domingo, 5 de julio de 2020


"Al atardecer de la vida..."



Un par de preguntas: qué pasa cuando la víctima del psicópata o del narcisista maligno no es su pareja sino un hermano, primo, amigo, pariente...¿En tales casos también tiene tendencia a volver para seguir "vampirizando" a su víctima? Tengo entendido que más bien no, que no vuelven al lado de esas víctimas, toda vez que su orgullo les impide dar pasos de acercamiento a las que en algún momento han sido sus presas.

De suerte que además de su incurable orgullo, es común en los narcisistas malignos y en los psicópatas (integrados) la tendencia a cosificar a las personas, con lo cual nunca sentirán ni añoranza ni genuino interés ni amor alguno pòr sus víctimas, sean estas hermanos, sobrinos, primos, amigos, colegas... Aunque, considerando que tales víctimas puedan seguir constituyendo para él un "suplemento, el combustible emocional del que ellos carecen", sí cabe suponer que puedan intentar volver a las cercanías de todas esas sus víctimas, con aparentes "buenas intenciones" que empero esconden fines vampíricos y malévolos: chupar de las víctimas la energía emocional de la que ellos carecen, al carecer de empatía emocional.

Por otra parte, en los casos de violencia psicológica los compinches del maltrator (las personas que él manipula a su favor en contra de la víctima, esto es, sus cómplices, sus monos voladores) ¿es indudable que son muy culpables de todo el daño y sufrimiento que causa a la víctima inocente la violencia ejercida por el psicópata o el narcisista maligno?
Sin embargo, el maltratador niega rotundamente el maltrato que perpetra. Lo niega en todos los casos que conozco. Entonces, una actitud tan perversamente cínica, tan dañina de la psique de la víctima, tan degradantemente inhumana, ¿va a quedar impune para siempre? ¿El maltratador se saldrá finalmente con la suya? ¿Nunca acabará pagando por todo el daño que hace durante toda su vida?

Y otra, que más que pregunta es una muy amarga constatación. Conozco varios episodios de violencia psicológica. En todos los casos que conozco, el abusador de marras echa mano de absolutamente todas las tecnologías propias de la agresión psicológica (hacer el vacío, la luz de gas, el juego de la piedad o victimización, la triangulación, la cosificación, la humillación, el desprecio, la difamación, la infravaloración de su víctima, el atropellar los derechos y la dignidad de la víctima, la calumnia, la manipulación de la realidad, la tergiversación de la verdad, el acoso, la intimidación, la amenaza...).
Pero además señalan que una persona que llegue así al final de su vida sin haberse nunca jamás arrepentido de sus actos, de todo el daño y sufrimiento causado, ¿cómo se va a excusar, justificar, reivindicar ante Dios? Si estas personas en su irredenta maldad son capaces de hacerse pasar por víctimas de sus desgraciadas víctimas, y capaces son de enemistar a sus presas -que son siempre inicentes, no se olvide este dato- de los seres queridos de estas, y son capaces de hacer ver al mundo que ellos son los hijos y hermanos ejemplares cuando conocemos que en verdad odian a sus padres y hermanos (y a sus parejas y a sus hijos, y a todo bicho viviente)...

Desde luego, expertos y víctimas de tales monstruos, sensibles y cultivadores de lo espiritual o religioso, sostienen que sí que "pagarán" por todo el mal que hacen. Porque en verdad más allá de las apariencias, más allá de su delirio de grandeza, allende su falso ego endiosado que esconde y sepulta una muy baja autoestima y un tremendo complejo de inferioridad, se trata de seres muy desgraciados, muy vacíos por dentro (nula o muy pobre vida interior), corroídos por la envidia. Seres sin alma (desalmados) que viven de las apariencias y del cultivo de su falso yo grandioso, sin capacidad de amar de manera genuina a nadie, sin conciencia moral, sin empatía, sin posibilidad ni voluntad de sentir la más mínima empatía hacia las víctimas inocentes que depreda.

Ni jugamos a ser Dios ni queremos juzgar y mucho menos condenar al psicópata o al narcisita maligno, porque en todo caso son tales trastornados los que se van autodestruyendo, día a día, a pulso, por méritos propios ("el bien nos construye; el mal nos destruye"). Y porque además, los que somos creyentes religiosos no nos debiéramos sentir "ya salvados", ni modo, para nada, y sí más bien exhortados por el mismísmo Dios, a quien confesamos amar, a cumplir su voluntad para ir garantizando nuestra salvación.
Al atardecer de la vida nos examinarán del amor...Solo que si alguien es capaz de pasar por la vida sin arrepentirse jamás de sus errores, de sus maldades, de todo el sufrimiento que va causando a sus víctimas, ¿podrá ser recibido por la Luz o acabará finalmente y de manera irreversible en las tinieblas del Maligno? ¿Porque no es verdad que se cosecha lo que se siembra? ¿No es verdad que el árbol se conoce por sus frutos? ¿No es verdad que un peral no puede dar naranjas?


Alguien con el que es imposible cualquier intento de diálogo porque este queda reducido a una estrategia con que manipular, confundir, lastimar, cosificar, despreciar, infravalorar al interlocutor (víctima o presa inocente de los delirios de grandeza y desmanes del abusador), ¿cosechará frutos buenos habiendo sembrado tanta maldad? Alguien que pasa por este mundo culpando siempre, invariable e inmisericordemente a los demás de sus propios errores, pecados y deslealtades, al atardecer de la vida...


Al atardecer de la vida me examinarán del amor... Solo que si alguien es capaz de pasar por la vida sin arrepentirse jamás de sus errores, de sus maldades, de todo el sufrimiento que va causando a sus víctimas, ¿podrá ser recibido por la Luz o acabará finalmente y de manera irreversible en las tinieblas del Maligno? ¿Porque no es verdad que se cosecha lo que se siembra? ¿No es verdad que el árbol se conoce por sus frutos? ¿No es verdad que un árbol malo no puede dar buenos frutos?¿No es verdad que un peral no puede dar naranjas?

Alguien con el que es imposible cualquier intento de diálogo porque este queda reducido a una estrategia con que manipular, confundir, lastimar, humillar, cosificar, despreciar, infravalorar al interlocutor (víctima o presa inocente de los delirios de grandeza y desmanes del abusador), ¿cosechará frutos buenos habiendo sembrado tanta maldad? Alguien que pasa por este mundo culpando siempre, invariable e inmisericordemente a los demás de sus propios errores, pecados y deslealtades, al atardecer de la vida...


5 de julio, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

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