domingo, 11 de abril de 2021

"Estos son mis principios (y no tengo otros)"


Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros (atribuida a Groucho Marx)


Amar la Patria es el amor primero, /y es el postrero amor después de Dios, /y si es crucificado y verdadero, /ya es un solo Amor, ya no son dos. 

R. P. Leonardo Castellani SJ (sacerdote argentino, escritor, poeta, teólogo, narrador)


Es penoso tener que recordar que en la descatolización de España ha jugado un papel importante el progresismo eclesiástico; ha sido una concausa en todos los órdenes del derrumbe de la catolicidad. La enseñanza heterodoxa, durante décadas, de teólogos que con sus clases y sus publicaciones han inficionado al clero causando estragos doctrinales y espirituales, también envenenaron la formación de generaciones de seminaristas.

Monseñor Héctor Aguer


Si Dios no existe todo está permitido; y si todo está permitido la vida es imposible.

Fiódor Dostoyevski (Los hermanos Karamazov)


Franco no se levantó contra la República, se levantó contra la chusma que se había apoderado de ella.

Manuel Azaña, presidente de la Segunda República (miembro del Partido Reformista, de Acción Republicana, de Izquierda Republicana)



Frente a los Castillos, González Faus, Masiás, Pikazas, Vidales, Forcanos, Forcades, Tamayos, Aradillas, Torres Queirugas, Atrios, Redes Cristianas, Comunidades de Base, Somos Iglesias y resto de plataformas mediáticas, grupúsculos y células del catolicismo progre, con su Magisterio* paralelo cultivador de la sistemática disidencia y la infidelidad a la doctrina, la moral y la liturgia de la Iglesia, poco a poco he ido derivando hacia plataformas, publicaciones y realidades eclesiales empeñadas en poner el acento, cada una con su especificidad, con su particular estilo o intensidad, en la fidelidad a la Sagrada Escritura, la Tradición, el Magisterio, la Patria y las raíces civilizatorias cristianas, que son identitarias de Europa.

Distinguidos: les agradeceré siempre todo cuanto de verdadero, noble y bueno hayan podido enseñarme, solo que permítanme la acaso inmodestia de declarar, por si acaso, que ni yo soy tan burro ni ustedes han de creerse tan sabios. Por ejemplo: ni que reconocer que el recientemente fallecido Hans Küng supo inmensamente más teología que la que yo hoy por hoy he alcanzado a conocer. Sin embargo, no hace falta ni siquiera ser un teólogo titulado para percatarse de un dato que me parece muy obvio, a saber, la teología de Küng es poco sacramental, muy poco patrística, poco espiritual; y desde luego, es una teología que parece moverse del mundo hacia la Iglesia, no desde la Iglesia hacia el mundo, con lo cual el dato doctrinal resultante acaba contaminado en exceso de mundanismo y no de sacralidad o sacramentalidad católicas. No soy quién en el sentido de que no me considero autoridad teológica para poner en duda la genialidad del suizo Hans (no confundir con otro suizo y también Hans y teólogo, para mí mucho más católico, sugerente, espiritual, patrístico y sacramental; sí, claro, me refiero a Hans Urs von Balthasar), a quien siempre agradeceré todo cuanto haya podido aprender de los libros y escritos suyos que he alcanzado a leer, solo que nunca me pareció un teólogo muy espiritual. Sí un gran erudito, un agitador de masas, un teólogo burgués, pero no un pensador de profundis, dicho a la manera de Óscar Wilde.

Por lo demás, abundando en este particular recuerdo hace más de un lustro cuando participaba como forista en una bitácora referencia del ideario progreeclesial. Literalmente me linchaban: cada vez que defendía la postura tradicional de la Iglesia sobre cualquier aspecto, pero sobre todo por lo que respecta a los referidos a la moral sexual. A veces hasta con insultos de foristas a los que solo faltaba espetar blasfemias y amenazas como las que se estilaban durante la persecución religiosa desatada en nuestro país del 31 al 39 del pasado siglo XX. Y eso que se suponía que la bitácora en cuestión concitaba sobre todo católicos; católicos progres, claro, o vergonzantes, católicos vergonzantes de esos que, cuando están ante la presencia de plataformas de izquierda, piden perdón por ser católicos y oler a cera y a incienso.

A este proceso de evolución ideológica y espiritual lo llaman derivar hacia postulados conservadores de derechas. Que lo llamen así o como quieran llamarlo; no me quita el sueño. Porque si tal evolución se ha producido en una persona no tan mayor como quien estas líneas escribe y que en su momento llegó a votar hasta por organizaciones comunistas leninistas, la misma se debe a un firme propósito de fidelidad a Cristo y a su Iglesia.

De mis antiguas simpatías izquierdistas me queda lo que yo llamo la liturgia o lo litúrgico. A saber: sigo reconociendo que la llamada canción de autor es un género de la música popular secularmente vinculado al pensamiento de izquierdas, a los movimientos sociales. Esta es una verdad tan de Perogrullo que no necesita explicación alguna. Ergo, a mí me sigue gustando la canción de autor, de manera que la ideología comunista y la defensa del castrismo que hace alguien como Silvio Rodríguez no me impide seguir apreciendo y degustando su música. Conozco a antiguos devotos del cantautor cubano que ya no le perdonan su impenitente castrismo, hasta el extremo de que hoy por hoy no soportan escucharlo; no es mi caso.

De manera que lo mismo hago con los clásicos de la canción de autor y con otros más jóvenes: desde Atahualpa Yupanki, Horacio Guaraní, Jorge Cafrune, Violeta Parra, Víctor Jara y compañía hasta Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Pablo Guerrero, Víctor Manuel, Luis Pastor, Hilario Camacho, José Luis Perales, Joaquín Sabina, desembocando en los más actuales Pedro Guerra (desde la época de su Taller Canario, del que salieron valedores de la canción de autor canaria como Rogelio Botanz, Andrés Molina, Marisa Delgado), Jorge Drexler, Tontxu, Javier Álvarez, Ismael Serrano, Andrés Suárez, Pablo López, Pedro Pastor, Rupatrupa, Road Ramos, Patricia Lázaro, Los Flacos, Eliana Poveda, Rozalén, el grupo Funambulista liderado por Diego Cantero, el malagueño el Kanka, Luis Ramiro, entre varios más que van a perdonarme que no cite y que ahora mismo sigo escuchando, o descubriendo, escuchando por primera vez -que son la mayoría-.

Sigo teniendo en un pedestal a Mercedes Sosa, y lo mismo me da por volver a disfrutar de su voz incomparable que volver a deleitarme con las voces femeninas de la música negra: Sarah Vaughan, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Mahalia Jackson, Nina Simone, Dinah Washington... De modo que esto queda claro -y quede claro-, esta fidelidad mía a estas músicas más bien propias y deudoras de un pensamiento de izquierdas, si se me permite la analogía un tanto gastada.

Por tanto, no me hago conflicto con esto. Y si luego de haber vuelto a escuchar a Mercedes Sosa o a Alberto Cortez, el rock sinfónico de King Crinson o a Carlos Cano, me apetece sumergirme en la espiritualidad musical del canto gregoriano, de Tomás Luis de Victoria, de J. Sebastian Bach, etcétera, lo hago. Mas -cambiando de tercio- con lo que no puedo es con un tipo, para mí tipejo, como el podemita Pablo Iglesias, pongamos. El nota este hasta hace apenas un lustro iba de descamisado, apenas tenía donde caerse muerto, vivía como de prestado en un modesto piso que ni era suyo sino de su madre en Vallecas, prometía que nunca abandonaría ese barrio emblemático de Madrid para la clase obrera, y resulta que hoy vive en un casoplón en zona residencial madrileña que quita el hipo al más pintado, con servicio doméstico, guardaespaldas, policía permanentemente vigilando su mansión, y se conoce que su patrimonio actual ronda el millón de euros.

Qué asco. Así las cosas, ¿cómo es posible que haya ciudadanos que aún voten por tipos como este Coletas? El mismo Iglesias este que jalea, juntamente con toda su tropa podemita de Echemingas Domingas y sobones Monederos, el acoso callejero a un partido como VOX, para lo cual también cuenta con el placet de los errejonianos de Más Madrid, el del sanchismo y el del separatismo. Jarabe democrático lo llamó en su día este sacamantecas bolivariano, siniestramente bolivariano. El mismo Iglesias, sí, que hasta hace apenas unos años pontificaba demagógico que "es inadmisible que si el español medio no llega ni a mileurista, los políticos cobren las millonadas que cobran". Hala: el Chepas este se va hoy por los 8.000 euros mensuales libres de impuestos, netos, más lo que debe cobrar su señora, la todavía ministra Irene Montero, flamante marquesa de Galapagar. Los hace apenas un lustro paladines de los pobres, defensores proletarios de los descamisados, hogaño reconvertidos en ricachones de tomo y lomo. Manda cojones la cosa.

Y que no haya forma de echar de las instituciones más pronto que tarde a toda esta gentuza insana, a toda esta tropa de fulanos y fulanas que están en política con la única intención de forrarse, de llenarse los bolsillos, de ganarse muy relagadamente la vida, aun al precio de desmantelar España (serviles esbirros a los dictados del Nuevo Orden Mundial).

En Canarias Podemos garantiza el llamado pacto de las flores, a la cabeza del cual está la PSOE (el partido más cleptómano, guerracivilista y corrupto de cuantos ha habido en la historia de España), más los progresaurios y farsantes de Nueva Canarias, sin olvidarnos de los neocaciquiles de Agrupación Socialista Gomera. Responsables todos de la invasión migratoria que amenaza con llevar a nuestro Archipiélago a la ruina. 

También me quedan de mis pasadas simpatías izquierdistas la admiración y el reconocimiento a socialistas y comunistas parece que muy honrados, idealistas, justos, nobles y humanísimos. Los casos de los históricos socialistas Bruno Alonso y Julián Besteiro, por solo citar a dos de una innúmera lista de hombres y mujeres en verdad militantes de los ideales socialistas. Y lo mismo para con algunos comunistas de preclara memoria. Y especialmente por lo que respecta a las figuras del anarquismo, por las que sigo experimentando admiración, asombro, identificación y empatía. Por más que muchos socialistas, comunistas y anarquistas hayan sido responsables de crímenes atroces, de las siniestras checas, de juicios sumarísimos que fueron una farsa de juicio, de Paracuellos, de la terrorífica y sádica persecución a la Iglesia en España, por odium fidei, entre los años 1931-1939.

Mas pare usted de contar. Porque mi sed de justicia sigue intacta -de acuerdo a mi condición falible y pecadora necesitada de permanente conversión-, de modo que justamente por esto ¿cómo iba yo a aplaudir a los Pedro Sánchez, José Luis Ábalos, Icetas, Albertos Garzones, Iglesias, Marlaskas y compañía? No considero que estos citados sean otra cosa que indecentes sacamantecas, vividores de la política sin pasión alguna por la justicia social.

Vayamos acabando. Coincidiendo con el fallecimiento del ultraheterodoxo teólogo suizo Hans Küng leía yo en cierto lugar digital que es, por méritos propios, uno de los últimos nidos de los progreeclesiales, un artículo del exfranciscano vasco José Arregui. En el mismo, este hipercrítico y ultraprogre que fuera contra la ortodoxia católica del obispo José Ignacio Munilla, plantea que la Iglesia debe enterrar la Humanae Vitae de Pablo VI, y las encíclicas de Juan Pablo II sobre teología moral y teología fundamental (Fides et Ratio, Veritatis SplendorEvangelium Vitae...); en fin, que plantea una superación de la teología moral tradicional de la Iglesia, a base de pedir al Magisterio auténtico la aceptación de la anticoncepción, la ideología de género, el feminismo supremacista, el aborto, la eutanasia, los nuevos modelos de familia, casi todo el marxismo cultural, la masturbación incluso. 

Individuos e individuas que, a menudo, han sido mimados por la Iglesia, que ha confiado en ellos para el desempeño de cátedras universitarias, el asesoramiento a editoriales, para responsabilidades pastorales diversas, en tanto ellos y ellas pagan a la Iglesia con la moneda de una ácida y resentida crítica al Magisterio, pontificando ellos y ellas, queriendo convertirse en la voz del Magisterio, más papistas que el Papa, negando con esto la palabra misma de Cristo, quien dio a Pedro y a sus Apóstoles el cometido de confirmarnos en la fe y de salvaguardar la memoria del Evangelio. 

Lo que tan lúcida y proféticamente señala el arzobispo dimisionario argentino Héctor Aguer en su artículo "Adiós, España". A saber: "De manera especialmente dramática en España, el progresismo eclesial ha hecho mucho daño a la Iglesia que peregrina por la que nosotros los hispanoamericanos sentimos como la madre patria". 

Entonces, ¿cómo alinearse con comunistas, filocomunistas y protocomunistas que, incombustibles al desaliento -y de paso cerrados a la verdad-, en el colmo del sectarismo, la malvada mezquindad, la ruindad y la más grosera tergiversación de la historia siguen afirmando que el "asesino Franco dio un golpe de estado fascista contra la idílica y legal Segunda República", más el resto de lugares comunes que la izquierda falsaria sigue queriendo poner en circulación a través de subterfugios como la Ley de Memoria Histórica, entre otras coartadas manipuladoras? ¿Cómo y por qué preferir los sectarismos, mentiras, maldades, tergiversaciones y resentimientos de todos estos izquierdistas y no preferir la impagable contribución a la causa de Cristo y de su Iglesia de espacios como el canal de Youtube QNTLC llevado por el joven sacerdote argentino, historiador y apologeta católico Javier Olivera Ravasi? ¿Cómo y por qué preferir los sectarismos, mentiras, maldades, tergiversaciones, falsificaciones, necedades y resentimientos de todos estos izquierdistas y no preferir la confesión de la Verdad con mayúscula, que es Cristo y su Iglesia, que llevan a cabo canales de Youtube como Adoración y Liberación, Arturo Periodista Católico o Radio Rosa Mística Colombia, por solo citar a tres, de una lista más prolija? ¿Cómo alinearse con plataformas formativas e informativas progreeclesiales que se dedican a poner a caer de un burro a papas restauracionistas como Juan Pablo II y Benedicto XVI al tiempo que en sus medios dan espacio a feministas, abortistas, comunistas, podemitas, sociatas, separatistas, neomarxistas, adalides de la ideología de género, librepensadores, anticlericales, anticatólicos, adalides del relativismo, irenistas, lesbianas, gais...? ¿Cómo alinearse con el PSOE, con Podemos, con Nueva Canarias, con los separatistas, con las heterodoxias de José Arregui y con las de Hans Küng si uno lo que desea es mantenerse fiel a Cristo y a su Iglesia, y uno se siente español y agradecido a la patria, ahora mismo amenazada por todos sus puntos cardinales? Si uno lo que pretende es confesar a Cristo el Señor, el Mesías, el Salvador -como que solo es posible la salvación a través de Cristo-, y confesar que la única Iglesia fundada por Cristo sobre la roca de Pedro es la católica (cfr. Mateo 16, 18-19), ¿cómo aceptar a PSOE, Podemos, Más Madrid (Más España, el chiringuito del niñato Errejón), Nueva Canarias, Castillos, Arreguis, González Faus, Aradillas, Atrios, Redes Cristianas, Somos Iglesia, coordinadoras feministas varias y resto de plataformas de la progresía al servicio más descarado de la descristianización de la sociedad y del Nuevo Orden Mundial, con su siniestra Agenda 2030? 

Que alguien me lo intente explicar, si lo tiene a bien, por favor. Que me lo explique en este tiempo de apostasía mundial, con una Iglesia que va como barco a la deriva, sin timón. Una Iglesia en la que muchos de sus pastores han perdido el oremus, o lo que es lo mismo, el celo apostólico por la salvación de las almas, que es el cometido principal dado por Cristo a la Iglesia (cfr. Mateo 28, 18-20; Marcos 16, 15-16 y ss).

Corolario. Consideremos la cita traída aquí de Iván Karamazov, personaje central de la novelística de Dostoyevski. Así, por mi parte no puedo sino considerar que si en verdad Dios no existe, habrá dado lo mismo, al final de nuestro particular y respectivo periplo por este mundo, la entrega de la propia vida por conservar la pureza ofrecida por mártires y santos de la Iglesia, que las perversiones sexuales degradantes a más no poder que se exhiben en un programa como Caso Cerrado, de la productora Telemundo, al que ya me he referido en algunos escritos míos. Si Dios no existe y todo da igual por estar todo permitido, al final irán al pudridero, que no al campo santo, lo mismo los individuos e individuas que exhiben en Caso Cerrado bajezas, degradaciones y libertinajes sexuales de la peor ralea que quepa imaginar y aún nos quedáramos cortos, que los padres y madres de impresionantes hogares cristianos que vivieron, no sin mucho sacrificio, la fidelidad conyugal, la apertura generosa a la vida, la pasión por el Reino de Dios y su justicia... Si Dios no existe y todo da igual por estar todo permitido, para acabar en el pudridero y no en el campo santo habrá dado igual haber pasado por la vida como pasaron políticos de la talla de Robert Schuman o Giorgio La Pira, ambos solteros, sin hijos, ambos hoy siervos de Dios camino de los altares, que como caminan por la vida los individuos e individuas que pasan por Caso Cerrado exhibiendo toda clase de inmundancias sexuales difícilmente imaginables por lo degradantes y deshumanizantes que son, esclavos de sus pasiones e incapaces por ende de alzar el vuelo hacia Dios.

De suerte que quizá tenga toda la razón ese genio de las letras, desde la pasión conversa por Cristo, que se llamó León Bloy. A saber: "Al final de la vida solo habrá una tristeza: la de no ser santos".


11 de abril, 2021. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.



  


    

 

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