lunes, 23 de agosto de 2021

"Palabra de Paul Sugy"

Dijo Dios: "Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento". Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua y todas las aves. Y vio Dios que estaba bien. Los bendijo Dios, diciendo: "Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves en la tierra." Y atardeció y amaneció el día Quinto. Dijo Dios: "Produzca la tierra animales vivientes, de diferentes especies, bestias, reptiles y animales salvajes." Y así fue. E hizo Dios las distintas clases de animales salvajes, de bestias y de reptiles. Y vio Dios que esto era bueno. Dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que mande a los peces del mar y a las aves del cielo, a las bestias, a las fieras salvajes y a los reptiles que se arrastran por el suelo." Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó. Dios los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Manden a los peces del mar, a las aves del cielo y a cuanto animal viva en la tierra." Dijo Dios: "Yo les entrego, para que ustedes se alimenten, toda clase de hierbas, de semilla y toda clase de árboles frutales. A los animales salvajes, a las aves de los cielos y a cuanto ser viviente se mueve en la tierra, les doy para que coman pasto verde." Y así fue. Vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno.  Y atardeció y amaneció el día Sexto.

Génesis 1, 20-31


Para el jovencísimo periodista francés Paul Sugy (25 años lo contemplan justo en estos días en que redacto esta nota), el animalismo actual exhibe una esencia radicalmente anticristiana. Sugy es diplomado en Ciencias Políticas y se desempeña como periodista para el prestigioso rotativo galo Le Figaro. Formula estas críticas o reservas hacia el animalismo en su libro acabado de publicar  L'extinction de l'homme. Le projet fou des antispécistes (La extinción del hombre. El loco proyecto de los antiespecistas). Y las formula asimismo en una entrevista que se le hace en la bitácora de información y de información católica que lleva por título Religión en Libertad (15 de junio, 2021), bitácora que no ha confundirse con Religión Digital, dirigida esta por el cariñosamente llamado dúo sacapuntas (José Manuel Vidal y Jesús Bastante, dos próceres de la demolición y mundanización de la Iglesia en España), y no en balde así pues nido de progres, herejes y progresaurios empeñados en la demolición eclesial.


He leído la entrevista; totalmente recomendable. Como lo es el resto de los artículos que sobre animalismo aparecen en la citada bitácora. Asimismo, he escuchando similar entrevista que le hace al joven autor francés el brillantísimo sacerdote católico argentino Javier Olivera Ravasi en su canal de Youtube Que no te la cuenten. Igualmente digna de prestarle todo oídos. El P. Ravasi, que estuvo a punto de casarse (su exprometida es hoy monja en Francia), tiene 44 años y dos doctorados, y sobre todo es un sacerdote de sana doctrina lo suficientente audaz y convencido de la centralidad de Cristo y de su Iglesia; tanto, que se declara contrarrevolucionario. Esto es, contrarrevolucionario por hostil a la revolución del aborto, la inmoralidad, el libertinaje, el laicismo, el paganismo, la indiferencia religiosa, la masonería, la desmantelación de las raíces civilizatorias cristianas de todo Occidente, el marxismo culural...


Para Paul Sugy, es severamente peligroso que el delirio antiespecie humana de los animalistas les lleve, en sus arrebatos más extremistas, a comparar la industria ganadera actual con los campos de exterminio nazis. Para los animalistas (entiéndase, casi siempre también convertidos en veganos y antiespecistas), el nuevo proletariado del siglo XXI son los animales, de suerte que la religión (especialmente la cristiana) es el viejo y marxiano opio del pueblo que justifica la explotación de ese nuevo proletariado que es el reino animal.


Se trataría en todo caso de un nuevo sujeto del proletariado que seguiría reemplazando al obrero, ya mayoritariamente emancipado y pasado a ser clase media en Europa -y que incluso ya se permite votar con toda tranqulidad por partidos de derecha y aun de extrema derecha en lugar de seguir haciéndolo por los fraudulentos partidos tradicionales izquierdistas o de clase-. Un nuevo sujeto del proletariado que sumar a la mujer, que es el sujeto que enarbola el feminismo actual para seguir manteniendo la antorcha de la lucha de clases. Así pues, defensa de la emancipación de la mujer y defensa de los derechos de los animales, las dos actuales formas de seguir vertebrando la lucha de clases.  


Para el veinteañero Paul Sugy, el animalismo y sus tres patas (vegetarianismo, veganismo y antiespecismo) odian particularmente los relatos bíblicos del Génesis, porque justamente estos son un firme alegato antiespecista puesto que Dios concede al hombre el privilegio  de ser creado a su imagen y semejanza, don ontológico, antropológico y axiológico del que carece el resto de las especies animales. De manera que el animalismo -continúa con su diagnóstico y análisis el joven Paul- pasa a presentarse como una sutil blasfemia contra el orden creatural de Dios. Doctrina luciferina, no duda en afirmar Sugy, radicalmente antiespiritual, ya que solo cree en la mera biología, en lo material, ya diluidas todas las tradicionales diferencias de orden antropológico y metafísico entre el hombre y los animales. Hasta tal extremo -sigue afirmando nuestro joven investigador-, que los animalistas hablan de animales humanos, que seríamos las personas, y de animales no humanos (el resto de las especies animales).


Como salta a la vista, la sola y como desangelada animalidad sería el lazo de unión común entre la especie humana y el resto de las especies del orden animal. Vaya, la animalidad. Y ¿los atributos de racionalidad, capacidad simbolizadora, lenguaje articulado, conciencia de la finitud y de la muerte, autoconciencia  y espiritualidad tradicionalmente concedidos al hombre (varón y hembra)? Estos quedarían como relegados a un segundo plano, pues un nuevo dato pasaría a igualar en dignidad al hombre y al resto de las especies animales. A saber: el sufrimiento.


Personas y animales sufrimos; ergo, el sufrimento de los seres vivos -se supone que al menos los del reino animal- debe ser el punto de partida para avanzar en el proyecto de ir otorgando a los animales derechos y un estatus de dignidad jurídica y moral, casi equiparable al del hombre.


Pero llegados a este extremo yo me pregunto con el joven galo Paul Sugy: ¿dónde hemos dejado en este intento la sed de Dios, de eternidad y de infinito? ¿No huele demasiado todo esto a deshumanización, a desantropologización de la cultura, a deconstrucción postestructuralista pura y dura? Unos animales así concebidos y un hombre (varón y mujer) así concebido ¿harían posible o más bien no posible una sociedad de santos y santas de Dios? Quiero referirme a que una sociedad así de animalizada devendría sociedad o cultura desmisterizada, desacralizada, reconocido esto no solo en un sentido confesional sino amplio, ecuménico, interreligioso, genéricamente espiritual más allá de credos.


Sospecho que el 99 por ciento de los animalistas son feministas. Sin embargo, en cierta medida el proyecto de re-evolución (uno de los términos clave del animalismo) me parece más deshumanizador si cabe que el proyecto feminista radical o supremacista. Porque este, el feminismo, en definitiva acepta los códigos éticos del humanismo ateo, laico, inmanentista, que siguen situando al hombre en el centro, sin por ello creerse en la necesidad de recurrir al dato bíblico que hace del hombre una criatura creada por Dios a su imagen y semejanza. Frente a esta tradición en principio aceptada por el feminismo, el animalismo reivindica dar un paso más allá, declarando la insuficiencia y perjuicio de todos estos códigos éticos humanistas porque al parecer estos habrían dejado fuera de su preocupación a los animales.


Los animalistas parecen haber llegado para quedarse. Y no se lo piensan dos veces a la hora de ponerse a llorar delante de un camión cargado de cochinos rumbo al matadero. La hora de los animales ha amanecido, nos están repitiendo, queriendo ser la voz de quienes (los animales) aún no nos han explicado qué desean, ciertamente, pero, ni cómo podríamos llegar a un entendimiento sentadas todas las partes para dialogar...


Pero agüita, y ya reconozcámoslo sin más rodeos: el animalismo actual ha pasado a convertirse en uno de los proyectos de transhumanismo y de ingeniería social avalados por el Nuevo Orden Mundial. Su caldo de cultivo es esta cultura imperante de dictadura del relativismo y de postverdad que se nutre de un espantoso vacío de Dios.


Postdata. Me parece no exagerar si aseguro que conozco cómo piensa la práctica totalidad de las chicas jóvenes que componen el equipo dirigente de una organización animalista típica que conozco algo; tampoco son tantas. Ellas se exhiben como encendidas partidarias de la re-evolución animalista. 


En mayor o menor medida, todas son ateas, o a lo más en algún caso tal vez, agnósticas. No hay ninguna que no sea partidaria del aborto, y algunas me consta que lo son del aborto libre y gratuito. Las cuatro que son defienden como al unísimo la crítica sistemática a lo que llaman modelo patriarcal del matrimonio; todas, obviamente, son feministas. Las he escuchado numerosas veces a las cuatro criticar la maternidad, el papel tradicional relegado a la mujer en el hogar, la crianza de los hijos, el paternalismo del varón, el machismo del macho... Muchas veces también me han hablado de "gatos y perros que fallecen, de palomas y conejos que son asesinados por los cazadores, de cochinos que son esclavizados en las granjas, de toreros asesinos y torturadores de los toros en las plazas..." Hemos debido hablar cientos de veces; pues bien, nunca las he escuchando proclamar la más mínima objeción al dogma Welcome, refugeees. Hemos tenido ocasión de comentar recientemente sobre la eutanasia recién aprobada en España: todas están a favor de la misma. Huelga reconocer que son adalides del marxismo cultural y la antropología cultural concebida como un conjunto de dogmas irrevocables, de la Ley de Memoria Histórica y Democrática, de la ideología de género y de las movidas LGTBIQ. Las cuatro están convencidas, al parecer en esto a una con Peter Singer, de que tiene tanto derecho a la vida un chimpancé como un niño con síndrome de Dawn o un paralítico mental. Tal vez este Singer, filósofo utilitarista y padre moderno del movimiento animalista, también las impulse a acabar demonizando a la familia, a la que consideran institución opresora de la mujer; y al hombre, igualmente opresor de la mujer. Y en diversa medida las cuatro son más críticas con el cristianismo que con el islam, por el que sienten una rara fascinación (al menos dos de ellas me consta que saben reproducir estupendamente ese grito gutural característico de las mujeres saharauis). Prácticamente con todas ellas he tenido la agridulce o directamente ácida experiencia de que se dan a linchar a un hombre violador cuando es español, al tiempo que excusan de todas las maneras posibles al hombre violador cuando este es extranjero y normalmente ilegal, y normalmente africano. 


Pobre de ti si tratas de aportar citas, datos, documentos, estadísticas, bibliografía: lo más normal es que recibas ataques verbales, insultos y sambenitos: facha, homófobo, retrógrado, neofranquista... Hace unos días mientras tomábamos algo se me ocurrió alabar la política sobre inmigración de los países del llamado Visegrado (Hungría, Polonia, Eslovaqua, República Checa). Dos de las presentes se apresuraron a sentenciar: "Malditos esos países culpables de la muerte de muchos inmigrantes que quieren llegar a Europa para buscarse un futuro mejor".


En fin: tengo amigos que aseguran que está próxima la Parusía del Señor.


24 de agosto, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.




 


  

lunes, 16 de agosto de 2021

 

"Un tal Paco (o cómo establecer algunos límites a la maledicencia)"

Por Luis Henríquez Lorenzo





Ojo al siguiente texto (agüita con él). Lo reproduzco tal cual aparece en la bitácora El Diestro el 10 de agosto de este 2021. Veamos: 



Al parecer el autor del artículo está mendigando por todos sitios que le publiquen sus caquitas, pues ya publicó la mitad de esta bazofia en El Correo de España.

Y como allí le dije le repito: es usted un completo ignorante en cuestiones de Iglesia. Le guste o no, si la sede no está vacante entonces el Papa es Bergoglio (1). ¿Desde cuando el Papado confiere santidad a la persona? Ande, dele un repaso a la historia de la Iglesia. ¿Y encima, se cree usted que Benedicto XVI fue un buen Papa? En lo sustancial desde Juan XXIII en adelante fueron todos lo mismo, mutatis mutandis: nos modernistas de tomo y lomo, y el modernismo es una herejía condenada por la Iglesia.

Viganò tiene razón, para un obispo espabilado que hay en toda la estructura “oficial” de la Iglesia. Todo lo surgido del Concilio Vaticano II se hizo con la intención de atacar la Santa Tradición: se INVENTARON una nueva iglesia, una nueva misa y una nueva religión. De nuevo demuestra usted una ignorancia que dá vergüenza ajena sobre doctrina, liturgia e historia de la Iglesia, como ese 99% de ignorantes (y dejamos a Dios el grado de culpa personal de esa ignorancia en cada caso) ofendiditos al que usted pertenece.

Y para El diestro, que se busquen mejores comentaristas en cuestión religiosa.



Lo firma un tal Paco (2), alias de Dios sabe quién. Lo que dice es lo que yo le merezco como persona y como articulista (más concretamente por mi artículo "A los hermanos católicos de La luz de la fe"); ni que aclarar que, empero, a mí no me conoce de nada, salvo que yo sí doy la cara publicando con nombre y apellidos. He de reconocer que desde hace algunos días me había hecho una vez más la promesa de no contestar a comentarios irrespetuosos no solo ya contra mis escritos, que ni que decir que pueden ser más atinados o menos y estar mejor o peor redactados, sino contra mi persona. Entre otras razones porque creo en la libertad de expresión, acepto el ecumenismo y el diálgo interreligioso según lo enseña la Santa Madre Iglesia (particular que por cierto no aceptan todos estos integristas que, como el tal Paco, atacan de malos modos a sus contrarios, un día sí y otro también), y porque ya es de agradecer que me permitan publicar en algunas bitácoras de Internet, "no por andar mendigando", según calumnia del forista Paco, sino porque deseo encontrar areópagos modernos desde los que comunicar mis ideas. Es decir: si me contenta que me publiquen algunos de mis escritos en algunas bitácoras, igual me pareciera excesivo que vayan a dar también espacio a mis quejas ante ataques tan injustificados, maledicentes, calumniosos y malignos como el del forista Paco, quien por cierto lanza ataques similares en otras bitácoras, qué curioso, él que se queja de que yo publique aquí y allá, donde me lo permitan. 

Comoquiera que sea, me tomo la libertad de responder, con la venia de los respectivos comités de redacción de las bitácoras en las que hasta la fecha me permiten publicar mis reflexiones. Desde luego, si los responsables de tales bitácoras o revistas digitales a que estoy aludiendo consideran que es el precio que los autores han de pagar por hacer públicos algunos de sus escritos, y además consideran que no ha lugar a mis quejas en forma de esta respuesta, justamente por respeto a los lectores y a los propios foristas aunque algunos de estos te ataquen de malos modos, les pido disculpas, toda vez que enviar este escrito que es una queja, sí que lo voy a hacer, vaya que si no, como Luis que me llamo. Así que me repito: disculpas por adelantado.

Con disculpas y todo, empero, siga adelante esta queja. Este Paco, agazapado tras un alias, sin conocerme de nada me insulta descalificando mis escritos como "caquitas, bazofia propia de un completo ignorante en la realidad de la Iglesia", además de la ya consabida de acusarme de que "mendigo minutos de gloria en diferentes bitácoras".

Resulta que este Paco conoce, según presume él, tanta teología que es sedevacantista, vaya por Dios: se manifiesta como sedevacantista. Esto es: estamos ante un señor que está fuera de la comunión con la Santa Madre Iglesia, por cismático y sectario. Y por temerario, añadiría yo, pues acusa sin saber. Y por cobarde, pues agazapado tras un alias se dedica a insultar, a dar estopa en El Diestro, en El Correo de España, me parece que también en El Español Digital, ¡y sabe Dios en cuántas bitácoras más!, como Paco, Paca, Paquito o vaya usted a saber con qué sobrenombres.

Ya por el mero hecho de manifestarse el nota este de Paco como sedevacantista y, por ende, calumniador de la Iglesia, del Concilio Vaticano II y de los papas del Concilio, uno debería no haber entrado al trapo. Por la principal razón, insisto, de que un personaje que presenta como credenciales intelectuales, dialécticas y espirituales su condición de sedevacantista, solo merece que pasen de él: tolerancia cero con el intolerante.

La Iglesia en el año 2021 tras el Concilio Vaticano II, celebrado y clausurado hace ya algo más de 50 años, es la misma fundada por Cristo sobre la roca de Pedro hace 2.000 años. Negar este dato dogmático, como hace este enterado de la batata llamado Paco, es situarse fuera de la comunión con el Magisterio de la Iglesia. Por cismático, herético y, en el caso particular del sedevacantista Paco, por enterado de la batata aficionado a insultar a sus contrarios detrás de un alias.

Señor Paco (lo llamo señor aunque usted a mí me suela tratar con total falta de respeto): usted se erige en Magisterio* (ni que decir que falso) contra el Magisterio (auténtico) de la Iglesia. Usted está fuera de la comunión con la Iglesia de Cristo, incluso con toda la teología y todo el conocimiento de que usted presume, y que desde luego si es verdad que atesora, mucho que digamos no se manifiesta en sus comentarios de forista, en los que más bien recurre a ataques ad hominem, o a argumentaciones tendenciosas y falsas, infundadas o sacadas de quicio, muy propias del entorno integrista, en el que parece que usted está como pez en el agua.

Por lo que respecta a la legitimidad o ilegitimidad de Jorge Mario como Francisco, solo me queda por añadir -o recomendarle- que estudie un poco más el asunto: vea el Código de Derecho Canónigo, analice diversos aspectos de la historia de la Iglesia, busque los muy interesantes estudios al respecto que están en la bitácora Como Vara de Almendro… El Papa es Benedicto XVI, cosa que usted no acepta, señor Paco, como sectario y fanatizado sedevacantista que usted es, pretendiendo endilgarnos a Jorge Mario Bergoglio para así matar dos pájaros de un tiro, esto es, para así cargarse también la pieza preciada del Concilio Vaticano II, conectando el tan odiado por usted y los de su cuerda Vaticano II con la línea rupturista y demoledora de Bergoglio.

Asimismo, señor Paco, ¿dónde y cuándo he escrito yo que el mero hecho de ser papa significa o implica santidad asegurada? Todo lo contrario: a otro sedevacantista como usted -o igual es usted mismo con alias distinto- que me ataca bastante aunque es más respetuoso que usted en las formas, le he dicho que yo no sé si en verdad el papa Pablo VI fue un homosexual irredento y vicioso durante toda su vida, cosa que sí aseguran contra viento y marea los tradicionalistas cismáticos. Pero planteemos como hipótesis que puede que fuera homosexual, planteemos que en efecto consintiera pecados contra la castidad por su condición de gay. Pero que también puede ser que se arrepintiera de tales pecados (aunque esta posibilidad la niegan totalmente desde sectores del extremismo tradicionalista disidente). En todo caso, hasta un santo como Pablo VI -lo digo porque está oficialmente canonizado, aunque ya sé que usted lo rechaza, que para esto es usted sedevacantista y nobleza obliga- fue sobre todo pecador.

Así que sí, señor Paco, los santos también pecan, particular que un hombre que presume de ser tan culto como usted debiera saber. 

Ah, por último ultimísimo ya: sostiene usted que la Iglesia actual por culpa del infausto Vaticano II ha caído en la herejía del modernismo y está por tanto irremediablemente podrida. Esta suya de usted es una afirmación cismática y herética, típica y tópica del integrismo cismático dizque católico. También va alegando por ahí usted, como buen sedevacantista que es, que la llamada Misa de Pablo VI es "inválidad, herética, ilegítima, protestantizante". Otra falsedad como una catedral de grande, que es calumniosa e injuriosa contra la Iglesia de Cristo, y que por tanto hace mucho daño a la que propiamente llamamos la Esposa del Esposo. La Iglesia tiene la promesa de la indefectibilidad dada por nuestro Señor, lo cual viene a significar que aún en los episodios de mayor apostasía y crisis -y los actuales pertenecen a esta clase de etapas o momentos históricos-, el Señor estará con ella. En esta Iglesia cum Petro et sub Petro yo quiero estar; usted, a lo que parece, prefiere estar en el cisma de los sedevacantistas.


Usted mismo, hermano. Dios le bendiga.

 

Postdata. Ya creo haber desenmascarado a Paco: es sedevacantista, esto es, cismático, además de herético (el sedevacantismo es un delirio o absurdo teológico que en sí mismo es una herejía, ellos que están siempre a la caza del hereje, mire usted por dónde, aunque el hereje cazado se llame Bonhöefer y muriera por oponerse a Hitler desde su fe cristiana protestante en un campo de concentración nazi); está fuera de la comunión con el sucesor de Pedro, está al margen del Magisterio, él mismo se cree parte de ese Magisterio. Además de los insultos y calumnias que me prodiga, su discurso se centra particularmente en echar mierda y porquería contra el Concilio Vaticano II, contra todos sus artífices, contra todos sus papas, a fin de entronizar el que es el propósito de los integristas dizque católicos. A saber: la Iglesia luego del Concilio Vaticano II ya no es la Iglesia de Cristo, no es la Iglesia de Pío XII hacia atrás.


Este delirio de esta tropa integrista, fanatizada y sectaria, no tiene ni pies ni cabeza, es falso de toda falsedad, es tendencioso. Ignora adrede que la Tradición de la Iglesia es viva, dinámica, y no fosilizada, como creen los integristas. E ignora adrede que los intérpretes de esa Tradición autorizados por Cristo son los pastores en comunión con el sucesor de Pedro. Además parecen faltos de fe en las propias promesas del Señor, pues manifiestan que no creen especialmente en la indefectibilidad de la Iglesia.


En definitiva, calumniar a los papas del Vaticano II es su modus operandi. Que en la Iglesia se ha infiltrado la masonería es innegable. Pero acusar de masones, apóstatas, herejes y modernistas a Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI como hace este Paco, es calumnioso, y de mal hijo de la Iglesia, que es lo que en verdad acaba siendo un integrista sedevacantista como este Paco, y encima faltón .


Nada más. Ni aunque quisiera puedo reivindicar en modo alguno que pretendo con mis escritos sentar cátedra, ¿cátedra de qué? No deseo tampoco caer en la mera opinionitis, cierto, solo que mis escritos son lo que son: una vía para tomarme en serio mi pertenencia filial, leal y militante a la Iglesia. Soy consciente de que para personas de otra cuerda ideológica o mejor formadas e informadas que yo mis reflexiones les parecerán erradas, insatisfactorias, hasta superficiales. Asomo esto. Lo que ya no me parece justo es la actitud de foristas como Paco, con sus insultos, menosprecios y maledicencia. De modo que juzgo que por necesidad de que se acabe respetando mínimamente mi honor, mi dignidad ultrajada por los ataques injuriosos ad hominem del tal Paco, deben publicar esta respuesta mía. Yo llegué a las bitácoras en las que colaboro hoy por hoy libremente, sin ninguna recomendación bajo el brazo, tocando la puerta, no colándome como intruso, invasor o como elefante en una chatarrería. De modo que llegué con la educación debida, tocando puertas a cara descubierta, con luz y taquígrafos. Los responsables de las citadas bitácoras y aun de otras me abrieron, me dijeron que pasara, dándome la bienvenida. Pero ustedes como dueños de la casa cuando quieran pueden rogarme que me vaya, que ya se acabó el tiempo de la visita. Y un gusto haberse conocido. Pero es que este Paco de marras hasta llega a pedirles a ustedes que ya decidan rechazar mis colaboraciones. Por qué, ¿quién se ha creído que es?


Por si sirve de algo, aunque lo dudo, recomiendo este artículo https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/2108111158-653-elogio-y-defensa-de-la-mi#more41545 a todos los Pacos filolefebvristas, lefebvristas y sedevacantistas que frecuentan ciertas bitácoras. Se trata de un artículo del padre José María Iraburu sobre la Novus Ordo Missae o Misa de Pablo VI. La postura de toda esta tropa integrista de echar pestes contra la llamada Misa de san Pablo VI no solo no es una postura católica y sí cismática, es que es calumniosa y necia, sin base teológica que merezca tal nombre.


La llamada Misa de san Pío V no es la que se celebraba en tiempos de los Padres Apostólicos, ni la que se celebró durante la Edad Media. Ni es la que se celebra en el Oriente Cristiano, puesto que los aspectos meramente formales de la liturgia han venido cambiando desde la noche pascual en que Cristo instituye la Eucaristía. La Iglesia es rica en ritos, y cualquiera de ellos es digno, es católico. Todo esto quiere decir que la liturgia es cambiante, y la puede modificar el sucesor de Pedro y los pastores en comunión con él. Por tanto, es difamación lo que afirma Paco de que la única misa verdadera y válida es la de san Pío V. Es difamación, además de un disparate teológico. Es falso, cismático, herético, anticatólico. La Iglesia ha decretado que la reforma litúrgica surgida del Vaticano II es fiel a la Tradición. Y lo es; negar este dato del Magisterio es lo que hacen los integristas dizque católicos -que no están en comunión con la Iglesia, ojo a este dato-, en cuyas filas milita el señor Paco que me difama, calumnia e injuria desde su necio fanatismo integrista.



(1) La sede no está vacante, como afirma desde su tono de maledicencia contra mí este individuo, o individua (alias Paco), acusándome veladamente de sedevacantista, cuando en verdad el sedevacantista es él, o ella, pues calumnia a todos los papas del Concilio Vaticano II, los acusa de masones, modernistas, apóstatas y herejes. La sede no está vacante porque el Papa sigue siendo Benedicto XVI, cuya renuncia fue adrede inválida, particular que han demostrado diversos estudios jurídicos.


(2) Por cierto, ¿no será este tal Paco un tal Cambalache, que se manifiesta admirador de monseñor Viganò y seguidor del filolefebvrista canal Adoración y Liberación, Cambalache que ha entrado como elefante en chatarrería en el canal Arturo Periodista Católico? Este Cambalache más parece lefebvrista que sedevacantista, de modo que improbable parece que sea Paco; pero en ambos casos estamos ante la misma retahíla de referirse injusta y calumniosamente al Concilio Vaticano II como  "Conciliábulo de Satanás, Vaticueva, Conciliábulo de la herejía modernista que ha corrompido la Iglesia de Cristo"... La cantinela de costumbre.





13 de agosto, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, militante social, escritor.

martes, 10 de agosto de 2021

"Con su venia, monseñor Atanasio Schneider"


Palabras preliminares


En algunos canales y bitácoras de Internet integristas católicas o dizque católicas he alcanzado a leer y escuchar comentarios de este jaez: "Rechazamos la herejía del ecumenismo enseñada por el Concilio Vaticano II porque es contraria a toda la Tradición de la Iglesia, y porque pone en pie de igualdad con la única religión verdadera, con la única Iglesia de Cristo, que es la católica, a las sectas cristianas y a las falsas religiones".

A mí, digo a mí, particularmente a mí, como opinión personal la diré, de acuerdo a mi subjetividad, una afirmación como esta me parece una pasada de injusta, y meramente esencialista. Una opinión que desprecia la noción católica de Tradición viva y no fosilizada, rigorista y estática, que es la visión que tienen de la Tradición los integristas, al margen por supuesto del Magisterio, instituido por Cristo mismo para que fuera la guía interpretativa de esa Tradición.

A ver: cristianos que a los católicos de rito latino nos resultan especialmente antipáticos son en general los ortodoxos. En general, honrosas excepciones aparte, sentimos con ellos que si no hay tantas diferencias teológicas entre nuestras respectivas Iglesias, lo que sí hay es una gran desconfianza y hasta desprecio, en general por parte de ellos ortodoxos, hacia la Iglesia de Roma. Sin embargo, los tesoros de espiritualidad cristiana, comunes a la única Iglesia de Cristo (1), son inmensos en la Ortodoxia. Por esto, cierto que ellos rompieron la comunión con la Santa Sede por causa del Cisma de Oriente en el siglo XI (la Iglesia católica también tuvo su parte de culpa en esa excomunión mutua), ¡pero referirse a los hermanos ortodoxos con tanto desprecio como hacen los integristas católicos, que prácticamente no aplauden ninguna de las riquezas espirituales de la Ortodoxia, que son muchas, sino que se limitan a decir que son comunidades cismáticas y heréticas que están fuera de la comunión con la única Iglesia de Cristo!

Repito: si hay cristianos que nos resultan "antipáticos y desconfiados" a los católicos fieles al Papa occidentales, estos son los ortodoxos. Hasta el punto de que hay iglesias ortodoxas, que se rigen de manera autocéfala, que ni siquiera están dispuestas a aceptar el bautismo y resto de sacramentos de la Iglesia católica. Cierto que ante obispos y comunidades cristianas así de cerradas, fanatizadas y volcadas en su nacionalismo excluyente, te dan ganas de mandarlos al carajo y de ponerte en tu sitio exigiendo respeto. Esto es verdad. Pero son casos más o menos aislados, o incluso si resultaran medio frecuentes, vale. Sin embargo, la Ortodoxia es parte de ese otro pulmón con que ha de respirar la Iglesia universal. A saber (la expresión  es de Juan Pablo II): el pulmón de Oriente y el pulmón de Occidente. De modo que por ello no me parece justo el solo referirse a estas comunidades cristianas como que son "cismásticas y heréticas".   

Además de que el término herejía en boca de un integrista es como un mono con navaja, o casi. Da toda la impresión de que están como a la caza del hereje. Trataré de ilustrarlo con un ejemplo. He conocido, en diferentes fases de mi vida, a algunos cristianos protestantes que me demostraron mucha más formación teológica que la que puedo tener hoy por hoy yo (y conste que obviamente no estoy hablando de los más grandes teólogos protestantes, tipo Moltmann, Pannenberg...). También me parecieron personas nobles, honestas, comprometidas con la fe cristiana, como ellos la entienden. Nadie que me conozca de verdad puede afirmar con justicia que soy algo así como proprotestante y sí todo lo contrario. No niego que estos protestantes que he conocido y a los que me estoy refiriendo son, en efecto, desde la perspectiva católica, heréticos y cismáticos. Pero a ver: llamarlos así, sin más, heréticos y cismáticos no son maneras de quererse, de intentar entenderse, de buscar puentes comunes... 

   

Meollo de la cuestión


Hay dos posturas extremas que malinterpretan el Concilio Vaticano II. Estas son la posición liberal, también denominada progresista o modernista; y dos, la integrista, que es la defendida por los lefebvristas y los sedevacantistas, a su vez divididos en diferentes ramas más o menos radicalizadas. Ni la una ni la otra hacen del Concilio la lectura (herméutica) correcta. Porque ambas parten de una hermenéutica de ruptura del Concilio con la Tradición; ambas, ciertamente, suponen un órdago, un pulso al Magisterio, un desafío, en definitiva, una oposición frontal al mismo. 

Los progresistas, porque suelen hablar de un «espíritu» del Concilio ajeno a la letra del Vaticano II, a la que por supuesto ni citan ni siguen; los integristas, porque reivindican que «todo tiempo pasado en la Iglesia fue mejor». Y esto, en la Iglesia, es falso de toda falsedad, de suerte que en la Iglesia inmediatamente anterior al Concilio (pongamos, la Iglesia durante los pontificados de León XIII, Pío X, Benedicto XV, Pío XI, Pío XII), ¡claro que había problemas de todo tipo y cosas que no funcionaban! ¡Y hasta había en ese entonces, medio siglo antes o más del inicio del Concilio Vaticano II, encuentros de oración ecuménicos por la unidad de los cristianos convocados por el Papa reinante y extendidos a toda la Iglesia universal!

De modo que sí que había problemas de toda índole en la Iglesia preconciliar: desencuentros teológicos, disciplinares, eclesiológicos, de evangelización, masas enteras de creyentes que en el fondo no tenían experiencia de fe, problemas litúrgicos (fieles que se aburrían como ostras en las misas Vetus Ordo Missae, que eran no raramente rutinarias y que eran vividas sin entender nada de nada), seglares católicos que en su inmensa mayoría no tenían formación catequética o teológica alguna, etcétera.

Gracias al Concilio (uno de sus frutos), al que los integristas se refieren con palabras tan cariñosas como "conciliábulo de herejes, conciliábulo de la masonería, conciliábulo de la vaticueva", ha habido y hay una intensa revalorización del papel de los seglares en la Iglesia. Antes del Concilio, en la práctica apenas sí existía la realidad de seglares teológicamente formados, con responsabilidad pastoral, con intensa experiencia de fe. Gracias al Concilio, ha habido (y hay) un cierto florecimiento de órdenes religiosas, de realidades misioneras, junto a un innegable descenso de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, que sin embargo no es culpa del Concilio sino de los movimientos de secularización que azotan Occidente desde hace siglos.

Por lo demás, acusar de masón al papa Juan XXIII es una difamación o calumnia típica de los sectores del integrismo católico. Es falsa de toda falsedad. Tampoco fue masón Pablo VI, por más que no simpatizara con el franquismo sino más bien con la democracia cristiana, hacia la cual, por cierto, el propio Pío XII (papa preconciliar) tuvo palabras elogiosas. Como también las tuvo para la sociedad norteamericana de la época el papa León XIII; sociedad norteamericana fundada sobre la libertad de culto, la convivencia democrática, la pluralidad de credos…

Eclesiásticos masones ha habido y hay en la Iglesia, pero no hay pruebas de rigor que atestigüen la pertenencia a la masonería de Juan XXIII y de Pablo VI. Con respecto a este, si en verdad fue homosexual activo en algún momento de su vida y luego acabó arrepintiéndose de esos pecados y volvió a su vida de castidad, ¿qué problema hay? ¿Es que los rigoristas o integristas nunca pecan? Ciertamente, los pecados contra la castidad son tan viejos como la humanidad, es decir, tan viejos como la Iglesia en sus orígenes apostólicos hace 2.000 años. No obstante, la acusación vertida en ambientes integristas contra el papa Montini acusándolo de gay irredento, impenitente y vicioso durante toda su vida, la he contrastado con tres sacerdotes conocidos míos que tienen formación como historiadores (uno de ellos como de 50 años; los otros, ya con más de 70 cada uno), y me han respondido que es una vil calumnia. Es lo que me han contestado ellos a mi consulta; yo, la verdad, los secretos de alcoba del papa Pablo VI los desconozco.

En definitiva, los integristas sigan a lo suyo: «que si Vaticano II como conciliábulo, que si vaticueva, que si la secta del conciliábulo, que si el modernismo acabó infiltrando todo el Vaticano II, que si Ratzinger modernista y hereje…». Por deseo expreso de Cristo para con su Iglesia, todo discípulo del Nazareno (esto es, todo fiel católico) ha de buscar la comunión con sus pastores bajo la guía del sucesor de Pedro. Que este compromiso es un empeño que exige perseverancia, delicadeza, paciencia y que está sujeto a errores de cálculo y de estrategia, ¡sin duda! Pero siempre ha de quedar como un compromiso hecho de corazón y sine qua non.


(1) Como no soy teólogo profesional por más que sí deseo tomarme en serio la fe de la Iglesia, me propongo explicar esta cuestión de la forma como yo la veo. La eclesiología preconciliar afirmaba que la católica es la Iglesia de Cristo. Y es verdad que lo es. Sin embargo, la eclesiología que nace del Vaticano II afirma que en la Iglesia católica subsiste la única Iglesia de Cristo; como salta a la vista, se ha cambiado el es por el subsiste. El es excluye; el subsiste, más bien incluye.

Me explicaré. Si "la Iglesia católica es la única Iglesia fundada por Cristo", las demás confesiones e iglesias no pintan absolutamente nada, quedan excluidas, porque no son, ninguna de ellas, en modo alguno la Iglesia fundada por Cristo. Este criterio me parece esencialista (es el propio de la eclesiología estática de los grupos integristas, de su concepción inmovilista y fosilizada de la Tradición). Sin embargo, si afirmamos que en "la Iglesia católica subsiste la única Iglesia fundada por Cristo", nuestra perspectiva no cambia ni deteriora el dato dogmático revelado sino que lo amplía, de manera que quedan incluidos en el dato dogmático única Iglesia fundada por Cristo todos los rasgos plenamente acordes con el Evangelio y con la Tradición de la Iglesia universal que se hayan presentes, y como diseminados, en esa multitud de comunidades cristianas que están fuera de la comunión visible con la sede romana, que no son por tanto parte visible del Cuerpo Místico que es la Iglesia bajo Pedro (cum Petro et sub Petro), pero que en verdad sí son parte de la Iglesia universal en un sentido no formalmente visible pero sí real. 

Claro que llegados a este punto es inevitable recomendar la lectura de un documento como Dominus Iesus, publicado en agosto de 2000 bajo el pontificado de Juan Pablo II, siendo entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger. En el mismo se explican todas estas cuestiones mucho mejor que en mi breve reflexión.

miércoles, 4 de agosto de 2021

"Los hermanos católicos de La luz de la fe"


Viktor Orban: "Si Europa no vuelve a sus raíces cristianas, estamos jodidos". Empero, con Jorge Mario Bergoglio ocupando la Silla de Pedro ¿sería esto posible?



En el canal de Youtube que lleva por título La luz de la fe, en concreto en una emisión de hace cosa de un año en que se ocupan precisamente del sedevacantismo, los dos que intervienen (el conductor del espacio, que es un converso al catolicismo desde el protestantismo, y otro joven católico), se alinean con el papa Francisco, y de paso califican de sedevacantistas a los que no aceptan a Bergoglio como el Papa legítimo, y a los que al no reconocerlo como legítimo sucesor de Pedro lo llaman Bergoglio, Jorge Mario Bergoglio, pero nunca Francisco (1),

Excusan las heterodoxias, blasfemias, insensateces, mundanismos, desatinos y herejías de Bergoglio pretextando que son errores propios de una persona.

¿Con que solamente errores propios de una persona, de toda persona? ¡Qué situación se está viviendo en la Iglesia! Pero sobre todo, cuánto desconcierto porque canales como este La luz de la fe, al igual que el del padre Fortea y al igual que el del genial cura venezolano Luis Toro, hacen un gran servicio a la evangelización, llegan a millones de personas, ciertamente, pero se empeñan en mantenerse callados ante la doctrina católica adulterada que sigue enseñando Bergoglio, a quien reconocen y defienden como Francisco.

Entonces, los que llevamos tiempo tras la pista o sospecha de que Jorge Mario Bergoglio no es el Papa ni por origen ni por oficio (ilegitimidad de origen, ilegitimidad de oficio), ¿qué debemos seguir haciendo? He escuchado de nuevo este espacio dedicado al sedevacantismo en el canal La luz de la fe. Interesante, hace aportaciones buenas. Pero mete la gamba hasta el corvejón, a mi modo de ver, al presentar a la FSSPX como una organización "vacunada" contra la tentación del sedevacantismo; muy al contrario, el lefebvrismo suele ser la puerta de entrada al sedevacantismo, pues en todo caso el reconociento que de los papas del Concilio hacen los lefebvristas es solo jurídico, no de corazón, de voluntad firme de aceptar el Vaticano II (2). Y de esto al sedevacantismo, media solo un paso.

Pero sobre todo lo que desconcierta es que en este espacio del canal La luz de la fe se pretenda que nos conformemos con aceptar que "bueno, Francisco es como es, no tiene por qué caer simpático a todo el mundo, cierto que tiene su personalidad, sus manías, sus cosas, sus defectos, como todo quisque. Pero una cosa debe quedar clara: es el Papa".

¿Que es el Papa y que "esto deber claro"? Pero entonces, si es el Papa y "esto debe quedar claro", ¿qué hacemos con sus más que evidentes heterodoxias y herejías? ¿Qué hacemos con su más que evidente servilismo a los planes del Nuevo Orden Mundial? ¿Qué hacemos con la montaña de dudas que nos presenta su elección al Trono de Pedro, su actuación diaria, sus escritos, sus acciones, sus omisiones, sus intenciones...?


1. Un mequetrefe intelectual, ridículo bergogliano que se cree un teólogo de excepción y que presume de doctorados y de no sé cuántos títulos más, hace un par de años quiso despreciarme espetándome con un "es que tú no sabes teología". Será cretino y descarado trepa eclesial el nota este. No sé teología, no, pero con la que sé al menos me basta para dar el paso de denunciar este drama que está sufriendo la Iglesia y que la está despellejando viva, en tanto él, gran teólogo al parecer, como sabe tanta teología a lo que se dedica es a pasar la mano por el lomo a eclesiásticos y demás plataformas eclesiales, a mi modo de ver para seguir con su gran trepada, para continuar bien instalado manteniendo su estatus.

O será que lo hago porque no sé nada de teología (ni falta que me hace si la voy a utilizar para lo que la usa un erudito como este, faltaría más).


2. El arzobispo Carlo Maria Viganò prefiere echar pestes del Concilio Vaticano II, de los llamados papas del Concilio, pero el caso es que sigue considerando que el Papa es Jorge Mario Bergoglio. Monseñor Viganò cierra filas en torno al lefebvrismo, ciertamente pone a caer de un burro a Bergoglio, al tiempo califica de modernista a nuestro papa, que es Benedicto XVI, y en todo momento reconoce a Bergoglio como el legítimo sucesor de Pedro.

Monseñor Viganò, el Papa es Benedicto XVI, y me supongo que usted lo sabe (la llamada Mafia de San Gallo es la que acabó dando un golpe de estado masónico a Benedicto XVI para obligarlo a renunciar, con que así colocar en el Trono de Pedro al impostor); entonces, ¿por qué no lo reconoce ya de una vez? ¿A qué están esperando usted y el resto de obispos? ¿Por qué ese encono suyo contra el Concilio Vaticano II, contra sus papas legítimos desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI? ¿Por qué sigue usted afirmando, como haría un lefebvrista o sedevantista cualquiera, que la Novus Ordo Missae no expresa la teología tradicional católica del sacrificio expiatorio de Jesucristo? Nada contra la belleza, dignidad y delicadeza litúrgica del Vetus Ordo Missae, pero lo cierto es que hoy por hoy sigue siendo el 99% del Pueblo de Dios el que celebra su fe según esa forma del rito. Y usted, al decretar que el Novus Ordo Missae no sirve, que solo sirve el Vetus Ordo Missae, está faltando al respeto al 99% de los católicos que celebran su fe con la forma ordinaria del rito. Y además falta a la verdad de la doctrina de la fe, pues la llamada misa de Pablo VI está aprobada por la Iglesia, madre y maestra. Y ciertamente una celebración convenientemente solemne y respetuosa según el Novus Ordo Missae es tan digna como una celebración Vetus Ordo Missae.

Usted es pastor de la Iglesia, es sucesor de los Apóstoles, pero de hecho usted no está respetando el Magisterio de la Iglesia al rechazar el Concilio Vaticano II, siendo además tan hostil, tan desleal con los papas de ese Concilio. Mucho criticar a nuestra Santa Madre la Iglesia, monseñor Viganò (a la Iglesia del Concilio Vaticano II y a todos sus papas, mucho llamar modernista a nuestro papa legítimo Benedicto XVI), y usted entretanto lo que hace es justificar al intruso, al okupa del Vaticano, al usurpador del Trono petrino.


5 de agosto, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, militante social, escritor.


martes, 3 de agosto de 2021

"¿Qué hacemos con el Concilio Vaticano II?"




De la verdadera Iglesia surgirá una falsa iglesia liderada por un falso papa. El Falso Profeta tendra una religión sin cruz . Una religión sin un mundo por venir. Una religión para destruir las religiones. Habrá una iglesia falsa. La Iglesia de Cristo [ la Iglesia Católica ] será una. Y el Falso Profeta va a crear otra. La falsa iglesia será mundana, ecuménica y mundial. Va a ser una federación de iglesias. Y las religiones formarán algún tipo de asociación global. Un parlamento mundial de iglesias. Vaciadas de todo contenido divino y será el cuerpo místico del Anticristo. El cuerpo místico en la tierra hoy tendrá su Judas Iscariote, y él será el falso profeta. Satanás lo reclutará de entre nuestros obispos.

Arzobispo John Fulton Sheen (siervo de Dios, venerable)


Dice jocosamente Keith Richards, guitarra solista y uno de los fundadores del grupo de rock and roll The Rolling Stones, juntamente con Mick Jagger y el malogrado multiinstrumentista Brian Jones (murió trágicamente a los 27 años, con lo cual también entra a formar parte del grupo mítico de los rockeros muertos a esa edad), que algo electrizante de hacer el amor con 77 años, su edad actual, es el no saber si vas a acabar teniendo un orgasmo o un infarto. Tiene su gracia.

En la vida de Keith Richards ha habido -y tal vez siga habiéndolos- caudales amazónicos de sexo, drogas, libertinaje, inmoralidad, y desde luego mucho rock and roll. No defiendo su modus vivendi, pero tampoco condeno su música, que me gusta, y que reconozco que no sería como es si él no hubiese vivido como ha vivido. De manera que si uno reivindica la doctrina de la fe católica y el consiguiente discipulado de Cristo, ¿qué hace escuchando una música nacida de unos valores, fundamentos y experiencias existenciales rabiosamente ajenos a la moral católica?


La pregunta del millón. Y otra anexa a esta, que es por lo demás nuclear para el seguimiento de Cristo. A saber: ¿qué razones hay para no pasar por la vida como ha hecho alguien como Keith Richards (ya he dicho: caudales de sexo, drogas, alcohol, bohemia, libertinaje, fama, dinero a manos llenas, inmoralidad y rock and roll) y no como el periodista y apóstol católico Manuel Lozano Garrido Lolo, ya declarado beato por la Iglesia, inválido y ciego durante 30 años de los 51 que alcanzó a vivir? ¿Por qué es preferible para cumplir la obra y la voluntad de Dios vivir como Lolo en la pobreza, castidad y alegría, en medio del sufrimiento físico y psíquico que desgarró su vida, y no como la vive Keith Richards o cualquier otra estrella del mundo del rock and roll?


Mientras sigo buscando respuesta a esta pregunta, que es vital para el seguimiento de Cristo, mi gusto por estas músicas mundanas siempre he sentido que me haría casi que imposible la pertenencia a grupos lefebvristas o sedevacantistas, a los que juzgo rigoristas en todo (elección del cine, las lecturas, la música...). Pero sobre todo no lo deseo porque por lo que conozco de ellos, no tengo mal concepto de los papas del Concilio, ni del Concilio Vaticano II tampoco, sin por ello caer en el otro extremo, el de los progres, que siempre tienen en la boca el Concilio Vaticano II, tanto para un roto como para un descocido, pero justamente para no vivirlo, para conculcarlo, para deformarlo, para mundanizarlo y acabar corrompiéndolo, apelando para ello a que ellos viven el llamado espíritu del Concilio, que empero sigue sin saberse bien en qué consiste y ha de consistir.


Pero bueno, lo anterior es otro asunto y bien puede quedar para alguna que otra reflexión próxima. Para la presente cito de pasada a Patricio Shaw, quien es un reputado sedevacantista argentino, filólogo y filósofo que al parecer habla y conoce la mitad de las lenguas del mundo -permítaseme la hipérbole-. Este Shaw (en las antípodas ideológicas y espirituales del literato británico Bernard Shaw) es también del grupúsculo de católicos lefebvristas y sedevacantistas que hablan de "Vaticano II como conciliábulo de la herejía; Vaticano como Vaticueva*; de la Iglesia salida del Concilio Vaticano II como secta de herejes modernistas y masones; de Juan XXIII como masón o rosacruz, comelón y bebedor, y enemigo de Dios, de la humanidad y de la Iglesia; de Juan Pablo II como modernista, herético, irenista y panteísta; de Pablo VI como heterodoxo, enemigo de la cristiandad, demoledor y maricón; de Benedicto XVI como 'Tauber', cabilista y prohebreo..."


Tanto que critican ustedes las herejías del Concilio Vaticano II y resulta que son ustedes los que han caído en la herejía del sedevacantismo. ¿Confesarse devoto católico y referirse al Concilio Vaticano II con el término conciliábulo? ¿Confesarse católico y referirse a los papas de manera tan grosera, irrespetuosa, vulgar y calumniosa? ¿Conciliábulo este Concilio, precisamente el más ecuménico y el más seguido y analizado por medios de comunicación de todo el mundo de cuantos se han celebrado en toda la historia de la Iglesia? Sinceramente, me producen repeluz, por no emplear una palabra más fuerte, los lefebvristas y los sedevacantistas con su ultramontanismo y ultrarrigorismo que no perdona ni una (y reconozco que mi expresión no es precisamente muy caritativa que digamos). Igual debería haber escrito consternación, perplejidad, pero lo siento -disculpas-, he escrito repeluz. Si al cineasta y hombre ateo Woody Allen la música de Wagner le provoca ganas de invadir Polonia, escuchar y leer a los ultrarrigoristas lefebvristas y sedevacantistas me suscita unas ganas enormes de escuchar música de jazz, que es música propia de ambientes de putas, mujerzuelas, malaentes, alcohólicos, drogadictos y en general gentes de mal vivir. Tan rigoristas vienen a ser, o siquiera me lo parece a mí, que me imagino que verán con total indiferencia la violenta muerte de personalidades como Martin Luther King, pongamos, o Dietrich Bonhoefer, porque ambos eran protestantes, o sea, sectarios y cismáticos que vivieron su vida totalmente extraviados en sus ideas doctrinales y espirituales. Visceralmente antiecuménicos, me figuro que juzgarán una encíclica como Ut Unum Sint, de Juan Pablo II, sobre el diálogo ecuménico, de desafortunado escrito irenista, modernista y heretizante. Y del abrazo histórico entre el papa Pablo VI y el arzobispo ortodoxo griego Atenágoras (gesto que levantó la excomunión mutua que pesaba ya durante casi 1.000 años entre las dos Iglesias), muy probablemente solo destacarían la supuesta filiación masónica de ambos dignatarios, el papa y el arzobispo ortodoxo.

¡Por el amor de Dios y los clavos de Cristo! Como si fuesen psicópatas o narcisistas malignos, que nunca reconocen su pecado, sus debilidades, sus impericias y sus culpas al creerse en posesión de la verdad absoluta, y siempre viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Cuando el apostolado renovado a la luz del Concilio Vaticano II y los curas también entusiasmados con la renovación pastoral del Concilio iban a las periferias, evangelizaban a los alejados, etcétera, creaban comunidades de vida (Adsis, CVX, Acción Cultural Cristiana...) y conformaban grupos, colectivos y plataformas de evangelización, ¿los lefebvristas y los sedevantistas se limitaban a celebrar sus misas en latín, es decir, a rezar sin meterse en la lucha militante? Es lo que tengo entendido que siempre han hecho; me sepan disculpar si me equivoco. Cuando un movimiento nada sospechoso de progresismo pero desde luego sí que fruto o hijo del Vaticano II como es el Camino Neocatecumenal mandaba a misión a sus familias evangelizadoras generalmente numerosas, ¿qué hacían entretanto por Cristo y por su Iglesia los ultratradicionalistas dizque católicos ya en la disidencia más o menos cismática? Y cuando un grupo de apostolado seglar como el Movimiento Cultural Cristiano, heredero de los movimientos sociales y obreros e hijo de la espiritualidad del Concilio, lanzaba sus campañas contra las causas del hambre, el paro, la esclavitud infantil, ¿estaban también en la lucha militante los sedevacantistas y los lefebvristas, o se limitaban más bien a celebrar la Vetus Ordo Missae y a pasarse la vida criticando y calumniando a los papas del Concilio Vaticano II, y criticando y calumniando en todo momento al resto del Pueblo de Dios que, en un 99,5% al menos, celebraba su fe bajo la forma del Novus Ordo Missae?

Una cosa que no suele decirse: si los progres, modernistas o secularistas dizque católicos tienen tendencia a hacer obras sin rezar (activismo secularizante), los ultras de la extremísima derecha eclesial son justo lo contrario: rezan y no hacen (espiritualismo desencarnado), o sea, que no dan un palo al agua en la acción evangelizadora. Y son tan rigoristas, tan puristas, tan de extremísima derecha, que con los no creyentes, protestantes, ortodoxos, anglicanos, judíos, hindúes, budistas y resto de credos ni se dignarían hablar, toda vez que de todas estas personas extraviadas en sus ideas religiosas nada se puede aprender. Si son capaces de decretar que personalidades como el Sidharta Gautama Buda, Lao_Tse o Confucio eran servidores de Satanás, desde luego yo al menos no los encuentro muy entusiasmados que digamos con el poder dialogar siquiera con seguidores de tales siniestros y diabólicos personajes, nacidos todos 500 años antes de nuestro Señor Jesucristo.

De manera que por muy equivocado que yo esté, no puedo sino sentir esto: tolerancia cero con los intolerantes. Se creen poseedores de la verdad absoluta, al punto que desprecian todo lo justo, noble, positivo, humanizante, loable y verdadero cuando todos estos valores proceden de fuera o de las inmediaciones del núcleo de la fe católica químicamente pura, sin mácula alguna.

De modo que no me gustan especialmente, no cazan para nada con mi talante, con mi curiosidad por la cultura secular. Y eso que no soy progre, y eso que intento vivir la doctrina de la fe católica en plenitud, sin recortes, sin rebajas. Solo que tal plenitud implica voluntad de fidelidad al sucesor de Pedro (el clásico cum Petro et sub Petro) y a los obispos en comunión con él. Y como ni lefebvristas ni sedevacantistas buscan esta unidad en la doctrina de la fe de la Iglesia cum Petro et sub Petro, y como no creo que el Vaticano II sea el "conciliábulo de las herejías" ni la reforma litúrgica sea un gol por toda la escuadra que la masonería y los protestantes metieron a la Iglesia, y como no soy de derechas aunque ya no sea progre, me siento extraño y lejano a ambos extremismos. Claro que al lado de lo que sabe de teología alguien como monseñor Carlo Maria Viganò -quien sí que simpatiza abiertamente con el lefebvrismo-, lo que yo sé es casi nada; no atesoro su experiencia pastoral ni su fineza espiritual, Él se manifiesta como hipercrítico con el Concilio Vaticano II, con la reforma litúrgica derivada de este y con todos los papas del Concilio. Vale, nada que objetar, él conoce incomparablemente más que yo la realidad de la Iglesia en los últimos 150 años. Pero hoy por hoy, lo que expreso en estas líneas y en tantas otras mías es lo que sigo experimentando y sintiendo. Yo al menos ya he dado el paso de reconocer abiertamente que Bergoglio no es el Papa; por su parte monseñor Viganò, que sabe inmensamente más teología que yo y que es seguro que más conservador en modos y costumbres, gustos musicales y artísticos, etcétera, lo pone a parir a diario, cierto, le dice de todo menos bonito, lo califica hasta de mentiroso, prepotente y manipulador, solo que lo sigue reconociendo como papa, el Papa.

En fin, monseñor, reciba mis saludos, mi apretón de manos, y yo de usted reciba su bendición de celoso pastor de la Iglesia de Cristo fundada sobre la roca de Pedro.

Postdata. Sostiene monseñor Viganò que la misa montiniana (Novus Ordo Missae) expresa mal e insuficientemente la teología tradicional católica, razón por la cual el Novus Ordo Missae es incompatible con la teología y la eclesiología que subyace en el Vetus Ordo Missae. Una forma fina y educada de sostener que la misa reformada de Pablo VI no sirve por insuficientemente católica. ¡Uf!, a mí que me registren. Esto es, no me alcanzan mi sapencia teológica ni mi fineza espiritual para tener claro esto que afirma Viganó. De manera que para este particular, como para otros relativos a la doctrina de la fe de la Iglesia, dejo hablar a mi corazón. Esto es: para mí el problema del Novus Ordo Missae no es por el rito reformado en sí sino por los abusos litúrgicos, por las payasadas que se hacen en su nombre, por la vulgaridad con que muchas veces se celebra. ¡Yo mismo he asistido a misas durante años y lustros celebradas en 15 minutos (literalmente), y no pocos feligreses contentos de que fuese tan cortita! Misas en las que se suprimían prácticamente todas las rúbricas, en las que el sacerdote oficiante nunca jamás predicaba, como nunca jamás inciensiaba el ambón y el altar, al igual que tampoco hacía jamás adoración alguna al Santísimo... ¡Esto sí que me parece un desastre, más que el que no se celebre sistemáticamente y siempre la Vetus Ordo Missae, rito que también, como ha reconocido el muy sabio teólogo P. José María Iraburo, no era raro que se celebrara, antes de la reforma litúrgica, de manera rutinaria, gris, mecanicista, totalmente alejada del sentir del pueblo creyente, que asistía a los ritos a menudo sin enterarse absolutamente de nada, incluso repitiendo jocosamente por lo bajini gracias como "Dominus vobiscum" (repetía el cura en un momento de la celebración), "el culo te pellizco" (respondían chiquillos y no tan chiquillos).


3 de agosto, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.