viernes, 17 de julio de 2020

Cada vez siento tenerlo más claro: psicópatas integrados y narcisistas malignos casi siempre con la complicidad, a modo de apoyo logístico, de algunos compinches o monos voladores actúan como actúan contra sus víctimas por maldad. La maldad es la que los domina, y no precisamente el temor de Dios. O ya el ansia de saber, de conocimiento científico de la realidad, que es lo que mueve a intelectuales no religiosamente creyentes de la talla de Antonio Escohotado, Fernando Savater, Fernando Sánchez Dragó, Gabriel Albiac, o el desaparecido, ya va para cuatro años, Gustavo Bueno. Y he escrito adrede "actúan" porque en efecto son actores: interpretan el papel o rol de su falso ego endiosado desde el trampolín de sus delirios de grandeza. Por causa de tales delirios de grandeza llegan a creerse que son perfectos, perfectísimos, pluscuamperfectos, cuasi divinos, como infalibles, irreprochables, inimitables. Y claro, desde ese incontestable sentimiento de superioridad, solo son capaces de sentir y ejercer control, desprecio, humillación, infravaloración, acoso y devaluación contra sus víctimas. Solo que -a estas alturas-, ¿hace falta que precisemos que tal sentimiento de superioridad lo que esconde es una bajísima autoestima, un tenebroso vacío interior y un insoportable complejo de inferioridad que está adrede sepultado en el yo real del trastornado psicópata o narcisista? Soñar con que alguna vez, algún día y de manera sincera te vayan a pedir perdón por todo el daño causado es una ingenuidad tan alta como las torres de una catedral gótica Pero entonces, así las cosas, me viene a la mente una pregunta que se formula una víctima de la violencia de estos perversos maltratadores desde su canal de Youtube titulado "Cristianos contra el abuso narcisista" . A saber: ¿pagarán algún día por todo el daño que hacen a las personas? ¿Pagarán algún día cuando se encuentren, cara a cara, con el Juez de la vida y de la historia?

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