"Un
vistazo a nuestros adolescentes y apenas jóvenes actuales"
“Brindis”
«A
mis amigos de Santander que festejaron
mi nombramiento
profesional.
Debiera
hora deciros: -«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin
ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en
verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de
unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y
listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este
Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y
frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del
Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de
pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el
otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me
pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y
prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero
discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse
nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y
me guardará respeto y cariño.
Y ahora os
digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese
predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten
a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón
virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y
porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi
apellido,
… sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros,
amigos».
De
Gerardo Diego, con diferencia el más católico de entre todos los
autores de la Generación del 27. Ojo, dilectos alumnos y alumnas:
nuestro Pedro García Cabrera y más aún si cabe la también canaria
Josefina de la Torre (hermana del muy laureado y reconocido Claudio
de la Torre), aunque no aparecen en la nómina de los autores del 27
sí que estuvieron vinculados, por lazos de amistad y de
ciertas sintonías estilísticas, a dicha generación literaria,
que suele considerarse que conforma la llamada Edad de Plata de
nuestras letras, luego del Renacimiento y Barroco literarios, que
conformarían nuestro Siglo de Oro. Esto dicen, y así lo estudiamos
nosotros, crítica u obsequiosamente. Por más que yo mismo les haya
confesado, como simple aficionado a estos asuntos, que en lo tocante
a adjudicar esa condición de Edad de Plata también me parecería
apropiado y justo que le hubiese tocado en suerte a la generación
literaria y cultural posterior a la Generación del 27, esto es, a la
llamada Generación del 36, pues no en balde esta estuvo conformada
por una nómina, más nutrida aun que la del 27 si cabe, de poetas,
prosistas, ensayistas, dramaturgos, novelistas y hasta filósofos de
primera categoría. De manera que por mi parte, salvando las
distancias con el admirable Gerardo Diego (autor de uno de los
sonetos más emotiva y enigmáticamente magistrales de todos los
escritos hasta la fecha en la lengua de Cervantes), dedico
este escrito a mis alumnos de ayer, de hoy y de mañana.
Con
el debido respeto a los realizadores, conductores y protagononistas
de Caso Cerrado, de la productora Telemundo
-quienes, estos últimos, cuentan sus casos en este muy seguido y no
poco controvertido programa de televisión latinoamericano-,
me gustaría ir desgranando algunas consideraciones.
No
obstante, España está que arde, sin duda. Verbigracia: toda la
escoria política contra Isabel Díaz Ayuso; esto es, la izquierda
cainita, descerebrada, sectaria, globalista (totalmente al servicio
del Nuevo Orden Mundial y de su Agenda 2030), desalmada y enemiga de
España (desde la PSOE hasta Podemos, pasando por Nueva Canarias y
todos los separatismos, hasta llegar a Ciudadanos, Coalición Canaria
y Agrupación Socialista Gomera, todos al servicio del globalismo y
de la consiguiente invasión migratoria), se prepara para intentar el
asalto a los cielos y playas de Madrid, que no en
balde pasa por ser uno de los últimos bastiones patrios de libertad
y de prosperidad económico-empresarial. Pero bueno, vale, disculpas
por este desvío del curso principal de este escrito: tal asunto al
rojo vivo quedará para otras reflexiones. Ahora a lo prometido, así
que veamos.
Reconozcamos
que es más desgracia que nuestros adolescentes y jóvenes apenas que
estudian Secundaria no escuchan a alguien como José María Rodríguez
Olaizola, pongamos, y sí que casi todos ellos han visto y escuchado
a menudo programas de Caso Cerrado, subidos a Youtube.
Obviamente, de este joven jesuita español no tendrán ni idea. A
ver: quiero indicar que no cabe exigirles que ya a su edad conozcan a
alguien como este religioso español, no, ni modo; lo que pretendo es
señalar que, por lo común, nuestros adolescentes y jóvenes que
estudian la ESO, el Bachillerato, o los actuales ciclos de la
Formación Profesional (ámbito en el que desarrollo mi actividad
profesional), son especial y delicadamente adictos a los
reclamos de la sociedad de consumo: sexo banalizado, superficialidad,
egoísmo, hedonismo, individualismo, consumismo crónico, televisión
basura, cine de muy baja calidad...Y a la vez están lejos, a menudo
totalmente lejos, de la búsqueda de Dios, la espiritualidad, la
práctica sacramental católica...
No
cabe, en efecto, exigirles que ya a su edad conozcan a alguien como
José María Rodríguez Olaizola, quien es un jesuita progesista,
valga la redundancia: hoy por hoy, en efecto y salvadas las honrosas
excepciones de rigor, ser jesuita y ser progresista van de la mano,
como en el mismo lote. (Excepciones, esto es, jesuitas en clave
ignaciana, a la antigua usanza, serían los padres Alfonso Sáenz,
argentino, el uruguayo Horacio Bojorge, ambos casi nonagenarios ya,
algunas pocas promociones recientes repartidas por esos mundos de
Dios, y pare usted de contar.)
De
tal manera que, ciertamente, ni siquiera entre los pocos adolescentes
y jóvenes estudiantes de Secundaria que aún hoy día pudieran
confesarse católicos practicantes, salvo alguna rara
avis que pudiera haber entre ellos, el nombre de este joven
jesuita les sonará de algo. Normal. Porque además se me ha ocurrido
referirme a él no para personalizar en su figura un aspecto que
querría tratar en esta reflexión, sino más bien para poner el dedo
en la llaga sobre la tendencia al pasotismo, a la irreligiosidad y la
indiferencia religiosa, a la cultura hedonista, al individualismo y
en general a la cultura basura, tan arraigada en la mentalidad
imperante entre las filas de los adolescentes y jóvenes de nuestro
tiempo.
Ergo:
el problema no es tanto que no escuchen la palabra autorizada de
Olaizola, SJ, y sí sobre todo que no se interesen por el testimonio
de los santos, ni por la fe católica que aun han podido conocer en
sus abuelas, más que en sus madres, muy probablemente, ni por ir
dando respuestas a las grandes preguntas por el sentido de la vida...
Porque, en definitiva, por lo que no se interesan, salvo honrosas
excepciones, es por los modelos mejores de personas a imitar.
De
modo que el problema es que ven y sobre todo escuchan los
casos morbosos que aparecen (marca de la casa), en Caso
Cerrado. Entonces, ¿hace falta poner una vez más de manifiesto
lo que ven y escuchan en Caso Cerrado? Pongamos que aquí y
ahora, sí. Veamos: a través de este programa muy bien conducido por
la cubano-norteamericana Dra. Ana María Polo (abogada, presentadora
de televisión, cantante, mujer sin duda carismática y a lo que
parece muy buena profesional), conocen los casos de grosero
libertinaje y degradada inmoralidad sexual protagonizados por adictos
a la pornografía; por practicantes de la zoofilia; por practicantes
de orgías sexuales; por empresarios que montan prostíbulos
para perros; por hombres que a mitad del coito con sus parejas
recurren al coito interrupto y siempre se acaban
limpiando la eyaculación con pañuelos y, encima, están convencidos
de que así obran rectamente; por mujeres que dan de mamar la leche
lactante de sus pechos a hombres que pagan por tal servicio; por
miembros de clubes de solosexuales: estos son individuos e individuas
que acuden a locales en que se masturban juntos, a menudo sin
conocerse de nada, sin tocarse ni hablarse, cada participante
congregado, concentrado en sí mismo, afanado tan rica y
solipsistamente; por usuarios y usuarias de juguetes eróticos que
reemplazan a las personas en sus relaciones sexuales; por exmonjas y
exsacerdotes que, luego de tener deslices sexuales, acaban
convertidos en libertinos y así son presentados en el programa; por
personas de tendencia sexual hermafrodita o intersexual, como se
prefiere llamar hoy día, tan contentos y felices con su
tendencia desviada; por mujeres que abandonan a sus hombres
porque estos contraen deudas monetarias o dejan de eyacular en el
acto sexual por causa de alguna disfunción; por estafadores y
mentirosos compulsivos y sin escrúpulos; por padres que violan a sus
hijas; por abuelos que, tras violar a hijas, se convierten
automáticamente en padres y abuelos a la vez; por homosexuales
(gais) que sienten que el mundo se les viene encima y que han
protagonizado lo peor de lo peor, el peor de los pecados posibles,
tras haber experimentado que una mujer enamorada los engañó y los
acabó violando; por tías que mantienen relaciones sexuales con sus
sobrinos; por jóvenes pornógrafas que usan la voz de menores en
páginas de sexo virtual por teléfono tras fotos de ellas mismas
como mayores de edad; por parejas en que uno de los miembros se
dedica a la pornografía, es contagiado del SIDA por
su hembra despechada, quien no le perdona que le haya sido
infiel con mujeres del mundo del porno (casi simulando que valoran en
algo la castidad y todo), al tiempo que mantienen relaciones sexuales
con otros hombres, ultrapromiscuos y contagiados a su vez de SIDA;
por libertinos y desalmados que, a sabiendas de que están
contagiados de SIDA, mantienen durante años múltiples relaciones
sexuales a través de las cuales contagian la enfermedad
indiscriminadamente; por parejas que, prácticamente en el cien por
cien de los casos, viven su noviazgo no desde la castidad
sino desde la lujuria, el libertinaje, la promiscuidad incluso, el
uso generalizado de anticonceptivos; por hermanos de padre y madre o
medio hermanos que, aun conociendo su parentesco, mantienen
relaciones incestuosas que a veces acaban en embarazos; por mujeres
obsesionadas con ser biológicamente madres hasta tal extremo que
llegan a quedarse embarazadas tras mantener relaciones sexuales con
hombres recién fallecidos que aún mantienen su erección.
Y
acabamos con esta truculenta relación en párrafo aparte.
Particularmente aberrante y degradante me ha parecido el caso de una
mujer joven. Esta trabaja dejándose abusar, pegar,
golpear, maltratar y finalmente violar por hombres, quienes encima
tienen que pagar altas sumas de dinero por tales servicios, mediante
los cuales ella pretende hacer un servicio a la sociedad al
considerar que tales terapias físicas van a acabar propiciando que
los hombres que perpetran tales violaciones acabarán
autodisiadiéndose de seguir violando a otras mujeres. A todo esto su
pareja presente, solo se dignaba lamentar que este sea un mal negocio
a efectos meramente crematísticos, sin decir el hombre joven ni
media palabra sobre la espeluznante inmoralidad que está llevando a
cabo se pareja, quien en verdad lo que está haciendo es ejercer la
prostitución, con el añadido o agravante de sufrir palizas, golpes,
malos tratos físicos.
Desde
luego, un horror, un asco. En fin, lo propio de un mundo radicalmente
enfermo este nuestro que ha vuelto desesperanzadamente la espalda a
Dios y que, así, chapotea en la inmundicia. Casi como una casa de
los horrores lo que se exhibe en Caso Cerrado: morbo,
lujuria, degeneración moral máxima, toda clase de aberraciones
sexuales, pornografía, inmoralidades y bajezas de todo tipo que no
tienen ni nombre... Uno se pregunta cuánto hay de realidad y cuánto
de simulación, mera búsqueda del morbo y recreación más o menos
dramatizada en estas historias para no dormir. Comoquiera que sea,
según se advierte al final de estos casos en un apunte escrito que
sale en pantalla, "los casos contados en Caso Cerrado no
expresan la opinión de la productora, del programa en sí, sino la
de los participantes, que pueden contar casos reales". De manera
que, tomando esta advertencia al pie de la letra, en efecto los
juzguemos como casos verídicos. Casos que ciertamente ocurren o que
comoquiera que sea en todo caso pudieran ocurrir y que, a decir
verdad, ponen de manifiesto la radical podredumbre moral de este
mundo que, habiendo dado la espalda a Dios, chapotea en el pecado, en
las mayores bajezas morales que quepa imaginar. Y todo ello sin
sentir en lo más mínimo conciencia de pecado, temor de Dios,
nostalgia de Dios...
La
enfermedad de un mundo que agoniza muy bien
diagnosticada por estupendos obispos como D. Juan Antonio Reig Pla,
guiados por un intenso celo pastoral, por solo citar un nombre, de
entre otros varios que cabría nombrar entre el episcopado de una
Iglesia universal que también, ciertamente, presenta un rostro muy
afeado, muy desfigurado por los estragos que viene causándole la
apostasía. Un mundo, en definitiva, en el que las masas ya no
manifiestan sentir sed del agua buena, sed del agua de la vida, sed
de eternidad y de infinito que dijera nuestro Miguel de Unamuno, sed
de Dios, y sí más bien sed de Cocacola, si se nos permite la
analogía.
Sí:
todo un subproducto nacido de una inmoralidad sexual y de
una bajeza espeluznantes, propias de estos tiempos de radical
apostasía que vivimos y que harían palidecer a los de Sodoma y
Gomorra. De manera que no pocos de nuestros estimados adolescentes y
jóvenes ven y escuchan estos contenidos. ¿Los sabrán discernir?
¿Sabrán separar la paja del trigo? ¿Verdaderamente conocen que la
pornografía y el libertinaje sexual son la tumba del verdadero amor
entendido como donación incondicional y para siempre, abierta a la
vida, a la ternura, a la delicadeza por el otro, al don de los hijos
desde la confianza depositada en la providencia de Dios?
Desde
luego, dudo muy mucho que sepan que esas historias por lo general
son basura degradante que en verdad no los forma
como chicos y chicas en proyecto de ser hombres y
mujeres honestos, serviciales, generosos, idealistas... De
modo que sí que tragan y tragan y, de tanto tragar y tragar, algunos
acabarán inevitablemente asumiendo que es normal lo que se trata en
tales programas. Porque como además nunca escuchan a José María
Rodríguez Olaizola, SJ. Esto es, como nunca van a misa; como nunca
escuchan a buenos testigos de Cristo y de su Iglesia; como nunca o
casi nunca se encuentran con buenos sacerdotes que predican a Cristo,
nuestro Señor, el Salvador de la humanidad, el único camino para
llegar al Padre; como nunca o casi nunca se sientan a escuchar a los
mayores de su familia o ámbito vecinal; como por lo común no tienen
por costumbre interesarse por las vidas de hombres y mujeres ilustres
(ilustremente buenos, sabios, nobles, justos, santos) que en la
historia han sido; como nunca o casi nunca visionan buen cine (cine
con valores, que se decía hasta no hace mucho, cine para propiciar
un posterior palique o cinefórum...); como no es normal que cultiven
la cultura de la reflexión personal y la introspección; como muy a
menudo escuchan casi exclusivamente estilos musicales degradantes
como el reguetón y jamás de los jamases a nuestros clásicos
Beethoven, Brahms, Chopin, Falla, Mozart (Mozart solía decir que
todo en esta vida es una preparación para el saber morir), Johan
Sebastian Bach (nada en el arte musical hay más sublime que lo más
sublime de J.S. Bach)...
Parte
II
No
obstante, a decir verdad gracias a Dios en Caso Cerrado no
todo es morboso, moralmente degradado y asqueroso sino que también
aparecen testimonios de personas que juzgaríamos como edificantes, y
desde luego dramáticos. Considero en estos momentos el de una joven
mexicana que a los siete años de edad pierde a su madre, luego a los
trece a su padre, quedando sola con su hermano, dos años mayor que
ella. Son acogidos como huérfanos por sendas familias. Cumplida la
mayoría de edad se reencuentran, separados durante años desde el
momento de la acogida cada uno por su respectiva familia, y
restablecen el fraterno contacto, según se habían prometido.
Restablecido el contacto, al poco su hermano muere en accidente
automovilístico. Ella queda sola y desfondada, totalmente acongojada
y perdida en este mundo, sin asideros. Decide
entonces rebelarse contra Dios, al que juzga culpable de sus
desgarradoras desgracias. Y la forma como concibe esa rebelión
contra Dios es bajo la especie de un compulsivo deseo de seducir
sexualmente a sus ministros ordenados. Confiesa haber consentido
relaciones sexuales con al menos tres o cuatro sacerdotes, uno de los
cuales -con quien llega a participar en un trío en el que uno de los
integrantes es una religiosa católica- la deja embarazada. Se trata
de un sacerdote joven con una increíble pinta de pardillo y que está
dispuesto a colgar los hábitos para casarse con su amante. Pero ella
no tiene tal intención, porque para colmo de males o por si hubiesen
sido pocas sus desgracias, le han comunicado que padece un tumor
cerebral incurable.
Del
caso anterior me he ocupado en mi artículo "Como si fueran
heraldos del Pathos", publicado en algunas bitácoras. Con todo,
entre Caso Cerrado y Olaizola, SJ, no hay color. El
religioso español es también sociólogo y escritor de notable éxito
o eco; yo, que me atrevo a confesar verdades y contenidos más
católicos a menudo que los confesados por este Olaizola y en general
por los eclesiásticos de su cuerda progresista i,
soy solo conocido en mi casa a la hora del almuerzo, y entre algunos
amigos a la hora de la merienda.
De
manera que no estando de acuerdo con su aperturismo en cuestiones de
moral sexual, ideología de género, feminismo supremacista,
inmigración, laicismo, etcétera, de la autenticidad de su vocación
religiosa ni quiero ni debo dudar (es más, considero que claro
que sí debe tener vocación religiosa, ¡faltaría más!). Pero
con su estilo de ser cura, cercano y cordial hasta el tuteo, con su
aparente sencillez (ojo que desconozco todo de su vida), con su
acento en presentar a un Jesús identificado especialmente con los
pobres, los marginados y las víctimas todas de la historia, sí
estoy de acuerdo. Estoy de acuerdo en bastante con su forma de
ejercer el ministerio, que es claramente hija del Vaticano II, tan
puesto en solfa por tantos en la crisis actual de la Iglesia, en esta
hora aciaga en que Dios mismo permite que pase todo lo que está
pasando, creemos que para acrisolar la fe de muchos, y porque
profetizado está que los tiempos últimos se habrían de
caracterizar por una apostasía generalizada, especialmente dramática
en la cúpula de la Iglesia. Entre el Pueblo de Dios conformado por
los seglares no digamos (comenzando por mi mal ejemplo como discípulo
de Cristo y de su Iglesia); y entre los ministros ordenados y los
religiosos consagrados, ¡uf, entre ellos y ellas, qué dramática la
pérdida del oremus, del celo apostólico por la
salvación de las almas, hasta haber acabado convirtiéndose en meros
burócratas del culto, o en una suerte de funcionarios buenistas del
tipo común en las oenegés!
De
manera que en sintonía, sí, de siempre, con esta forma para
algunos aseglarada de ejercer el ministerio ordenado
que personifican sacerdotes como este bueno de Olaizola. Me gusta, he
crecido con tal sensibilidad desde adolescente (desde adolescente en
grupos católicos, desde niño en verdad), es de mi estilo de
conducirme así por la vida: mis alumnos me tutean prácticamente
todos, como por lo demás es común en nuestros días. Hasta el
extremo de que a menudo he considerado que, de ser yo cura o de
haberlo sido, me gustaría o habría gustado que me tuteasen o
hubiesen tuteado, aun llevando traje talar o clériman, sin relajos
ni indebidas confianzas, pero sí que tuteado; o aunque me hubiesen
llamado también padre o don; si bien, ojo, también me
parece digna y buena la actitud de los que prefieren marcar las
distancias, tratar de usted a los eclesiásticos, que es además
forma más en consonancia con lo tradicional, solo que esto de marcar
las distancias no va tanto con mi modus
vivendi, credendi y operandi como
ese tuteo del que hablo, que por lo demás usan para conmigo el 99
por ciento de los alumnos.
Un
tuteo desde el que hubiera ido conformando en mí un corazón de
circo bullanguero (tal debe ser el corazón del célibe por el Reino
de Dios y su justicia), parafraseando un verso del misionero
claretiano, obispo y poeta Pedro Casaldàliga, recientemente
fallecido. Pero en fin, bueno: el caso es que demasiados de nuestros
adolescentes y jóvenes ven y escuchan los casos nada edificantes
de Caso Cerrado. Hasta tal extremo que, siendo así las
cosas ¿cómo extrañarse de que esta cultura nuestra hedonista e
individualista a tope produzca a mansalva personas narcisistas y
psicópatas de los llamados integrados o subclínicos? Estando como
están huérfanos de verdaderos modelos de humanidad y de conducta,
¿cómo vamos a exigirles encima que prefieran seguir el modelo de
santa Teresa de Calcuta, por ejemplo, o el de la italiana santa
Gianna Beretta Molla ii,
y no el del último joven que han visto en Caso Cerrado y
que se conduce por la vida, tan pasota, narcisista y egoístamente
él, cambiando de pareja y de auto como quien cambia las sábanas de
su cama? ¿Cómo vamos a exigirles que, pasando tantas horas delante
de la caja tonta, o navegando a veces por Internet en
páginas pornográficasiii,
viendo cine casi todo en Neflix o en la hipersectaria televisión
española, prefieran los modelos de vida de los santos, los héroes,
los prohombres y promujeres de la humanidad, las vidas de los grandes
escritores, a las vidas de esos auténticos antihéroes que
ven en Caso Cerrado?
Es
de elemental Perugrullo que con los referentes culturales imperantes
en la decadente cultura actual, radicalmente secularizada,
descristianizada, nuestros chicos y chicas apenas jóvenes y
adolescentes muy difícilmente van a encontrarse con Cristo y con su
Iglesia. Muy difícilmente van a descubrir algún día que el
matrimonio entre hombre y mujer es Iglesia doméstica, espacio
privilegiado para la donación, la gracia, la lucha por el Reino de
Dios y su justiciaiv.
Como igualmente será casi imposible que entre ellos surjan
vocaciones a la vida consagrada, al ministerio ordenado (ojo, que
digo casi, no afirmo que imposible, pues Dios sigue llamando, siempre
llama obreros para trabajar su mies: cfr. Mateo 9,
35-38).
Dios
siempre llama, sí, a pesar de la pavorosa apostasía que despelleja
viva a la Iglesia, esposa amada del Esposo, en estos tiempos nuestros
que a todas luces parecen los tiempos apocalípticos
profetizados. Y en todo caso, los del Gran Reseteo que ya tiene
preparado el Nuevo Orden Mundial, para un nuevo diseño global de la
familia humana, con su Foro de Davos incluido, con su pandemia del
Covid-19 asumida y estratégicamente manipulada, con su invasión
migratoria, con su ataque sistemático al cristianismo (no lo
olvidemos: la única religión verdadera, el único camino de
salvación), con su marxismo cultural o perroflático: sectaria Ley
de Memoria Histórica, aborto generalizado, etcétera.
Como
que en uno de mis cursos en Lanzarote solía coincidir en misa con
una alumna de Bachillerato II que, amén de muy guapa ya, era
estudiante ejemplar, me decían, muy madura (con todo, yo no le daba
clases, no era alumna mía), y que parecía madura hasta como joven
católica. Siempre atenta, cariñosa y delicada conmigo cuando alguna
vez me veía fuera del instituto, hasta me hizo fantasear alguna vez
que otra: “Qué muchacha más prometedoramente interesante; desde
luego, tiene madera de futura gran mujer… No me importaría esperar
a que tuviera bien encarrilada su carrera y, mientras, pasarla
cultivando la amistad con ella, en tanto iría cumpliendo años y ya
tal vez con veinte y algunos cumplidos y... Y calla o basta,
insensato, ¿o es que tú no ibas a ir cumpliendo años también, o
es que no ves que tienes edad para ser perfectamente su padre, y aun,
biológicamente hablando al menos, hasta su abuelo? Estos amores solo
se dan en el cine, entre viejos ultramillonarios de los que
se enamoran jovencitas treintañeras, o a condición
de que te llames Pablo Casal, José Millán-Astray, Antonio Machado,
Michelangelo Antonioni, Clint Eastwood, Woody Allen, Fernando Sánchez
Dragó, Charles Spencer Chaplin...v.”
Mas
sobre todo al cabo de unos pocos años me vine a enterar de que del
IES en que di clases había salido para el Seminario Diocesano un
chico de la tierra. Uno de esos cinco héroes que
decía monseñor Cases, entonces titular de la diócesis, cuando se
refería a los solo cinco seminaristas que había hasta el curso
pasado en que él llevó las riendas de nuestra diócesis de
Canarias. Sin duda, sí, un mirlo blanco, desde luego, un héroe
en los tiempos de increencia que corren, frente a tanto caso
cerrado al soplo de la gracia, a la virtud de la castidad en
medio de este mundo ultraerotizado.
Porque
ciertamente nuestros chicos y chicas, apenas jóvenes y adolescentes,
casi que son lo mejor en el ámbito de la enseñanza, ahora con el
respeto debido a tanto buen profesional docente como sigue habiendo.
Lo mejor porque entre ellos y ellas van descubriendo la vida y a
veces te hacen partícipe de tales descubrimientos, y porque a veces
surgen entre ellos y ellas testimonios muy generosos,
sorprendentemente loables, beneméritos, incluso vocaciones. Parece
ser que a condición de que les presentemos las cosas como son, sin
descafeinarlas o aguarlas, la fe como es, la radicalidad como es, la
entrega a Cristo el Señor, el Hijo del Dios Uno y Trino, justamente
como es.
Parte
III
Coda
o guinda. Me nace acabar esta reflexión como hace con no pocas
de las suyas el admirable Dr. Antonio Caponnetto: argentino,
historiador, pensador católico, apologeta de nuestra fe, hijo fiel
de la Iglesia, poeta. Salvando las distancias él y yo (también las
geográficas en este caso), pondré la guinda a esta reflexión mía
con los versos que siguen, incluidos en mi inédito Como
lirio entre los cardos (escritos entre los años 1994 y
1996, ahí siguen durmiendo el sueño de los justos). Tanto el Dr.
Caponnetto como yo reconociéndonos, seglares que somos, apóstoles
de Aquel que nos amó primero, desde esta convicción impresa en el
seguimiento o discipulado del Divino Maestro :"Ay de mí si no
evangelizara" (cfr. 1Corintios 9, 16b) porque
"quien dé testimonio de mí ante los hombres, será
testimoniado por mí delante del Padre" (cfr. Mateo 10,
32-33).
Y
que valgan también estos versos como argumento literario,
el cual viene a ser un aspecto del comentario de textos que se exige
hoy en día a los chicos y chicas de Bachillerato II en su examen de
Lengua Castellana y Literatura para la EBAU. Asimismo, me parece que,
habiendo algún que otro adjetivo valorativo en
estos versos míos, ellos y ellas, curiosos alumnos, sabrán
localizarlo. Veamos:
Renuncia
VAS
entrando, Señor, Tú vas entrando,
como
un acero dulce y qué exigente.
Vas
manando, Señor: eres la fuente.
Bebiéndome
la vida vasme amando.
Confundes
mis pronósticos, sonríes.
Jugando
con mis días vas ganando
Tú
siempre la partida. Vasme amando.
Y
al cabo todo pides: Dame síes,
Tú
nos pides. Lo pides siempre todo.
Vas
entrando, Señor, como una aurora
maravillosa
y pura y redentora
sobre
mi faz de hombre hecho de lodo.
Y
me quemas por dentro, enamorado
Tú
del hombre, del hombre y su destino.
Todas
mis naves quemas y mi tino.
Me
has quemado hasta el ser, desarbolado.
Menesteroso
y frágil, desfondado
me
has: vas timbrando acentos en mi risa.
Y
no te importan noes, ni la prisa,
ni
mi carne furiosa o lo pasado.
Amándonos
primero por ser tuyos
nos
sembraste en lo hondo tres palomas:
la
Caridad, la Fe y la Esperanza. Que Tú tomas
como
dones que son, como capullos
de
eterna primavera. Somos tuyos,
Señor,
pródigamente somos los hijos tuyos.
Y
ningún hombre fuera si Tú no asomas
tu
rostro que no vemos. Tú desplomas
las
piedras y las faltas.
Todos
los muros de todas las lamentaciones.
Tú
tomas y retomas,
más
que siete por siete y setenta veces siete,
el
perdón que nos das y todas nuestras traiciones.
Y
las tres palomas
bajadas
a la vida
Tú
las tomas, Señor, las tomas y las retomas
como
fuentes que son de tu agua viva.
Las
palomas que Tú eres, Señor nuestro,
eternizándonos
que te estás
eternizándonos
y esperándonos,
para
cuando nos llegue el final de esta partida.
I Así,
frente a falsos ecumenismos, la centralidad de la Iglesia católica
como la única fundada por Cristo sobre la roca de
Pedro; y frente a desatinados diálogos interreligiosos, la
afirmación de que solo Cristo salva, solo Cristo es el camino, la
verdad y la vida, el Hijo del Dios trinitario. Afirmaciones
confesionales e interreligiosas que, desde luego, cabe sostener con
los documentos del Concilio Vaticano II en la mano, a condición de
que se eviten las lecturas tendenciosas del mismo que la progresía
dizque católica viene realizando, desde hace ya medio siglo. Y a
condición de no rasgarse las vestiduras por tomar conciencia, en
efecto, de que entre los documentos del Vaticano II hay lugares
ambiguos, oscuros, confusos, los cuales precisarían, como mínimo,
una suerte de syllabus interpretativo y aclarativo,
según deseo expreso de monseñor Atanasio Schneider.
II Canonizada
por el santo papa Juan Pablo II, patrona de las mujeres embarazadas,
murió por complicaciones en el cuarto de sus partos, al negarse a
que la trataran de un tumor que padecía y que hubiera podido poner
en peligro la vida de su bebé, que finalmente acabó naciendo con
vida.
III Las
páginas pornográficas siguen siendo las más visitadas, con
diferencia, de Internet, como ha señalado incluso la fundadora y
actual superiora de Iesu Communio, la estupenda y muy carismática
sor Verónica Berzosa, en una deliciosa charla suya subida a
Youtube (hermana, sí, claro, del obispo y celebrado teólogo Raúl
Berzosa).
IV Una
pareja de personas homosexuales no es nunca un matrimonio, y además
su unión es gravemente ilegítima, inmoral, en sí misma
pecado. Reconocido esto con todo el respeto debido a las
personas de tendencia homosexual, a menudo discriminadas en la
sociedad y en la propia Iglesia, con la delicadeza máxima que se
exige en estos casos, pero también con toda la lealtad exigida para
con la verdad. Por mucho que digan personalidades eclesiásticas tan
publicitadas como el jesuita norteamericano James Martin, quien
no en balde es uno de los principales valedores de la causa LGTBIQ
en la Iglesia, esta siempre ha condenado la práctica de la
homosexualidad, basándose precisamente en la Revelación, la
Tradición y el Magisterio, instancias teológicas (lugares
teológicos) que conforman todo el edificio de nuestra doctrina
de la fe, como perfectamente conoce el propio padre
Martin, SJ. Revelación, Tradición y Magisterio siempre
han considerado que los actos sexuales son gravemente inmorales,
intrínsecamente desordenados, y que, no pudiendo en ningún caso
recibir aprobación alguna, en verdad no se corresponden con una
verdadera reciprocidad afectiva ni con el don de la vida
naturalmente inscrito en la naturaleza sexuada del hombre
creado varón y hembra, a imagen de Dios (obviamente, véanse al
respecto los consabidos versículos bíblicos y los correspondientes
números del Catecismo de la Iglesia Católica, entre
otros documentos diversos). Esta enseñanza tradicional de la
Iglesia hoy por hoy es sistemáticamente atacada, puesta en solfa, e
incluso rechazada y conculcada por dignidades
eclesiásticas: por prestigiosos doctores, sacerdotes,
obispos incluso… Hasta tal punto la cosa que es un secreto a
voces que tales personalidades, que llegan a conformar nutridos
sectores de conferencias episcopales, han llegado a tentar al actual
pontífice, aprovechando que este de alguna manera se presta a
ello, al confesarse desde luego “más que
tradicionalista, progresista, de izquierdas, simpatizante de la
llamada teología del pueblo, entusiasta del ecumenismo, atento
a no pocos reclamos y exigencias del mundo...” Aprovechando
asimismo que se ha fotografiado (retratado, como decían
nuestras abuelas) con no pocas personas homosexuales, y que incluso
los ha recibido en el Vaticano o con ocasión de sus viajes
apostólicos por el mundo. Sin que de tales visitas haya trascendido
que Francisco manifestara que condena la práctica
homosexual de esas personas, en fidelidad al bimilenario
Magisterio eclesiástico. Está a este respecto su famoso “¿Quién
soy yo para condenar?”, en referencia directa, me parece recordar,
al espinoso asunto de la relación homosexual que había mantenido
nada menos que monseñor Battista Ricca con un guardia suizo.
Postura de Bergoglio que es la continuación lógica de esta
opinión previa del, casi nada al aparato, ilustre Carlo
María Martini, también jesuita, imponente e importante biblista,
príncipe de la Iglesia (y principesco, digo de porte), Premio
Príncipe de Asturias de Humanidades, referencia mundial de la
progresía católica y eterno papable, cuando en alguno
de sus últimos libros-entrevista (Coloquios nocturnos en
Jerusalén, Estamos todos en la misma
barca...) le confiesa a quien lo entrevista: “Conozco a
personas homosexuales a las que juzgo de excelentes; no me considero
digno de juzgarlas, y mucho menos de condenarlas”. Estas
declaraciones chocan con la enseñanza tradicional católica, salta
a la vista este dato, y son en efecto fruto del aggiornamento hijo
del Vaticano II, del cual tanto hablaron maravillas los
canonizados Juan XXIII y Pablo VI, quien sin embargo, ante la deriva
secularizante-mundanizante que estaba acarreando a la Iglesia
el famoso espíritu del Concilio, se vio obligado a
lamentar, nada más iniciada la década de los setenta, que el
humo de Satanás hubiera acabado penetrando por alguna
rendija de la Iglesia. Hasta la cocina misma de la
esposa del Señor, como yo mismo le escuché una vez lamentar al
gran Marcelino Legido, probablemente uno de los más
preclaros místicos modernos de la Iglesia que peregrina por España.
Pero lo dejamos aquí, toda vez que contemplar el estado de penuria
moral y espiritual en que se encuentra la Iglesia en la actualidad,
a la vez que se toma conciencia de cuán perseguido está el
cristianismo a escala global... En fin.
V
En Primavera en otoño (realizado en 1973), título
del magistral Clint Eastwood que sin duda no está entre sus mejores
trabajos, sucede una historia de amor entre los personajes del maduro
William Holden y la joven actriz revelación en esa cinta, la
veinteañera Kay Lenz (20 años justos; por su parte mister Holden,
55 primaveras). Antonio Machado tenía 34 años cuando se casó con
Leonor, de 15. Se habían conocido un par de años antes.
El matrimonio solo duró 3 años: Leonor fallece, con solo 18,
víctima de la tuberculosis. Significativa diferencia de edad, empero
lo que siempre me ha llamado la atención, más incluso que esa
diferencia de edad entre ambos, es el hecho de que Leonor tuviera 15
años cuando contrajo matrimonio con Machado, en ceremonia religiosa
católica, siendo Machado bastante anticatólico por liberal,
krausista, librepensador, humanista laicista, etcétera. Solo que a
tenor de lo que de ella confiesa en los inmortales versos de Campos
de Castilla en que rememora a su Leonor recientemente
fallecida, nuestro poeta sevillano sí que debió estar profundamente
enamorado de su jovencísima esposa. Por su parte Charlot se
casó cuatro veces. La última, con Oona O’Neil, hija de Eugenio O'
Neil, uno de los maestros del teatro del absurdo: Chaplin, con 54
años; Oona, con 18. Vivieron un matrimonio de 34 años, y tuvieron 8
hijos, entre estos la famosa Geraldine Chaplin, la primogénita de la
familia, laureada y muy internacional actriz tan vinculada a España
(su español es óptimo), como que fue pareja y musa de nuestro
Carlos Saura. Y si aún no nos lo creemos, que se lo pregunten
también a los cineastas Anthony Quinn, o a Clint Eastwood.
Particular que también podríamos preguntar a los músicos del rock
and roll Mick Jagger, Phil Collins, David
Gilmour, Rod Stewart, Ritchie Blackmore: legendario guitarrista de
Deep Purple y de Rainbow que está ahora casado, y es su su cuarto
matrimonio, con la también músico Candice Night, 26 años más
joven que él, a la que conoció con 18 años, él con 44, y con la
que ha sido padre a los 65 y a los 67 años.
21
de marzo, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades,
educador, escritor, bloguero, militante social.