A mí también me desconcierta a menudo el eminente teólogo suizo Hans Küng, porque considero que, con intenciones suyas que ignoro (solo Dios conoce en justicia y verdad los corazones, solo Dios es el Juez), en efecto da toda la impresión de atacar al Papa actual (Benedicto XVI) de una manera irrespetuosa.
Con todo, como teólogo ecuménico que sigue siendo, acaso más propiamente que católico, tiene derecho a creer en lo que la parezca "mejor y más coherentemente auténtico" por lo que dice o toca a la Iglesia universal; y por extensión, a la sociedad moderna. De manera que así consideradas las cuestiones disputadas, como soy -¿o más bien es "como quiero ser"?- decididamente partidario de la libertad de opinión, de expresión, de reunión, de investigación y de búsqueda de la verdad...
Asimismo, valoro no poco que aunque sea desde la discrepancia mía personal con respecto a no pocas de sus ideas y postulados, lo que no me parece justo es dejar de reconocer que Hans Küng, por derecho propio, pasa por ser uno de los teólogos cristianos más brillantes del último medio siglo. En su momento perito en el Concilio Vaticano II, al lado de otros jóvenes teólogos como Joseph Ratzinger, amigo suyo y colega en esos años, pase que hoy en efecto se ha convertido en un intelectual mediático que parece empeñado en llevar la contraria al Magisterio, especialmente si este está encabezado por Juan Pablo II, o por Benedicto XVI; sabido es que las opiniones de Hans Küng son más matizadas por lo que respecta al pontificado de Juan XXIII y al de Pablo VI (especialmente, al primer Pablo VI, digámoslo así, no al último, es decir, no al Pablo VI de la controvertida Humanae Vitae, documento magisterial del año 1968, emblemático año de luchas y revoluciones sociales, de libertad sexual, de vuelco en las costumbres de la juventud occidental, ni que decir que muy contestado por toda la progresía católica y en la práctica rechazado por el común de los fieles católicos), y también de momento parecen serlo por lo que respecta al papa Francisco.
Aunque ya octogenario, enfant terrible desde el ala izquierdista de la Iglesia católica, tal vez no poco unilateral y tendencioso en un buen número de sus juicios, ideas, críticas y reivindicaciones eclesiales, yo estoy tentado a expresar públicamente que la lectura de algunas de sus obras a mí al menos, en un determinado momento de mi vida que entonces y hoy juzgo como "tiempo de un cierto colapso dogmático", me resultó de una gran utilidad intelectual, y puede que hasta espiritual; como si de un balón de oxígeno se tratara...
De modo que como esta breve nota no es el lugar adecuado, obviamente, para enjuiciar la teología del suizo Hans Küng, ni yo soy perito competente para acometer tal empresa, dejo a la Iglesia con sus doctores que sepan hacerlo (el juicio sobre la teología y el pensamiento en general de Hans Küng), y yo me limito a dejar constancia, confío en que respetuosa y agradecida, con esta breve nota, de mi vinculación (personal, intransferible, o sea, mía, distinta a la de Fulano o Mengana) con la obra ensayística del teólogo Suizo; nota que subí en su momento a una web católica (2/11/2009, en pleno pontificado de Benedicto XVI, de ahí la referencia...) y que actualizo ahora y subo a mi blog en este 25/11/2013.
2/11/2009-25/11/2013.
4 comentarios:
Me alegra volver de nuevo a leerte. no conozco nada del teólogo Hans Küng así que no puedo opinar.Saludos
Gracias, CHARO, siempre en deuda contigo. Y te visitaré, a la mayor brevedad posible. Un beso.
EL MONSEÑOR MARX, SIC. DIJO AHORA QUE ES POCO MAS O MENOS LOCURA EL INFIERNO Y PURGATORIO, QUE ESO NO EXISTE.
THE END of Roma demolida. ago?? a chupar sueldos hasta el dia del Juicio, y tan contento....
aLEJANDRO:
He leído las declaraciones de ese cardenal que dices, y considero que son más matizadas: en realidad, me parece que lo que sobre todo pretende hacer es mostrar que una determinada visión "truculenta" del purgatorio y del infierno es fruto de una determinada teología.
Por lo demás, sí que es cierto que en la IGLESIA CATÓLICA actual se ha ido produciendo un "movimiento" de rechazo de las cuestiones últimas, un rechazo de los "novísimos" (escatología, vida eterna, salvación, condenación...), fruto del relativismo todo ello y de la mundanización de la IGLESIA, que ya alcanza cotas de auténtica podredumbre.
Estoy bastante de acuerdo con algunas de las críticas que se formulan desde la llamada "ala derecha de la Iglesia", de las que tú te haces eco en tu blog, críticas al derrumbe moral de la IGLESIA, solo que yo mismo no tengo más respuesta que la de tratar de ser "coherente" con mi fe, a pesar de mis pecados, incoherencias, errores...
Faltan testimonios de fe militante en esta IGLESIA. Falta una verdadera predicación del Evangelio de la familia en las comunidades cristianas: como que ni los "tecnobrurócratas enchufados" en trabajos eclesiales predican con el ejemplo: casi ninguna pareja hoy día pasa de tener sino 2 hijos, y si "denuncias" esta realidad, el malo eres tú, el resentido, el odiador, el difamador, el cátaro, como suelen decir de mí mismo algunos farsantes que viven de la Iglesia...
Esta realidad eclesial, OSTENSIBLEMENTE DECADENTE, me figuro que es un "signo" que remite a la cruz de CRISTO. Yo sé que produce rabia e impotencia, desgana, deseos de tirar la toalla, pero es preciso no rendirse. Porque al atardecer de la vida el Juez, que es Dios y solo Dios puede serlo, nos juzgará en el amor, ni siquiera la Iglesia nos juzgará en el amor, sino que esta, que es la Esposa del Esposo, en tanto formada por personas será también JUZGADA desde el amor, por el Amor.
Y como en la Iglesia universal ha habido santas de la talla de santa Gianna Beretta Moya (ya sabes, médico pediatra italiana fallecida a los 39 años en el cuarto de sus embarazos, por negarse a abortar), yo mismo me "consuelo" viendo el patético testimonio de tanta tecnoburócrata enchufada eclesial que considera que la paternidad responsable consiste en tener solo 2 hijos. Ya ella dará cuenta de su vida ante Dios, como daremos todos y todas.
Pero claro: como en la Iglesia universal conviven la santidad de alguien como la italiana Gianna Beretta Moya con mi propia mediocridad de vida, y con la mediocridad de tanta enchufada eclesial que, en efecto, como afirmas tú mismo, ni la dignidad tienen de predicar con el ejemplo para al menos agradecer el trabajo que tienen gracias a la Iglesia, máxime en estos tiempos de crisis brutal que sufrimos...
En este tiempo de provación y de crisis universal, pareciera que es más la cizaña que el trigo, en el seno de la propia Iglesia católica. Y es hasta posible que así sea. Y duele que así sea, máxime cuando uno se considera hasta perjudicado y machacado y maltratado por gentes de la propia Iglesia. Sin embargo, dejemos al dueño de la mies el juicio sobre las personas, y tratemos nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, de dar testimonio del Resucitado.
Salud, paz y bien.
Publicar un comentario