martes, 28 de julio de 2020

Pero insisto en una idea que ya he expresado en otras breves reflerxiones: cuando uno desenmascara al psicópata en todo su narcisismo perverso, en toda la extenmsión de su ruindad moral, lo que sucede es que le parede tan desconcertante que los demás no hagan el mismo descubrimiento. ¡Sobre todo las personas cómplices del abusador, sus monos voladores! ¿ç ¿Cómo es que no se dan cuenta de la perversidad del trastornado? ¡Cualquiera con un mínimo de sensibilidad humana y no digamos de experiencia de fe cristiana se daría cuenta enseguida de la sibilina, tóxica y cínica maldad del psicópata o del narcisita maligno! ¡Cualquiera, Dios bendito, cualquiera que sepa y quiera ver más allà de las apariencias! De modo que sí: me preocupa mucho la "complicidad" de los compinches del maltratador. Toda vez que de este, al ser un sujeto carente totalmente de humanidad que merezca tal nombre (impacitado para la empatía, el amor genuino, la compasión, la conciencia moral, la nobleza...), nada nos sorprende en su impía e inicua carrera sin freno hacie el mal. Pero sus compinches o monos voladores se supone que son personas normales de carne y hueso, personas empáticas, afectadas por la fragilidad y al mismo tiempo por el ansia de superación y de grandeza. Entonces, ¿qué pintan alineadas con un ser tan inhumano, malvado, perverso y ruin?

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