miércoles, 24 de mayo de 2017

"¿La Puta de Babilonia?" (II)




La bimilenaria historia de la Iglesia celebra la memoria de miles de mártires: excepcionales testigos de la buena noticia del Evangelio, prefirieron morir a traicionar la fidelidad a Jesucristo, el camino, la verdad y la vida, según enseña el Evangelio de San Juan. Dicho con Emmanuel Mounier (1905-1950): "Hay fidelidades por las que vale la pena entregar la vida".



Así las cosas, desde mi inevitable modestia de incurable aprendiz de escritor y de muy mediocre discípulo de Cristo, yo le pediría al muy aplaudido escritor colombiano Fernando Vallejo, naturalizado mexicano y radicado en el país azteca, por lo demás el único país hispanoamericano que tímidamente conozco -y cuyos descomunales talentos literarios soy el primero en no minusvalorar; muy al contrario, con envidia sana o insana los deseara para mí- que tratara de explicarme, de explicarnos, cómo los primeros cristianos, en la hora fundacional de la Iglesia, pudieron aceptar el martirio a sabiendas de que morían por una mentira; esto es, ni siquiera morían creyendo que era verdad lo que en rigor era mentira, para más inri mentira inventada por ellos mismos; o tal vez, aunque ellos no lo supieran o creyeran así, en todo caso burda y letal mentira. Tal planteamiento es absurdo e imposible, lógica y existencialmente hablando. ¡Morir por la causa de una mentira a sabiendas de que es mentira!, ¿qué se gana con ello?



Los doce Apóstoles de Cristo, quienes murieron martiriados -todos, sí, menos Judas Iscariote, el traidor, que se suicidó, y el discípulo amado Juan, que al parecer moriría ya muy anciano-, ¿qué ganaron dando su vida por una causa que era mentira y que ellos mismos reconocían que era mentira justamente por ser sus taimados urdidores? Y los Padres Apostólicos (Clemente de Roma, Ignacio de Antioquía, Policarpo de Esmirna, el obispo Papías, Bernabé y el pastor Hermes), ¿qué ganaron tomando el testigo de la crística y eclesial fe justamente de manos y de viva voz de los Apóstoles si la predicación de ese kerigma les habría de costar la vida? ¿Y cómo pudo ser que se inventaran al Hijo de Dios muerto en la cruz, cuando la crucifixión era una completa ignominia según la mentalidad judía, centrada o sustentada en un radical monoteísmo que impermeabilizaba su cosmovisión religiosa a todo posible influjo del politeísmo pagano?    

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Y sin embargo, estos días he estado leyendo de algunas revistas digitales en Internet diversos trabajos de exégesis y de teología bíblica, principalmente, porque acabo de terminar de leer un libro que yo definiría como terrible titulado La Puta de Babilonia, del citado escritor colombiano radicado en México Fernando Vallejo. Se trata de un ensayo publicado por Seix Barral en 2007; a mi juicio, una muy documentada, audaz, vociferante, extremista, feroz, rabiosa y despiadada diatriba contra Dios, Cristo y la Iglesia.Resultado de imagen para la puta de babilonia 

Con decir que su autor (convencidísimo ateo, anticlerical, animalista, polémico divulgador de contenidos científicos, magistral novelista, dicen también de él) llama en todo momento a la Iglesia católica "la Puta". Mas sobre todo, considera que los Evangelios son "un montaje de la Puta, cuyos Apóstoles, Padres Apostólicos y luego todos los Santos Padres y apologetas se inventaron a Cristo falsificando y amañando las profecías, las Sagradas Escrituras"...Image result for la puta de babilonia


Fernando Vallejo llega a aventurar que (cito) "los evangelistas no sabían ni la geografía de Palestina en tiempos de Cristo, y que hasta el propio san Jerónimo ignoraba el texto hebreo de la Biblia original, quien precisamente se encargaría de traducirlo, el texto hebreo, al latín y así fijarlo en la Vulgata ".Image result for la puta de babilonia

Este Vallejo, al parecer novelista genial (ganador, en 2003, del muy prestigioso premio de novela Rómulo Gallegos, uno de los más afamados en lengua española; autor de novelas tan magistrales como La Virgen de los sicarios, El desbarrancadero, La rambla paralela o Mi amigo el alcalde) asegura que los apologetas de la fe católica (san Justino, san Ireneo de Lyon...) actuaron con mala fe, siempre al servicio de "la Puta". ¿Con mala fe que les llevó a morir, esto es -repito-, viviendo una mentira y sabiendo que morían por defender la causa de una mentira? Cómo puede ser esto, ¿cómo se puede morir por causa de una mentira que uno ni siquiera cree que es verdad, tanto hace 2.000 años, justo en la historia fundacional del cristianismo y de la Iglesia, como en la actualidad, en pleno 2017, cuando y donde incluso más mártires se están dando que en los primeros siglos del cristianismo bajo las persecuciones decretadas por los emperadores del Imperio Romano? ¿Cómo pude ser que el apóstol Juan (discípulo de Cristo y a su vez maestro del padre apostólico Policarpo de Esmirna, por su parte maestro del apologista también venerado como santo Ireneo de Lyon), fuera víctima de un burdo engaño toda vez que Jesús  de Nazaret ni siquiera habría existido, o peor incluso, el propio apóstol Juan fuera no más que uno de los primeros urdidores de la que habría de ser con el correr de los siglos mayor patraña de la historia de la humanidad? Image result for la puta de babilonia

En todo caso, se trata el de marras de un ensayo, potentísimo detonante contra la propia idea de Dios, contra Cristo y contra la Iglesia, parido por la mente de un escritor que, según tengo entendido, tiene un gran predicamento en Hispanoamérica, también en España e incluso ha sido traducido a las principales lenguas del mundo, y en el mismo, Vallejo se debe referir a la Iglesia católica -que es para los católicos, madre y maestra, y para los no católicos, al menos respetuosamente debería ser la Iglesia- con el sintagma nominal "la Puta" por lo menos 500 veces, tal vez más. ¿La Puta y solo la puta, o sea, la impar meretriz empero amada por los católicos como la Esposa de Cristo que cientos de miles de santos, beatos y mártires ha dado a la humanidad, al servicio de los pobres, enfermos y marginados sociales, la justicia social, la cultura, la sanidad, las misiones, la evangelización, la defensa de la familia, la moralidad, el movimiento obrero...? ¿Con que la Iglesia, según el fulminante juicio de Fernando Vallejo, solo ha traído males, perjuicios, desgracias, atrasos, supersticiones, maldades, defensa-justificación de la esclavitud humana, opresiones y horrores a la humanidad durante 2.000 oprobiosos años, toda vez que la Iglesia se ha inventado a Cristo (el mito de Cristo, que ni siquiera habría existido en verdad, esto es, como Jesús histórico, se atreve a postular el internacionalmente reconocido y premiado Fernando Vallejo, no obstante tal opinión suya contra el parecer de la inmensa mayoría de los investigadores sobre los orígenes del cristianismo) escribiendo y canonizando unos Evangelios "llenos de interpolaciones y manipulaciones e incoherencias y no escritos antes de la segunda mitad del siglo II y que en todo caso vendrían a ser un muy sincretista refrito de historias mitológicas de dioses paganos, no pocos de ellos adscritos al culto solar: Osiris, Isis, Horus, Brahma, Vishnu, Shiva, Zoroastro, Mitra, Baco, Atis, Dionisio, Krishna...?" ¿Y si resultara que comparar a todas y cada una de estas divinidades con Jesucristo es un viejo proyecto que nace, en efecto, de algunos teólogos liberales alemanes del siglo XIX y hoy relanzado por escritores en plan best seller como Dan Brown, solo que tal proyecto investigador no goza precisamente de especial crédito en el mundo académico de la exégesis neotestamentaria y la historia del cristianismo primitivo? ¿Y si resultara que las aducidas semejanzas con Cristo de todos esos episodios protagonizados por esas figuras de la mitología pagana (desde el caminar sobre las aguas atribuido a algunos de los tales y aun otros milagros, hasta la propia crucifixión, muerte y resurrección atribuidos a otros, pasando por la tenencia de discipulados, etcétera) son solo superficiales o de apariencia, por ende, infundados, forzados? Image result for la puta de babilonia    

No obstante lo que acabo de escribir, a mi juicio de católico que no es teólogo ni filósofo ni historiador de la Iglesia ni nada por el estilo sino simple devoto de estos asuntos, Fernando Vallejo muestra una gran honradez moral e intelectual al haber escrito un ensayo como este en que se expresa tal cual él se siente y confiesa; esto es, él no engaña a nadie, es Fernando Vallejo 100% puro, un ateo radical convencido de que la Iglesia católica es una de las instituciones más falsas, fraudulentas y perniciosas de cuantas ha parido y conocido la historia de la humanidad. Parafraseando un pensamiento atribuido a Voltaire (hay quien lo atribuye a su biógrafa británica Evelyn Beatrice Hall), ante un ensayo como este que nos ocupa yo podría reconocer: "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo". Image result for la puta de babilonia

Sin embargo -y esto que diré es muy importante-, aunque su libro está muy esforzadamente documentado y su estilo es muy incisivo, directo, vigoroso, pasional, desgarrador, demoledor -como corresponde sin duda a un escritor tan excepcional como él es-, a mi juicio de medio imberbe intelectual no poco de lo que dice el ilustre colombiano-mexicano me parece tendencioso, muy ideologizado, sesgado, cuando no sacado de madre o de quicio, extremadamente exagerado, sectario, a veces infundado, y todo ese totum revolutum (el ensayo no está estructurado en capítulos ni apartados ni numeración de ninguna clase; es una prolija diatriba que empero en ningún momento se hace pesada porque Vallejo es un escritor prodigioso) salpicado de odio y desprecio a la Iglesia, a la que él constantemente llama "la Puta" y a la que convierte en la más atroz encarnación del mal que haya conocido la historia de la humanidad. 



A mi juicio, asimismo sostengo que tal opinión sobre la Iglesia me parece una postura propia de un maniqueísmo pueril, dicho esto con todo respeto a la grandeza como literato de Fernando Vallejo. Claro que la Iglesia a lo largo de 2.000 años de historia ha cometido y perpetrado, por obra y desgracia de no pocos de sus hijos e hijas, innúmeros pecados y errores de toda índole (hipocresías, nepotismos, abusos de poder, pacto con toda clase de poderosos, crímenes de lesa humanidad...), pero en esos 2.000 años de historia no todo ha sido sombra y tinieblas en la Iglesia, ¡ni modo de que haya sido así!así!.Image result for la puta de babilonia 

Tendencioso ensayo, decía, o que al menos a mí me parece que es tendencioso y salpicado de acusaciones a Cristo y a su Iglesia gravísimas, tremendísimas, y como poco discutibles; salpicado por cierto de hipótesis sobre exégesis bíblica e historia de los orígenes del cristianismo que hoy aparecen como infundadas, o simplemente erróneas, superadas por los estudios críticos más actualizados. ¡Y de expresiones ofensivas o despectivas contra Cristo, a quien llama Cristoloco, y contra los cristianos (sobre todo contra los católicos) a quienes llama plaga!  



Ciertamente, a mí me sigue resultando en verdad imposible entender y aceptar cómo a partir del ejemplo de vida de Cristo ( pobre, humilde, su carácter temperamental pero a la vez decididamente afectivo y compasivo, amigo de pecadores y gentes de mal vivir, crucificado entre dos malhechores, sencillo, asequible, "comelón, bebedor y hombre de extraviado juicio", según apuntan de él ciertos pasajes evangélicos) uno ha de aprehender que secularmente los papas hayan sido tratados como semidioses y hayan vivido con toda suerte de riquezas, refinados placeres, lujos y privilegios, más regalados y regios que los propios reyes y emperadores. Detentadores de un poder absoluto teocrático, despótico y no raramente corrupto y a tope mundano (con toda probabilidad, prelados hay muy católicos, apostólicos y romanos pringados en el blanqueo de dinero sucio y resto de turbios negocios), la noticia que uno tiene de tantos papas, cardenales, arzobispos, obispos, abades, abadesas, priores, prioras y presbíteros, ¡tan apegados al poder y al culto a la personalidad, al nepotismo, a la hipocresía y a la vida a todo lujo!, a mí no me lleva a Cristo, ¡me aleja de Cristo!, ¡hace que se tambalee mi ya de por sí endeble fe! Y sin embargo, llamar a Pío XII nazi, como hace Fernando Vallejo en su ensayo, asesino a san Pío V (el Papa del Concilio de Trento), llamar a Pío IX Impío Nono, atribuirle la paternidad de un hijo bastardo o ilegítimo al papa León XIII (concebido en sus años mozos de joven sacerdote destinado en misiones diplomáticas en Bélgica), a Pío XI considerarlo papa solo ambicioso de concertar tratados y concordatos con las naciones, a san Juan Pablo II llamarlo infame y alcahueta, a Benedicto XVI hacerlo cómplice del mortal antisemitismo nazi, burlarse del dogma católico de la Inmaculada Concepción escribiendo la Inmaculada Concha ("concha" es para los argentinos y uruguayos un término vulgar para referirse al sexo de la mujer)..., ¡hasta ahí podíamos llegar! Vamos, que desembocar en estos extremos a mí mismo me escandaliza, me parece injurioso, y me duele, como deficientísimo hijo de la Iglesia que soy; a mí, sí, que empero tengo un nervio ácrata, por causa del cual, tal vez, es por lo que se me atragantan protocolos, honores, reverencias, acríticas sumisiones...



Repito que no soy un experto en teología, ciencias bíblicas, ni siquiera en filosofía, pero al mismo tiempo considero el efecto que un ensayo como este pueda causar en muchas personas que lo lean... De manera que justamente por este temor mío me atrevo a sugerir que algo así como una comisión de expertos en estas materias (ciencias bíblicas, historia de la Iglesia, cristianismo primitivo, teología...) debería leer el libro de Fernando Vallejo La Puta de Babilonia y escribir una respuesta: hoy día, en plena era de Internet y las tecnologías, en cualquier bitácora católica que se precie se puede subir tal estudio reclamado. Porque la alternativa o disyuntiva es muy clara y no puede tener medias tintas: o lo que afirma Fernando Vallejo en su prodigioso ensayo es verdad o es verdad, pongamos, la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (preclaro teólogo dominico contra el que el colombiano arremete sin contemplaciones, hasta el extremo de considerarlo "uno de los hombres más viles salidos de vagina humana"), obra considerada uno de los grandes edificios teológicos en la historia del pensamiento católico. O es verdad lo que sostiene Fernando Vallejo en su ensayo o es verdad el corpus doctrinal de los Santos Padres, apologistas y heresiólogos de la Iglesia a la que con singular cariño el ardiente escritor colombiano llama invariablemente la Puta. O es verdad este ensayo del insigne escritor colombiano o es verdad el ejemplo de vida de una santa como Helena, la madre del emperador Constantino, artífices ambos de la declaración del cristianismo como religión oficial del Imperio: Fernando Vallejo se refiere a la muy venerada santa Helena o Elena con expresiones muy despectivas, la llama con desprecio tabernera (en efecto, su padre era tabernero o de muy similar oficio), de vida inmoral, vamos, licenciosa, e incluso le endilga ¡la autoría de cinco asesinatos! Image result for la puta de babilonia



O es verdad el poderoso y demoledor ensayo de Fernando Vallejo o es verdad Cristo y su Iglesia, que nunca, por cierto, ha dejado de tener doctores que la sepan defender, entre los cuales doctores, huelga reconocerlo, no está quien estas líneas escribe, ¡qué más quisiera uno! Image result for la puta de babilonia 

En España, sin ir más lejos, hace años un religioso agustino, el P. José A. Galindo Rodrigo, se tomó la libertad de escribir un ensayo (Falsedades de la "Carta de Jesús al Papa", Valencia, Edicep, 2002) en que respondía al siempre polémico escritor también español Fernando Sánchez Dragó, a la sazón o no en balde autor de un libro titulado Carta de Jesús al Papa (Planeta, 2002). La obra de Sánchez Dragó también la leí en su momento; es un ataque al Papado, que el escéptico o ya descreído Dragó actual considera institución ajena a la voluntad de Jesucristo, si bien Dragó no se manifiesta propiamente como ateo, por más que sí trate de impugnar la figura de Jesucristo como nos la ha presentado tradicionalmente la cristología cristiana. También leí en su momento la réplica del teólogo agustino español (que se autoconsidera un teólogo "de segunda fila") al ensayo de Sánchez Dragó, quien en su momento se encargó de criticar que el "panfleto" del religioso agustino le parecía eso mismo, un torpe panfleto incapaz de refutar las tesis de su Carta de Jesús al Papa. Por mi parte, yo que leí ambos libros, opino esto: literariamente hablando, el libro de Sánchez Dragó supera al del religioso agustino José Galindo Rodrigo, o siquiera a mí me gustó más; doctrinalmente hablando (rigurosidad científica en la argumentación sobre la fe y doctrina de la Iglesia), me quedo con el de este último. Image result for la puta de babilonia



Y si traigo a la comparación el ensayo acabado de leer del colombiano Fernando Vallejo, me da por considerar la trayectoria vital e intelectual de Fernando Sánchez Dragó (pionero hippy en España, progre entre los progres en su momentolibertario, comunista, impenitente viajero, defensor del consumo de las drogas, defensor de todas las libertades, defensor de sí mismo, hoy desengañado de tantas fidelidades y luchas del pasado, taurino a contracorriente del animalismo de moda, amante de los gatos y de la alimentación alternativa, convencido antiabortista...), y me da por considerar, con inevitable modestia por mi parte pero con toda audacia, que ni Fernando Vallejo ni Fernando Sánchez Dragó, sin duda eminentes escritores, manifiestan conocer de primera mano o en primera persona el drama actual de una Iglesia despellejada viva por la Gran Apostasía, ¡el  mortal cáncer de la Iglesia hoy día! Gran Apostasía empero profetizada que afecta de manera particularmente dramática a la cúpula de la Iglesia, luego al clero y a los religiosos, finalmente al laicado... ! Image result for la puta de babilonia 

Pues bien, sin desmerecer el ensayo de Sánchez Dragó (a decir verdad, aprovecho que el Pisuerga pasa por Valladolid para confesar que apoyo la libre circulación de las ideas en el seno de las actuales sociedades democráticas, dadas unas mínimas condiciones de ética cívica garantizadora de la convivencia), considero que el ensayo de Fernando Vallejo es el más virulento intento de impugnación de Cristo y de su Iglesia que yo tenga memoria de haber leído en los últimos años. Así de impulsivo y vigoroso me parece el ensayo del colombiano: es, para mí fuera de toda duda, la obra de una mente muy brillante. Y es, desde luego, una pasada de citar y citar errores, pecados históricos perpetrados por la Iglesia, crímenes de varia índole: Inquisición, Cruzadas, pacto con dictadores y genocidas, represión de la conciencia y las libertades, autoritarismo especialmente de las jerarquías eclesiásticas... ¡No deja títere con cabeza!  

Y sin embargo -insistamos-,  la visión que de la Inquisición (principalmente de la católica) transmite Fernando Vallejo en su ensayo es totalmente sesgada, y a mi juicio no responde a la verdad histórica o de los hechos: de entrada, la Inquisición no fue esa máquina sanguinaria y casi genocida de matar que nos pinta Vallejo en su ensayo. Cometió excesos, sin duda, atentó contra la libertad religiosa y de conciencia de los sujetos juzgados y condenados (según los estudios más fiables, solo un 10 por ciento de los juzgados acababan también condenados), vale, pero no fue esa máquina de matar que dice el ilustre escritor colombiano ni fue creada tanto con el propósito de reprimir libertades individuales cuanto con el propósito de salvaguardar la fe católica colectiva, que para la mentalidad de la época se consideraba un bien social a proteger frente a la amenaza de toda suerte de herejías. Con recordar, por ejemplo, a este respecto, que en el solo año de 1793, en pleno "terror" de la Revolución Francesa, hubo más víctimas mortales que las que se computan a lo largo y ancho de todos los siglos de la Inquisición de la Iglesia. 


En definitiva, cuánto bien haría al "resplandor de la verdad de Cristo y de su Iglesia" que una comisión de expertos tomase cartas en el asunto y determinase escribir una respuesta a este ensayo de Fernando Vallejo, de modo similar al empeño que el religioso agustino a que me he referido acometió en su momento con el librito de Sánchez Dragó.  



30 de mayo (Día de Canarias), 2017. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.