martes, 28 de julio de 2020

Y encima de que dirige toda esa artillería pesada contra la línea de flotación anímica y moral de la víctima inocente, el maltratador-abusador (ya sea narcisita maligno o psicópata) es tan maquiavélico y cínico que acaba casi siempre apareciendo como el bueno de la película, al tiempo que desfonda anímica, moral y psicológicamente a su presa. Lo que pasa en no poca medida es que esta sociedad ha perdido el "oremus", esto es, su sentido religioso. Por esto mismo estos desalmados pueden actuar tan impunemente: porque las personas en general, al haber perdido toda sensibilidad religiosa dejan de captar la tenebrosa maldad de tales desalmados.

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