martes, 29 de junio de 2021

 

"Carta cerrada a monseñor Luis Argüello (¿para qué abierta, si ni la va a leer?)"

Por Luis Henríquez Lorenzo



Parece probado por la ciencia médica orientada al estudio de la mente humana que el exagustino alemán Martín Lutero, padre de la Reforma protestante, fue un neurótico, un maniático tremendamente temperamental, un hombre de talante radicalmente intransigente, intolerante y colérico, afectado por constantes escrúpulos y muy dado a los pecados de la carne (contra la castidad). 

Muy dado también a vulgarizar ideas y personas, megalómano, narcisista y de una arrogancia difícilmente igualable o soportable. Pero sobre todo fue, en palabras del Dr. Antonio Caponnetto, un "grotesco heresiarca" que metió tijera en el depósito de la fe, desde su propia experiencia neurótica de entender y vivir la fe de la Iglesia. Llegó a calificar al Papa de vicario del Anticristo y de servidor de Satanás, y consintió contra la Iglesia de Cristo fundada sobre la roca de Pedro (cfr. Mateo 16, 18-19) toda clase de blasfemias, injurias, descalificaciones, mofas, insultos, caricaturas, que han acabado conformando el sectarismo anticatólico (marca de la casa) propio de los protestantes, desde entonces hasta la fecha. 

Hasta tal extremo en Lutero que no faltan voces que diagnostican que fue un hombre mentalmente desequilibrado. Cinco siglos más tarde, el papa Francisco, con que hacer un guiño a la celebración de los 500 años de la Reforma declara que "la Iglesia universal reconoce en Martín Lutero la figura de un verdadero testigo de la fe en Jesucristo".

No obstante, sin más solución de continuidad y admitida esta suerte de introito que bien podría valer para otro artículo, vamos con el asunto que más nos interesa aquí y ahora.

Usted, D. Luis, en calidad de secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española acaba de comunicar en estos primeros días del verano de 2021 que ustedes los obispos españoles exhortan a que se dialogue con los partidarios de una Catalunya Lliure. 

Según ha trascendido a los medios, no ha habido unanimidad entre ustedes al respecto; incluso dos obispos, Sanz Montes y el actual titular de Toledo, han manifestado su oposición al indulto concedido por el Gobierno de Pedro Sánchez. Con todo, ¿nos podría usted explicar, monseñor Argüello, de qué se podría dialogar con los separatistas catalanes (con los vascos sería exactamente igual), si estos son decididos partidarios de no dialogar de nada que no sea avanzar en el Procés, esto es, el proceso irreversible e inapelable hacia la independencia de Cataluña? ¿Nos podrías explicar, monseñor Luis (padre Argüello), cómo y por qué indultar a sediciosos catalanistas herederos de la Ezquerra Republicana Catalana, esto es, continuadores de un partido político golpista y genocida de los católicos entre el final de la Segunda República y la Guerra Civil? La Ezquerra, junto con la CNT y el Partido Socialista Obrero Español, más el POUM y sectores del Partido Comunista de España, se caracterizó por una saña terrible en la persecución a los católicos por odium fidei. ¿De qué y por qué dialogar con unos siniestros personajes que, nada más salir de la cárcel, corearon su fanatizado visca Cataluyna lliure, junto con insultos al propio Pedro Sánchez otorgador del indulto, más burlas al orden constitucional español?

Así las cosas, monseñor Argüello, ¿de qué íbamos a dialogar con unos golpistas que delinquieron en su momento y que, gracias a la prevaricación de un Gobierno irresponsable y desastroso, son puestos en la calle y “no dan ni siquiera las gracias” al Gobierno que los ha puesto en libertad, infringiendo para ello las leyes? Tales golpistas llenos de odio y resentimiento contra España se ufanan de lo que han hecho, y aseguran que lo volverían a hacer una y cuantas veces fuese necesario. Monseñor, los golpistas se sienten vencedores contra España. Esto, en lenguaje sacramental teológico, se denomina no estar arrepentidos, no tener propósito de la enmienda; si no hay en el penitente propósito de la enmienda, el sacerdote no puede hacer ningún milagro para otorgarle la absolución a ese penitente no arrepentido.

¡Y ni Dios lo pudiera!, pues sabido es que hay un solo pecado que Padre Dios no puede perdonar, a saber, el pecado contra el Espíritu, que es en el que caen todas aquellas personas que por maldad irredenta, desesperación, cinismo o por lo que sea desconfían y aun rechazan el perdón de Dios.

Ciertamente, no se trata de alimentar rencores, venganzas o resentimientos por hechos de nuestro pasado reciente, pero sí que se trata de amor a la verdad y de justicia. Y se trata de situar y resituar siempre en la vanguardia y en la retaguardia de la Iglesia, a tiempo y a destiempo, la verdad de que ustedes, obispos, curas y religiosos consagrados, tienen el cometido principal, directamente dado por Jesucristo, de salvar almas. Ergo, la Iglesia es sacramento de salvación para toda la humanidad (sacramentum salutis). Solo que ¿ustedes están siendo auxiliares o transmisores de este sacramento de salvación que es la Iglesia dando el visto bueno al indulto concedido a los golpistas catalanes por el Gobierno del felón, globalista, antiespañol y anticatólico Pedro Sánchez Pérez-Castejón? ¿Qué clase de ejemplo es este?

Alegan ustedes que lo hacen para buscar la concordia entre los españoles. Ya. Y cuando consintieron que se profanara la tumba de Francisco Franco en el Valle de los Caídos, ¿no repararon en la misma idea de concordia entre los españoles? El Caudillo, que salvó a la Iglesia de su exterminio a manos de la persecución izquierdista y frentepopulista, ¿no merecía otro trato, precisamente en nombre de esa concordia nacional? ¿Ustedes son auxiliares, testigos, heraldos y transmisores de ese sacramentum fidei que es la Iglesia, toda vez que se lavaron las manos cuando lo de la profanación de la tumba de Franco en el Valle de los Caídos? ¿Y cuando aplauden la invasión migratoria y secundan el muy bergogliano hacer proselitismo de la fe católica es una soberana estupidez y es por ende algo rechazable? De verdad, de verdad de la buena, dígannos ustedes, propincuos monseñores, ¿no suena todo esto demasiado a falta de fe en Cristo y en su Iglesia, a apostasía pura y dura, a bajada de pantalones en función de la cobardía y de intereses mercantilistas, a servilismo al Nuevo Orden Mundial y a lo políticamente correcto ? ¿No les dice nada a ustedes en una situación como esta el pasaje o episodio de Jesús expulsando a los mercaderes del templo (cfr. Mateo 21, 12-13; Juan 2, 13-16)? ¿No les hace recapacitar a ustedes lo poco que suena a música evangélica no raramente su lenguaje episcopal frente a lo mucho que sí suena la política del equipo de Gobierno de Víktor Orban, por ejemplo, cuyo país, Hungría, pasa por ser uno de los últimos bastiones europeos de contención frente al globalismo, el aborto, la ideología de género, el feminismo supremacista, la invasión migratoria (islamización de Europa) y el invierno demográfico y las políticas de sustitución étnica promovidas por el NOM?      

(Hace algunos lustros, le escuché decir al superateo Gonzalo Puente Ojea que él conocía incluso a obispos que no tenían fe, que la habían perdido. Conociendo la trayectoria de Puente Ojea, su ateísmo militante, su desafección hacia la Iglesia, en aquel momento me dio por lamentar esas palabras suyas que me parecían un nuevo sablazo a Cristo y su Iglesia de parte del exembajaror en el Vaticano. Hoy por hoy, sin duda, cualquiera que fuera la intención del ya fallecido ensayista y pensador materialista español, sus palabras parecen proféticas.)

Este Gobierno socialcomunista miente más que habla, dilectos monseñores. Y frente a esto o a la luz de esta evidencia, ¿ustedes pretenden que los católicos nos creamos que su nihil obstat al indulto a los miserables independentistas catalanistas es por amor a Cristo y a su Iglesia, y por la reconciliación de todos los españoles? 

A otro perro con ese hueso. Por lo demás fuera de este asunto, a los sediciosos y traidores a España catalanistas no debe interesarles particularmente nada, digo en términos estrictamente políticos; yo diría que ni siquiera los triunfos del Barça, más allá de que a algunos de entre ellos y ellas independentistas, naturalmente o como es lógico les interese la natación, la novela histórica, salir de marcha por las noches, leer a Salvador Espriu, frecuentar la herencia del jazz de Tete Montoliu, la sardana o la pesca deportiva.

A los separatistas catalanes (al igual que a los vascos, canarios, gallegos o «toledanos», si los hubiera) les importa un pimiento el diálogo, la razón, el bien común, la asertividad, el respeto a la unidad y la historia de España… Les importa un comino que la historia de lo que actualmente es Cataluña y antaño fuera un condado adscrito al reino de Aragón (o lo que quiera que fuera Cataluña), siempre (y siempre es siempre) haya corrido pareja a la de España. Ni tampoco les importa que por el efecto tóxico, maléfico e intrínsecamente perverso que ejercen las doctrinas independentistas en las sociedades y mentalidades que okupan, las iglesias se hayan ido vaciando, junto con los seminarios, noviciados… Vaciado por razones obvias: la idolatría hija del nacionalismo excluyente y exacerbado acaba convirtiéndose en una suerte de credo, de «religión» alternativa a la única religión verdadera. A los separatistas solo les interesa la independencia de Cataluña.

Obran como los psicópatas y los narcisistas malignos: solo desean salirse con la suya, imponerse al otro, al precio que sea, utilizando para ello toda suerte de trampas, juego sucio, acoso, técnicas de manipulación y derribo… No entran en razones, ni se plantean siquiera entrar en las mismas ya sea o fuera de visita, por curiosidad, pues sus cerebritos están fanáticamente colonizados por una única razón-fuerza: la imperiosa exigencia de ser independientes sí o sí de la patria común.

Salvo en las bitácoras progrecatólicas, en que aplauden el separatismo porque a fin de cuentas aplauden todo aquello que sea contrario al Magisterio bimilenario de la Iglesia (aborto, divorcio, feminismo supremacista, falso ecumenismo, irenismo, relativismo moral, indiferentismo religioso, ideología de género, marxismo cultural…), en el resto de bitácoras que informan y forman sobre la actualidad de la Iglesia desde un deseo de fidelidad a ella esposa del Esposo, hay un clamor de articulistas y foristas que acusan a los obispos españoles de ser oportunistas, acomodaticios, tibios, traidores a Cristo y a su Iglesia, cobardes, mundanos; vamos, de que han caído en la apostasía.

¡Cómo está la Iglesia, madre mía!, haciendo aguas por todas partes y como a la deriva, cual barco sin timón ni timonel en medio del temporal. ¿Será que se están cumpliendo las profecías que anuncian el final de los tiempos, la Parusía próxima: cfr., por ejemplo, 2 Corintios 2, 1-17?

El Señor y la Virgen Santísima nos asistan en estos días actuales que, si no son en efecto los propios del final de los tiempos, mucho se le parecen.



Postdata. Ya hay comunicadores que se están choteando de tu nombre, monseñor Argüello, comunicadores que sigo con interés; me refiero a Federico Jiménez Losantos y a Pepe López. El primero te llama Luis Argolla; el segundo, Arguallo. No es algo baladí esto, monseñor, ni mero fruto de las reconocidas formas caricaturescas que adoptan ambos comunicadores para su labor informativa, y sí más bien muestra clara del rechazo y la desafección que ustedes, distinguidos monseñores, siguen produciendo entre muchos ciudadanos españoles, que juzgan que ustedes (salvo las honrosas excepciones de turno) no están siendo fieles al mandato de Cristo: "Vayan por el mundo predicando el Evangelio, bauticen en mi nombre, así que el que crea, se salve, y el que no, se condene... Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie va al Padre sino por mí... Pedro, conviértete, y una vez convertido confirma en la fe a tus hermanos... Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia... Si incluso un ángel del cielo les predicase un evangelio distinto al que yo les he dado, no le crean, pues les advierto que después de mí se alzarán falsos profetas que engañarán a muchos" (me permito en esta ocasión no dar las referencias bíblicas, por lo archisabidas, para estas citas neotestamentarias).



25 de junio, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.


"La llaman re-evolución animalista" 


En su artículo "Realmente, no caben más tontos ni más tontas", el colaborador de El Correo de España José Eugenio Fernández Barallobre (ibídem, 29 de junio, 2021) lamenta las extravagencias del animalismo. Una de estas, el empeño que se traen entre manos de acabar prohibiendo los fuegos artificiales, y de paso el secular oficio de los pirotécnicos.

Alegan que lo desean prohibir para así respetar los derechos de los animales (especialmente los perros, no sé si también los gatos, y aun los pájaros y aves), que se estresan con el ruido de los voladores o fuegos, que en Canarias es así como denominamos en general los fuegos artificiales. Últimamente también meten entre los "animales a proteger" del indeseado estruendo de los fuegos artificiales a los animales humanos, esto es, a personas ancianas, enfermas de Alzheimer, etcétera.

Pero sobre todo reivindican esta prohibición porque luchan por un mundo más justo, aducen las huestes del animalismo. Para el filósofo Gustavo Bueno, ateo pero inserto con mucho gusto en la tradición cultural católica, el animalismo pasaba por ser una chaladura. Para el también filósofo y literato Fernando Savater, igualmente ateo pero más bien negador o conculcador del humus cultural católico, el animalismo actual en efecto es una chaladura.

Yo por mi parte no sé si es una chaladura o no lo es. Y además es que deseo no ofender ni herir susceptibilidades, pues me consta que en las filas del animalismo hay activistas tan convencidos de que están en lo cierto que dedican considerable cantidad de tiempo y dinero propio a la causa. Y eso que no deseo obviar que muchas de sus actividades y actitudes me desquician, me indignan; por ejemplo, la altísima importancia que conceden a la protección de la vida de los gatos, pongamos, como si les fuera la vida en ello, y la pobrísima o nula importancia que le dan al respeto (para mí inviolable) de la vida de la criatura que una mujer lleva en su vientre. De modo que, como ya he tenido mis agarradas con algunos animalistas que desean que se acabe la caza en todas sus formas ( y la pesca en todas sus modalidades, la tauromaquia, en efecto los fuegos artificiales, la apicultura, la tauromaquia, la colombofilia, la colombicultura, el silvestrismo, la canaricultura, el pastoreo, el uso de perros como lazarillos, guarda, defensa, rescate y localización de drogas...), tengamos la fiesta en paz y sea que últimamente tengo tendencia a intentar situar los términos de toda posible discusión con los defensores de esta ideología dentro de los límites de la libertad humana (1), el beneficio económico que comporta una determinada actividad en que los animales son explotados (2), y tres (3), el valor artístico, antropológico, histórico, cultural y literario que entraña una determinada actividad en que el hombre usa de los animales para su divertimento.

Un par de ejemplos. El propio Savater es aficionado a la tauromaquia, pero más lo es a la equitación, a las carreras de caballos. Como él mismo reconoce, los buenos aficionados, los más entusiastas, se suben en un avión desde España y se plantan en Gran Bretaña para ver carreras de caballos. Yo, que no sé montar ni en burro, aplaudo esta afición: me parece cojonudo que tenga aficionados. Que los caballos sufren porque van a tope durante unos minutos, sí. Pero también sufren las mujeres en el momento del parto, sufren los enamorados por los reveses de su relación al deshojar las margaritas de rigor, sufren los boxeadores dando y sobre todo recibiendo hostiazos en el ring, y también sufre uno como humano cuando tiene que levantarse temprano para acudir a su puesto de trabajo, o cuando le aguarda una tonga de exámenes que corregir y te has jodido la salida de ese fin de semana. Los seres vivos sufren. 

Solo que en contra de lo que argumentan los animalistas, los buenos aficionados a las carreras de caballos no acuden a los hipódromos a ver cómo los veloces equinos llegan exhaustos a la meta, con la lengua fuera colgando y arrastrándola casi por la tierra. No. Tampoco los aficionados a la tauromaquia acuden a las plazas para ver sangrar al toro, para así disfrutar sádicamente con su sufrimiento, o para ser testigos de cogidas al torero -cogidas que, por cierto, en algunos animalistas despiertan sentimientos de este tipo: "Ojalá mueras de esta cogida, torero asesino, maltratador, sádico". Y aunque si por mí fuera la tauromaquia inevitablemente desaparecería porque al no ser aficionado a ella no la sigo ni aporto un céntimo a su sostenimiento, me parece bien que haya tauromaquia, me parece formidable que decenas de millones de aficionados repartidos entre España, Francia, Portugal, Colombia, Perú, México, Ecuador y varios países hispanos más mantengan la tauromaquia. Porque en todo caso, aunque yo no vaya a las plazas, a los hipódromos, a los canódromos ni tampoco a las galleras, si hay personas que tienen la afición de acudir, me nace respetar la libertad de todos esos aficionados.

El beneficio económico de todas las actividades en que el hombre usa o explota animales y que si fuera por las huestes del animalismo acabarían siendo prohibidas (absolutamente todas), está tan fuera de duda que considero innecesario deternerse sobre el particular. Pero bueno, brevemente: si de repente desaparecieran los pastores de cabras y ovejas que aún contra viento y marea perduran en España (tradición que se remonta a la noche de los tiempos), ¿de qué viviría toda esta gente? Si los propietarios de dromedarios de la subespecie canaria no tuviesen la oportunidad de destinar sus animales a actividades y atracciones turísticas (Timanfaya en Lanzarote, Dunas de Maspalomas en Gran Canaria, zoos y parques temáticos repartidos por el resto del Archipiélago), ¿los animalistas nos asegurarían que la subespecie canaria de dromedario iba a subsistir así como así?  Como también están en contra de que se empleen para labores agrícolas, así como rechazan que excepcionalmente pueda aprovecharse la leche de las hembras de esta especie de camélidos -que es exquisita y con muchas propiedades-, ¿para qué se iban a criar entonces? 

En tercer lugar (3), la importancia cultural, antropológica, histórica, estética, artística, etcétera, de la casi totalidad de las actividades en que el hombre usa de los animales, domésticos y no domésticos, es también tan indudable que no hace falta alguna pormenorizar sobre la misma.

Pero aún hay una cuarta (4) razón que no he dicho por la cual rechazo en bloque las movidas de los colectivos animalistas. A saber: sus seguidores proclaman que desean cambiar el mundo, hacerlo más justo, ético, humano, habitable, igualitario, pacífico. Ciertamente, proclamar tales propósitos a todos nos parece maravilloso, sin duda loable. Los animalistas aspiran a conquistar ese mundo y ofrecerlo así domeñado a todas las personas de buena voluntad implantando en la sociedad el respeto a los derechos de los animales.

Dejando para otra ocasión el debate sobre si los animales tienen propiamente derechos -aunque muy pero que muy difícil parece el demostrar que tienen obligaciones o deberes-, observemos que los animalistas, que sueñan con mejorar el mundo defendiendo esos que llaman derechos de los animales, son unánimemente partidarios del aborto. 

Dicho con gracia: ponen el grito en el cielo por la estabulación de las vacas o por el hacinamiento de las gallinas en las granjas, y no les tiembla el pulso a la hora de pedir aborto libre y gratuito. Los animalistas están por la prohibición de los fuegos artificiales, porque al parecer estresan a perros, pájaros y aves, y también a personas mayores o enfermas, y empero no pestañean ante la implantación social y cultural de la ideología de género y el feminismo supremacista responsables o causantes, entre otros desperfectos sociales, del invierno demográfico     que padecemos en España. Les duele la crueldad a que son sometidos los gallos en las galleras (en libertad, los gallos y los urugayos se pelen entre sí, por instinto), pero a la vez aplauden entusiastas las movidas LGTBIQ, el marxismo cultural, el ataque sistemático a la familia, el desierto demográfico, la invasión migratoria (la islamización de nuestra patria)... Sueñan con un mundo mejor, porfían, pero lo cierto es que ese mundo mejor con el que sueñan, en el que ya no habría ni lugar para mantener un corralito con una docena de gallinas para al menos comer sus huevos y un par de cabras que te produzcan leche con la que hasta puedas elaborar rico queso, se parece demasiado al mundo diseñado en la llamada Agenda 2030 por el NOM. 

Postdata (1). Finalizada la contienda civil, en España se pasó mucha hambre, mucha necesidad, especialmente en el llamado período de autarquía del franquismo (del año 39 al 59). Cartillas de racionamiento (en mi pueblo se las llamaba la gota de leche, aunque no sé bien si esa gota de leche era más bien para la atención pediatra temprana de los niños) y tenencia de animales en las azoteas de las casas y en solares y terrenos próximos. 

Esto es: para proveerse de leche, huevos y carne, casi todo el mundo mantenía un par de cabras, gallinas, pavos, patos, palomas, conejos... No se trata, en modo alguno, de reivindicar que eso vuelva a ser, no se trata de afirmar que ese tiempo fuera ideal y que por ende estuvo exento de injusticias, machismos, incultura, etcétera. No. Pero lo cierto es que la mayoría de las familias que tuvieron que salir adelante explotando cabras, conejos, palomas, pavos, patos y gallinas, eran familias numerosas. 

Hoy día sin embargo las huestes feministas que sueñan, aseguran, con un mundo mejor y que ponen el grito en el cielo por la explotación a que en su momento fueron sometidos todos esos animales que, empero, mataron el hambre de millones de españoles durante esos años de autarquía, desprecian la familia, como buenas feministas que son, desprecian la centralidad de la maternidad de la mujer, que para eso son feministas, por ser animalistas, en una suerte de retroalimentración que las mantiene conectadas a la llamada ideología perrofláutica.

Nuestras abuelas de entonces tuvieron muchos hijos, al precio de mucho sacrificio y te retorcerles el pescuezo a las gallinas para así cocinar con ellas un buen caldito, puchero o sopa. Las huestes animalistas ponen el grito en el cielo para lamentar la crueldad de nuestras abuelas, capaces de retorcerles el pescuezo a las gallinas para así sacar adelante una prole de 10 hijos, sin que ello les impidiera asistir a misa o rezar el Rosario (prácticas que por cierto las animalistas ignoran y desprecian). Algunas incluso dedicadas al considerado más viejo oficio del mundo ponen el grito en alguna parte lamentando que comerse los huevos de las gallinas es justificar la violación de estas por los gallos, al tiempo que estas mismas animalistas, que son a la vez feministas siendo que son anarquistas por derecho propio al tiempo que son globalistas proinvasión migratoria Welcome Refugiies, justamente con todo el derecho a serlo por ser ultralaicistas...

En fin, sueñan con un mundo más justo, dicen, pero resulta que lo hacen defenestrando todo lo que la Hungría de Viktor Orban potencia: la familia tradicional y fecunda, las raíces cristianas de Europa, las tradiciones, el freno a la invasión migratoria y a la islamización de Europa, el freno a la ideología de género y al feminismo supremacista. 

Desde luego, sin idealizarla en absoluto prefiero la revolución de nuestros abuelos que se vieron en la necesidad de mantener cabras, gallinas y conejos con que garantizar, para subsistir, leche, carne y huevos, a la re-evolución actual del movimiento animalista. Así supieron pasar el período difícil de la autarquía, y ya en la década de los sesenta y setenta España conoció un gran desarrollo económico, que impulsó la natalidad, un esperanzador baby boom. Hoy por hoy, sumergida España en un gélido invierno demográfico, bajo la putrefacta bota, cada día más totalitaria y sectaria, de un desgobierno socialcomunista, aunque haya activistas del animalismo tan convencidos de la que consideran verdad necesaria con que defender los derechos de los animales aun al precio de dedicar considerables cantidades de dinero, generosidad y tiempo a la causa, prefiero la contrarrevolución de la actual Hungría y de la actual Polonia, y en parte la de la actual Rusia de Putin y la de la Europa del Este.

Para mi país España me gustaría una contrarrevolución como esta.

Postdata (2). Si los animalistas llegasen al poder en España con mayoría absoluta se empeñarían en obligarnos a todos a ser vegetarianos o veganos, dieta sin duda discutible desde un punto de vista nutricional pero sobre todo muy poco ecológica, muy poco respetuosa con la dinámica de los ecosistemas, y por cierto muy recomendada por los mandarines o gerifaltes del Nuevo Orden Mundial, que están empeñados en que dejemos de comer carne de origen animal y la sustituyamos por carne de soja (por cierto, legumbre que agota y agosta drásticamente las tierras de cultivo y que a la vez desforesta miles de hectáreas de selva y bosque). Mandarían al paro a millones de personas que actualmente viven de la tauromaquia, la ganadería, la pesca, la apicultura, las carnicerías y pescaderías... Prohibirían terminantemente que se les pudiera cortar el rabo a los cachorros de Bóxer y también que pudieran destinarse perros a la guarda de fincas y propiedades, pues tal secular cometido estresa a los perros y al parecer lesiona sus derechos inviolables, entre los cuales el primero sería que un perro no es propiedad de un humano y sí dueño de sí mismo. Acabaría desapareciendo la especie autóctona de la abeja negra canaria, pues la apicultura se prohibiría también. Y las subespecies canarias de burro y de dromedario también desaparecerían o peligrarían gravemente, pues qué románticos criadores iban a criar burros y dromedarios desestimando el poder sacar algún rendimiento económico de sus dromedarios y burros empleándolos en atracciones turísticas. Al prohibirse absolutamente la caza se ocasionarían desastres en los ecosistemas, como periódicamente ocurre con las poblaciones de castores en toda Norteamérica (USA, Canadá, Alaska); como ocurriría con las poblaciones de lobos, liebres, conejos, muflones, ciervos, jabalíes, palomas, etcétera, en España. 

Frente a este delirio marca de la casa del Nuevo Orden Mundial, me gustaría para España una contrarrevolución como la actual de Polonia y de Hungría, para lo cual es imprescindible ir expulsando de las instituciones a sociatas, podemitas, errejonistas, separatistas, animalistas, nacionalistas canarios de izquierdas y resto de perroflautas, sacamantecas y cantamañanas del NOM.


29 de junio, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.   

      



miércoles, 23 de junio de 2021

"Nada nuevo bajo el sol de España"



El papa Francisco acaba de declarar venerable a uno de los llamados padres de Europa: el germano-luxemburgués Robert Schuman. Si todo progresa en el proceso eclesial ya incoado hace años, Schuman será declarado beato, podrá ser declarado oficialmente santo. Otros de los calificados padres de Europa, Konrad Adenauer o Alcide De Gasperi (también en proceso de beatificación este segundo, italiano, ya declarado así pues siervo de Dios), fueron asimismo fervorosos católicos, como también lo fueron algunos más del resto de esos padres de Europa, Winston Churchill incluido, hombre sin duda genial, muy culto, de longeva vida, notable estadista y de confesión anglicana. Soñaron con una Europa basada en principios, raíces y fundamentos heredados de la civilización cristiana. Sin embargo, en casi toda Europa (con las excepciones de Polonia, de la actual Hungría, y de pequeños oasis más de resistencia), el pensamiento dominante porfía en condenar y arrumbar el cristianismo al ostracismo, a la insignificancia cultural y social.  

Consideremos, si no, lo que pasa en nuestra atribulada patria. El Gobierno del felón y psicópata Pedro Sánchez rechaza absolutamente, diríamos que en bloque, esa Europa fiel a su origen y raíces cristianas con que soñaron los prohombres Schuman, De Gasperi, Adenauer, Giorgio La Pira (alcalde italiano, actualmente también en proceso de beatificación). Sánchez y su Gobierno conformado por podemitas y separatistas vascos y catalanes (con el apoyo de los nacionalistas canarios de izquierda, radicalmente globalistas y laicistas, farsantes, demagogos y vividores de la política), al tiempo que indultan a los golpistas catalanes, sigue rechazando la visión tradicional de la familia, que es hija del cristianismo. Continúa apuntalando y fomentando el crimen del aborto, la mentalidad antivida, antinatalista, la invasión migratoria desestabilizadora de la soberanía e identidad de la patria (todo en conformidad con la siniestra Agenda 2030 del NOM), al tiempo que porfía en poner en práctica todo el plan de ingeniería social auspiciado por ese mismo Nuevo Orden Mundial. A saber: marxismo cultural por un tubo, ideología de género, feminismo supremacista... 

Si Adenauer, De Gasperi, Schuman (este, fallecido a los 77 años, nunca se casó, ni tuvo hijos) o Giorgio La Pira levantaran la cabeza y contemplaran el panorama actual de la Europa con que ellos soñaron... Ellos que creyeron en la familia fundamentada en el orden natural y en la tradición judeocristiana, ¿cómo reaccionarían ante las movidas disolventes y dinamitadoras abanderadas por los colectivos LGTBIQ, por Femen...? 

Y cómo reaccionarían los padres de Europa ante la nueva traición del indignísimo Pedro Sánchez Castejón al conceder el indulto a unos sediciosos catalanistas que, sin duda, en su momento, cuando dieron un auténtico y siniestro golpe de Estado contra la unidad de España, debieron haber sido más duramente condenados, pongamos que como poco por alta traición al orden constitucional de nuestro país. Sediciosos, golpistas, conspiradores contra la unidad de nuestra nación desde el cultivo de un inexistente, infundado y alucinado derecho a la independencia de Cataluña, esta panda de canallas separatistas está alcanzando un clímax de gozo impensable gracias a una nueva traición de Sánchez y sus mariachis.

De manera que este Gobierno socialcomunista que seguimos padeciendo en España, respaldado desde Canarias por las alianzas de poder entre PSOE, Nueva Canarias, Podemos y ese partido-negocio y caciquil que es Agrupación Socialista Gomera, defiende el aborto, el laicismo excluyente y demoledor del cristianismo, el marxismo cultural, la invasión migratoria, la ideología de género, la eutanasia, el antinatalismo, las movidas LGTBIQ, las infamias de los separatistas, la Ley de Memoria Histórica falsaria y sectaria (en definitiva, todo lo dispuesto en la siniestra Agenda 2030). 

Nada nuevo bajo el sol de España. Solo que persiste la misma pregunta: ¿hasta cuándo esta pesadilla?


Postdata. En mi extenso artículo "Los pecadillos del padre Báez (ex Swami Santana)", publicado en varias bitácoras, no me propongo defenderlo; me propongo más bien mostrar con algún detalle el que podríamos llamar caso del padre Báez. A decir verdad, yo mismo discrepo en forma y fondo de algunas de las posiciones ideológicas del sacerdote y de su forma de vivir la fe católica y el sacerdocio ministerial; verbigracia, descreo totalmente de su filiación indepententista canaria, toda vez que el independentismo en España es intrínsecamente perverso de por sí. O lo que es lo mismo: la persistencia del independentismo canario justifica la persistencia del independentismo en Cataluña y en el País Vasco, ¡con todo el daño que ambos separatismos alucinados y sin base histórica alguna ocasionan a la patria común de todos los españoles!

La cosa es que el sacerdote canario Fernando Báez Santana hace público en sus redes sociales un escrito en el que, junto a la defensa de la doctrina tradicional católica sobre el sacramento del matrimonio (reivindicación de la fidelidad matrimonial, la castidad, la estabilidad y el respeto recíproco, la capacidad de sacrificio y mutupo perdón de los cónyuges...), deja caer algunas imprudencias y desatinos con respecto al infanticio de las niñas de Tenerife a manos de su propio padre. Aparecido ya el cadáver de Olivia (la niñita mayor, de seis años), continúa la incertidumbre y la angustia ante el destino final de Ana, apenas un bebé de un año.

El controvertido e histriónico padre Báez no está afortunado en su juicio sobre Tomás Gimeno, al que casi parece excusar; sí está afortunado en recordar que este hombre tiene familia, íntimos, y que estos están sufriendo y que merecen nuestro respeto, cariño, apoyo y hasta oración. Totalmente cierto esto, me parece. El padre Báez no acierta al decir que "Beatriz, madre de las niñas y ex de Tomás, cosecha lo que sembró y que de no haberse roto su matrimonio las niñas estarían vivas". Tampoco acierta al vincular directamente el parricidio con la nueva relación sentimental de Olivia, de treinta y cinco años, con un empresario belga de sesenta. Aunque sí acierta al señalar que el clima de infidelidad, libertinaje sexual, hedonismo, superficialidad e ignorancia de muchos que contraen matrimonio por la Iglesia están en la base causante de tantos conflictos conyugales o de pareja.

Así sigo viendo este caso, y así he tratado de ponerlo de manifiesto en mi citado artículo. Empero, lo que me desazona, indigna incluso, es que políticos al servicio del globalismo de la siniestra Agenda 2030 impulsada por el Nuevo Orden Mundial se hayan rasgado las vestiduras ante el caso Fernando Báez. Así, el incombustible Antonio Morales al frente de las operaciones de acoso y derribo (antiguo comunista este Morales, hoy día recauchutado en activista del cuento del cambio climático y, sobre todo, con 40 años entre pecho y espalda de político profesional), Roque Aguairo, Nueva Canarias, PSOE, Podemos y Agrupación Socialista Gomera se han rasgado las vestiduras ante el caso Fernando Báez.     

En este tiempo en que la confabulación del Nuevo Orden Mundial y la radical apostasía profetizada que ya es absolutamente innegable (cfr. 2 Tesalonicenses 2, 1-17) nos deben impulsar a continuar eligiendo entre Jesucristo o la Bestia, sigo viendo así este caso, y como tal he tratado de ponerlo de manifiesto en mi citado artículo. Empero, lo que me desazona, indigna incluso, es que políticos al servicio del globalismo de la siniestra Agenda 2030 impulsada por el Nuevo Orden Mundial se hayan rasgado las vestiduras ante el caso Fernando Báez. Así, Roque Aguairo, Nueva Canarias, PSOE, Podemos y Agrupación Socialista Gomera se han rasgado las vestiduras ante el caso Fernando Báez, con el incombustible Antonio Morales al frente de las operaciones de acoso y derribo (antiguo comunista este Morales, hoy día recauchutado en activista del cuento del cambio climático y, sobre todo, con 40 años entre pecho y espalda de político profesional).

Hasta el extremo de que es como si pareciera que les preocupa el daño que puedan causar a la Iglesia las desafortunadas palabras del cura grancanario, como si no fuese en verdad infinitamente peor para con la doctrina de la fe de la Iglesia el ultralaicismo, el apoyo al separatismo, el aborto, el divorcio, el feminismo supremacista, la invasión migratoria, el globalismo, el relativismo moral, la ideología LGTBIQ, la eutanasia y resto de contenidos ideológicos y de la agenda política (ya señalados aquí mismo en este escrito) que los partidos citados promueven. Una agenda política que tiene como uno de sus objetivos principales cargarse el cristianismo, que sigue siendo la única religión propiamente dicha, la única que religa en plenitud y total total verdad, la única que nos ha manifestado el mismísimo Hijo de Dios (verdad católica esta que no niega el sacerdote Fernando Báez, por cierto, más allá de su discutible práctica del yoga y de algunas poses suyas un tanto desconcertantes).

Lo acabado de señalar es lo que no trago, lo que me parece una indecencia. Porque ojo: todos estos políticos que posibilitan la gobernabilidad de Canarias les ríen las gracias, de manera vicaria (término tan de moda en la actualidad), a individuos del separatismo catalanista tan perversamente siniestros como Oriol Junqueras, por ejemplo, a quien en su momento el insobornable Pepe López pintó como “alucinado nazicatalanista con cara de cochino”, y a quien por su parte el muy bergogliano obispo Luis Argüello quiso conceder la gracia de que se le debía respetar, a este Junqueras, por su condición de católico practicante (¡Ay nuestros obispos, por Dios!, que a menudo parece como que nos han abandonado, indefensos bajo las patas de los caballos y ante los colmillos de los lobos). 

Es como concluyo mi “Los pecadillos del padre Báez (ex Swami Santana)”. A saber: De manera que ahora sí que me he decidido finalmente a dar a la luz este escrito. Y por esta razón además, la comparta o no la comparta el padre Báez: quiero que salgan de la política, autonómica y nacional y para siempre, sociatas, podemitas, comunistas, separatistas, nacionalistas canarios de izquierdas… Porque el futuro de Europa pasa por el acceso al poder de políticos patriotas, identitarios, sensibles a las raíces grecolatinas y judeocristianas que conforman el ser de Europa, de todo Occidente. 


23 de junio, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, escritor, bloguero, educador, militante social.


lunes, 14 de junio de 2021

"Los pecadillos del padre Báez (ex Swami Santana)"


He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe

2 Timoteo 4, 7 (versión de la Reina Valera, literariamente muy estimable)


Ellos conservan los templos; nosotros atesoramos la fe

San Atanasio (296-373), Doctor y Padre de la Iglesia.


San Juan Crisóstomo (347-407, Doctor y Padre de la Iglesia): “Pocos Obispos se salvan y muchos sacerdotes se condenan.”


La Contra-Iglesia del Anticristo. Por Monseñor Fulton Sheen (siervo de Dios, actualmente en proceso de beatificación).


El Arzobispo Fulton Sheen dijo en 1950 : “Estamos viviendo en los días del Apocalipsis (los últimos días de nuestra era)... Las dos grandes fuerzas que son el Cuerpo Místico de Cristo y el Cuerpo Místico de Anticristo están empezando a elaborar las líneas de batalla para el concurso catastrófico.”

También dijo : “El Falso Profeta tendrá una religión sin cruz . Una religión sin un mundo por venir. Una religión para destruir las religiones. Habrá una iglesia falsa. La Iglesia de Cristo [ la Iglesia Católica ] será una. Y el Falso Profeta va a crear otra. La falsa iglesia será mundana, ecuménica y mundial. Va a ser una federación de iglesias. Y las religiones formarán algún tipo de asociación global. Un parlamento mundial de iglesias. Vaciadas de todo contenido divino y será el cuerpo místico del Anticristo. El cuerpo místico en la tierra hoy tendrá su Judas Iscariotey él será el falso profeta. Satanás lo reclutará de entre nuestros obispos.”


En la Iglesia católica actual reina tanto el caos (doctrinal, litúrgico, disciplinar), que hasta entre los católicos que se confiesan Iglesia remanente desde el rechazo a Jorge Mario Bergoglio, al que acusan de falso papa, hereje y apóstata al servicio de la siniestra Agenda del Nuevo Orden Mundial, hay dos bandos; hay más, seguramente, pero tal vez haya dos principales. Uno estaría conformado por aquellos católicos de corte más o menos tradicionalista que, aceptando sin fisuras que el papa legítimo sigue siendo Benedicto XVI, sin embargo se alinean con el arzobispo italiano Carlo María Viganò, gracias a cuyo magisterio no ahorran críticas a Benedicto XVI y al Concilio Vaticano II, al que acusan de nefasto. El otro, conformado por católicos también confesantes de esa Iglesia remanente que, más clara y decididamente alineados con Benedicto XVI, al tiempo que critican las heterodoxias de Bergoglio -y en esto coinciden completamente con los que conformarían el primer bando o sector-, no se manifiestan tan críticos con el Vaticano II y sí se han distanciado de Carlo María Viganò, a quien no perdonan que a su vez sea crítico con Benedicto XVI y que reconozca a Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco.

De momento, siquiera me alegra y tranquiliza que uno y otro bando reconozcan que Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) pasa por ser un teólogo eminente que, al frente de la Iglesia ocupando la Silla de Pedro, sin duda intentó frenar el curso de domolición de una Iglesia que, con el pretexto de aplicar el Vaticano II, se mundanizaba y mundanizaba hasta lo indecible. Fuera de estos dos grupos estarían los progres, también llamados católicos vergonzantes, secularistas, dizque católicos, mundanizantes, progreeclesiales. Hoy por hoy no me interesan en absoluto; me parecen no más que una panda de herejes, de tocapelotas, de torpedos dinamitadores de la doctrina de la fe de la Iglesia. Ni caso. Es más, los considero fuera de la comunión con la Iglesia, por muchas redes mediáticas de Internet, foros, atrios y demás que mantengan. Estarían también los sedevacantistas y los lefebvristas; con los primeros -que no aceptan a ningún papa como legítimo desde Juan XXIII hasta Francisco- no simpatizo en modo alguno, y sí algo con los segundos, pero tampoco sobresalientemente: estos al menos sí aceptan a los llamados papas del Concilio, aunque los consideran herejes. Asimismo, están todos los que aceptan a Jorge Mario Bergoglio como Francisco, que siguen siendo mayoría en la Iglesia.

Creo que no es necesario que especifique con qué capilla de la Iglesia me siento más identificado. Pero por favor, no me siento capaz de emitir un juicio sobre Carlo María Viganò, más allá del interés que me siguen despertando sus prédicas y escritos, y hasta de las simpatías que me despierta su persona. Yo lo leo y le escucho decir que ama a la Iglesia, que él desea ser fiel a Cristo y a su Iglesia (a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio), y qué quieren que les diga, ¡me lo creo! Lo leo y le escucho confesar que le duele esta Iglesia, que hace aguas por todas partes, como barco a la deriva y sin timón en medio de la tormenta, ¡y me lo creo! 

Pues bien, en estamos estamos, luego de este exordio o digresión, y sin salir de la Iglesia en Canarias seguimos conmocionados por el parricidio de las dos niñitas de Tenerife (Olivia y Ana) a manos de su padre, el tinerfeño Tomás Gimeno. Parricidio que le ha merecido al famoso padre Báez unas declaraciones que han levantado ampollas en la sociedad canaria. Ya se ocupan del padre Báez, del antiguo Swami Santana, youtubers del mundo entero. Así que pasemos adelante...   

Las mismas fuerzas políticas que cierran filas en torno a la ideología de género y el feminismo supremacista, doctrinas ambas hijas del marxismo cultural, enemigas declaradas del cristianismo y decretadoras de la losa del silencio mediático cuando es la madre la que asesina a su hijo (un 70% de niños muertos por sus madres, frente a un 30% que lo son por sus padres), son las que han decidido denunciar ante la Fiscalía de Las Palmas de Gran Canaria al sacerdote Fernando Báez Santana, de 74 años, conocido como el padre Báez. Sacerdote mediático (aficionadísimo a los medios de comunicación), amigo de la confrontación dialéctica y no poco controvertido, se ha despachado con unas declaraciones sobre el horrendo crimen de las dos niñas de Tenerife, perpetrado por el mismísimo padre de las criaturitas, angelitos de Dios. Ya ha aparecido el de Olivia (6 añitos, en el fondo de la mar oceánica canaria); si el desenlace ocurre como se teme, acabarán apareciendo el de Ana (bebé de 1 añito nada más) y el del progenitor (Tomás Gimeno), de 37, quien se habría suicidado luego de asesinar vilmente a sus hijitas, por más que no se descarta que este hombre pueda estar vivo, pueda haber hurdido un plan de huida.

Practicante del yoga (disciplina intrínseca y sibilinamente anticristiana que en su momento yo también practiqué, con escasos 20 años, justamente por mediación de Swami Santana, para el descojono padre de mi padre que en paz descanse, quien me veía a menudo practicar las asanas en una de mis habitaciones, sobre todo la llamada asana del arado, que era completamente mi preferida y en la que podía aguantarme inmóvil y concentrado la tira de minutos), devoto del cultivo de la tierra y de todo lo que huele a sector primario (estupendísima querencia), independentista convicto y confeso, simpatizante del grupo terrorista Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario, el MPAIAC (craso error, a mi juicio, con todo respeto y consideración para con algunos canarios que conozco que se confiesan católicos y también independentistas porque "con todas las competencias que nos daría ser independientes podríamos frenar la invasión migratoria, por ejemplo, impulsar el sector primario, etcétera"), ahora estará perplejo y preocupado viendo cómo por iniciativa del Cabildo de Gran Canaria gobernado por un tripartito de partidos perrofláuticos, globalistas y ateizantes (Nueva Canarias/Roque Aguairo, PSOE, Podemos), se le acusa de lo que sigue (cursivas nuestras): El párroco Fernando Báez Santana revictimizó en Facebook a Beatriz Zimmermann por "dar a sus hijas a quien no las engendró" y habló de Tomás Gimeno como una víctima de su ruptura matrimonial. Y añadió que si no se hubiese separado la pareja, las niñas seguirían vivas. Y tampoco dejó pasar la oportunidad de reclamar fidelidad y castidad a las parejas, capacidad de sacrificio y entrega, de perdón recíproco.

Obsérvese que buena parte de lo que escribe el padre Báez a propósito del infanticio de las dos niñas de Tenerife es fiel a la doctrina de la Iglesia católica (el reclamar castidad en la vivencia de la sexualidad, fidelidad, monogamia, respeto al sacramento, capacidad de entrega y perdón de los esposos...), pero sin duda se ha pasado tres pueblos al establecer una relación directa entre la nueva convivencia en pareja de Beatriz y el atroz parricidio perpetrado por su ex sobre sus propias hijas. Con la doctrina tradicional de la Iglesia en la mano -que hoy día muchos pastores conculcan, omiten, edulcoran o adaptan mundanamente a lo que se lleva-, ni él ni ella tienen derecho a vivir así. Solo que, padre Báez, ¿quién le pone puertas al campo? Este mundo es Sodoma y Gomorra segunda parte.

Pero en fin, padre Báez, mi niño, qué bien cierto es que queda en evidencia el que todos nos equivocamos (yo el primero). De manera que te has equivocado, y has sido imprudente, porque el feminismo supremacista y la ideología de género son dos dogmas intocables de la actual neoinquisición decretada por el marxismo cultural, cuyos tentáculos alcanzan a la misma Iglesia, que hoy día da lástima y grima, la verdad, de tan podrida, mundanizada y sumida en la apostasía como está, con unos pastores que, salvo loables excepciones (Viganò, Sarah, Atanasio Schneider, Müller, Brandmüller, Salvatore Cordileone, Héctor Aguer, Munilla, Reig Pla, Sanz Montes...), se manifiestan como muy tibios, heterodoxos, contemporizadores, acobardados, mundanizados. 

Pero todo es que está escrito (profetizado en las Sagradas Escrituras, en revelaciones privadas, en el mismísimo Catecismo de la Iglesia Católica publicado durante el pontificado de san Juan Pablo II). Tú y yo conocemos, padre Báez, que a los tibios Dios vomitará de su boca (cfr. Apocalipsis 13, 15-16). Y por ello acaso también reconocemos que al marxismo cultural, enemigo mortal de Cristo y de su Iglesia, sirven con descaro los mismos del Cabildo grancanario que ahora quieren denunciarte ante la Fiscalía, con el viejo e incombustible comunista Antonio Morales a la cabeza de las operaciones: 40 años, nada menos, viviendo de la mamandurria política, no jodas, recauchutado hoy por hoy en activista del cuento del cambio climático y de las energías renovables.Todo para el bolsillo y por el bolsillo, todo por la pasta (coge la pasta y corre).

Pero te has equivocado, padre Báez, en algunos aspectos. Porque claro que nuestros abuelos, que en general eran mucho más brutitos y machistas que nosotros sus nietos, aguantaban carretas y carretones en el matrimonio: la mujer solía aguantar a su marido, no raramente devenido a borracho sucio, y este aguantaba a su mujer, que no infrecuentemente acababa como desquiciada, igual por efecto de haber tenido tantos hijos, tantas frustraciones y tantos sueños no alcanzados, tanta vida doméstica sin casi ver la luz de la calle, tanta ausencia de vida social, tanta falta de autorrealización personal... Solo que no cabe defensa alguna del joven Tomás Gimeno, padre Báez, a mi juicio no es posible. Ni aun admitiendo que su exmujer y madre de las niñas le fuera infiel, cabe excusarlo. Además, casi todas las fuentes que informan del caso insisten en que este tinerfeño tampoco es que le fuera fiel a ella, de suerte que el nota era un vividor, ligón, bebedor, adicto a las drogas, mujeriego, ultraegoísta, fiestero y mundano. Si ella acabó siéndole infiel a su ex, porque en efecto comenzó a convivir con un empresario belga de 60 años, Tomás le fue infiel antes, y no una ni dos veces sino ya como un hábito pernicioso.

Vamos, que no hay forma, padre Báez, tal y como lo veo yo, y tanta gente que lo ve así. Por muy desquiciado, dolido u ofuscado que acabara, por muy ruin que sea -y en efecto lo es- el feminismo enloquecido que padecemos los hombres en casi todo el mundo occidental (ideología manipuladora donde las haya empeñada en satanizarnos a los hombres por el mero hecho de ser hombres), no hay justificación posible a la monstruosidad que ha perpetrado este individuo. Y de paso, padre Báez, es una temeridad afirmar, como haces tú, que la infidelidad de Beatriz es lo que acabó perturbando fatalmente el juicio de Tomás Antonio. 

Sí, padre Báez, como tú mismo bien conoces: ¡la gran mujer feminista es la Virgen Santísima, y en modo alguno la burguesa, individualista y pedófila Simone de Beauvoir!, por más que proclamar esto no esté de moda ni en la Iglesia, ¡pobre Iglesia!, toda infiltrada de marxistas, masones, ultraprogres, feministas... El feminismo radicalizado o supremacista actual no defiende la dignidad ni los derechos de la mujer sino que está al servicio de ideólogos del marxismo cultural -que se lo pregunten, si no, a Sara Winter, brasileña de 28 años, destacadísima exfeminista del Femen y hoy militante provida y convencida católica que predica a favor de la castidad luego de haber llegado incluso a ejercer la prostitución, a participar en orgías y a enseñar públicamente docenas y docenas de veces sus pechos, como hacen las del Femen-, y estos a su vez lo están al servicio de la Agenda 2030 del Nuevo Orden Mundial. De modo que no, padre Báez, deja que los especialistas se pronuncien al respecto, que ya algunas voces expertas están señalando que el modus operandi del parricida corresponde no al de un loco, un psicótico, no, sino más bien al de un trastornado moral, o sea, un narcisista maligno, un psicóptata, por ende, alguien con sus facultades mentales o cognitivas en perfecto estado. Esto es: alguien que sí debió ser en todo momento consciente del daño que perpetraba, solo que le importaba un bledo.

De suerte, en efecto, que en su crimen deleznable y brutal en todo momento aparecen más bien los signos propios de una personalidad antisocial con trastorno psicopático o narcisista. Muy probablemente, un monstruo de armas tomar para quien el sufrimiento ajeno no constituiría ninguna señal de alarma, ningún límite, al carecer, según todas las evidencias, de empatía emocional, de conciencia moral, de remordimientos, de sentimiento de culpa. En fin, lo que se dice un desalmado, para el cual las personas pasan a ser cosas de usar y tirar en función de sus intereses egoístas. 

En definitiva, un ser humano tan egoísta y desalmado que ante ellos hay que aplicar la recomendación del psicólogo y profesor canadiense Robert Hare, considerado la máxima autoridad mundial en psicópatas. A saber: 100 metros lisos sin obtáculos (y si pueden ser 800, mejor), poner toda la distancia que sea posible de por medio, y contacto cero de por vida. Porque es que estas personas trastornadas, padre Báez, no tienen arreglo, no hay terapia para ellas, y su agenda oculta es invariablemente hacer el mal, obrar como egoístas radicales, como incorregibles narcisistas. Son, en verdad, lo que la Sagrada Escritura reconoce como inicuos: personas totalmente cerradas a la acción de la gracia santificante.

No justifico a Beatriz ni a Tomás; me estremezco más bien con la brutalidad criminal que ha arrebatado la ternísima vida a las dos personas más inocentes y angelicales en toda esta historia. E intento hacerme a la idea de la magnitud del sufrimiento infringido por Tomás a su ex Beatriz -quien no tiene ninguna culpa de la monstruosidad perpetrada por el padre de sus niñas, ya sea cierto o no lo sea que inició esa nueva relación sentimental con el hombre maduro belga-, a la familia de esta, a su propia familia, a sus íntimos, a sí mismo (ojo, dando por cierto que el bebé de 1 año está fallecido y su padre también). 

Pero hasta aquí. Porque siento al referirme a este caso, que ha conmocionado a Tenerife, a Canarias, a la España peninsular y aun a partes del ancho mundo, que puedo estar metiéndome donde no me llaman, en fincas privadas, en asuntos ajenos reservados a la intimidad doméstica de unas familias que me merecen el más delicado de los respetos ahora que están desgarradas por la pena y el dolor.

¿Te crees que a mí no me indigna que la neoinquisición que ha impuesto el enloquecido feminismo supremacista haya tratado claramente de silenciar al máximo de lo posible que el mismo día en que apareció el cuerpecito de la niñita mayor, una madre en Sant Joan Despí, Barcelona, mataba a su hija de 4 años? ¿Qué se sabe de este caso más allá del nombre de la niña, precisamente Yaiza (nombre tan nuestro, tan lanzaroteño), y que la madre la mató para vengarse de su ex y padre de la niña y que intentó sin éxito suicidarse? Me indigna, me hace rabiar, pero hay que joderse. Pero sobre todo hay que combatir este feminismo deshumanizante, padre Báez, por radicalmente contrario al plan de Dios, sin que para tal intento me importen un pepino las coartadas, quejas, reprimendas y bla bla bla de las dizque católicas feministas, ultraprogres y demás torpedos o torpedas empeñados en dinamitar la Iglesia desde dentro con sus canales, torres, redes y atrios en Internet.

Como pone de manifiesto el Tercer Secreto de Fátima, en nuestro tiempo histórico la lucha entre Cristo y Satanás propia de este final de los tiempos en que con toda probabilidad estamos, se dirime en la familia. Esta es atacada por la ideología de género y el feminismo supremacista de que hacen bandera los mismos dirigentes cabildicios que se rasgan las vestiduras por tus declaraciones políticamente incorrectas y ciertamente desatinadas, incluso adoptando la pose de que la verdad de Cristo y de su Iglesia les importa mucho y es justamente por ello por lo que te denuncian, pidiendo tu cabeza a las autoridades eclesiásticas que están por encima de ti. 

Dirigentes locales grancanarios, cabildicios y del Gobierno autonómico, que apoyan el Gobierno nacional de Pedro Sánchez Castejón (sin duda el mayor felón y fraudulento Presidente que ha tenido España por lo menos desde los tiempos de Fernando VII), con sus políticas ultralaicistas, abortistas, feministas, anticatólicas, globalistas, perrofláuticas, inmigracionistas, antinatalistas, ateizantes, eutanásicas y sectarias, piden tu cabeza a las autoridades eclesiásticas pertinentes. 

Malandrines, maná de cabrones, que dirías tú mismo, padre Báez, en tus mejores momentos, para referirte a los Morales, Ramírez, Hidalgos, Curbelos, Corujos, Barraganes, Rodríguez y demás ralea de traidores y chupócteros de la mamandurria política. Panda de demagogos, de vividores de la política, traidores a Cristo y a su Iglesia, a España, y a nuestra tierra canaria.

Yo me creo que tú te alineas, padre Báez, en el eje de los que buscamos construir la Ciudad de Dios agustiniana, en tanto estos políticos mentados y toda la mugre infecta de Podemos, por ejemplo, y la del niño probeta Errejón, con la pistolera Mónica abriendo fuego en la retaguardia, se alinean con la Ciudad Secular que vuelve la espalda a Dios, al Dios Uno y Trino. El mismo eje en el que se alinean los políticos cabildicios que te denuncian y que apoyan, con su pacto de gobierno, como acabamos de denunciar, al presidente de la nación más felón, indigno, traidor y antiespañol que hemos tenido en España desde tiempos inmemoriales.

Pongamos, padre Báez, que Tomás y Beatriz se casaran por la Iglesia. Salvo que posteriormente se pudiera descubrir que el sacramento fue nulo en el momento de contraerse, el vínculio no les es lícito romperlo, en tanto viva uno de los contrayentes. No conocemos si se casaron o no por la Iglesia, pero suponte que sí. Pues hala: ella adúltera y él adúltero, infieles ambos. Esto está a la orden del día, la inmensa mayoría de las parejas lo acepta, lo defiende, lo recomienda. ¡La castidad se considera una ñoñez, algo estúpido y desfasado e imposible de ser vivido, sobre todo, de ser vivido! ¡Como si nuestro mundo fuese Sodoma y Gomorra parte II! 

Y santas pascuas aleluya: temor a la condenación eterna, ninguno: vivir como si la vida terrenal fuese la única posible y el cielo sobre nuestras cabezas, para los gorriones, que dijera el poeta alemán Heine. De lo cual en no poca medida, padre Báez, ustedes los curas tienen toda la culpa, pues ya no hablan de estos asuntos en sus homilías, tradicionalmente llamados en la teología católica como ultimísimos, realidades últimas, o también las cuatro postrimerías: muerte, juicio, salvación (que incluiría el purgatorio), condenación. Hasta el punto de que de los tres curas párrocos que han pasado por mi parroquia, el único que sí predicaba sobre estos asuntos en sus homilías era el primero de ellos en antigüedad, ¡cómo no!, por cierto el primero que alcancé a conocer antes de hacer mi primera comunión. Tengo entendido que el primer párroco de la parroquia, pues uno que hubo antes que este Pedro de que hablamos -a quien tanto aprecio tuve, y él a mí-, no fue nombrado nunca párroco, me parece.  

Tomás Gimeno, ex de Beatriz Zimmermann, al parecer tenía nueva pareja sentimental: profesora de Alemán en una escuela o academia de idiomas. ¡Con qué facilidad cambia la peña de pareja, de cama, de coche... y hasta de sexo, de identidad sexual, que es por cierto una de las reclamaciones históricas y bandera de la ideología de género y de las movidas LGTBIQ, apoyadas por los mismos del Cabildo y del Gobierno autónomo que te quieren linchar. Por su parte Beatriz, madre de las dos niñas bestial y despiadadamente asesinadas, rehizo su vida con un empresario belga de 60 años (ella con 35), con quien convive maritalmente, claro. 

Que por cierto, ya sé, lo reconozco, no es asunto mío. ¡Y no lo es! Sin duda que no lo es, es su vida de ella, e igual sería hasta envidia por mi parte, podrían replicarme, porque yo vivo la castidad celibataria y así pasara desconsuelo por no tener pareja con la que fornicar, y la vivo con gozo, la castidad, aunque con temor y temblor y con su dosis de cruz y de humana fragilidad. 

Como ves, padre Báez, ¡aquí el que no corre vuela! De manera que en esto tienes razón, toda la razón, apoyado para ello con confianza y fe en la doctrina moral de la Iglesia, en la que yo también quiero creer, me esfuerzo en creer, por más que cueste, ¡y tanto que cuesta! Es decir, tienes razón y toda la razón porque hoy día lo que hay es un desmadre padre, una golfería inimaginable, un relajo total, una salvaje y descaradísima promiscuidad de vértigo. Y en este clima de lujuria irredenta, de libertinaje, de hedonismo a calzón caído, la humana sexualidad queda desfigurada, deshumanizada, embrutecida. Y con este envilecimiento de la sexualidad también se degrada el respeto a la vida humana, a su dignidad. Sobre esto no hay ninguna duda, y documentos de la Iglesia que lo avalan hay por centenares.

La peña no quiere darse por aludida, vive alienada, embrutecida, como cerdos del rebaño de Epicuro, del vomitorium al venereum, y vuelta a empezar. Sin duda engañados por Satanás, el padre de la mentira, quien les ha hecho creer que la fe en Cristo y en su Iglesia es un cuento chino, una ñoñería, una pérdida de tiempo, un negocio de los curas, una superstición de viejas y de beatos, hipócritas casi todos, etcétera. 

De manera que no conocen lo nuclear de nuestra fe, padre Báez. Dimensión nuclear que tampoco conocen los que gobiernan en el Cabildo grancanario o en el Gobierno Autonómico Canario (honrosas excepciones aparte) y que ahora te quieren denunciar ante la Fiscalía. A saber (lo que desconocen): las llamadas realidades últimas (las cuatro postrimerías) sí que existen.

Ergo, España ha dado la espalda a Dios. España, nada menos, que evangelizó todo un continente, en la que ha sido la mayor y mejor empresa de evangelización de cuantas ha habido en la historia de la humanidad, y que asimismo frenó la invasión musulmana sobre Europa (impulsada hoy en día por el Nuevo Orden Mundial, por Bergoglio y por los dirigentes del Cabildo grancanario que ahora van y te denuncian ante el Obispado, creyendo y todo que así prestan un buen servicio al Crucificado-Resucitado y a su Esposa). Y por su parte la Iglesia, salvo oasis que conforman la llamada Iglesia remanente, le da la espalda a Cristo.

Así que en esta hora de turbación, perplejidad, congoja y miedo, en este tiempo ya apocalíptico en que nos toca vivir, con un Nuevo Orden Mundial que, como Bestia del Apocalipsis, pretende destronar al Dios Uno y Trino del horizonte existencial de la humanidad, estableciendo en el mundo el reino del Anticristo, sentimos la tentación de repetir este desahogo del filósofo francés de origen judío Bernard H. Levy: "Dios ha muerto, el hombre ha muerto, y yo no me siento nada bien". Solo que mejor fuera concluir con la sabiduría y santidad de nuestra maestra Teresa de Ávila: "Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta..." 

Amén. Esto es: ustedes los curas deberían explicarnos, a tiempo y a destiempo, por qué es preferible imitar a alguien como santa Teresa de Jesús (pobreza, castidad, mortificación, oración, conversión, las Bienaventuranzas, la justicia del Reino...) y no a los colegas de tantas juergas (sexo, drogas, alcohol, alienación, evasión, enajenación...) que se permitió en su vida el joven tinerfeño Tomás Antonio Gimeno, tan guapo, tan deportista, tan adinerado, tan tan (Tam Tam Go).


Postdata. Comencé a escribir esta reflexión el mismo día en que se filtró el escrito del padre Báez. Hoy 17 de junio, nos enteramos de que el Obispado presidido por monseñor José Mazuelos Pérez (médico y teólogo) ha decretado medida cautelar contra el padre Báez. Esta medida acarrrea que el sacerdote sea apartado de sus responsabilidades parroquiales y pastorales. Puede celebrar misa en privado, mientras su caso sigue en estudio. Cabe la posibilidad de que sea suspendido a divinis, pero no es deseable que esto suceda. Como acertadamente señaló en declaraciones hace unos días monseñor Mazuelos, la Iglesia no funciona como una empresa que contrata y despide a sus trabajadores por su el rendimiento económico o crematístico que aporten; la Iglesia debe ser una familia, y como tal debe acoger a sus hijos e hijas, sean obispos o sean monaguillos, sean abadesas o sean chicas adolescentes.

Si en la Iglesia herejes manifiestos y contumaces como el jesuita español Juan Masiá (incardinado en Japón desde hace medio siglo lo menos), como el también jesuita vasco Jon Sobrino (incardinado en El Salvador, de ideas cristológicas claramente heréticas y vinculadas a la marxista Teología de la Liberación), o como las muy heterodoxas monjas Lucía Caram (dominica, argentina-barcelonesa, feminista, partidaria del aborto, independentista, adalid de la ideología de género y del activismo LGTBIQ) o Teresa Forcades (benedictina, médico, teóloga, feminista, abortista, adalid de la ideología de género y de las movidas LGTBIQ, defensora del acceso de la mujer al ministerio ordenado), más una lista de docenas y más docenas de autores a cuál más heterodoxo, siguen en la Iglesia, ni excomulgados ni suspendidos a divinis siendo inmensamente más heréticos que el padre Báez, dejemos que las autoridades de la Iglesia busquen la verdad en todo este asunto. Verdad que sea lo mejor para Cristo Esposo y su Iglesia Esposa, esto es, para la nueva evangelización. Y lo mejor para el padre Báez, que ciertamente es un cura estrafalario, actoral, polémico, intempestivo, pero que desde luego nunca se ha caracterizado por ser doctrinalmente heterodoxo.

Y acabo. Verano del 87 (me viene a la mente la emotiva película de Robert Mulligan Verano del 42, de 1971, con la inmortal película central de su banda sonora). Campamento de verano en Peñón Bermejo, al lado de Guguy. Uno de los chicos que estaban de acampada, ciertamente era incorregible por díscolo, individualista y desobediente. Quería que se hiciera su santa voluntad y claramente era un agente que perturbaba la dinámica del grupo. El aún muy joven padre Báez y físicamente muy elástico y poderoso, indudablemente perdió los papeles con este chico insoportable y acabó dándole tan fuerte golpetazo con una chancla de playa de esas que llamamos en Canarias calamares (en La Laguna, en mis tiempos de estudiante solía ver al fetasiano Isaac de Vega calzado con esas sandalias, caña de pescar en ristre), que el chico o pudo perder el equilibrio, o comenzó a sangrar ligeramente o perdió alguna pieza dental. Este hecho me recuerda lo que le está pasando hoy día. Esto es: el padre Báez ha proclamado la verdad de la Iglesia sobre la vivencia de la sexualidad humana, pero esta verdad la ha mezclado con juicios imprudentes, temerarios. Y en esto se ha equivocado. Igual que lo ocurrido en Peñón Bermejo en aquel verano del 87, siendo yo un mozalbete. En aquella ocasión, al padre Báez le asistía también la razón, había que intentar pararle los pies al muchachito incorregible, solo que equivocó no el golpe -que aún debe seguir doliéndole al jovenzuelo-, equivocó el método. Con todo, recuerdo que yo mismo tuve que intervenir para calmar el momento de crisis, no fuera que la cosa acabara empeorando.

De manera que ahora sí que me he decidido finalmente a dar a la luz este escrito. Y por esta razón además, la comparta o no la comparta el padre Báez: quiero que salgan de la política para siempre sociatas, podemitas, comunistas, nacionalistas canarios de izquierdas... Porque el futuro de Europa pasa por el acceso al poder de políticos patriotas, identitarios, sensibles a las raíces grecolatinas y judeocristianas que conforman el ser de Europa, de todo Occidente.

Amén.    


15 de junio, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.