lunes, 31 de mayo de 2021

 

La Carta a Pedro Sánchez de Joaquín Leguina





Y es que los que compartimos las ideas, las «creencias» que emanan de la doctrina joseantoniana, no nos resignamos a reservarnos un lugar en el «estilo», en la «poesía que promete», en la manera «de ser y de estar» que le ha dado el lustre a la idealizada imagen del Fundador… , sino que aspiramos a participar en el día a día de nuestros compatriotas y, simultáneamente servir a España, al «señor que no puede morir…» 



Corresponde el párrafo anterior (cursivas nuestras) al artículo «Tras las nuevas promesas», firmado por Carlos León para la sección «Cartas al Director» del Correo de España (6/5/2021).

Reparemos en que su autor se confiesa falangista joseantoniano. Acaso podría resultar pesado, por repetitivo, al menos para algunos de mis lectores, el que vuelva a reconocer en este escrito que nunca he sido falangista, al proceder más bien quien estas líneas escribe de los movimientos sociales comúnmente vinculados al pensamiento o ideario de izquierdas: anarquistas, librepensadores, laicistas, comunistas, socialistas, católicos de base, feministas… Empero, joseantonianos conozco, a quienes de hecho tengo por amigos, que me aseguran que la sed de justicia social que anidaba en los cuadros de la Falange fundacional (a la conquista de los consabidos lemas de Dios, Patria, justicia social), sin complejo alguno cabe ponderarla como mucho más auténtica, militante y generosa que toda posible sed de justicia social rastreable hoy por hoy en los cuadros del PSOE actual. Y por descontado que más en consonancia con la doctrina católica.

Dicho con otras palabras: el fervoroso católico José Antonio Primo de Rivera -quien entró en política, no se olvide este dato, para salvaguardar la verdadera memoria y herencia política de su padre Miguel Primo de Rivera- fue un idealista, un hombre honesto, un patriota, un enamorado de España, y un entusiasta de la justicia social, especialmente acrisolada en la recta final de su vida; diríamos, en expresión comúnmente usada para analizar la obra de literatos, artistas o filósofos, que en el último José Antonio, con una Falange en la que no faltaban los conversos procedentes del anarquismo y el marxismo. Frente a su testimonio, frente a su legado todo, frente a su hombría, socialistas y comunistas como los actuales (desde Pedro Sánchez hasta José Luis Ábalos, pasando por Adriana Lastra o qué lastre de Adriana, y por Iceta hasta llegar al farsante vividor comunista y ya multimillonario Pablo Iglesias) son justamente la ignominia que muestran sus obras, actitudes, decires y omisiones.

No los quisiera uno ni en pintura. De manera que entonces, siendo las cosas así, ¿qué aportan de positivo a la sociedad española el PSOE, Podemos, Más Madrid, los separatistas, los nacionalismos periféricos…? Pero sobre todo, ¿qué aportan de positivo, noble, justo, auténtico, humanizante, verdadero, loable y consecuente o coherente con la identidad católica, con la España tradicional hija de las raíces cristianas que fecundaron Europa, todos los partidos izquierdistas mencionados que defienden el aborto, la ideología de género, el marxismo cultural, la invasión migratoria según los planes del Nuevo Orden Mundial, los separatismos, el multiculturalismo, el ultralaicismo, la ideología LGTBIQ, la Agenda 2030…?

Alguien, aun en los tiempos que corren, podría intentar convencerme de que las citadas organizaciones políticas de izquierdas afortunadamente lo que defienden es un modelo de sociedad sustentado en los ideales de justicia social, propia o hija de un más equitativo reparto de la riqueza. Pero esto no me lo creo (para mí, sencillamente no es verdad, y a las evidencias históricas me remito). De suerte que, salvo las honrosas excepciones de rigor que puedan suponer los testimonios de personas sí verdaderamente militantes de la causa comunista y aun socialista (diríase que tan militantes como errados en seguir tales ideales), lo que sí es cierto es que los que acaban enriqueciéndose son los dirigentes socialistas y comunistas que predican la justicia social; el pueblo al que dicen representar y defender, entre tanto, más bien se empobrece.

No hay sino que considerar a los sátrapas que, enarbolando la bandera roja asesina del comunismo, han esclavizado a las naciones que han tenido la desgracia de padecer el comunismo: la inmensa mayoría de tales dictadores ha acabado engrosando las filas o listas conformadas por las más cuantiosas fortunas del orbe. De manera que siempre con los comunistas se ha evidenciado este hecho: gobierno de rojos, hambre y piojos. Evidencia es incontestable en este particular.

Que los socialistas y los comunistas tienen el faro de Bruno Alonso, Julián Besteiro, Miguel Hernández, Marcelino Camacho, Nicolás Redondo, Gerardo Iglesias, Julio Anguita, Almunia, Leguina, y asimismo el de otros tantos que han pasado por este mundo y por las filas socialistas y comunistas desde el anonimato casi, pues sí. Solo que insistamos en lo mismo: si la justicia social que estos ansiaban desde la izquierda no es más noble que la de lo mejor de los cuadros o cuerpos fundacionales falangistas, ¿por qué preferir a socialistas y comunistas y no a los falangistas, si estos, además de justicia social, reivindicaban ayer y siguen reivindicando hoy fidelidad, aunque sea sin confesionalismos de Estado, a la identidad tradicional y católica patria?

¿O será que determinados aspectos y logros de la justicia social solo son contemplables y alcanzables a través de esas organizaciones de izquierda? Lo dudo (por no decir que directamente lo rechazo).

De manera que llegados a esta encrucijada,  he de reconocerlo con todos mis respetos pero con la debida claridad, señor Joaquín Leguina, a la sazón usted expresidente socialista de la Comunidad de Madrid, y hombre usted de incuestionables capacidades intelectuales manifiestas como escritor. A saber: he leído la carta que usted ha escrito, en su nombre y en el del también histórico del PSOE Nicolás Redondo Terreros (hijo a su vez del historicísimo, digámoslo así a lo mexicano, del PSOE y de la UGT Nicolás Redondo Urbieta), al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, líder máximo de su partido. Y lo que le puedo asegurar es que si hubiera más socialistas como usted…

A buen entendedor… En la misiva se queja usted de la apertura nada menos que de un expediente de expulsión de su partido de toda la vida, el PSOE, por parte de la Ejecutiva presidida por Pedro Sánchez, al parecer por apoyar ustedes, o simpatizar con ella al menos en alguna medida, la candidatura de Isabel Díaz Ayuso a las recientes autonómicas madrileñas. Desde luego, como mínimo la carta le honra a usted, les honra, y pone de paso en evidencia, una vez más, las muchas vergüenzas (o mejor, desvergüenzas) de este indignísimo Pedro Sánchez que nos desgobierna y nos lleva al desastre, si Dios no pone su santa mano...

Ahora bien, yo no puedo dejar de preguntarme para qué harían falta en España socialistas como usted, señor Leguina, por más cualificados que ustedes sean en comparación con los actuales sociatas, que no pasan de ser unos oportunistas y sacamantecas vividores: los ya señalados Abalos, Iceta, Marlaska (todos capitaneados por Pedro Sánchez). ¿En verdad merecen ustedes el apoyo del votante católico porque en efecto ustedes son indubitablemente más honestos, sensatos, respetuosos con la Constitución y con todo nuestro marco legal, y aun críticos con los separatismos enemigos de España y desde luego más militantemente solidarios que los socialistas actuales -quienes, insistamos, son una panda de sacamantecas, farsantes, trepas, corruptos y traidores a España-, si resulta que ustedes también apuestan por el aborto, la ideología de género, el globalismo, la invasión migratoria, la ideología LGTBIQ, la masonería, los planes del NOM y su siniestra Agenda 2030, el globalismo y el ultralaicismo (la sociedad con fundamentos al margen de las leyes de Dios)?

Porque la ideología socialista es un mal para la sociedad, toda vez que lo único noble que pudiera aportar (la sed de justicia social), ya lo aporta inmensamente mejor el Evangelio, e incluso en alguna medida ciertas formaciones de la derecha identitaria y patriota que ustedes acostumbran a satanizar.

Más allá de la clásica y ciertamente muy gastada por el uso distinción del tronco común de las ideologías entre izquierdas y derechas, el mundo actual se ha ido configurando en torno a dos bloques fundamentales. A saber: por una parte los globalistas, los identitarios y patriotas por otra. Globalista y por ende impulsor de la invasión migratoria y la islamización resultante de Europa y aun de todo el Occidente sería Jorge Mario Bergoglio, devenido en papa Francisco ya hace siete años y medio casi; identitario y patriota, justamente por católico fiel al Magisterio, a la tradición doctrinal y bimilenaria católica, sería el arzobispo Carlo María Viganò, no en vano hoy por hoy el principal crítico-opositor al magisterio de Francisco-Bergoglio.

Me parece habérselo escuchado o tal vez leído nada menos que al siempre estimulante César Vidal; estimulante hasta para atreverse uno a discrepar a veces de él, siempre desde la admiración por sus muchos talentos, saberes y capacidades. A saber: «El llamado pensamiento de izquierdas está totalmente gastado hoy día, desgastado, infecundo en realidad. Y en todo caso, solo sirve para apuntalar las políticas del Nuevo Orden Mundial». De manera que me siguen produciendo asombro, también consternación, y por supuesto ganas de mearme de la risa, confesiones del tipo: «Soy cristiano y militante de Podemos; pido el voto, de cara a las próximas autonómicas madrileñas, para la formación liderada o ya exliderada por Pablo Iglesias”; macho alfa para algunos de sus enemigos, y marqués de Galapagar para algunos otros de entre sus, también -dicen-, muchos enemigos.

Aunque de verdad, más allá de Iglesias y de Errejón, los dos jefecillos fundadores de Podemos, antaño amigachos y hogaño enemistados, ¿cómo se puede ser católico y militar en Podemos o en Más Madrid? Jefecillos ambos del socialismo bolivariano del siglo XXI en total connivencia con los planes del NOM, apoyan desde el aborto hasta el marxismo cultural, pasando por toda la Agenda 2030 hasta acabar en las formulaciones perrofláuticas más débiles e infundadas, ¿pueden y deben ser referentes de la militancia y el voto católicos?

Según nuestro añorado Benedicto XVI, no, en absoluto. Y yo, desde luego, más en sintonía me siento con el magisterio de Benedicto XVI que con la disidencia y la heterodoxia de los llamados progreeclesiales, que recomiendan el voto para cualquier partido político menos para PP y aún menos para VOX. Y no digamos para la llamada extrema derecha de falanges, democracias nacionales y alternativas españolas, por más que tampoco para SAIN (Solidaridad y Autogestión Internacionalista), que se reivindica de izquierdas (y globalista bergogliano, una de las razones por que ha dejado de interesarme SAIN). De suerte que no en vano los progreeclesiales suelen pedir el voto católico para la PSOE y más aún para formaciones políticas a la izquierda de la PSOE: Podemos, Más España, Nueva Canarias, Equo…

Desde luego, vivir para ver. De suerte que siendo esta la deriva actual de la Iglesia, ¿a quién puede extrañar el propósito de un sector de la Iglesia católica que peregrina por Alemania de acabar rompiendo con la fidelidad doctrinal debida a Roma, provocando con ello un cisma, al empeñarse en aceptar la legitimidad de las parejas formadas por homosexuales, a las que incluso se daría una bendición especial?


10 de mayo, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.

sábado, 29 de mayo de 2021

¿Es Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini un santo de segunda categoría?



Santos y santas hay en la Iglesia de cuya santidad hay consenso universal, esto es, aceptación indiscutible sobre que, en efecto, pasaron por este mundo totalmente entregados a la imitación de Cristo. Aun así, tal vez pueda haber algún tipo de reserva o resquemor de parte de ciertos sectores de la Ortodoxia con respecto a algunos de estos santos venerados en la Iglesia católica de rito latino (sabidas las seculares reservas que persisten en la mentalidad y psicología del cristiano ortodoxo hacia el mundo católico latino), pero el caso es que los nombres de santos de la categoría de Agustín de Hipona, Antonio de Padua, Francisco y Clara de Asís, Teresa de Ávila o de Jesús, Juan de la Cruz, Felipe Neri, Teresa de Lisieux o el padre Pío de Pietrelcina son efecto universalmente aceptados. Son modelos seguros para tratar de seguir más de cerca a Cristo, que es el Señor, el Salvador de la humanidad, el único mediador entre los hombres y el Padre. En expresión nacida del oremus y del sensus fidei del Pueblo creyente en camino, decimos que son santos que Dios manda a la humanidad, del Cielo mismo a la Tierra.

Pero santos y santas hay de cuya santidad ya no hay tanto consenso universal. Dos de estos santos podrían ser los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. Alegan al respecto, algunos de sus críticos, que en la actualidad las exigencias de la Iglesia para declarar beato o santo a un fiel católico se han rebajado muchísimo, de manera que estos pasarían por ser, a lo sumo, santos de segunda categoría, de segunda división, santos de saldo, de rebajas, de andar por casa en pantuflas, como de "todo a cien". Puesta a funcionar a pleno rendimiento la fábrica de hacer santos por el propio Juan Pablo II, dicen algunos críticos y estudiosos de estos asuntos que ya hoy día llegar a beato o a santo en la Iglesia no es tan exigente como antes, durante los primeros siglos del cristianismo, en verdad durante casi los dos milenios de la historia de la Iglesia. Así, durante esos casi 2.000 años anchos y largos transcurridos, hasta la llegada misma del Vaticano II y sobre todo hasta la irrupción de ese torbellino de papa que habría sido Juan Pablo Segundo, llegar a ser declarado beato o santo era algo al alcance de un puñado de elegidos. Mientras que desde que el papa polaco puso a funcionar a destajo la fábrica de hacer santos, hoy día, a beato o santo puede llegar cualquiera, por así decirlo. 

Me parece que tampoco para tanto, que estos son asuntos muy serios. A decir verdad, sabido es que el entusiasmo de san Juan Pablo II por canonizar a fieles inicialmente declarados siervos de Dios y venerables no obedeció sino a su propósito, perfectamente católico, perfectamente legítimo, completamente misionero y pastoral, de ofrecer al mundo innúmeros modelos de santos a seguir, ¡en una variedad tal como que hiciera imposible que alguien pudiera pretextar que con ningún santo se sentía finalmente identificado, también por razones meramente biográfricas! Comoquiera que sea, en todo caso asuntos muy serios, muy graves, muy complejos, totalmente comprometedores de la autoridad de la Iglesia, y de los cuales quien estas líneas escribe es todo menos un experto.

Solo que dentro de este grupo de santos y santas discutibles aun podríamos establecer un subgrupo (y ojo, conste, que hablamos de católicos de santidad así oficialmente estudiada, reconocida y declarada por la Iglesia), de cuyas heroicas y santas virtudes cristianas ya se duda abiertamente, como por sistema. Uno de tales santos se llamó en el siglo Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, aupado con 65 años a la Silla de Pedro, para la que tomó el nombre de Pablo VI, para así suceder a Juan XXIII.

A Montini se le niega el pan y la sal, esto es, su santidad de vida, porque críticos y desafectos tiene este sapientísimo hijo de la Iglesia que aseguran que fue durante toda su vida un activo homosexual, es decir, un gay. Y que en verdad nunca, aseguran, se arrepintió de este nefando pecado. Dan nombres de supuestos o reales amantes hombres que tuvo, de sitios de alterne y chaperos homosexuales a los que acudía en algún momento que otro de su vida anterior a su elección como papa. Se le acusa de masón y encubridor de masones, de conspirador contra el propio papa Pío XII, de pésimo administrador de la Iglesia, de vendido al comunismo en las relaciones de la Iglesia con los países del Este de Europa (países del llamado Telón de Acero). Se le acusa de haber elevado al cardenalato a prelados indeseables como Tarancón; se le echa en cara su desafección hacia el régimen del general Franco; se le reprocha su excesiva simpatía con la Democracia Cristiana, su excesiva apertura a la cultura secular, la excesiva dosis de personalismo comunitario y de nouvelle theologie que hay en su propio pensamiento.

En todo caso, asuntos muy complejos que escapan a mi competencia. Incluso entre esos críticos y desafectos no faltan los que aseguran que su muy amarga queja sobre "el humo de Satanás que había penetrado en la Iglesia por alguna rendija de esta", pronunciada por primera vez en el año 1971, el papa Montini en realidad la decía en plan irónico, casi burlesco, a sabiendas de que él era uno de los principales responsables o causantes de la secularización-mundanización interna de la Iglesia, con su como imparable vaciado de iglesias y templos, con las secularizaciones a mansalva de su clero regular y diocesano, con los abusos litúrgicos a que de suyo era más proclive el discutido Novus Ordo Missae (obra del masón y finalmente desterrado prelado Annibale Bugnini), con la mentalidad antinatalista conculcadora de la doctrina tradicional católica expuesta por el propio santo padre Pablo VI en su Humanae Vitae.

Me parecen acusaciones muy graves, que directamente suponen una mala actitud en la persona del papa Montini (una mala intención, un deseo consciente de hacer daño a la Iglesia), allende los errores, debilidades y pecados personales que él debió sin duda cometer, como hombre pecador que fue. Ignoro si entre los que despliegan todos estos desafectos, críticas y desconfianzas hacia Pablo VI haya católicos que no sean lefebvrianos o sedevacantistas; más bien sospecho que no debe haber, salvo en lo estrictamente tocante a la acusación de que Giovanni Batista Montini fue homosexual activo, de suerte que, como cabe suponer, sobre este particular se dan a abonar la opinión de que en efecto Montini fue homosexual activo o gay personas simpatizantes de la causa homosexual que aprovechan casos como este que aquí seguimos para lanzar puyas contra la esposa del Esposo. Comoquiera que sea, también conozco los testimonios, las opiniones, los estudios, los ensayos y las loas de quienes sostienen que  Giovanni Battista Montini fue un católico ejemplar, excepcional; vamos, un santo (y desde luego, un gran sucesor del apóstol Pedro).

Entonces, en qué quedamos, ¿de qué parte está más la verdad? No hace falta aclarar que no siendo yo un experto en este asunto particular que aquí seguimos, no debo aportar una palabra determinantemente autorizada al respecto. Solo que sí que me cuesta aceptar la hipótesis de que en la intención del papa Montini lo que hubo fue una voluntad aviesa, retorcida, premeditada, masónica y hasta satánica de demoler la Iglesia. O dicho con otras palabras: aceptar que debió cometer miles de errores, desaciertos, pecados incluso, durante toda su vida incluidos sus tiempos como seminarista "con permiso especial para quedarse en casa y no en el Seminario, por causa de sus problemas de salud", sí, sin duda, no hay problema; aceptar que hubo en Montini mala baba, mala fe, deseo de destruir la Iglesia, rendición a la masonería, mentalidad mundana invencible, pues lo acabo de confesar: me cuesta mucho creer que haya sido así. De manera que de momento al menos, lo que sí hago es aceptar que Pablo VI es el sucesor de Pedro que siguió a Juan XXIII y antecedió a Juan Pablo I; ergo, no soy sedevacantista, tampoco lefebvrista, auque simpatice algo con la línea lefevbvrista, y nada con la sedevacantista.

Así las cosas, expuesto este asunto paso ahora a reescribir una controversia que como forista he tenido ocasión de mantener con uno de esos críticos o desafectos al papa Pablo VI; ni detallaré dónde tuvo lugar la controversia ni el nombre como forista de mi contrincante (le cambiaré el alias). Veamos: 


  1. A la luz de este prolijo y erudito ensayo de este autor, urge entrar en detalles. Quiero indicar que es preciso concretar cuáles son las supuestas o reales herejías de los llamados papas del Concilio Vaticano II, desde el santo papa Juan XXIII hasta nuestros días actuales.

  2. Ojo que no vale con hacer acusaciones más o menos ad hominem del tipo: Juan XXIII y Pablo VI se conoce probadamente que han sido masones. ¿Dónde están esos documentos que probarían fehacientemente, sin asomo de duda, que en efecto han pertenecido a la masonería? ¿Se pasa a ser simpatizante de la masonería desde el momento mismo en que uno reconoce posibles aspectos positivos en el ideario masónico? Por ejemplo: el desligamiento de Inglaterra hasta la independencia por parte de los Estados Unidos de América no es concebible sin los ideales masónicos de la práctica totalidad de los fundadores de la patria norteamericanos. ¿Este hecho histórico es intrínsecamente malo? ¿Reconocerlo como positivo es de suyo guiñar un ojo a la masonería? Defender el sistema democrático, como hicieron ambos papas, especialmente Pablo VI (simpatías incluidas hacia el humanismo cristiano vía neotomista y personalista a través de su amigo Jacques Maritain), ¿implica obligatoriamente ser masón?

    Desde luego, ni que decir que los sedevacantistas y los lefebvristas que sostienenen estas hipótesis, sospechas o enmiendas a la totalidad deben saber mucha más teología que yo, solo que resulta que con la que yo sé, hoy por hoy, no me parece haber advertido en los escritos del papa Juan Pablo II, pongamos, esas carencias, ese irenismo, esas heterodoxias que pudieran minusvalorar el dato teológico tradicional sobre la dimensión salvífica única de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre (la segunda persona de la Trinidad Santísima), entre otros aspectos doctrinales que pudieran ser conculcados.

    Así las cosas, es imprescindible concretar al máximo los datos doctrinales objeto de estudio, discusión, duda y aclaración. Sobre todo considerando el destinario que somos todos los que constituimos el Pueblo de Dios como Iglesia discente. Tenemos derecho a que la llamada Iglesia docente (conformada por los pastores cum Petro et sub Petro) no nos oculte, escamite o ampute la totalidad de la fe. Porque esta es precisamente la encomienda de Jesús el Señor a los Apóstoles con Pedro a la cabeza: «Pedro, apaciente a mis ovejas, conviértete y confirma en la fe» (Juan 21, 15-25; Lucas 22, 31-32).

    Una evidencia que es incuestionable es que la Iglesia en nuestro tiempo histórico vive sumida en la más espantosa y tenebrosa de las apostasías imaginables. Hasta el extremo de que no escasean precisamente los estudiosos y analistas que contundentemente se dan en afirmar que estamos ante la peor crisis sufrida por la Iglesia en sus 2.000 años de historia. Una crisis más dramática incluso que la llamada crisis arriana acontecida en los primeros siglos de la era cristiana. Como tampoco desconocemos que una eminencia como el venerable arzobispo norteamericano Fulton Sheen vaticinó en buena medida la realidad de esta crisis eclesial que a todos los bautizados debe asombrarnos, entristecernos y compungirnos pero, a la vez, animarnos a querer estar más cerca del Señor que nunca y aun de su esposa la Iglesia.

  3. Ya nos hemos referido a la acusación de homosexual vertida contra el papa Pablo VI, quien incluso habría tenido amantes cuyas identidades trascendieron en su momento. Asunto gravísimo, sin duda. No obstante, ¿dónde están las pruebas que demostrarían esto sin ningún género de dudas, con incontestable y meridiana certeza? Con relación al santo papa Juan Pablo II, es frecuente echarle en cara que al convocar los encuentros ecuménicos e interreligiosos de Asís lo que ha exhibido es que su visión soteriológica o salvífica no era ortodoxa con la Tradición de la Iglesia, de suerte que la afirmación doctrinal de que Cristo Jesús es el solo salvador, el camino, la verdad y la vida, que nos enseña el evangelista Juan, el único camino para llegar al Padre (cfr. Juan 14, 6-7), quedaría en entredicho en la teología de Juan Pablo II.

  4. Volviendo con Pablo VI, observemos que en el caso de que quedara probada sin ningún género de dudas su homosexualidad activa (conozco la rumorología que usted aduce a propósito, señor Ángel Benigno), ser homosexual no es de suyo una herejía. Desde la perspectiva tradicional católica (contestada, negada y conculcada por los progreeclesiales y su particular magisterio herético y alternativo en sus redes, atrios, foros y demás portales digitales) es un pecado, un estado de vida reprobable, lamentable, contrario a la sexualidad según el plan de Dios enseñado por nuestra madre la Iglesia. Igual Pablo VI fue homosexual y sufrió por ello; igual no lo fue y se le difama con pruebas falsas; igual fue homosexual y quiso dejar de serlo, evitar ese pecado. Comoquiera que sea, el que lo fuera o no lo fuera no es de suyo una herejía; en todo caso, si lo fue, para él debió ser una prueba, una fuente de sufrimiento personal y pecado, una cruz tremendamente mortificante. A menos que, como usted señala, él viviera tan tranquilo con esa doble vida, pues, sigue usted afirmando, en verdad nunca mostró verdadero arrepentimiento. 
  5. Con respecto a la protección de Juan Pablo II al pederasta y degenerado sexual mexicano Marcial Maciel (mujeriego, etcétera), puede que estemos ante un caso reprobable en el debe del papa polaco. O podría ser que no fuera tanta la culpabilidad achacable a Karol Woytila sino que más bien todo acabó siendo producto de su ingenuidad, que fue excesiva, y de ahí entonces que el muy degenerado Marcial Maciel le metiera un gol por toda la escuadra al mismísimo papa. O en efecto, pongamos que en este aspecto o particular Juan Pablo II se equivocara escandalosamente. Pero aun así, esto por sí solo no constituye una herejía, un atentado contra el depósito de la fe. Ni tampoco es señal de que Juan Pablo II quisiera demoler la Iglesia, destruirla por dentro, que es lo que se desprende de sus palabras, señor Ángel Benigno, al acusar a todos estos papas, desde Juan XXIII a Benedicto XVI, de ser usurpadores, apóstatas, herejes, antipapas. Y que es, desde luego, lo que se desprende muy a menudo de las palabras recusatorias de no pocos católicos situados en el ala más a la extrema derecha de la Iglesia. A saber: los antipapas todos hijos del Vaticano II han pretendido destruir la Iglesia desde dentro.
  6. Este es el modus discendi de los sedevacantistas; ergo, usted es sadevacantista, no puede no serlo. Pues como dice el estupendo Iñaki Piñuel para referirse a los narcisistas malignos y a los psicópatas subclínicos, si un ave tiene patas de pato, alas de pato, plumas de pato, y emite graznidos de pato, es que es un pato, no puede ser un búho, esto es, es un psicópata el que obra como psicópata, esto es, es un sedevacantista el que afirma que todos los papas desde Juan XXIII hasta la actualidad son apóstatas, usurpadores y herejes.
  7. Parece fuera de toda duda la filtración masónica y marxista en la Iglesia; lo que ya no es tan sencillo ni de recibo es el acusar directamente a los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI de masones o de vendidos totalmente a la masonería, en connivencia total con la masonería.

    Usted aporta el dato de que «Montini fue pillado en un garito de homosexuales en su época de sacerdote o de obispo incluso». Podría ser que estuviera en ese garito buscando contacto con homosexuales en efecto, con chaperos. O podría ser que no, que no estuviera con ese propósito. De suerte que un famoso cardenal y teólogo vinculado al Concilio Vaticano II (usted seguro que conoce que me refiero al cardenal francés Jean Daniélou) encontró la muerte en el apartamento de una prostituta, y empero la opinión más unánimemente aceptada al respecto es que el cardenal no estaba en el burdel como cliente sexual sino por razones directamente espirituales y pastorales, y justo en tal ocasión la muerte lo pilló. Con todo, ya estuviera «de putas» el cardenal o buscando chaperos el futuro Pablo VI, estos hechos, tan viejos como la historia misma de la Iglesia (y de la humanidad), de suyo no son fuente de herejía sino de pecado, en el peor de los casos.

    Lo anterior queda suficientemente aceptado y claro, me parece. Y no hace falta mentar, como suele hacerse, el caso del papa Borgia español Alejandro VI: miserable, mujeriego, degenerado y corrupto a más no poder, no se conoce que profiriera ni de palabra ni por escrito herejía alguna contra la doctrina de la fe de la Iglesia. Por lo demás, lo que usted apunta sobre ese actor italiano que al parecer llegó a ser pareja sexual del ya papa Pablo VI, más de lo mismo, a saber, no está demostrado fehacientemente. Es un rumor, una acusación, pero no queda fuera de toda duda el que fuera así. Si fue así, es de confiar en que Dios haya perdonado a Pablo VI. Total, en 20 siglos de historia de la Iglesia ha habido papas asesinos, pederastas, simoniacos, corruptos, fornicadores empedernidos, homosexuales, conspiradores, hipermujeriegos, asesinos, ultrasoberbios, guerreros, despiadados, golfos de lo peor (hasta uno hubo que fue pillado in fraganti por un esposo cornudo en el lecho conyugal, y al parecer este se cargó al mismísimo papa a martillazo limpio) …

    Yo es que no soy sedevacantista; usted sí, señor Ángel Benigno. Y por esto acusa de usurpadores del Trono de Pedro a los papas desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI. Y por esto mismo, por esta perspectiva suya, por estos ojos sedevacantistas con que usted mira es por lo que porque usted tiene tendencia a poner de relieve las debilidades, pecados, múltiples fallos y descaradísima y avisa intención de demoler desde dentro la Iglesia de los papas del Concilio, desde Juan XXIII hasta Benedicto XVI, al tiempo que minusvalora o directamente no cita o rechaza las bondades, virtudes, dones y valores de tales sucesores de Pedro, a quienes usted mismo por sí solo se considera autoridad en la Iglesia para declarar que son usurpadores, con lo cual usted se convierte en juez de ellos.

    Prosiguiendo con el papa Pablo VI, Ángel Benigno, al que usted acusa, con total seguridad por su parte, de haber sido homosexual activo (esto es, gay), pongamos que en efecto fuera ese homosexual activo que usted asegura que fue. Como ministro ordenado que era, celebraba misa diaria. ¿La celebraba en pecado mortal siempre, dada su práctica habitual de la homosexualidad? Esto usted no lo puede asegurar, ni nadie lo pudiera, pues aun en el supuesto de que Pablo VI tuviera esa «doble vida», tuviera amantes hombres, ¿es que siempre estaba en pecado mortal tras haber consentido una y otra y otra vez el pecado para mí también nefando de la homosexualidad? ¿Es que usted está afirmando que los 365 días del año el católico Montini vivía en pecado mortal como consecuencia de su homosexualidad activa? ¿Cómo conoce usted esto?

  8. Cualquier persona puede tener un desliz en el ámbito de la vivencia de la castidad. Pongamos que tal desliz lo cometiera con fecha exacta un 21 de julio, en pleno verano: ya se sabe, el verano, la playita, los ligues, el calor... Antes de ese desliz, la persona que nos estamos imaginando supongamos que vivió con equilibrio la castidad; luego de ese desliz que tuvo un 21 de julio -seguimos suponiendo-, se arrepintió ipso facto y a los pocos días confesó y comulgó. Y el resto del año y el año siguiente, no volvió a consentir esos deslices en materia sexual. Siempre suponiendo como usted supone con total certeza que el católico Montini (papa Pablo VI) fuera homosexual activo, ¿no pudo ser que en efecto tuviera algunas caídas en el pecado de la homosexualidad, de las que él amargamente acabara arrepintiéndose cada vez que ocurría una de ellas, hasta el extremo de acabar superando esa tendencia? ¿Usted niega que esto pudiera suceder? ¿Usted por su parte afirma que el católico Montini, devenido en papa Pablo VI a la muerte de Juan XXIII en el año 1963, siempre fue un gay contumaz e irredento que celebraba la Eucaristía en pecado mortal? ¿En qué se basa usted para afirmar esto?

  9. Se habrá dado cuenta de que en ningún momento de mis comentarios en este hilo me he referido a Jorge Mario Bergoglio, devenido en papa Francisco en marzo de 2013. Y justo ahora en que reparo en esta omisión intencionada mía considero que los progreeclesiales, también llamados progresaurios o directamente pseudocatólicos, en sus terminales mediáticas (Redes Cristianas, Atrio, Religión Digital, etcétera) siguen presentando a Francisco como el esperado Papa para esa primavera eclesial que nunca llega y que, ciertamente en el caso que toca a la contribución y responsabilidad eclesial que han desplegado tales pseudocatólicos (pseudocatólicos por herejes), no pasa de crudo invierno. De demolición y de crudo invierno. 

    De lo cual sí creo estar seguro, con la guía inestimable de ese predicador en el desierto que es hoy por hoy el arzobispo Carlo María Viganò, quien sostiene verdades como las que siguen:
  10. El propósito de Gates, Soros y otros «magnates» comprometidos con la agenda globalista es la diezma de la población mundial, la esclavización de las masas y la concentración del poder y las finanzas en manos de unos pocos criminales que tienen como objetivo la dominación mundial y la preparación de la llegada del Anticristo. Frente a este plan infernal, la herramienta del virus Covid-19 para imponer vacunas que enfermen crónicamente a miles de millones de personas es perfectamente coherente con sus pretensiones y con la lamentable complicidad de líderes religiosos y políticos de todo el mundo, incluido Jorge Mario Bergoglio, que, como sabemos, ha traicionado a los católicos chinos con el acuerdo de Beijing, entregando a los laicos y a la jerarquía en manos de la secta cismática bajo las órdenes del Partido Comunista, a cambio de una generosa financiación.

A decir verdad, muy pocos obispos católicos se atreven a pronunciar discursos como los que pronuncia monseñor Viganò, si es que alguno queda. Sin embargo, este obispo católico italiano, exnuncio en USA y supercrítico con el pontificado de Bergoglio, a quien pone a caer de un burro un día sí y otro también, al argentino lo llama Bergoglio a secas pero lo considera Francisco (esto es, lo reconoce como el Papa actual de la Iglesia). Ya, pero entonces ¿es que no es cierto que se ha demostrado, con el derecho canónico en la mano, que el Papa sigue siendo Benedicto XVI, a quien dieron un golpe de Estado masónico hasta obligarlo a presentar su renuncia, de manera que su renuncia, al quedar viciada de raíz, resulta inválida, adrede inválida?

La impresión que se tiene es que algo gordo va a pasar en la Iglesia, como que algo muy grave se está cerniendo sobre ella. Como si todo se hubiese ya consumado: tiempos apocalípticos, la Parusía próxima...


29 de mayo, Festividad de san Pablo VI, 2021. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.

  1.  

 

"El independentismo corrompe y desertiza cuanto toca"

Por Luis Henríquez Lorenzo



En un momento de su discurso, el político ha pedido que los diputados de Vox que fueran católicos practicantes levantaran la mano. “Un montón, un montón, un montón. Se vanaglorian de... a mí me parece bien, ¿eh? De hecho se reivindican como un partido tradicionalista, cercano a la Iglesia católica”, ha dicho Rufián. “Por lo tanto ustedes creen en serpientes que hablan, creen en palomas que embarazan, por lo tanto, ustedes creen en que las mujeres provienen de la costilla de un hombre, creen que si todos y todas nos portamos mal llegará una lluvia de fuego y nos quemará a todos y todas”, dijo. “Ustedes creen en eso, ¿y vienen ustedes aquí a dar lecciones de normalidad y de adoctrinamiento?”, preguntó.



Palabras necias e injuriosas espetadas contra Vox en particular y contra los católicos en general por el charnego y empero separatista catalán Gabriel Rufián, en el Pleno del Congreso de los Diputados que debate la toma en consideración de la Ley Trans.

"Estoy seguro de que Oriol Junqueras no se sentirá respetado", acaba de declarar monseñor Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal Española.

No se sentirá respetado (se entiende) por las palabras denigrantes de Gabriel Rufián contra los católicos, a los que acusa este individuo, bien instalado en la mamandurria que le suministra la nación a la que odia, acusa de ser no más que unos crédulos en fantasías y supersticiones. Ya, entiendo. Solo que tan cierto como la luz bendita que me está alumbrando es que por lo que a mí respecta, lo que desde luego no me siento es atraído por la mezquina y miserable movida separatista del Oriol Junqueras, que es la misma que la del Rufián -y ambas, hijas podridas de la Ezquerra Republicana Catalana, partido golpista, asesino y genocida de católicos donde los haya, a la sazón en comandita con la CNT y la FAI-. De tal manera, monseñor, o hasta tal extremo, que lo increíble, desconcertante, patético, no sé ni cómo calificarlo, es que el señor Oriol Junqueras se confiese católico practicante y separatista catalán.

Para mí que son fes incompatibles, te lo aseguro*. Para empezar, el separatismo catalanista es una tremenda y alucinante mentira. Tan mentira es, tan gorda, tan infundada, tan gruesa y tan burda, que tiene menos legitimidad posible que el nacionalismo separatista canario (y ni que decir que hago esta comparación completamente lejos de cualquier asomo de connivencia con el independentismo canario). Pero puestos, los canarios encontraríamos más razones y argumentos de peso para reivindicar independizarnos de la Metrópoli que las que encontrarían los catalanes; de modo que figúrate, monseñor, lo que me importa lo que diga o deje de decir, sienta o deje de sentir un personaje como el católico Oriol Junqueras.  

Es totalmente infundado, carece de fundamentos históricos firmes o serios el nacionalismo independentista catalán. Es una destiladera de odio contra España y contra la fe católica. Es una fe infundada y egoísta, típicamente burguesa, desertizadora de la fe de la Iglesia, la impostura separatista: vacía los templos, los seminarios, los noviciados... Corrompe cuanto toca. Es una idolatría, más pronto que tarde puesta de manifiesto. Así lo comprendió nada menos que Guillermo Rovirosa, alma máter de la HOAC, profundamente catalán pero nada separatista, como tú bien conoces.

Desde luego, entre el separatismo y el progresismo, metidos hasta el tuétano en los movimientos de Iglesia que se reivindican destetados en la ubre del Concilio Vaticano II, la cosa sigue pintando muy fea. De suerte que los progreeclesiales o progresaurios con todas sus terminales mediáticas (con sus foros, redes y atrios) guiñan un ojo a estos separatismos, a Podemos y el resto de organizaciones de izquierdas secularmente enemigas de Cristo y de su Iglesia. Hasta tal punto la cosa, monseñor Argüello, que, como asimismo bien conoces, me supongo, en los lugares en que se instala el nacionalismo y desemboca en las versiones más radicalizadas independentistas o separatistas, ya ni la yerba crece, esto es, la fe católica se empobrece, languidece, se desertiza, agoniza y casi que muere (ya reconocido esto líneas más arriba).

Pepe López, bravo comunicador tinerfeño que, en su canal de Youtube, predica contra el globalismo del NOM (contra todas sus obras y seducciones), contra el laicismo corrupto y corruptor de este desgobierno socialcomunista que nos está llevando como indefectiblemente a la ruina, por amor católico, identitario y patriota al ser, a la historia y a la unidad de España llama a Oriol Junqueras cara de cochino. Porque es que sí, reparen en su cara: la tiene como de puerquito, sí, se da un aire. Ya sé, me podrán replicar que me hago eco de un insulto, grosero insulto, y que falto al respeto debido a una persona, que además a mí ni me va ni me viene porque no me toca nada. Ya (podría ser). Pero más insulto es que este Junqueras, católico practicante**, afirme tan pancho que él es que no se siente español, que se siente de una raza superior al resto de los españoles, y que en todo caso se sentiría más racialmente cercano de los franceses que de los españoles. 

Y todo con la cara porcina que se gasta, habráse visto, ¡raza superior, ahí es nada!, ¡quién lo diría! De ahí el cabreo del bueno de Pepe López, a quien ciertamente no hay que rogar mucho para que se acabe cabreando, pues sabido es que se enciende enseguida como un fósforo, que decimos en Canarias.

Mi pobre patria, aplastada por abusos del poder/ de gente infame que no conoce el pudor,/ se creen los dueños todopoderosos/ y piensan que todo les pertenece, cantaba el recientemente fallecido Franco Battiato (cursivas nuestras). Así que pongamos la guinda a esta breve reflexión con los versos de uno de sus éxitos musicales. Total: la insaciable llamada a gozar del arte, en todas sus manifestaciones posibles, puede llevarnos a la satisfactoria ilusión de olvidar, por un momento al menos, tanto cretinismo y tanta ruindad que abundan en el ejercicio de la política partidista, por ejemplo. Como si el arte así gozado fuese una suerte de beatus ille que nos alejara del mundanal ruido y de tanta humana ambición, maldad, egoísmo, trampa y cartón, falsedad, hipocresía...



Notas

*Si me tocase tratar ahora a Luis Argüello (un suponer), creo que lo llamaría monseñor y lo trataría de usted, o al menos le diría don Luis, por más que me sienta distante hoy por hoy de su sensibilidad eclesial actual, a mi juicio tan acrítica, mundanizante, tibia y acomodaticia por lo que respecta al caos doctrinal, litúrgico, pastoral y disciplinar que despelleja viva a la Iglesia, no en balde sumida en una apostasía que procede de su cúpula. No obstante, me he permitido tratarlo de tú en este escrito porque cuando tuve ocasión de conocerlo, hace de ello algunos lustros, siendo él cura y yo un imberbe mozalbete, antes de ser él vicario episcopal y aun luego de haber sido nombrado vicario para Valladolid, me pareció un hombre brillante, educado, de modales refinados, de buena preparación intelectual. Y aunque pocas veces hablamos, recuerdo que lo tuteaba, también porque era un cura joven, siendo además que lo normal era, en tales movimientos apostólicos, que los seglares tuteáramos a los curas, incluso aunque estos fueran mayores. Con él llegué a realizar algunos cursillos militantes o apostólicos, que él impartía conjuntamente con el recordado Julián Gómez del Castillo, maestro de militantes cristianos, converso del ateísmo a Cristo y a su Iglesia en su temprana juventud, hijo y nieto de históricos del PSOE y de la UGT en el norte de España, uno de los históricos del movimiento obrero de inspiración católica; en fin, todo esto querido y archisabido. 

** Tampoco tan practicante, monseñor, no te creas: él mismo ha confesado que sí, que a veces va a misa, solo que no es que vaya religiosamente todos los domingos y fiestas de guardar. Aunque este no es asunto mío, ya sé, cómo no. Y además no me importa. Sí que me importa más la elogiosa valoración que haces, monseñor, de un documento papal como la encíclica Fratelli Tutti, del papa Francisco (firmada el 3 de octubre de 2020). Porque una cosa es tomarse en serio la recomendación de san Agustín de Hipona, el gran Doctor y Padre de la Iglesia de Occidente, con el permiso de santo Tomás de Aquino (a saber: "En la Iglesia, libertad en lo opinable, unidad doctrinal en lo fundamental, y en todo momento, caridad cristiana), y otra cosa es comprobar cómo lo que opinan de esta encíclica obispos como Carlo María Viganò, Atanasio Schneider, o seglares militantes de Cristo y de su Iglesia ubicados en César para JesucristoArturo Periodista CatólicoRadio Rosa Mística Colombia, Adoración y Liberación, Como Vara de Almendro, o el periodista mexicano y sobre todo católico Jorge Santa Cruz (cfr. "Sionismo, masonería y comunismo afinan el nuevo contrato social propandemia": Infohispania, 2/1/2021), no coincide casi que en nada con tus palabras elogiosas. Para ti, monseñor, como para el común de los obispos, es un documento magisterial magnífico, rico en propuestas pastorales y evangelizadoras; para los citados obispos, para otros que me sé y que no cito, y para los seglares que organizan y administran los sitios digitales que he mencionado, la Fratelli Tutti (rebautizado como Tutti Frutti por algunos de sus críticos, ¡viva Little Richard!)) no pasa de ser un documento más de Bergoglio-Francisco lesivo con la doctrina católica tradicional por irenista, sincretista, mundanizante, y descaradamente próximo al ideal masónico. 

De manera que estos que nombro, monseñor, y otros que conozco y que no citaré en esta ocasión para no hacer más prolija la lista, en verdad no coinciden casi que en nada con la elogiosa valoración que tú haces de la Fratelli Tutti. De modo que esto sí que me preocupa, no que Oriol Yunqueras asista a deje de asistir a misa, porque ciertamente me resbala y repele lo que pueda hacer o dejar de hacer con su vida privada una persona que va por la vida odiando a la patria que yo amo, desde mi ser canario, también desde mi ser católico. Y que encima es golpista contra la unidad de España. Un tipo que en el colmo de los colmos se hace la víctima, luego de haber conspirado con otros sediciosos contra la unidad de la nación. Golpistas que, con las mismas y luego de sus fechorías anticonstitucionales y canallescas contra la unidad de España, van a beneficiarse y todo del indulto que cabe que les ofrezca el indignísimo Pedro Sánchez Castejón. 

¡Amnistía en toda regla que igual acaban concediendo a estos desgraciados golpistas catalanes, corruptos entre los corruptos! Como si se repetiera la historia, pues no en vano en el año 1934 otros golpistas catalanistas, encabezados por el conspirador y asesino Luis Companys, también se dieron en auspiciar la vía de la amnistía tras el golpe de Estado contra la legalidad y la unidad de España que perpetraron, tras el cual por apenas unas horas proclamaron la independencia de la Generalidad Catalana.

Alucina, Catalina: paso. Para fieles católicos independentistas de esta calaña, aunque sean practicantes, me quedo con ateos católicos de la envergadura de Gustavo Bueno (envergadura intelectual, se entiende, que en lo físico él era poquita cosa, casi que un hombre esmirriado). De suerte que, sin ir más lejos, el genial o magistral Gustavo Bueno era muy crítico con los nacionalismos periféricos. 



25 de mayo, 2021. Luis Alberto Henríquez: profesor de Humanidades, educador, bloguero, militante social, escritor.


miércoles, 26 de mayo de 2021

"A condición de ser políticamente incorrectos"



A la luz de sus obras, una mayoría de políticos hoy por hoy no parecen estar en política para servir al bien común, esto es, por fidelidad a unos ideales de justicia, honestidad, solidaridad, servicio... No hay sino que escuchar lo que dicen y lo que hacen y aun lo que omiten o dejan de hacer. Una vergüenza y una ignominia lo que está ocurriendo, sin ir más lejos en España.

El Partido Popular -por el que nunca he votado, pues tradicionalmente mi voto ha sido de izquierdas o en blanco-, sin duda sigue contando con simpatizantes, militantes y votantes dignos de encomio, honestos, buena gente. Solo que, salvadas tales honrosas excepciones de rigor, este partido es derecha cobarde, y a menudo muy cobarde. Hasta el punto de hacerle el juego a la izquierda, es decir, al ideario progre, al laicismo mondo y lirondo. Los nacionalismos separatistas son sanguijuelas que desangran la patria común. PSOE, Podemos y ese Podemos con sacarina que es Más Madrid son mafias que impulsan el nepotismo, el desprecio a España y la desmantelación de todo su tejido sociocultural tradicional.

En este escenario de decrepitud moral, cívica, espiritual e ideológica, solo VOX se yergue como alternativa al imperio de lo políticamente correcto al servicio del NOM (Nuevo Orden Mundial). Ojo: cuando digo VOX me estoy queriendo referir no solo al partido presidido por Santi Abascal sino a todos esos grupos u organizaciones identitarias y patriotas que no tienen hoy por hoy apenas voz, que no tienen representación parlamentaria ni presencia alguna en las instituciones políticas. Tales grupos también cuentan.

Y también ojo: no estoy afirmando que VOX sea modélico en todo, el ejemplo a seguir completamente sin rechistar, el partido pluscuamperfecto todo digno de encomio y aplauso. No, porque como cualquier otra realización humana, VOX está sujetO a la imperfección.
Pero sí que al lado de lo que hay (al lado de sociatas, podemitas, separatistas, comunistas, feministas, anarkoides, progreeclesiales y demás ralea de perroflautas al servicio del globalismo y su invasión migratoria), las diferencias salen a relucir. Frente al laicismo radical y totalmente excluyente de Dios, que prepara el camino a la Agenda 2030, VOX marca la diferencia.
Hasta tal extremo, que es como comparar la noche con el día, la luz con la oscuridad, el bien con el mal. Dicho con el trasfondo del pensamiento agustiniano: de una parte la Ciudad de Dios, de otra, la Ciudad del Mundo o Secular. VOX y el resto de las fuerzas identitarias y patriotas, sensibles a la herencia cristiana configuradora de la civilización occidental, estarían en ese eje del bien, en la Ciudad de Dios; las fuerzas disgregadoras del globalismo al servicio del NOM, en el eje del mal, esto es, en la Ciudad mundana o Secular.


27 de mayo, 2021. Luis Alberto Henríquez: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.

sábado, 22 de mayo de 2021

"Abalos se escribe con be (con be de batata)"



Resulta que como me cae muy bien Rosa Díez, a la que ni que decir que no conozco en persona, cada vez que leo al incombustible Enrique de Diego llamar chulo puta a Pedro Sánchez Castejón, actual presidente de nuestro Gobierno y jefazo hoy por hoy del PSOE, me asaltan sentimientos contrapuestos.

Ergo, por una parte me merece el máximo respeto Rosa Díez, a la sazón exmilitante del PSOE y fundadora de Unión, Progreso y Democracia (UPyD). No comparto la mirada laicista con que defiende medidas como el aborto, por ejemplo, entre otras varias miradas más, pero sí que estoy con ella en muchas de sus luchas actuales, en su crítica sin fisuras a un PSOE que es un desastre de partido y de desgobierno en manos de incompetentes y corruptos como el citado Pedro Sánchez, como José Luis Ábalos, como Iceta, como Adriana Lastra, como Augusto Hidalgo (actual alcalde sociata del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria)... En fin, una lista que sería innúmera compuesta por sacamantecas o vividores descarados de la politiquería, ejemplos máximamente decadentes de oportunismo, desvergüenza y antimilitancia.

De manera que no me duele lo más mínimo el que alguien como Enrique de Diego se refiera a Pedro Sánchez Castejón como "chulo puta", por más que sí me disgustaría el meter a todos los militantes que en el PSOE han sido en el mismo saco en que irían los indignísimos sociatas antementados. Verbigracia: a la ya citada Rosa Díez, y a otros tantos cuyos nombres y peripecias vitales solo Dios conoce. Porque sí que hubo una época, la de las luchas sociales, entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en que los socialistas solían ser militantes, que hasta pagaban por serlo, y desde luego no cobraban por su militancia en pro de la justicia social y la clase trabajadora.

Aclarado lo anterior, un prenda que sí me parece corrupto hasta las cejas es José Luis Ábalos, gerifalte de la PSOE. Siniestro esbirro a las órdenes de Pedro Falconetti Sánchez y mentiroso compulsivo, tipo que no ha dado un palo al agua en su vida, perpetuo chupóptero de la teta politiquera, yo que nunca he sido militante del franquismo sino más bien de organizaciones de izquierda a la izquierda del PSOE, ¿por qué tendría que preferir a un tipo como este Ábalos al tiempo que habría de negar el pan y la sal, sus grandes logros sociales, su amor patriótico a España desde su sincero catolicismo, a un estadista de la categoría de Francisco Franco? 

Con sus pintas de picador o rejoneador, o hasta de banderillero, y desde luego de tabernero en la Castilla profunda de asados, lechones y comidas de caldero con mucho cochino y picante, este José Luis Ábalos es de esa clase de políticos de tres al cuarto a los que solo interesa el ejercicio de la política en pro de la pulsión de su bolsillo y su bragueta. Antiespañol, antipatriota, antiidentitario, laicista, progre, oportunista, mentiroso más que los narcisistas, taimado y corrupto, para mí, sin ningún género de dudas, un sistema político que permite que estos sinvergüenzas ocupen cargos públicos en política (y muy elevados y muy bien remunerados cargos además) es un sistema que es claramente una mierda de sistema, una cada de la vaca. Una engañifa, una estafa. 

Lo siento por los Bruno Alonso, Besteiro, Nicolases Redondos, Almunias, Rosas Díez,  Corcueras y tantos otros y otras que han pasado por el PSOE con notabilísimas dosis de honradez frente a la desvergüenza de los desgraciados sociatas actuales, pero es que la situación actual que estamos viviendo en España ya no se aguanta. Habría que sacar a estos indeseables del Gobierno ya de una vez por todas, ya fuera con agua hirviendo, mandarlos a ser posible al paro (a algunos a prisión), y comenzar la ardua tarea de reconstruir este país nuestro que cada día que pasa es más Expaña que España.


22 de mayo, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.