso yo intentaría más bien aprovechar lo que pueda aprender del uno y del otro, sin entrar en guerras cuyas causas o génesis ignoro. Solo que sí: probablemente referirse a otras personas en tales términos sea demasié, por más que el actual Gobierno conformado por socialistas, podemitas y separatistas vascos y catalanes (más el apoyo de los nacionalistas canarios "de izquierdas") sea en efecto una vergüenza, un despropósito permanente, una ignominia, una maldición bíblica.

O dicho con otras palabras, a la luz del artículo todo de Enrique de Diego, y en especial de los dos párrafos que le tomo prestados, si aseguramos que en Canarias el PSOE, Podemos (de "mugre apestosa" califica a este último el insobornable Pepe López, desde Tenerife para el mundo entero) y Nueva Canarias son responsables directos de la pésima gestión del COVID-19, y son responsables directos de la actual invasión migratoria que amenaza con llevar a la ruina a las Afortunadas. 

Unos, de manera directa por su horrible gestión del COVID-19: PSOE y Podemos; otros, por complicidad: Nueva Canarias, separatistas vascos y catalanes. Ergo, cuando hablan los líderes de estas formaciones políticas, lo hacen para incrementar las pertinentes dosis de demagogia politiquera, partidista y falsa, más que un Judas de plástico, que diría el propio Enrique de Diego, con las que seguir manteniéndose en el poder, en la mamandurria, en la que algunos de estos llevan décadas y décadas; añísimos, que dicen en México.

De modo que sí, D. Enrique, en manos de quiénes estamos... Es una vergüenza todo lo que está ocurriendo. Es una vergüenza este Gobierno de trepas, de desalmados, de Ávalos, de Monteros, de vividores... Es una ignominia y como una broma macabra o como una horrible pesadilla este Gobierno filobolivariano, propalado por todos los medios de comunicación apesebrados que, ni que decirlo, al tiempo que practican un antifranquismo de salón, aburguesado y ultralaicista -ni que aclarar que enemigo mortal de Cristo y de su Iglesia-, precipitan la ruina total y como sin precedentes de España.

Ruina total y como sin precedentes en España(económica, moral, demográfica...), encima con ley de eutanasia recién aprobada por este infame e infecto Gobierno social-comunista que no habría sido posible sin los apoyos debidos de separatistas y nacionalistas de izquierdas (también los canarios). Un paso más en la cultura de la muerte: ideología de género, feminismo radical y supremacista, aborto, ultralaicismo, ahora la ley de eutanasia recién aprobada en España, mentalidad antinatalista y débiles apoyos a las políticas fomentadoras de la natalidad, globalismo (la sustituación o el gran reemplazo de la raza blanca, europea, occidental...). La agenda oculta (masónica, anticristiana, satánica) del Nuevo Orden Mundial.

A pulso. Sin embargo, frente a la agenda descaradamente anticristiana del actual Gobierno social-comunista en España (no hay medida, iniciativa o política ajenas al ideario del Evangelio que este repulsivo Gobierno no haya adoptado o pretenda adoptar), siempre nos queda la Navidad, que es buena nueva del Dios que se hace hombre: el Emmanuel, para la salvación de la humanidad.

 

20 de diciembre, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social. 

jueves, 19 de noviembre de 2020

 “Como si fueran heraldos del Pathos


El peruano César Vallejo es el más grande poeta católico desde Dante, y entiendo por católico lo universal.

Thomas Merton.



"Los heraldos negros"


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!



De este celebrado poema afirma lo que sigue Claudia Gómez Molina ( graduada en Literatura y Humanidades y traductora) en un sitio de Internet que se hace llamar Cultura Genial:



 

El poema "Los heraldos negros" es una de las grandes obras maestras de la lengua hispanoamericana. Fue escrito por César Vallejo a los 25 años y publicado en su primer libro, también titulado Los heraldos negros, en 1919. Es, quizás, el poema más conocido de Cesar Vallejo, y también el más querido.

El poema trata de la condición humana: el ser humano en tanto que da cuenta de su dolor. Especialmente, el dolor que es difícil definir, decir o comprender.



Adviértase que esta autora pondera esta composición poética de “una de las grandes obras maestras de la lengua hispanoamericana”; por derecho o méritos propios, “quizás el poema más conocido de César Vallejo, y también el más querido”, concluye Claudia Gómez, contundente.

Vamos a ponderar por nuestra parte la suya como opinión valiosa. Sobre todo porque para mí Los heraldos negros sigue siendo, particularmente, uno de mis poemarios favoritos de la literatura en español; y en general, César Vallejo, su autor, uno de mis poetas favoritos, no en balde uno de los más señeros de todo el siglo XX (para algunos, exactamente el más grande, en cualquier lengua y lugar).

De hecho, cuando yo barajaba la posibilidad de realizar una tesis doctoral sobre la obra poética del peruano, acabó sorprendiéndome que la crítica especializada coincidiera en este dictamen: Los heraldos negros está bien, qué duda cabe; en efecto, una obra no poco estimable; solo que el César Vallejo realmente rupturista, innovador, decantadamente original, vanguardista y genial (autor de una obra poética de voz o estro inconfundible, digamos que inimitable) es el de Trilce, el de Poemas humanos, el de España, aparta de mí este cáliz, toda vez que Los heraldos negros exhibe algo así como una deuda excesiva con el modernismo.

Sí: la exhibe. Pero nunca entendí muy bien, ni siquiera entonces en que me ocupaba más de este particular, por qué tal deuda, tal influjo, había de entenderse necesaria o inevitablemente como algo negativo, impropio, como en este caso, de un gran poeta. Porque en todo caso tal deuda convive, en la selva de versos que constituye Los heraldos negros, con poesías de una profunda humanidad desgarrada y desgarradora, aspecto nuclear en la obra literaria toda del peruano (incluida su prosa).

Para mi gusto (a mi juicio), en Los heraldos negros hay poemas que, si bien todavía teñidos de una estética modernista que acabó siendo postmodernista antes de desaparecer desembocando en ese río común que nos lleva de la poesía, ya exhiben una estética alejada del modernismo. Y sobre todo exhiben una condición que es el sello inconfundible de la poesía toda de Vallejo, a saber: la inconsolable amargura como agridulce que produce la sola toma de conciencia de la condición humana.

Recuerdo y considero ahora una composición poética de ese libro como esta que reproduzco:



«A mi hermano Miguel»

In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,
donde nos haces una falta sin fondo!
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
nos acariciaba: «Pero, hijos…»
Ahora yo me escondo,
como antes, todas estas oraciones
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
Por la sala, el zaguán, los corredores,
después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
hermano, en aquel juego.
Miguel, tú te escondiste
una noche de agosto, al alborear;
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
Y tu gemelo corazón de esas tardes
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
cae sombra en el alma.
Oye, hermano, no tardes
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.



Ciertamente, con el permiso de los tres títulos más celebrados de nuestro poeta (Trilce, Poemas humanos, España, aparte de mí este cáliz), los versos reproducidos de Los heraldos negros constituyen, “por méritos, por derecho propio”, una de las composiciones poéticas de más intensa emoción contenida (emoción humana) que creo haber leído en mi vida. De suerte que su lectura, una y otra vez sucedida en el tiempo, me estremece, me eriza la piel.

Como me ha erizado la piel (me ha estremecido todo, hasta las fibras más recónditas de mi alma) el conocimiento de un caso. He sabido del mismo a través de Caso cerrado, de Telemundo. Este programa, reproducido a través de Youtube y tengo entendido que muy seguido en gran parte de Hispanoamérica, lo conduce muy bien la cubano-estadounidense Ana María Polo, abogada (tiene un doctorado en Derecho), cantante y presentadora de televisión. Programa que trata de casos o asuntos desde una perspectiva que calificaríamos de sensacionalista, hipermundana y morbosa, "reales como la vida misma" y en verdad incluso moralmente depravados: Fulano se separa de su pareja tras esta descubrir que practica zoofilia para el negocio de la pornografía, prostituta que queda embarazada de uno de sus clientes, tía que mantiene relaciones íntimas con su sobrino de apenas 18 años, joven prometida con Fulano que acaba yéndose con Mengano, joven que se siente depredadora sexual, embarazada del papá del novio, mujer que mantiene la leche nutricia y natal de sus senos para ofrecer a hombres unos minutos de lactancia previo pago... Casos y testimonios todos de personas que a todas luces no parecen vivir en verdad en el temor de Dios; que no caminan con paso medido, escrutador y sereno por el camino espinoso y estrecho que conduce a la salvación. 

Pero en fin, siempre viene bien pedir en oración: creo, Señor, pero aumenta mi fe. Con todo, me quiero referir a uno de esos casos sucedido a una chica mexicana. Ni que reconocer habría que ignoro si por hacer públicas tales intimidades pagan a los invitados que las exponen morbosas -me figuro que sí-, ni hasta qué punto los guionistas y realizadores de un programa como este reconducen hacia espacios ya pactados a los personajes que desnudan parte de su intimidad ante las cámaras, solo que vamos a dar crédito a lo confesado por la chica mexicana. Ergo, según su testimonio, a los siete años queda huérfana de madre; seis años más tarde, cuando ella es una púber de trece, muere su padre. Fallecidos los progenitores, quedan su hermano y ella, él dos años mayor. Sus destinos se separan, tal vez para siempre, pues, huérfanos que son, salen acogidos por distintas familias. Pero no sin antes hacerse una promesa: una vez alcanzada la mayoría de edad de ella, se reencontrarían.

Y así lo hicieron. Sin embargo, al poco de tal reencuentro él muere, en accidente automovilístico. Entonces a ella el mundo se le viene abajo, hecho añicos. Completamente sola en el mundo, desolada y rota le sobreviene una crisis existencial que la lleva a querer rebelarse contra Dios vengándose de este bajo la forma de seducir a sus ministros ordenados.

En furiosa rebeldía contra Dios, tras múltiples aventuras amorosas con hasta tres sacerdotes (en las que no faltan episodios de tríos con una monja, un cura y ella), se queda embarazada de un muy joven sacerdote, recién ordenado. Él también aparece en el episodio correspondiente de Caso cerrado, y da su visión de los hechos. Solo que el drama en la vida de esta chica no acaba con lo dicho. No: en plena gestación de la criatura que lleva en su vientre los médicos le comunican que padece un cáncer del que prácticamente no tiene esperanzas de sanación.

Con todo ella decide no abortar; la poca salud que pueda quedarle, la aplicará en lograr la feliz gestación de su nasciturus. Ella desea que en efecto la criatura nazca, por más que ella esté convencida de que inmediatamente luego de haber dado a luz le tocará morir. La criatura, una vez nacida, es su deseo darla en adopción, a una familia “como Dios manda”. El padre biológico, el joven sacerdote, está en desacuerdo: él manifiesta estar dispuesto a colgar sus hábitos para ejercer de esposo y padre, aunque como esposo sea por un breve tiempo, dando por seguro que la joven madre morirá.

Morbo y sensacionalismo aparte, no encuentro palabras para describir el desgarro que me produce la peripecia vital de la joven mexicana (el caso este es de hace como cuatro años; ignoro su desenlace). Inevitablemente me ha llevado un caso así a los versos reproducidos de “Los heraldos negros” de César Vallejo, porque, en efecto según testimonio de la protagonista, tantos palos recibidos en su vida, tanta desgracia, tantos “golpes como del odio de Dios” (el quedarse sola en este mundo con apenas 20 años tras el fallecimiento de toda su familia directa), la llevaron a querer tomar venganza de ese Dios injusto con ella seduciendo a algunos de sus sacerdotes o ministros ordenados.

Qué fuerte, que diría cualquier joven de nuestro tiempo. Y sobre todo cómo nos pone un caso como este en una experiencia de fe tan bíblica, tan veterotestamentaria, como es la experiencia del santo Job, justo entre los justos: en la rica abundancia y también en la más nociva y dramática adversidad, dar gracias a Dios.

Pero ciertamente que no es fácil ese dar siempre gracias a Dios, también en los momentos de más desgarradora tragedia existencial, o incluso de persecución por causa de la fe. Solo que no otra es la petición del Padrenuestro: “No nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal”. 

La tentación de acabar queriendo tirar la toalla ante el peso que parece como insoportable de las cruces y pruebas de la humana existencia, máxime en este mundo nuestro tan despiadadamente paganizado, secularizado, descristianizado, sumido en el desamor, individualista a tope y tremendamente vacío de Dios (en plena apostasía), en el que el lema de muchos asumido no parece ser otro que el de sálvese el que pueda.

Sálvese el que pueda, sí. Y que es como si los demonios estuviesen desatados, enloquecidos, sintiendo que el final se acerca: la certeza de que, desde la experiencia de la fe en Cristo y en su Iglesia, la única obsesión del Maligno y de toda su corte de demonios es la de engañar a cuantas más personas puedan, a fin de llevarlas a la perdición eterna.


21 de noviembre, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social, 

sábado, 14 de noviembre de 2020

 

"15 dubitaciones frente a un mundo que agoniza"

Por Luis Henríquez Lorenzo





Una. El sacerdote argentino Carlos Spahn (eminente predicador y exorcista), me parece más sugestivo y nutricio que todos los ateos, agnósticos, descreídos, librepensadores, materialistas y cientifistas que he tenido la ocasión de escuchar en un canal de Youtube como Razón o fe.

Dos. En un canal como Razón o fe proclaman el júbilo liberador de ser ateos. Sin embargo, sería una mala noticia que Dios no existiera. De liberación, nada; la auténtica liberación es que Dios exista, pues solo la existencia de Dios garantizara que el absurdo existencial no tuviera la última palabra. De suerte que la existencia de Dios sería especialmente buena noticia para todos los que tratan de conducirse por la vida haciendo el bien, practicando la justicia, anhelando la humana bondad, resistiendo al mal ofreciendo la respuesta del bien, restableciendo la misericordia allí donde haya sido hecha añicos...

Tres. Ergo, si Dios no existiera irían al pudridero -nunca al campo santo, nunca a ese prado sin otoños que, según algunos místicos, el paraíso es- lo mismo el tirano dictador y genocida que cualquiera de sus víctimas. Si Dios no existiera daría lo mismo pasar por la vida como el santo padre Pío o como Madre Teresa de Calcuta que como un terrorista, pongamos, de suerte que al no existir Dios ni cielo ni infierno, pues todo viniera a ser materialismo e inmanencia... Así las cosas (entonces), o Dios o el absurdo. De hecho, dos de los más grandes ateos del siglo XX (Albert Camus y Anthony Flew), en la recta final de sus vidas comenzaron a percibir la razonablemente cálida (por loable, justa y buena) posibilidad de la existencia de Dios.

Cuatro. Afirmaba de sí mismo Cioran, uno de los más lúcidos (¿u oscuros?) ateos del siglo XX: "Mi insomnio majadero haría palidecer el testimonio de los mártires". Sin embargo, me causan más asombro la santidad de Manuel Lozano Garrido Lolo (hoy día ya beato, periodista católico, inválido en silla de ruedas y ciego durante décadas de su vida, hasta su fallecimiento), la de santa Beretta Moya (médico pediatra italiana, fallecida a los 39 años en el cuarto de sus embarazos, por negarse a recibir tratamiento contra un tumor maligno que padecía y que pudiera poner en peligro la vida de su bebé que llevaba en su vientre) y la de los cristianos perseguidos en África, Asia y Medio Oriente, que el insomnio de Emil Cioran y que las razones y argumentos ateos, agnósticos, descreídos, librepensadores, materialistas y cientifistas de un canal como Razón o fe.

Cinco. Hay quien afirma que acaba siendo superficial, solo que a mí, allende su agnosticismo-ateísmo, el filósofo argentino Darío Sztajnszarajber sí me parece muy brillante como divulgador de la filosofía. Sin embargo, brillante y simpático Darío (nos tuteamos), con su Tratado de Ateología el francés filósofo y anarcoide Michel Onfray no desmonta las bases y fundamentos del cristianismo (me he prometido volver a leer con más calma este libro: igual ahora lo acabaría comprendiendo más y mejor); lo que demuestra es que no le gusta la idea de Dios, ni particularmente la verdad del cristianismo, de suerte que "lo que le mola es la fundamentación hedonista, epicureísta, atea y pagana de la ética", y en última instancia, la radical secularización de la cultura. 

Seis. Michel Onfray se reivindica continuador de la tradición libertaria, muy arraigada en su país, Francia, en el nuestro, España, en el de Mateo Salvini, Italia... Yo todavía me sorprendo y reconozco en parte en la tradición libertaria, y por ende me pregunto cómo es posible que el mismísimo Buenaventura Durrutti tuviera como secretario personal nada menos que a un cura, de suerte que Buenaventura Durrutti sí creía en la acción saboteadora y terrorista para hacer avanzar la Idea, y no exclusivamente en la vía pacífica a lo León Tolstoi, pongamos. 

Siete. Anarquistas hubo pacíficos, justísimos y nobles como Diego Abad de Santillán, Melchor Rodríguez (el Angel Rojo) o Cipriano Mera, pero como católico que me confieso me causa más perplejidad y significación la persecución a la Iglesia perpetrada en su tiempo por anarquistas, comunistas y socialistas. 

Ocho. La Iglesia católica está tan sumida en la más espantosa de las apostasías, que uno no logra explicarse cómo es que nos ha salido un arzobispo tan profético y de tanta parresía como Carlo Maria Viganò. Sin embargo, ¿por qué no surgen más como él, Dios mío, empeñados en criticar la agenda globalista del Nuevo Orden Mundial masónico y anticristiano, y en ofrecer la voz profética y necesaria que denuncie tantos males, mundanismos, traiciones e injusticias incrustados en el cuerpo, el rostro, el seno de la esposa del Esposo? Esto me quita más el sueño que el interés que alimento desde hace algunos años por el pensamiento del sacerdote católico y libertario de origen austriaco Iván Illich.

Nueve. Por más que me gustaría ser tan buen filósofo como Iván Illich, a mi pesar sé y reconozco que estoy a años luz de su tamaño intelectual. Por esto mismo, me acojonan muchos ateos a los que juzgo o pondero como mucho más cultos y leídos que yo (desde Fernando Savater hasta Javier Sábada, pasando por..., por tantos y tantas), pero a la vez me indignan y sacan de mis casillas ciertos ateos (y cientifistas, agnósticos, librepensadores, materialistas...) que se tienen a sí mismos por deicidas de Dios capaces de referirse a la religión como "estupideces beatas, mierdas, chorradas, absurdeces". ¿Qué se habrán creído?

Diez. Mis tres grandes pasiones: Cristo y su Iglesia (la nueva evangelización, la apologética católica, mis estudios teológicos y filosóficos...), mi obra literaria (inevitablemente modesta a mi pesar; ignorada, despreciada y preteriada por casi todos, a mi pesar) y mi pasión por la cultura. Las vivo en la cocina de este mundo radicalmente desacralizado, en el que la práctica totalidad de los que critican a la Iglesia, desde la indiferencia religiosa y el materialismo, ni que aclarar que tampoco lo hacen desde el titánico corazón de Prometeo y sí desde los múltiples espejos de Narciso.

Once. Como los católicos reconocen y aun muchas personas no católicas pero interesadas en conocer de esto y de aquello, de lo divino y lo humano, se dicen cosas tan maravillosas (milagrosas, portentosas) de una personalidad como la del santo italiano P. Pío de Pietrelcina, que o todo ello es mentira, un montaje, una manipulación, o es una verdad cuya fuente o procedencia no puede ser otra que la de la acción de la gracia del Espíritu Santo. Por esto me parece deleznable lo que he llegado a escuchar en ciertos canales y bitácoras de Internet: nada menos que a personas que se confiesan ateas, descreídas, agnósticas, librepensadoras, cientifistas o materialistas afirmar que la religión es "mierda, porquería, embuste, trampa, superstición..." 

Doce. Si Donald Trump (hombre de vida afectiva o sexual un tanto disoluta, ciertamente, protestante, magnate multimillonario, etcétera) es hoy por hoy una de las pocas esperanzas que nos quedan frente a la dictadura totalitaria de la agenda globalista, masónica y anticristiana del Nuevo Orden Mundial, ¿por qué una mayoría de pastores de la Iglesia se sigue alineando con la agenda globalista, la cual es lo mismo que decir desmantelación y persecución del cristianismo, con todo eso del cambio climático, la invasión migratoria, los derechos reproductivos sexuales, o incluso la promoción de corruptos y cantamañas furibundamente anticatólicos de la catadura amoral de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Gabriel Rufián  y compañía...?

Trece. Ojalá remonte y gane Trump, contra todo pronóstico ahora, tras demostrar el fraude electoral del indignísimo Biden (católico abortista, globalista y sobón, ejem, masón). Toda vez que Trump es lo que el periodista católico (mejor, católico y periodista) Enrique de Diego proclama en un artículo suyo titulado "El diablo no quiere que gane Trump porque Donald proclama a Dios" (en Rambla Libre: 14/11/2020) y que es, como ya su autor nos tiene acostumbrados, contundente, salvo que esta vez de un solo párrafo (bendito aquello gracianiano de "lo bueno, si breve, dos veces bueno"). Es este:



El diablo no quiere que gane Trump, lo odia porque proclama a Dios como escuchamos en este vibrante discurso ante la Cámara de Representantes, porque habla de la oración como el concreto que une a los hombres. “Se han unido poderes muy fuertes contra él”, me dice un político. Los poderosos están contra él. La coalición es amplia y ha puesto toda la carne en asador de satanás: George Soros, los Rockefeller, satanistas confesos, los Rothschild, Bill Gates, Warren Buffet, los medios de comunicación, especialmente todas las televisiones, el Partido Demócrata, baboso Biden. Pero Dios tiene siempre la última palabra. Son estos tiempos para saborear los versículos de Salmo 2: “¿Por qué se han amotinado las naciones y los pueblos meditaron cosas vanas? Se han levantado los reyes de la tierra, y se han reunido los príncipes contra el Señor y contra su Cristo. Rompamos, dijeron, sus ataduras y sacudamos lejos de nosotros su yugo. El que habita en los cielos, se reirá de ellos, se burlará de ellos el Señor. Entonces, les hablará en su indignación, y les llenará de terror con su ira. Mas yo constituí mi rey sobre Sión, mi monte santo. Predicaré su decreto. A mí me ha dicho el Señor: “Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”. Pídeme, y te daré las naciones en herencia, y extenderé sus dominios hasta los confines de la tierra. Los regirás con vara de hierro, y como a vaso de alfarero los romperás. Ahora, pues, ¡oh reyes!, entendedlo bien: dejaos instruir, los que juzgáis la tierra. Servid al Señor con temor, y ensalzadle con temblor santo. Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin se enoje, y perezcáis fuera del camino, cuando, dentro de poco, se inflame su ira. Bienaventurados serán los que hayan puesto en El su confianza”  



Catorce. Así que frente a la estupidez decadente, nihilista y solipsista de los poetas postmodernos, tan laureados ellos y ellas  (canarios, peninsulares...), con sus versos trufados de pastiches, vacuidades, trizaduras, alienaciones, narcisismos varios, enajenaciones e injertos, prefiramos los entusiasmados versos del sapientísmo Dr. Antonio Caponnetto (historiador, profesor, pensador católico, apologeta, poeta), entre otras no poco abundantes preferencias líricas que habríamos de preferir. 

Quince. En bitácoras y canales de Internet y de Youtube, respectivamente, escuchamos y leemos confesiones de fe cristológicas tradicionales: ¡duc in altum!, ¡viva Cristo rey!¡Christus vincit!, ¡Christus regnat!, ¡Christus imperat! Son expresión del Reinado Social de Cristo al que nos exhortaran en su tiempo santos papas como Pío X (con su "recapitulemos todo en Cristo") o el propio Juan Pablo II (este con su "¡No tengáis miedo de abrir las puertas de par en par a Cristo!"). Comparando -y en este caso no cabe recusar por odiosas las comparaciones-, sorprende, desconcierta y desconsuela comprobar cómo una mayoría de pastores de la Iglesia -excepción hecha de los Viganò, Schneider y un escaso puñado más de prelados- aplaude a políticos totalmente contrarios a ese Reinado Social de Cristo, siendo que son políticos alineados con la agenda del Nuevo Orden Mundial masónico, anticristiano, luciferino.

Desconsolados, como ovejas sin pastor, miramos a María, la toda llena de gracia.



14 de noviembre, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.

miércoles, 4 de noviembre de 2020

domingo, 25 de octubre de 2020

"Y dicen que no existen los milagros*"


Jesús contestó: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Desde ya ustedes lo conocen y lo han visto."

Juan 14, 6-7

La pretensión de que la ciencia empírica sea la única fuente de conocimiento humano no es per se científica

William Lane Craig 



Me mandan por correo electrónico la siguiente noticia, de la que no tenía ni idea. En estos días, está de actualidad un caso semejante al caso del que nos ocuparemos en este escrito: el de actualidad es el del joven italiano Carlo Acutis, recientemente beatificado por el papa Francisco (10 de octubre de 2020). Este sí que ha llamado mi atención: testimonio ejemplar de seguimiento de Cristo y de su Iglesia el del joven beato italiano, fallecido con apenas 15 años.

En estos días en que he empezado a escuchar en Youtube un vídeo del filósofo argentino de origen rumano Tomás Abraham Spitzer sobre el genial y fulgurante Antonín Artaud (1896/1948: escritor, actor, poeta, uno de los más celebrados teóricos del teatro en los tiempos modernos), en el que el magistral divulgador argentino dedica palabras elogiosas a los tres hermanos Panero (a Leopoldo María lo tuvimos durante lustros entre nosotros, en Gran Canaria), me entero de la noticia que enseguida detalleremos.

Reparo en la noticia de marras. Y a la vez considero las magistrales clases de Filosofía impartidas por el escritor y profesor argentino Tomás Abraham Spitzer. Valoro lo suyo las clases del filósofo argentino mientras repaso algunas de las entrevistas que he escuchado recientemente en un canal de Youtube no caprichosamente o por mero azar llamado Razón o fe. Para sus fomentadores e intervinientes (todos ateos, agnósticos, librepensadores, escépticos, descreídos, materialistas, cientifistas...), la conjunción disyuntiva o no es "inocente": la razón excluye la fe, porque la razón es contraria a la fe, teorizan todos ellos y ellas.

Reparo en los elogios del filósofo Tomás Abraham a un poeta como Leopoldo María Panero, totalmente esquizofrénico, nihilista, blasfemo, maldito, ateo absoluto. Poeta genial e irreptible, afirman no pocos, hasta una vez lo invitaron a una lectura de sus versos, cómo no, en un foro jesuítico (hiperprogresista, of course). Y allá que se fue Leopoldo María -que Dios haya perdonado y acogido en su gloria-, a decir sus versos y a echar pestes del cristianismo y de la Iglesia, en tanto a otros autores locales empeñados en escribir también poesía como católicos, siempre han mantenido en la puerta del culo (lo siento, no puedo evitar esta grosería, de tanta impotencia acumulada), en ese tan jesuítico -que no ignaciano- foro. Comoquiera que sea, quien estas líneas escribe ha sido destetado en estas dos certezas: "Todo pensamiento no decapitado desemboca en la trascendencia". Y en una intuición que algunos de los autores de la llamada Escuela de Frankfurt (no perdamos de vista que, a fin de cuentas, escuela formada por pensadores hijos del marxismo) comenzaron a percibir. A saber: solo una justicia metafísica impartida por el Ser Supremo (más allá de esta terrenal existencia) podría salvar del absurdo y final destino de la sola muerte a las víctimas de la historia.

O dicho con otras palabras: si no hay Dios irán al pudridero, exactamente con la misma clase de suerte y de destino, la víctima inocente y su verdugo criminal y hasta genocida. Pero entonces, ¿este solo, no más, es el sentido que depara a la especie humana su paso por este mundo? De manera que pertrechado de estas dos certezas, me encuentro con un autor que niega la validez de los milagros según los entiende la Iglesia católica, y también la Iglesia ortodoxa y algunas otras comunidades cristianas que no son propiamente la Iglesia porque rompieron con la sucesión apostólica (la Comunión Anglicana, por ejemplo). También filósofo argentino, agnóstico-ateo, en la estela del marxismo, profesor-divulgador magistral de la filosofía y de contenidos literarios anexos, en efecto Darío Sztajnszrajber sostiene en una de sus muchas charlas, conferencias, clases magistrales y entrevistas subidas a su canal de Youtube (Facultad Libre), que los milagros son tramposos, porque presuponen la disposición del creyente para que, a través del milagro -que siempre tiene o tendrá una explicación científica-, acabe aceptando todo el corpus doctrinal de la fe de la Iglesia. 

Como si para el estupendo Darío Sztajnszrajber los milagros no probasen la fe sino al revés: sería la fe previa del fiel creyente la que predispondría a creer en un fenómeno que, o bien la ciencia explica o podría explicar a su debido tiempo.

Entonces he considerado la formación científica de un exateo como el profesor boliviano, conferenciante, escritor, divulgador y apologeta de la fe católica Ricardo Castañón, converso a Cristo y a su Iglesia, Dr. en Psicología e investigador de prestigio mundial en los llamados milagros eucarísticos. De manera que con estas rumias y meditaciones me entero de la noticia de que estoy prometiendo ocuparme en este escrito. Antes, aun reparo en Friedrich Nietzsche: en algún lugar de su obra, este filósofo a un bigote pegado, auténtico deicida,  se permite despreciar el testimonio de los mártires de la Iglesia, de los primeros siglos del cristianismo. ¿En su Genealogía de la moral? Tal vez. De modo que ahora me parece entender que si fue capaz de despreciar el testimonio de vida de los mártires cristianos, ¿cómo no iba a despreciar a mi admirado Sócrates, toda vez que Sócrates y los cristianos son fieles de una moral de esclavos, de resentidos con la vida?

Según Nietzsche, claro. Como si este filósofo, sin duda genial, hubiese entendido las Bienaventuranzas al revés. Y así las cosas, o entre tanto, por fin le llega el turno a nuestro protagonista niño. ¿Qué pensarían de un caso como este clásicos del ateísmo contemporáneo como Ludwig Feuerbach, Augusto Comte, Sigmund Freud, Bertrand Russell, Cioran...? Ante la imposibilidad manifiesta de encontrar respuesta a esta pregunta retórica (a este deseo imposible), confío al menos en conocer -y pronto- la respuesta que dan a un caso como este algunos de los que se consideran herederos del pensamiento contemporáneo de los clásicos citados.

Así que veamos el mensaje que he recibido:


Manuel Foderà fue un niño italiano que, con solo 9 años, dejó la vida terrena para alcanzar la celeste, por causa de un tumor muy grave que lo afligía. Un niño alegre, sociable, bromista, como él mismo se definía, que estaba convencido de tener una gran misión que cumplir en nombre de Dios: dar a conocer y amar a su gran amigo Jesús.

Cuenta el sacerdote Ignazio Vazzana, quien lo visitaba asiduamente en el hospital de Palermo, que el pequeño muchas veces no lograba entender las cosas que Jesús le revelaba.

Por ejemplo, un día le preguntó: “¿Por qué Jesús me dice siempre esta frase: tu corazón no es tuyo, es mío, y yo vivo en ti? No entiendo qué quiere decirme”.

Padre Ignazio se dio cuenta, reflexionando después, de que aquellas palabras reflejaban la frase de san Pablo en Gálatas 2,20: “…y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”.


Manuel decía que Jesús le había donado el sufrimiento, y que era necesario, porque tenían que salvar el mundo juntos, y que Jesús lo había proclamado “guerrero de la Luz”.


Padre Ignazio recuerda con mucha conmoción ver a Manuel con un gran sentimiento de pecado cuando iba a confesarse, y era tan grande, que a veces estallaba en lágrimas durante la confesión misma.


También recuerda que tenía una gran devoción por la Sagrada Eucaristía. Cada vez que la recibía se cubría su rostro y permanecía así por casi 20 minutos en absoluto silencio.


Este era el momento culminante de la Comunión, porque entraba en diálogo de manera espontánea con Jesús, como dos amigos íntimos.


El sacerdote le preguntaba si veía directamente a Jesús, a lo que respondía que no lo veía físicamente, pero sentía su voz en su corazón.


Don Ignazio fue su guía espiritual los dos últimos años de vida del niño, y nos cuenta que “Manuel siempre luchó como un verdadero guerrero, a imitación de Cristo, hasta entregar su vida por la salvación y la conversión de todos».


«Aún recuerdo muy vivamente la gran capacidad de soportar el dolor que tenía, solo por amor a Jesús. La madre me llamó en diversas ocasiones para que intentara convencer a Manuel de que se tomara, por lo menos, el Paracetamol y así aliviar los grandes dolores que tenía. Él me respondía que quería esperar un poco más antes de tomárselo, porque Jesús necesitaba su sufrimiento en ese día para salvar las almas».


«Hacia el final, después de una gammagrafía, los médicos se dieron cuenta de que tenía dos masas tumorales en la cabeza. Sin saberlo, Manuel nos reveló que Jesús le había hecho un gran regalo. En esos días Manuel tenía dolores de cabeza muy fuertes y no sabía realmente qué tenía».


«Un día, tras recibir la Comunión estalla en llanto y confía a su madre, y después a mí, lo que Jesús le había dicho. Nosotros le habíamos preguntado qué le pasaba, puesto que lloraba, y él nos dijo que Jesús le había hecho un regalo especial y al ser feliz lloraba por esto: Jesús le había entregado dos espinas de su corona y ahora las tenía en su cabeza. Yo me quedé estupefacto ante sus palabras, porque humanamente esto es inexplicable. Hubo una coincidencia perfecta en los hechos: dos masas tumorales y las dos espinas de la corona de Jesús, como don, en su cabeza”.


Dos meses antes de morir, en una noche de terrible sufrimiento, le dijo a su madre Enza: «Eres mi único testigo verdadero. Tendrás que escribir muchos libros sobre mí para que todos puedan conocer mi historia”.


No fue fácil para ella mantener su promesa, por tanto dolor después de la partida de su hijo, pero al final ganó el amor, el mismo que mantuvo unidos día y noche a madre e hijo, desde el momento de la concepción hasta su renacimiento en el Cielo.


El 20 de julio de 2010 Manuel subió a los Cielos y del diario que escribió Enza durante la larga agonía nace la conmovedora biografía 


Un libro con muchas enseñanzas de este pequeño amigo de Jesús que, como dijo Don Pierino Fragnelli, obispo de Trapani: «Desde su cama, tanto en el hospital como en casa, Manuel nos ha enseñado la lección de la confianza en la vida que no muere».



Es imposible, al menos para mí, no experimentar una honda conmoción del alma ante una historia como esta: se te remueven las fibras más recónditas y hondas de tu ser. Pero uno tiene como que sobreponerse y hacer de abogado del diablo. Y entonces reparar en las críticas y reservas que pondrían a un caso como el de este niño italiano los ateos, agnósticos, materialistas, descreídos, cientifistas, racionalistas, librepensadores e, incluso, no pocos seguidores de las religiones falsas -que son todas, salvo la cristiana, que es la única verdadera, la única que procede del Dios Uno y Trino-.


Ergo, se me ocurren varios acercamientos al caso. El primero lo enuncio pero advirtiendo que para mí queda descartado. A saber: esta noticia sería un burdo montaje de algunos católicos interesados en vender la burra de la fe de la Iglesia, usando el anzuelo de la historia de este niñito, sin duda emotiva y capaz por ende de conmover a incautos. El segundo acercamiento es o supone una pregunta a los psiquiatras, a los psicólogos (a los tenidos por especialistas en la psique humana). Esto es: desde las ciencias que estudian la mente humana ¿es posible una interpretación de la desconcertante entereza de ánimo de este niño, quien, aun siendo tan niño, debía sentirse y saberse mortalmente enfermo? El tercero espetaría directamente la pregunta a los ateos, agnósticos, incrédulos, escépticos, racionalistas, cientifistas, materialistas y resto de negadores del cristianismo. Y sería esta, obvio es: desde el solo auxilio de la razón humana, concebida como única fuente de acceso al conocimiento, ¿cómo cabe entender un caso como este?


El cuarto (en párrafo aparte) proclama el estado actual de mi fe en Cristo y en su Iglesia (don de Dios totalmente inmerecido). A saber: solo admitiendo la posibilidad, que está más allá de la sola ciencia empírica o experimental, de una honda experiencia de Dios vivida por el niño Manuel Foderà, es posible entender un caso como este suyo. 


En efecto: nacido el niñito italiano a la vida eterna un 20 de Julio de 2010, solo un pensamiento no decapitado, esto es, abierto a la trascendencia, experiencia de la fe vivida como gracia que viene del Espíritu de Dios, nos permitiera entender un caso como el del Manuel Foderà.


Y no solo entenderlo, sino que también debe permitir a sus familiares e íntimos asumirlo, luego del sufrimiento que pareciera insuperablemente desgarrador por la súbita pérdida de un ser tan inocente. Esto es: solo desde la perspectiva de la fe, esperanza y caridad en la eternidad beatífica junto al Dios Uno y Trino cabe ir encajando un sufrimiento tan desgarrador como el que debe ocasionar la muerte de un hijo, hermano, nieto, sobrino, primo o amigo de tan solo 9 años.


O Dios o el absurdo.




*Mi propio título con que llamo este escrito no termina de convencerme, toda vez que presenta un matiz sémico (una connotación) que bien pudiera dar a entender que pretendo ironizar con las opiniones de quienes niegan el pan y la sal a los milagros según los entiende la Iglesia universal. No pretendo tal cosa y sí más bien mostrar el estado actual de mi fe católica, en general y en este particular que nos ocupa en concreto. Por ende, creo en los milagros, por más que creo en ellos desde la comprensión de que, en efecto, sin fe previa se me figura como harto improbable el que los solos milagros te lleven a la fe, pues los milagros nunca son en verdad incontestables. Incontestable es el milagro de Calanda, sin duda (Aragón, España), acontecido en el siglo XVII. Es este: a un joven de 23 años, mendigo y con una pierna amputada cuando tenía 19 años por causa de un accidente trabajando en labores del campo (la rueda de un carro le aplastó y destrozó su pierna derecha, que hubo de ser amputada), entre las 22 y las 23 horas de la noche del jueves 29 de marzo de 1640 le crece la pierna amputada. Vamos, que la mismísima Virgen del Pilar le restaura la pierna amputada. Testigos del suceso prodigioso atestiguan que la pierna crecida al joven Miguel Juan Pellicer es ciertamente la misma, es su pierna amputada, toda vez que la nueva que le ha crecido presenta el grano y las cicatrices que presentaba la pierna amputada. Este milagro se extiende como la pólvora (por toda España, llega a Italia, al sur de Francia, por toda Europa), al parecer con incontestable base argumental, con las pruebas pertinentes y de rigor de informes médicos, etcétera. Muy devoto de la Virgen del Pilar el joven Miguel Juan Pellicer, este milagro que le acontece sí que es una excepción que parece incontestable a las leyes de la naturaleza. Solo que, dándolo por cierto que esta es otra, pues siempre habrá quien dude del mismo-, lo también cierto es que en la historia de la Iglesia universal no hay registro documental de un milagro igual. Sabido es que la Iglesia postula que todos los milagros aprobados por ella son per se una excepción a las leyes de la naturaleza. Aun así, muchos se niegan a creer en los milagros, de igual manera que eminentes hombres y mujeres de las ciencias, el arte, la literatura y el pensamiento se han reencontrado con la fe católica que tenían perdida, o como dormida, aletargada, tras la experiencia de entrar en contacto personal con el misterio de los milagros.



28 de octubre, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.