sábado, 28 de marzo de 2020

"Sobre la buena semilla y la cizaña"



No hay sino que escucharlos hablar: la bajura del nivel intelectual y moral que exhiben clama al cielo, por más que ellos y ellas, gracias a sus fes, convicciones y traiciones, filias y fobias, odios y devociones, apunten más a lo infernal que a lo celestial.


Echemos un vistazo. Recordemos la retahíla de mentiras del ministro y secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos en el llamado caso Delcy Rodríguez. Un sujeto que miente de una manera tan burda, tan bellaca, y que muestra tan poco aprecio por la propia legalidad democrática, demuestra que es maquiavélico, sectario, antimilitante total, y que desde luego no anda ni puede andar en el temor de Dios. Comparemos a este individuo, auténtica vergüenza y deshonra de lo que debiera ser la política como desinteresado servicio a la ciudadanía, con políticos de la talla del italiano Giorgio La Pira, actualmente en proceso de canonización. 


De manera que ante un sujeto de tal catadura moral, ¿para qué y por qué confiar? Ante una abrumadura mayoría de sujetos y sujetas, en el actual Gobierno o Frente Popular II, que no muestran más que sectarismo e indigencia intelectual y moral, ¿para qué y por qué confiar?


La ministra de Igualdad Irene Montero. Esta joven mujer ha dado positivo por coronavirus dos veces. Pero ni con estas. Entusiasta de la pasada manifestación feminazi del 8M (baño de multitudes del feminismo supremacista), desde luego está solo a un paso de acabar culpando a lo que esta iletrada llama la derecha y la extrema derecha de ser causantes de la pandemia del coronavirus en España. De hecho ya se empeña en acusar a esa derecha (el PP y en parte Ciudadanos) y a esa extrema derecha (VOX) de estar articulando un discurso satanizador del feminismo, politizando el drama de la actual pandemia en España.La parábola del trigo y la cizaña-Mateo 13:24-30;Mateo 13:36-43 


¡Politizando, que es gerundio, échale hilo a la cometa! Palabra de ministra podemita, cuando sabido es que lo único que hacen las huestes del podemismo es politizar absolutamente todo cuanto tocan.


Y además falso de toda falsedad lo que dice Irene Montero. Primero, porque esta señora sigue decidida a echar balones fuera en lo tocante a no reconocer la culpabilidad, en la extensión de la pandemia del coronavirus, que tienen esas casi 400 manifestaciones del feminismo radical y subvencionado que hubo diseminadas por toda España el pasado 8M; solo en la multitudinaria de Madrid, alrededor de 150.000 personas. Sí: el Gobierno del felón Sánchez (un auténtico sicópata y narcisista vomitador de mentiras, un manipulador total y absoluto) prefirió dar espacio social, con fines de lograr rédito político, al feminismo radical en el pasado 8M, aun al precio de jugar con la salud de los españoles. ¡Y a qué mortal precio!  Segundo, porque satanizadoras de la mujer son precisamente las feministas que, con su alucinado discurso de ideología de género, odio al hombre y desprecio radical a la maternidad y a otros aspectos constitutivos del ser y del genio de la mujer, han acabado corrompiendo a la mujer, deshumanizándola, enfrentándola mortalmente al hombre en una despiadada carrera de odio de clases trasladado a los sexos. Hasta el extremo de que las feministas son también responsables de la marginación que sufre el hombre en muchos de los modernos ordenamientos jurídicos. 


El sectario y visceralmente anticlerical Enrique Sopena (tengo entendido que fue del Opus en sus tiempos mozos), estómago agradecido de la PSOE y a la sazón fundador del digital ·El Plural (medio de desinformación en la órbita sociata). Este ha salido de su letargo mediático para acusar al periodista y escritor Alfonso Ussía de ser un "facha, machista, injurioso y homófobo" con sus artículos publicados hasta hace apenas unos días en La Razón. Hasta hace apenas unos días, en efecto, pues conocemos que tras un no entendimiento con Francisco Marhuenda, director del periódico, Alfonso Ussía pone punto final a sus colaboraciones en La Razón


No soy quién para defender a Ussía, él tampoco lo necesita, ya es grandito (podría ser mi padre), y ni siquiera comparto al ciento por ciento su ideología, pero desde luego entre un personaje como Ussía -quien más bien se identifica con la múltiple o diversa tradición hispana, fecundada por el catolicismo, por la noción de unidad de la patria, por la noción de un panhispanismo también diverso pero esencialmente confluyente- y personajes como los sociatas Enrique Sopena, Miguel Ángel Carmona y un largo etcétera, mi elección y predilección están claras. Vamos, como que no hay color: sociatas como el Carmona y el Sopena se cagan y se mean sobre la cultura católica; Alfonso Ussía la defiende, y la vivirá seguramente a su manera, con un grado de intensidad, convicción y sinceridad que ya dependen de él, a Dios gracias.   


Desde luego, Pedro Sánchez, Ábalos, Pablo Iglesias, Beatriz Gimeno, Garzón, Carmen Calvo y resto de ministros, asesores y colaboradores por activa y por pasiva de este infame e infecto Gobierno (apoyado, no lo olvidemos, por nacionalistas de izquierdas y por formaciones locales fuertemente caciquiles tipo Agrupación Socialista Gomera y otras por el estilo), ¡solo desde la más abyecta ruindad moral, desde el más diabólico desentenderse de la verdad y el plan de Dios, desde el cinismo y el odio a todo lo que significa España tradicional, patriota, identitaria y católica cabe entender sus palabras demagógicas, sus mentiras, sus excusas, su maquiavelismo, su sectarismo, su desaforada ansia de poder!


Frente a la Ciudad de Dios agustiniana, todos ustedes lo que desean -y por lo que trabajan- es la Ciudad Secular sin Dios, sin amor a la verdad, a la verdadera justicia, a la verdadera fraternidad, a la verdadera antropología. 


Miguel Ángel Carmona. Este señor, que presume de intelectual, brillante profesor universitario y bla bla bla, es otro que tal baila. Circula por las redes un fragmento de una arenga suya que da a correligionarios en una sede de la PSOE. Sin ruborizarse asegura que canales de televisión como La Sexta están totalmente al servicio de los intereses del PSOE, y que para seguir copando y manipulando a las gentes, a las masas, el PSOE y sus mariachis tienen que seguir haciéndose presentes en los medios.


¿Para así impulsar el Reinado Social de Cristo? Obviamente, ni modo, que ya conocemos sobradamente que el proyecto de sociedad del PSOE es lo más diametralmente opuesto a la verdad de Dios dada al hombre a través de Cristo y de su Iglesia.


O dicho con otras palabras: cuanto más PSOE, Podemos, separatismos, nacionalismos de izquierdas (Nueva Canarias y similares), Equos, Pacmas y demás familia, menos Reinado Social de Cristo. Cuanto más PSOE, Podemos, separatismos, nacionalismos de izquierda, Equos, Pacmas y demás familia, más servilismo y concesiones a los dictados del NOM.


Al respecto de esto último, sorprendente o lamentablemente he conocido curas en mi entorno que, tan entusiasmados al parecer con los nuevos aires aperturistas del Concilio Vaticano II, en sus movidas pastorales y similares por lo común prefirieron dar protagonismo a católicos vinculados al PSOE, pongamos (esto ha sido muy típico), al tiempo que mandaban al ostracismo a católicos que ya se caracterizaban por una honda fidelidad a la verdad católica. Con el correr del tiempo, aquellos individuos vinculados al PSOE y alentados en su momento por ciertos curas progres para que "contaran su testimonio a la comunidad cristiana", pasan totalmente de la fe de la Iglesia, mas siguen ocupando cargos vinculados al partido, o gozan de trabajos que en parte consiguieron gracias a la Iglesia. En tanto los otros especímenes de católicos, ya entonces más honda y auténticamente vinculados a la plenitud de la verdad doctrinal católica, salvo alguna excepción que otra siguen condenados al ostracismo en la comunidad eclesial católica.    


Vivir para ver. Sin embargo, si para un católico con una mínima formación doctrinal y vivencia espiritual -no digamos si estamos ante un místico, un contemplativo en la acción, un sabio, un santo de Dios-, está meridianamente claro que es así lo que está pasando en España, ¿por qué esta desgracia de políticos masones, ateoides, ultralaicistas, sin escrúpulos, ajenos al sentir del Corazón de Cristo sigue siendo elegida por los ciudadanos, y así acaban convirtiéndose en nuestros representantes, no solo en gestores de lo publico sino en legisladores que acaban aprobando leyes inicuas: el aborto, la eutanasia, concesiones a los separatistas, concesiones al globalismo o multiculturalismo...?


Nos jugamos mucho. Nos lo jugamos todos. Porque en nuestra realidad histórica hoy aparece con brutal intensidad que lo que se está dando a escala planetaria es una lucha sin cuartel entre las fuerzas que están en el Eje del Mal y las que están en el Eje del Bien. Para mí sin duda de ninguna clase PSOE, Podemos, separatistas y demás ralea de la llamada izquierda están en el Eje del Mal, son cizaña, maleza. La cizaña y la maleza no corresponde a ninguna persona en concreto arrancarlas, deben crecer junto al trigo y resto de cereales, de suerte que será Dios, el dueño de la mies, de toda la cosecha, el que se encargue de arrancarlas y separarlas, discerniéndolas. Pero sí que nos corresponde a cada uno el tratar de cultivar la mayor cantidad de buena semilla que podamos. Tal buena semilla, repito, hoy por hoy prácticamente no existe en los graneros de la PSOE, Podemos, Izquierda Unidad,  Nueva Canarias...


28 de marzo, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador,  

jueves, 26 de marzo de 2020


Creo plenamente en la libertad de expresión, solo que...” Por Luis Henríquez Lorenzo




El sábado 14 del corriente mes de marzo, publicaba El Correo de España mi artículo "Si no lo hubiera, habría que inventarlo". Luego de la luz primera de la publicación que ven muchos de mis escritos en mi propio blog, pocos espacios mejores en que seguir viendo la luz de la publicación que el citado El Correo de España (todo un referente del pensamiento patriota, identitario y católico en nuestra vieja piel de toro, gracias a Dios juntamente con otras plataformas desde Internet). Para mí es un honor, un reto, una oportunidad el espacio que se me concede en una publicación como El Correo de España, como también lo es el espacio que se me concede en El Español Digital: hoy por hoy ser voz o grano de arena con que reconstruir los cimientos de la civilización cristiana, el rostro de la España tradicional y católica...


Un par de días más tarde, aparecía reproducido en una bitácora local canaria, desde donde fue recibido por comentarios de foristas de este tono o jaez:


    Concha Báez: ¿Cuatro días, Manu? Me da que eres un exagerado. En cuatro días, si le pones una "jáquima" y lo estacas, come hierba.
    Manu Santana: Parece que no te está sentando muy bien el aislamiento. Calculo que cuatro días más y petas.


Uno de estos foristas, por toda la cara me reduce al estado de bestia, de animal; el otro pronostica incluso mi fin inminente ahora que vivimos con la angustia de esta cuarentena por causa del coronavirus. Ciertamente, no es la primera vez ni la segunda que estos foristas se refieren a artículos míos reproducidos en la publicación digital cuyo título seguiré callando, con términos más bien ofensivos, injuriosos, ridiculizantes. ¿Por qué, si yo no creo haberles hecho nada dañino a estas personas, a las que ni siquiera conozco?

A decir verdad, la Concha y el Manu ya lo han convertido en una suerte de deporte favorito suyo, de ambos: artículo mío que reproducen, retahíla de desprecios e injurias (a menudo, mucho más graves por injuriosos y despectivos que los dos que he reproducido, ¡ni se imaginan!). Hasta el extremo de que uno se pregunta: y estos sujetos, ¿quiénes se habrán creído que son para despreciar de esta manera, parapetados tras un alias? ¿Con qué derecho se creen? ¿Qué se habrán creído? ¿De qué van?

En el nombre de la sacrosanta libertad de expresión, viva la democracia, la libertad de pensamiento, la libertad religiosa, la libertad de conciencia, la capacidad de investigar y buscar la verdad… Vale: deseado todo esto en un principal sentido, a saber, la verdad existe, solo hay una religión verdadera, mas la verdad no debe imponerse y en todo caso debe respetarse -con los límites mínimos que hayan de garantizar la convivencia y el respeto- que una persona en el ejercicio de su libertad busque la verdad aunque acabe encontrando solo mentiras, falsedades, medias verdades, caminos extraviados y sin retornoPero los ataques ad hominen a que ya se han acostumbrado estos individuos, la Concha Báez y el Manu Santana, y otros varios a los que no daré el gusto o disgusto de nombrar, ¿a qué vienen?, ¿a cuento de qué?, ¿con qué derecho?10 frases célebres sobre la libertad de expresión | Saber es práctico

Tengo entendido que estos dos foristas, y asimismo otros que van o vienen exactamente a lo mismo cuando asoman su cabecita y dejan su huella, en el periódico digital a que me refiero practican con total impunidad el pim pam pun con comentarios en los que juegan a hacerse los graciosos solo que acaban siendo para conmigo injuriosos, cretinos, despectivos, ruines, etcétera. Acaso se escuden en que yo insulto toda vez que en efecto soy muy duro con algunos de mis comentarios contra la podredumbre moral e intelectual de nuestra casta política, por ejemplo, entre otros varios asuntos que ocupan mi pluma y mi interés.

Se equivocan: voy a seguir denunciando a políticos de la catadura moral e intelectual de Pedro Sánchez y todo su equipo de Gobierno (indudablemente responsables de la pésima gestión de la crisis sanitaria provocada en España por el coronavirus), a políticos como Pablo Iglesias y todo su equipo de podemitas enemigos de Dios, de la Iglesia y de España, y lo seguiré haciendo con expresiones que, aun siendo “fuertes, intensas, contundentes”, al menos es mi intención que no supongan un ataque ad hominen gratuito espetado con la única intención de hacer daño.

Solo que al pan pan y al vino vino, sin medias tintas: denunciar que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son mentirosos compulsivos y demagogos y felones no es ninguna injuria; sí lo es lo que de mí ya dicen sin ningún reparo foristas como la Concha y el Manu. Lo ilustremos con un ejemplo: no tengo ninguna duda por lo que dice a la bajeza moral e intelectual de un tipo como el catalán Gabriel Rufián (a quien el siempre muy ilustrado Federico Jiménez Losantos se refiere como mendrugo, mas ¿a quién molesta o sorprende un adjetivo como este?), encima charnego metido a independentista. Es una desgracia para España y desde luego también para Cataluña que un individuo como este se gane la vida como político, como político profesional de cuya sesera solo sale una mezcla deleznable de serrín y estiércol, tal como le dijo en toda su cara el político socialista catalán José Borrel cuando el incidente aquel en el Congreso en que el Rufián, o tal vez fuera otro de su grupo separatista, escupió al veterano político socialista cuando fueron obligados a abandonar el hemiciclo por su comportamiento de niñatos revolucionarios de café.

Me seguirán asqueando las deslealtadas, deshonestidades, bajezas morales, políticas e intelectuales de un individuo que, a mi juicio, es también una desgracia que esté en la política partidista en nuestro país. Me refiero a Pablo Echenique. Empero nunca se me ocurriría burlarme de su minusvalía física, ni desearle nada malo en lo profesional, ni meterme con su vida personal, con su familia, con su trabajo (cosa que Manu Santana, Concha Báez y algunos otros foristas de igual tecla sí hacen conmigo, ¿con qué derecho?, ¿qué coño se habrán creído estos ciudadanos?), por más que sí deseo con toda la fuerza de que soy capaz que los votos de los españoles pongan de patitas en la calle, esto es, fuera de la política partidista, a personajes como Pablo Echenique, Marlaska, Boti, Beatriz Gimeno, Irene Montero, Garzón, Pablo Iglesias, Carmen Calvo, Íñigo Errejón…

Sí: el Manu Santana, la Concha Báez y otros foristas que aparecen con frecuencia en esa publicación periódica a que nos venimos refiriendo, al parecer se creen con patente de corso para llegar a suponer de mí -y dejarlo por escrito, en supuestos comentarios de foristas que en verdad no tienen más categoría que la de un pastuño- falsedades tan injuriosas como “qué hace un desequilibrado dando clases en centros educativos”, “cómo es posible que en la escuela pública dé clases un ultracatólico”, “la mentalidad de este es la propia de alguien del siglo XI y habría que encerrarlo y en todo caso mantenerlo alejado de los chavales”, “hay que mantener a nuestros escolares lejos del influjo de un individuo como este”…

Pero a ver, ¿ustedes de qué van por la vida? ¿No tienen más argumentos contra mis argumentos (que pueden ser mejores, peores, manidos, sólidos, contestables, incontestables, asumibles, inasumibles…) que sus ataques, que sus intentos de menosprecio, que sus intentos de ridiculizar mis posiciones ideológicas, que sus intentos de ridiculizarme y rebajarme a mí como persona, lesionando así mi dignidad?

Y como para muestra un botón, aquí les dejo con una muy somera selección de comentarios despectivos e injuriosos contra mis artículos -pero sobre todo contra mi persona-, con los que en efecto critico la podredumbre moral de una España descatolizada, la ruina económica, humana y moral a que nos han traído PSOE, Podemos, separatistas y también un Partido Popular acomplejado y cobarde. Sí: artículos en que me ocupo de todo lo que, entre lo divino y lo humano, me parece o se me antoja. Desde luego si dispusiera de más horas libres, podría recolectar otros comentarios de esos, algunos de los cuales por sí solos sé que constituyeran un delito dado su alto voltaje injurioso contra mi persona; vamos, insultos de una gran bajeza. Solo que bástenos con esto por ahora. Helos aquí:


Sandra Socorro: Mamma mía, a éste le aplicarían el pin parental hasta los de Vox.
    Paco Falcón: eusebio cesareo, en minúsculas, sigue guiándote por cantamañanas y terminarás abrazando farolas.
    Mario Moreno: Sorprende el cacao mental de este Sr., máxime firmando como profesor de humanidades. Parece que la universidad no le dejó huella. No se entiende que habiendo estudiado arte, cultura, literatura, etc., tenga un raciocinio antidemocrático y fascista. Dónde da clases, pa no ir.
    Paco Falcón: Espérate sentado, no vayas a cansarte. ¿Profesor de humanidades? Así vamos.

    Pacma: Me ha encantado este trozo de las memorias de Fray Torquemada. Espero que siga reproduciendolas en semanas sucesivas.
    Concha Báez: Tendrás madre, hermanas, hijas, compañeras de trabajo, ¿amigas?.....pues ni se te ocurra comentar esta basura que has escrito con ellas.
     
    A. León: Del OPUS DEI. Creo que tú utilizas un cilicio para la mortificación corporal. Lo dicho, con todos mis respetos "tú estás más trabao que un paraguas viejo".


Una lástima, insisto, no tener más tiempo para recolectar algunos de los comentarios que me prodigan (ya deben haber superado con creces el centenar) y que son desde luego de una vulgaridad y un desprecio insultantes a tope, irrespetuosos a más no poder; no descarto el hacerlo algún día. Comoquiera que sea, contrastan estos comentarios con los que he recibido en foros como este que nos convoca, El Correo de España, provenientes de foristas que exhiben una gran cultura, capacidad de análisis, e identificación con los ideales de la España tradicional católica. Aprovecho que el Pisuerga sigue pasando por Valladolid para agradecerles sus generosos comentarios, que uno no siempre puede agradecer en el momento preciso de salir a la luz los escritos, y que en todo caso o comoquiera que sea que me dan ánimos para continuar en esta empresa de la escritura y la reivindicación de los valores propios de la civilización cristiana sobre los que se construyó Europa y todo Occidente. Generosos y respetuosos incluso cuando algunas de mis opiniones las puedan juzgar como erradas, torpemente expuestas, lo que sea. Pero guardando siempre unas formas.

En todo caso -acabo-, los comentarios de estos foristas, sin duda irritados conmigo y con mis escritos, lo que ponen de manifiesto, en todos ellos, es justamente una de mis constantes denuncias: España es hoy por hoy un sumidero de laicismo radical, de mentalidad secularizada y neopagana, de vacío existencial, de feminismo inhumano y destilador de odio contra el hombre, de ideología de género que se impone incluso a nuestros adolescentes y niños desde la tempranidad de los centros educativos.

     



miércoles, 18 de marzo de 2020

"Sobre Una jornada particular, de Ettore Scola"



La relación que sigue incluye todos los premios cinematográficos otorgados a Una jornada particular, de Ettore Scola. Incurro en este lugar común:  los premios no garantizan o aseguran al ciento por ciento la calidad de una película; a decir verdad, un título cinematográfico aun teniendo calidad artística puede estar laureado en exceso, o en defecto, si consideramos que su sobresaliente calidad bien la haría merecedora de más y notables premios.  


Veamos:


1977: 2 nominaciones al Oscar: Mejor actor (Mastroianni) y película extranjera.
1977: Globos de oro: Mejor película extranjera. Nom. actor - Drama (Mastroianni).
1977: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película).
1977: Premios David di Donatello: Mejor director y actriz (Sophia Loren).
1977: Premios César: Mejor Película extranjera.



Bueno: para mi gusto, que se erige también en mi juicio (en mi capacidad de juzgar), Una jornada particular es, de las películas que he visto del maestro italiano Ettore Scola, la mejor: la más emotiva, intensa, la mejor narrada. Además, sinceramente o siendo lo que se dice confiados, ¿cómo iba a ser mala una película que atesora los premios que atesora esta que nos ocupa? Non può essere.



Del maestro italiano, destacado representante de la comedia a la italiana, he visto Feos, sucios y malos, Una mujer y tres hombres (C'eravamo tanto amati), La familia. Y tengo idea de que también La terraza, título del año 1980, y probablemente otros títulos de los que no conservo memoria ni certeza. De modo que ciertamente Una jornada particular es la que más me sigue gustando de las suyas. No ignoro que para algunos críticos Ettore Scola es más propiamente que un cineasta un escritor que crea películas para expresar las crisis y apostasías por lo que dice a sus ideales izquierdistas. Con todo, este aspecto ni añade ni quita sobre mi predilección ya expresada por Una jornada particular.



A continuación, ocupémonos de lo que podría considerarse lo más indigesto de la película, para mí que soy católico antes que cinéfilo (en este tiempo de cuarentena por la pandemia del coronavirus, cerradas las iglesias, suspendidas las misas, ¡cuánto añoramos la Eucaristía, que por lo general es alimento espiritual diario en nuestro caso!), solo que no querría dejar de ser cinéfilo a pesar de algunos contenidos diríamos que difíciles de asimilar para un católico. En efecto: desde una perspectiva estrictamente fiel o consecuente con la moral católica, Una jornada particular es la historia de un adulterio, consumado entre una mujer casada y madre y un hombre encima de tendencias abiertamente homosexuales. Nunca los justificara quien estas líneas escribe (el adulterio y la homosexualidad), pero a fuerza de ser sinceros tampoco abrigo la menor intención de rechazar la excelencia de este título a causa de ambas inmoralidades.
Resultado de imagen de una jornada particular pelicula


De modo que me propongo hacer justicia con esta cinta, y así responder a por qué siento que me gusta, interesa, emociona...



Iniciada con material documental ni que aclarar que en blanco y negro sobre la histórica visita de Adolf Hitler a la Italia de Benito Mussolini (6 de mayo de 1938), no me disgusta, ni modo, que Ettore Scola cargue las tintas (o por mejor decir, el metraje inicial de su cinta) contra uno de los totalitarismos que conoció Europa en su primera mitad: el nazismo-fascismo; el otro, el marxismo. Total, se nota que Scola profesó ideales izquierdistas, laicos o laicistas; como que fue militante comunista en el PCI.


Hoy por hoy, me alineo en el bando de los que sostienen que el comunismo fue mucho más sanguinario y cruel (nunca por repetida, resulta cansina esta cifra: en apenas 100 años de implantación en dictaduras y guerrillas por todo el mundo, el comunismo ha causado más de 100.000.000 de muertos) que el totalitarismo nazi-fascista, sin que ello me lleve a aceptar como buenos ambos regímenes  también totalitarios, el nazi en Alemania y el fascista en Italia.


Asimismo, ya he dicho que me parecen bienvenidas esas imágenes documentales mediante las cuales Scola pretende criticar el totalitarismo nazi-fascista como fuente de opresión, de injusticias y de explotación del hombre por el hombre. Vale, admitido sin mayor problema. Pero sin que ello me lleve a la condena fácil del falangismo español -ojo, a pesar de personalidades tan atractivas como Ceferino Maestu Barrio, entre otros históricos del falangismo en España, nunca fui falangista- a base de lanzar contra el mismo las falsas acusaciones típicas de la progresía: la Falange de José Antonio fue un "movimiento criminal fascista, totalitario y vil". Estas no son sino injurias y son infundios que no merecen ningún detenimiento, por más que descerebrados como los del partido Podemos y similares los sigan tratando de poner en circulación, ¡para desgracia de nuestro país, ahora en manos de tales ineptos y desalmados, con el mentiroso compulsivo y fraudulento de Falconetti Sánchez a la cabeza! 


Como tampoco habría necesidad de lanzar injustas e infundadas condenas al régimen de Franco al calor o a la luz de todo ese material documental que Ettore Scola incluye al inicio de su película: ni nazismo alemán ni fascismo italiano fueron exactamente el franquismo de Franco, por más que en sus lustros iniciales el franquismo sí exhibiera aspectos claramente fascistas, en todo caso mucho más humanos y amables que el terror ateizante y criminal del Frente Popular. De suerte que bien podríamos señalar en este punto que a diferencia del nazismo, el fascismo y, ni que decir, el marxismo, el franquismo fue un grueso de corrientes o familias ideológicas de derechas que se reivindicó siempre de inspiración tradicional católica. Tal catolicismo (mejor o peor desarrollado en la propia historia franquista, particular que no viene ahora a cuento) fue precisamente la vacuna del régimen de Franco frente a los tres totalitarismos a que nos venimos refiriendo.


Porque además, repito, es que me gusta: estos primeros minutos documentales en la cinta de Scola me hacen conectar enseguida con el neorrealismo italiano (con el Rosellini de Roma, ciudad abierta, o Alemania, año cero), del cual procede el maestro Ettore, si bien lo supera, esto es, lo acabará abandonando en aras de la búsqueda de un estilo más personal. Vamos, ley de vida, esto es, ley del cine: lo propio hicieron Visconti, Fellini, Pasollini, el mismísimo Bertolucci, Michelangelo Antonioni...  


Vamos con un segundo aspecto de esta película que me atrapa desde un primer momento. A saber: casi todo el metraje se lo chupan los personajes de Sofía Loren (ella es Antonietta, abnegada madre de seis hijos, tratada al trancazo y con un machismo superlativo por su marido, un fanático seguidor de Mussolini, además bebedor, putañero...) y Marcello Mastroianni (él es Gabriele, represaliado por el fascismo, es homosexual, periodista radiofónico, hombre de izquierdas...). Así la historia, estamos ante una película notablemente teatral. 


Cierto que los hijos y el marido de Antonietta son presentados con un ligero detalle justo en esa mañana de la primavera romana en que todos se preparan para el recibimiento del Führer. Y además la muy novelera o chismosa portera del edificio aparece en varias oportunidades, exhibiendo su juicio inmisericorde hacia Gabriele: para ella un "raro, un subversivo, un antifascista" (formas eufemísticas de enmascarar la acusación de homosexual). Sí: la muy chismosa portera, la metomentodo portera conoce que el fascismo italiano es hostil con Gabriele por la condición homosexual de este, por más que no llegue a confesarle directamente a Antonietta la palabra prohibida, la palabra tabú. 


Una vez solos en el edificio aunque inicialmente desconocidos (en el bloque vecinal: parecen pisos de protección oficial, como los que poco después comenzarían a construirse en España durante el franquismo, las famosas casas baratas), ya todo el tiempo será para Gabriele y Antonietta.


Y claro, donde haya una buena película teatral... Me vienen a la mente ahora dos: Doce hombres sin piedad, de Sidney Lumet (de 1957, estrenada en España un 3 de febrero de 1957), y Saraband, el último título del maestro Bergman, ya iniciado el siglo XXI. Ciertamente, hay lo que se llama películas corales (películas en que aparecen muchos personajes) que son auténticas obras maestras, tal es el caso de la española Plácido, de Luis García Berlanga, pero es que en Una jornada particular despliegan un mano a mano nada menos que Marcello Mastroianni y Sofía Loren, dos de los indiscutibles de la cinematografía italiana y aun europea, por no decir mundial, que también.   


Mastroianni y Sofía Loren también están sublimes en Los girasoles, de Vittorio De Sica, título de 1970 repudiado por cierta sensiblería romanticona que exhibe y que en todo caso, de ser cierta, desde luego no empaña la sensacional lección interpretativa de la pareja italiana. ¡La química que había entre ambos, en películas comúnmente adscritas a la llamada commedia all'italiana!


En Una jornada particular, Antonietta no acude al recibimiento de Adolf Hitler en Roma no porque ella descrea del fascismo impuesto por Benito Mussolini, el Duce, sino porque ha de quedarse en casa, como siempre, totalmente demandada por su condición de esposa y madre de familia numerosa. Y es entonces, tras el encuentro casual con el personaje Gabriele -quien sí es más antifascista por su condición de hombre de ideales izquierdistas, acaso democráticos, y por su abierta homosexualidad-, cuando comenzamos a conocer la amargura de su vida, ante la cual tal vez al espectador se le arranque el alma. Porque su marido, prácticamente desde una primera hora del matrimonio, no la ama, y ella conoce de las innúmeras infidelidades de él, tanto con prostitutas como con otras amantes. Verbigracia, una de sus últimas conquistas: una maestra, con lo cual ella se sentía aún más sorroballada, aún más degradada, a la altura del betún, infravalorada, desde  luego humillada al máximo. Vamos, como que sentía que su marido le espetaba con todas las letras: "Fíjate en mi nueva querida, es maestra, en tanto tú eres una zoqueta".


Es imposible no tomar partido por el sufrimiento y el desfondamiento existencial de Antonietta. Tratada por su marido con el máximo de los desprecios, acaba encontrando en Gabriele -hombre que titubea ante la opción del suicidio, de hecho lleva consigo una pistola, tales son sus angustias existenciales, su sufrimiento por su condición de homosexual...- la ternura, la delicadeza, el afecto, la fugaz pasión y la sensibilidad totalmente perdidas en su matrimonio o muy remotamente vividas.


Gracias al homosexual Gabriele ella vuelve a sentirse mujer, en verdad amada y deseada, como reconstituida en su centralidad de persona, en su dignidad perdida tras años y años de permanecer sepultada esa su dignidad en un matrimonio en el que a todas luces su marido ya no la ama, no la trata con respeto, no le es ni siquiera fiel... 



El episodio del encuentro sexual y el ulterior abrirse cada uno al otro, están expresados con sobresaliente ternura, delicadeza, honestidad. Secuencias de sobrecogedora hondura emocional, a las que asiste el espectador, en tanto en Roma las masas enfervorizadas pero también despersonalizadas asisten al recibimiento del dictador nazi alemán.  



Antonietta (una ya algo madura Sophia Loren a sus espléndidos 43 años, solo que aún con suficiente encanto erótico) y Gabriele (un maduro Mastroianni ya con 53 años) nos emocionan porque, al margen ambos de los fastos imperiales del fascismo italiano en jornada de "fraternidad" con el nazismo alemán, son en el fondo de sus vidas dos personajes desgraciados y llenos de frustraciones, de amarguras, de carencias afectivas. En el caso de Antonietta, no al margen del fascismo italiano -que ella es en buena medida una mujer producto del ideario fascista: mujer generosamente paridora, ama de casa, sufrida esposa del macho, ella misma ha sido educada en la admiración hacia la figura del Duce-, solo que su vida es una muestra de cómo en el interior de la Italia que en claves imperiales pretendiera organizar el antiguo militante socialista Mussolini, no todo era de color de rosas, ni modo. En el caso de Gabriele, un ejemplo vivo de lo que el fascismo debía expulsar de su seno, a fin de preservarse a sí mismo.


No diré el final. Para mi gusto, hay una hondísima emoción humana en toda la parte que precede y sucede al encuentro sexual entre Gabriele y Antonietta. Ambos personajes supuran tristeza, ¡la amargura en los ojos de Antonietta, humillada hasta lo indecible, hasta la náusea diríamos, por las innúmeras infidelidades de un marido que no parece entender más fidelidad que a la patria fascista italiana! ¡El sufrimiento de Gabriele provocado por su orientación homosexual!, ante el cual no debemos pasar de puntillas o insensibles, pues cierto que este sufrimiento ha existido, fruto de una marginación histórica, secular, por más que tampoco ello signifique aceptación-legitimación de la práctica homosexual.


Emoción in crescendo, esto es. Y esto es lo que muy probablemente me termina enganchando de esta película. Como que sería uno de sus principales atractivos. Otro -como ya se ha visto en párrafos anteriores-, la compasión, simpatía o empatía que despiertan en el espectador él y ella como "derrotados, víctimas, como perdedores en una sociedad a menudo cruel y deshumanizada". Aspecto por lo demás muy propio de toda la cinematografía de Ettore Scola, no en balde, según confesión propia, un autor empeñado en realizar un cine del Sur; un cine para el Sur de la humanidad, donde habita una mayoría que sufre toda suerte y desdicha en forma de marginación. 


Compasión, simpatía o empatía por los perdedores de la sociedad que nos lleva a Jesucristo, en su condición de divino consolador de los que sufren: cfr. Mateo 11, 28-30: "Vengan a mí los que se sienten cansados y agobiados, porque yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente de corazón y humilde, y sus almas encontrarán alivio. Pues mi yugo es bueno, y mi carga liviana." 


Emoción in crescendo, sí. Marca de la casa (ese saber conectar con las fibras más emocionales del espectador) de los grandes cineastas italianos. Hasta aquí.


19 de marzo, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.