viernes, 9 de marzo de 2018

"Nostalgia del paraíso"




<<Leo en la muy benemérita bitácora católica  Religión en libertad la siguiente entrada a propósito de un artículo del novelista, articulista y apologeta católico Juan Manuel de Prada, acaso el novelista confeso católico más brillante y potente en el panorama de las letras patrias de las últimas décadas, o siquiera  uno de los más, sin duda. El artículo de Juan Manuel de Prada, titulado "Teología del circo" y publicado en el ABC,  está sacudido por ramalazos de una inequívoca y entrañable "nostalgia del paraíso" aplicada a la presencia de los animales en el circo. En el mismo, de Prada evoca al genial Ramón Gómez de la Serna, padre de las greguerías, uno de nuestros clásicos literarios, quien opinaba que el circo "tiene toda la ingenuidad, la claridad y la gracia primitiva y edénica".


"Quienes dan esta gracia primitiva y edénica al circo son los animales", apostilla Prada, "que vuelven a hacer amistad con los hombres y se pasean a su lado, como lo hicieron con Adán y Eva... Aquella paradisíaca candidez... en que nuestra naturaleza aún no estaba averiada y nos revolcábamos sobre la hierba con los animales, buscándoles las pulgas o las cosquillas, mientras sus rugidos y barritos y graznidos –pentecostés de lenguas paradisíacas– sonaban como un ronroneo risueño y agradecido".Image result for animales de circo

 
En él los niños, que "aún no tienen conciencia de la avería irreparable que nos expulsó del paraíso", vislumbran "un mundo que los mayores les han escamoteado, por morder el fruto del árbol prohibido". Los pequeños pasan ese rato viviendo "en el segundo capítulo del Génesis", y "los adultos que los acompañan salen del circo con una melancolía muy honda, casi con una rabieta inconsolable... porque acaban de recibir una inolvidable lección de teología".


Pero hay algo así como "una doble tentación del demonio", se atreve a plantear también nuestro ilustre novelista, con palabras que pueden herir oídos un tanto ursulinos, valga nuestra expresión que se quiere graciosa. Porque no en vano se invoca para la prohibición de los animales en los circos la pomposa Declaración Universal de los Derechos del Animal, utilizada por el demonio como tentación: igual que "prometió a nuestros primeros padres que serían como dioses, engañifa delirante que con los años solo ha acarreado a los hombres berrinches de impotencia", ahora el demonio se ha inventado "otra trampa inversa, pero igual de delirante (y más acorde a nuestra época bajuna), que consiste en prometer que los animales serán como los hombres".Image result for circos de animales


 "Ambas teologías tramposas persiguen un mismo fin", concluye de Prada: "Alterar el lugar que al hombre le fue asignado en la Creación: subalterno a Dios, a quien debe adoración; superior a los animales, sobre los que debe ejercer un dominio justo".>>
 
 
Entonces o así las cosas, ¿qué añadir a las ideas vertidas por Juan Manuel de Prada en su artículo? Por mi parte, una como incontrolable indignación, pues si como escritor estoy a años luz de la calidad literaria de Juan Manuel de Prada, como crítico del movimiento animalista que me considero, pondría la mano en el fuego para porfiar que los disgustos que me provocan casi todas las iniciativas de tal movimiento "políticamente correcto" deben quedar claramente más desconsolados y alcanzar más altos niveles de indignación que los que pueda experimentar por la misma causa el celebrado escritor nacido en Vizcaya pero de raíces zamoranas.
 
 
En Canarias, sin ir más lejos, han logrado prohibir los circos con animales. ¿Que tal prohibición ha acarreado la pérdida de docenas y docenas de puestos de trabajo, familias enteras que igual las han pasado canutas durante un tiempo? Pues qué importara tal desgracia, si para la conciencia animalista lo mismo da proteger la vida de una foca monje que la de un bebé. En Canarias, contra el parecer de miles de aficionados (espectadores, galleros...) han logrado también prohibir las peleas de gallos. No contentos con no asistir a ellas -como yo, que nunca voy, de manera que si de mí hubiera dependido ya habrían desaparecido desde hace mucho por falta de afición y de apoyo-, no han respirado tranquilos hasta que no han logrado hacer otra de las suyas. ¿Que tal "triunfo"animalista lesiona los derechos, la afición, la tradición, la economía, la libertad personal, la empresa de miles de personas? Y qué más da, si en nombre del especismo lo mismo viene a dar defender la inviolable dignidad (dignidad y digneidad, dicho zubirianamente) del hombre (varón y hembra, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de alma inmortal, libertad, raciocinio, lenguaje articulado, conciencia...) que los supuestos derechos de los gorilas en el corazón del África negra.
 
 
Y tras la prohibición de los circos con animales y las riñas de gallos, no nos engañemos, no: si no se les paran los pies y se sigue aplaudiendo sus gracias, estos adalides de la ingeniería social "made Nuevo Orden Mundial", hijos e hijas que son del marxismo cultural, van a por la tauromaquia, y luego a por la ganadería (¿se imaginan la hecatombe a escala planetaria que supondría que desapareciera, en lo que el diablo se traga un ojo, la ganadería?), a por el pastoreo (¿se imaginan nuestras Islas sin la secular presencia del ganado ovino y sobre todo caprino, que lleva en nuestras arriscadas tierras desde la época de su poblamiento aborigen?, ¿se imaginan al padre Báez sin sus berrinches (bienvenidos) por el abandono de la ganadería y el pastoreo en Canarias?, ¿y los miles y miles de puestos de trabajo que se acabarían perdiendo?, ¿se imaginan a los tuaregs sin sus rebaños de cabras y sin sus dromedarios?), a por la pesca (artesanal, con caña, de altura, de bajura...), a por la apicultura, a por la colombofilia, la colombicultura y la canaricultura (tradiciones de tanto arraigo en Canarias), a por la caza, a por los zoos y acuarios, a por la presencia de dromedarios en las Cabalgatas de Reyes, a por la presencia de dromedarios en Timanfaya y en Maspalomas, a por la presencia de reses para las pruebas de arrastre...
 
 
Porque de lo que se trata, como bien apunta Juan Manuel de Prada en su artículo, es de subvertir el tradicional orden de relaciones entre el hombre, varón y hembra, y los animales: estos supeditados al hombre, y el hombre, supeditado a Dios. Trastocar todas las jerarquías: al no existir Dios ni cielo ni infierno ni alma inmortal ni conciencia ni sed de infinito o eternidad, desembocamos inevitablemente en una suerte de ontología primaria y débil, inmanente, solo terrenal.


10 de marzo, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

         
 
 
 

jueves, 8 de marzo de 2018

"El rostro como irreconocible de la Esposa"
 
 
 
La militancia cristiana, que es la actitud contemplativa y de lucha coherente con la fe que se siente asumida, hoy día brilla por su ausencia en esta Iglesia. Desde la cúpula hasta la base, abunda la mediocridad en el compromiso cohesionado entre fe y vida; abunda el carrerismo eclesiástico; abunda la mentalidad laicista o mundana, tibia, acomodaticia; abunda la mentalidad antivida o antinatalicia, para más inri en una Europa que es un desierto demográfico en el que por cada bebé bautizado, se registran varios nacimientos de miembros de la comunidad musulmana; abundan los progres más o menos adeptos al marxismo cultural, los arribistas y los apóstatas abundan, sobresalen...
 
 
Y como trasfondo de todo este patético escenario, la inconsolable impresión de que muchos pastores de la Iglesia, como aletargados, anestesiados por el espíritu mundano imperante, ya ni reaccionan ante esta debacle fruto de la Gran Apostasía: impotencia, crisis de fe, como si se los hubiera tragado el mundo, sal que se ha vuelto sosa, connivencia con el espíritu mundano, apostasía que los atenaza... En definitiva, la Gran Apostasía profetizada, que pondrá a prueba la fe de muchos. Image result for militantes
 
 
Que la está poniendo: un testimonio al que en varias ocasiones me he querido referir en algunos de mis escritos, veamos. Conozco los casos de varios militantes católicos que llevan lustros, décadas incluso, cultivando una espiritualidad de conversión o encarnación fiel a Cristo y a su Iglesia, con no poco entusiasmo. Enraizados en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio, defienden la familia militante como Iglesia doméstica o escuela de solidaridad abierta a la vida (tener hijos según el plan de Dios, esto es, desde la generosidad), y son apologetas de la fe católica en Internet  y ellos asimismo cuentan con una significativa formación intelectual interdisciplinar: filosofía, filología, teología, historia, literatura, experiencia docente... Pues bien: todos ellos militantes católicos se decidieron, en diversos momentos graves de sus respectivas vidas, a pedir "ayuda, comprensión, una oportunidad laboral a la Iglesia", y la respuesta, invariablemente, por parte de todas las autoridades e instancias  eclesiásticas a cuyas puertas se tocó, fue la indiferencia, los oídos sordos, las entrañas duras e inmisericordes...
 
 
A ellos nada, ni agua. A ellos que creían contar con las credenciales a que he hecho referencia (alguno que otro de estos casos que relato, hasta perdió su trabajo por ingenuo e idealista confiando en que los curas lo ayudarían en caso de necesidad, ¡iluso!), les han pagado con la indiferencia, en tanto cantidad de trepas, arribistas, carreristas, antinatalistas, laicistas mundanos, burócratas antimilitantes, mediocres políticamente correctos, tibios, ultraprogres y apóstatas en grado diverso, en lo profesional vivían y viven de la Iglesia: sanidad, educación, Cáritas, servicios sociales...
 
 
¿Se me sigue hasta aquí? ¡Pues estos son algunos de los muchos  frutos podridos de la Gran Apostasía! Frente a las cuales, sin embargo, nunca se insistirá lo suficiente en la buena nueva que supone que aún siga habiendo hijos e hijas de la Iglesia entusiasmados con el Evangelio por esos mundos de Dios: son la Iglesia Remanente, fiel al Señor, a pesar de esta Gran Apostasía que desfigura el rostro de una esposa que es barco que hace aguas por todas partes, como a la deriva, guiada por un Papa contra el que se levanta un clamor en Internet, prácticamente desde el minuto uno de su pontificado. Clamor que es ya imposible acallar: cada vez más hijos e hijas de la Iglesia, encabezados por intelectuales católicos de sobresaliente nombradía intelectual (los hermanos Caponnetto, Mario y Antonio, argentinos, los vaticanólogos Sandro Magister, Antonio Socci, Roberto de Mattei y Marco Tosatti, entre otros), de manera singularizada y combativa a través de bitácoras y sitios de Internet,    un día sí y otro también no desean callar por más tiempo la perplejidad, el escándalo y el espanto que les produce el que juzgan, sin dudar ya un ápice, como deplorable pontificado de Jorge Mario Bergoglio.

  
 
 
8 de marzo, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.   

sábado, 3 de marzo de 2018



“Palabra del señor Carlos Osoro”






"Hasta la Virgen María lo haría", acaba de asegurar  Osoro, de nombre Carlos, a la sazón flamante cardenal arzobispo de Madrid. Y no sé si cabe suponer que se ha quedado tan pancho; la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio infalible de la Iglesia, no han quedado lo que se dice muy de relieve, sí el mundo, la progresía, tanto ayer como hoy enemiga de Cristo y de su Iglesia.


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"Hasta la Virgen María lo haría", ha asegurado el nota eclesiástico; perdón por la irreverencia: el ilustre y eminente prelado. Es decir, la Virgen toda llena de gracia apoyaría la próxima manifestación feminista del día 8 de Marzo, no en balde Día Internacional de la Mujer por obra y gracia del marxismo cultural, el sionismo y la masonería, bases ideológicas de la ONU y de casi todos los organismos internacionales culpables del Desorden Mundial Imperante. Las mujeres, en ese inminente día, se van a manifestar por acabar de una vez por todas con una más presunta que real brecha salarial de ellas mujeres con respecto a los hombres, y se van a manifestar especialmente, no nos engañemos, por el derecho al aborto (no pocas, al grito de "aborto libre y gratuito"); a la ideología de género; al homosexualismo; al laicismo; al globalismo multicultural; a la mentalidad antinatalista infiltrada en la propia Iglesia; al animalismo capaz de callar totalmente indiferente ante el drama de 2.000.000 de abortos ocurridos en España en los casi 33 años de leyes abortistas desde la inicial aprobada por Felipe González hasta nuestros días, al tiempo que exhibe sin el más mínimo pudor moral la indecencia de pretender guardar luto por "las mascotas fallecidas" (fallecidas dicen, sí, cuando solo fallecen las personas, dotadas de raciocinio, alma inmortal, lenguaje articulado...).


Mas aunque la próxima manifestación feminista del 8M va a exigir todo lo que señalo -y nada de eso reivindicado tiene que ver ni por el forro con lo que creemos de la Virgen María-, en un clima festivo en el que sin duda se hará presente la más rabiosa, anticlerical y decimonónica de las cristianofobias (a lo Rita Maestre, la pijoprogre madrileña enchufada como portavoz en el Ayuntamiento podemita de Manuela Carmena en Madrid, y asaltacapillas al grito de "Arderéis como en el 36; sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios...."), ni corto ni perezoso el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, asegura que “comprende” a las mujeres que secundarán la huelga feminista del próximo 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, para denunciar desde la brecha salarial hasta la precariedad laboral, porque “hay que defender sus derechos”, y se ha mostrado convencido de que hasta la propia Virgen María “lo haría”. Porque “la expresión máxima de la dignidad de la mujer está en la Virgen María” porque es “madre” y porque “está siempre en los momentos más necesarios de la vida del ser humano, como lo estuvo con Jesucristo", ha continuado insistiendo, declarando, ahora como si de repente hubiese tomado conciencia de lo desafortunado de sus palabras y tratase de enmendar la plana.


Y claro, como no podía ser menos, el guiño cómplice a Francisco no podía faltar. Para lo cual le ha bastado con apuntar que justamente por causa de toda esta sensibilidad feminista y "periférica" que aquí nos trae, no le extraña que el papa Francisco marque a los obispos de todo el mundo la hoja de ruta de enarbolar la bandera de la dignidad de las mujeres porque, a su juicio, no hay “más valor que el que da el Señor a la mujer”.


A decir verdad, la María del Magníficat retratada por el evangelista san Lucas("A los ricos despidió vacíos, a los pobres colmó de bienes y destronó de su trono a los poderosos", pedimos con María Virgen en esta oración), sí que se haría solidaria con las causas de justicia social reivindicadas en este próximo 8M, mas, salvado lo anterior, no debemos pasar por alto tampoco que en innúmeras o incontables ocasiones las feministas promotoras de la inminente manifestación y de otras por el estilo -como la llamada "del coño insumiso" desarrollada en Sevilla hace solo un par de años, o que se viene desarrollando en Sevilla en los últimos años, consistente, como su lema procesional sugiere, en sacar por las calles, a modo de procesión, un "trono" portador de un sexo de mujer representado en obra escultórica- han profanado todo lo que se puede profanar y más, lo que tiene que ver con la mariología, y aun la cristología, la moral católica del sacramento del matrimonio y la familia...


Monseñor Osoro, seamos serios, que con las cosas de Dios no se juega: eres, una vez más y ya uno ha perdido la cuenta de cuántas van, un pastor que por causa de su querer caer bien al mundo, aun dejando en el intento como en un segundo plano a Cristo y su Iglesia si hubiera menester, muestras muy a las claras el desquiciamiento moral y el erratismo doctrinal de una Iglesia que va como a la deriva, que hace aguas por todas partes y que amenaza con acabar hundiéndose irremisiblemente -en expresión del añorado Benedicto XVI-. En medio del herrumbre moral causado en la actualidad por la Gran Apostasía que despelleja viva a la Iglesia, tus declaraciones son monda y lirondamente una invitación a seguir consumiéndonos en el relativismo, el materialismo, el paganismo, el buen rollito de lo políticamente correcto, el irenismo, el indeferentismo religioso... 


Incluso aceptando plenamente el Vaticano II, que es es el caso de quien estas líneas escribe -intentando en consecuencia huir de lefebvrismos y sedevacantismos-, el estado de crisis moral estructural que vive la Iglesia se ha acrecentado desde la llegada de Francisco al Papado. De manera que acaso urja, entre otras iniciativas urgentes, la promulgación de una suerte de Syllabus aplicado a arrojar luz sobre los pasajes más ambiguos contenidos en los documentos de ese Concilio -esta petición la hacen prelados hijos del Vaticano II como el obispo Atanasio Scheneider, auxiliar de Astaná, diócesis de Kazajistán-, a fin de desterrar de una vez para siempre ese nefando espíritu del Concilio que la progresía, paraeclesial y extraeclesial,  sin ninguna vergüenza y sí que con el más cretino de los espíritus iconoclastas, ha venido enarbolando en los últimos largos 50 años de postconcilio, precisamente en contra de la letra del Concilio, en contra de sus documentos, con este resultado innegable: destrozo de la doctrina católica, ruina y perdición para muchas almas.


Monseñor Carlos Osoro: no sé si estamos ya en plena fase de Roma apóstata, sede del Anticristo, como de Roma dicen algunos sectores muy afectos a la Tradición, mas sí creo conocer con notable certeza a militantes católicos de a pie, con muy poca relevancia eclesial o ninguna, y encima puteados, ninguneados y despreciados por todo el burocrático e hipócrita aparataje de esta Iglesia de la que tú eres uno de sus príncipes, por los que yo sí pondría la mano en el fuego por lo que toca a dar crédito a su celosa defensa de la fe católica, apostólica y romana, mas por pastores como tú, eminencia... ¿Como que ya nos encontramos en la fase de la Gran Apostasía profetizada que contamina y mata la fe de los pastores, de manera que vayan a ser justamente los seglares los que salven a la Iglesia? Ya hubo una crisis arriana, en el siglo IV, en la que el gran san Atanasio y un puñado de fieles a la verdad católica y apostólica de siempre salvaron a la Iglesia de que se acabara pasando toda entera a las filas heresiarcas del arrianismo, y ciertamente no pocos historiadores de la Iglesia afirman que la crisis eclesial actual es comparable, en gravedad, a la crisis arriana. 



Con todo, eminencia, le rogara a usted que me supiera y quisiera perdonar si se sintiera agraviado por estas mis palabras en este escrito, toda vez que usted mismo se considere un enamorado de Jesucristo, de la Iglesia y de su santa madre virginal María.  


Con todo o desde luego, el tiempo que nos está tocando vivir, con esta desoladora crisis de la Iglesia que se parece cada vez más a la profetizada abominación de la desolación (cfr. Mateo 24, 15, Marcos 13, 14)... 


Qué injusticia más grande todo esto, Dios, qué blasfemo ya parece tanto que sucede en esta Iglesia, la cual a menudo no es luz para este mundo envuelto en tinieblas: ¡Burócratas, mezquinos, ambiciosos, ruines, envidiosos, maquiavélicos, arribistas, carreristas, egoístas y ni que señalar que apóstatas por todas partes, eminencia, te encuentras: en la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales...! De ahí que al menos yo crea entender la resolución de algunos militantes católicos que conozco, quienes ya no dudan en acusar a todos estos Osoros, Omellas y similares de "apóstatas, herejes, impostores". Quienes viven tan ricamente de la Iglesia encima, con el desempleo tan grande que sigue habiendo en España, sin ir más lejos, o bien directamente putean, sobre todo a los seglares, desde sus poltronas.



Postdata: luego de las desafortunadas palabras de su eminencia Carlos Osoro, monseñor Juan Antonio Reig Pla, titular de la diócesis de Alcalá de Henares (sin duda, por méritos propios uno de los mejores obispos de España, si no el mejor), ha publicado en la web de su diócesis madrileña una nota o comunicado con que recuerda la doctrina tradicional católica sobre la Virgen María, que es justo lo más opuesto a esa manifestación feminista del 8M en la que habrá mucha ideología de género, mucha reivindicación de aborto libre y gratuito, mucho homosexualismo, mucho odio a Cristo y a su Iglesia camuflado o sin camuflar. Y todo ello a pesar de que militantes de la HOAC y de la JOC hayan confirmado su asistencia a la susodicha manifestación feminista, ¡la HOAC y la JOC nada menos, organizaciones en teoría eclesiales pero que ya nada prácticamente tienen que ver con el espíritu apostólico de fidelidad a Cristo y a su Iglesia y a la clase obrera -si Guillermo Rovirosa levantara la cabeza y viera y...- con que nacieron, politizadas, marxistizadas y mundanizadas como están a tope, por más que en sus mejores tiempos sí dieran frutos de santidad y entusiasmo por el Evangelio, ni que aclarar que mucho más espléndidos que mi torpe testimonio creyente! 



Entonces, me quedo con su bendición apostólica, eminencia Carlos Osoro, quiérala usted también para mí, católico de a pie que, aunque no poco alarmado por la espantosa crisis que desfonda a la Iglesia, sigue estando a años luz de alcanzar la santidad en su vida, llamado universal la santidad para todos los bautizados, hijos de la Iglesia. Dios lo bendiga y guarde y le aumente la fe, cosa que a todos nos...


4 de marzo, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social. 

lunes, 19 de febrero de 2018

                         "El alcance de la verdad"



Por más difícil de creer que parezca, hay voces que acusan de masón nada más y nada menos que al papa Pío IX, también llamado Pío Nono (1792-1878), último soberano efímero de los Estados Pontificios. Este sucesor del apóstol Pedro, cuya silla ocupó durante 31 años y 8 meses (el segundo pontificado más largo en la historia de la Iglesia si se acepta como el más longevo el fundacional del apóstol Pedro, de cuya exacta duración  no obstante no hay  total certeza), que convocó el Concilio Vaticano I (en el mismo, se acabó proclamando el dogma de la infalibilidad papal, contra el parecer de ilustres eclesiásticos de la talla del beato cardenal John Henry Newman, converso del anglicanismo), que declaró  asimismo el dogma de la Inmaculada Concepción, y que aún tuvo tiempo de promulgar el controvertido Syllabus Erroroum mediante el cual el Papa condenaba los que consideraba errores del liberalismo moderno: el  panteísmo, el naturalismo, el socialismo, el comunismo, el racionalismo, el indiferentismo, la democracia libertad, la libertad de conciencia, los estados laicos, el biblismo...


Es sobradamente conocida la controversia sobre la intención que desde hace más de un siglo tiene la masonería de infiltrar la Iglesia; de hecho, no faltan analistas y estudiosos de estos asuntos que sin asomo de duda afirman que la Iglesia ya ha sido infiltrada por la masonería. O lo que es lo mismo: basta acudir a no pocos sitios tradicionalistas en Internet (lefebvristas y sedevacantistas) para encontrarse con tesis como que el mismo Concilio Vaticano II no fue sino una maniobra de esa referida infiltración masónica de la Iglesia, que no en vano sus pontífices impulsores (Juan XXIII y Pablo VI) también son acusados de masones en esos sitios de tradicionalismo extremista.


Y cardenales del Concilio (el jesuita y eminente biblista alemán Augustin Bea, por ejemplo, entre otros, una de las mentes gestoras de importantes documentos del Vaticano II) y del postconcilio, por ejemplo, el también jesuita y cardenal italiano Carlo Maria Martini, fallecido hace unos años (1927-2012). Martini, también eminente biblista, arzobispo de la diócesis de Milán y rector de la Gregoriana y sin duda el gran referente cardenalicio para la progresía católica (el papa en la sombra), hoy sabemos que formó parte de la llamada Mafia de San Gallo, grupo que incluyó a prelados como Walter Kasper y Karl Lehmann, alemanes, o como el belga Godofredo Danneels, aún vivos. Esta mafia deseó tramar contra Joseph Ratzinger, para impedir su subida a la cátedra de Pedro, y empero una vez ocurrida esta y pasar a ser Ratzinger Benedicto XVI, siguieron tramando contra él, haciéndole la vida imposible, vamos, dicho en la lengua de Sancho Panza, so pretexto de reformar la Iglesia en claves liberales colocando en la silla de Pedro a un candidato liberal y reformista, complaciente con la masonería, esto es, ¿Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco?Image result for mariamartini


Sin embargo, cuando hace casi nueve años yo publicaba una nota en una bitácora católica, no sabía de la existencia de la Mafia de San Gallo, pero sí que me parecía entender que no era justo criticar, juzgar y condenar sumarísimamente al cardenal Martini, considerándolo poco menos que un masón infiltrado en la Iglesia, un enemigo de Cristo y de su Esposa empeñado en destruirla. No. Y por esto escribí la breve reflexión que, casi nueve años después de haberla colgado en cierta bitácora católica, incluyo en este mi blog, pues -modestia o inmodestia aparte- no me parece del todo superflua. Yo mismo discrepaba y discrepo de esas ideas liberales contrarias al Magisterio (así, sus críticas a la Humanae Vitae de Pablo VI), que el ilustre cardenal fue dejando aflorar, sobre todo hacia el final de su vida,  a través de declaraciones y entrevistas y encuentros conversacionales con amigos y colaboradores. Porque no me gusta la sentencia propia de mentalidades integristas que juzga y sentencia que una persona es ya irremisiblemente mala si en algún momento de su vida en efecto tal persona defiende ideas o doctrinas tenidas por heterodoxas, olvidando en tal proceso de crítica, juicio y condena todo cuanto de noble, positivo, bello, verdadero, loable y rectamente católico la persona puesta en solfa haya podido realizar, en este caso que nos ocupa por Cristo y por su Iglesia, en otras fases de su vida. La voy a copiar con un modelo de letra distinto, para así diferenciarla del resto del texto de esta entrada.     
 
 
 
 
Permítanme que arrime el ascua a mi sardina: dice mucho de ustedes, de verdad (esto no quiere ser adulación barata), que a personas como yo que no comulgamos del todo con el tradicionalismo nos publiquen nuestras observaciones en este blog; ya he tenido ocasión de recordar que otras publicaciones digitales, con harta fama de progresistas, comunitaristas y democráticas y que se las dan de más cristianas que cualesquiera otras, ni te contestan cuando les envías algo. Ni te contestan. Así que nunca ponderaré lo suficiente la posibilidad de salir a la luz desde esta ventana que nos convoca.


Por lo que respecta al cardenal Carlo Maria Martini, considero que la controversia puede que haya llegado a un cierto callejón sin salida, a una situación lo que se dice "bizantina". En lo que sí no dudaría es en insistir en el hecho de que detrás de toda esa presunta o no tan presunta hojarasca teológica presente en las obras del ilustre biblista jesuita italiano, a mí al menos me es posible seguir detectando el rostro del Nazareno; vale que de una manera tortuosa, heterodoxa, arriesgada, pero no menos real.


El gran poeta zamorano León Felipe sentencia en un breve poema suyo, en apariencia sencillo, profético, de aliento bíblico, aliento bíblico que recorre toda su obra: "Nadie fue ayer/ ni irá a mañana a Dios/ por este mismo camino/ por el que yo voy./Para cada hombre guarda un camino nuevo Dios/ y un rayo de luz el sol". Lo cual quiere significar, al menos a mi juicio hermenéutico, que cada persona es absolutamente irrepetible a los ojos de Dios, y aun a los del mundo. Y que aunque bien cierto es que existe la verdad revelada (Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, nos enseña el evangelista san Juan), no todas las personas llegan a la meta de esa misma verdad por los mismos vericuetos, dudas, experiencias, búsquedas y esfuerzos, etcétera.


Por lo demás, no dejo de reconocer que algunas -o si quieren ustedes, bastantes- de las propuestas de reforma doctrinal abanderadas por el cardenal italiano pueden resultar en efecto chocantes, chirriantes, y desde luego, alejadas de la deseada y requerida unidad con la doctrina magisterial. También me temo que pueden desorientar a muchos más que orientar o ayudar a cimentar la fe. Sin embargo, miren por dónde a mí no me resultan tan lesivas, creo (toquemos madera al respecto, no sea que me queme, por estar jugando con fuego en asuntos tan graves). Puede ser que en mi trayectoria personal, espiritual e ideológica me haya acostumbrado a permanecer en el diálogo con los heterodoxos desde la perspectiva de la doctrina católica: no creyentes religiosos, cristianos de otras confesiones, autores ateos, autores libertarios, poetas de la disidencia moral y la bohemia más o menos antisistema... Y desde luego, puede que esas lecturas heterodoxas hayan fermentado en mí hasta convertirse en una especie de "alter ego" que pesa lo suyo, de una parte, en mi cierta y confesa admiración hacia esos autores en nada o muy poco católicos, y de otra, en una cierta y asimismo confesa crítica hacia posicionamientos doctrinales, espirituales y litúrgicos en principio católicos pero, siempre a mi juicio, claro, en verdad distantes del meollo del Evangelio, cuyo corazón -permítanme ustedes- no es tanto la reivindicación de una liturgia excelente cuanto la opción por las víctimas de la historia, por los excluidos, por los empobrecidos...


Con lo último afirmado no quiero dar a entender, en modo alguno, que el culto en la Iglesia católica no sea importante (recordemos el clásico lex credendi, lex orandi), en modo alguno quisiera dar a entender que afirmo tal cosa; lo que sí pretendo es poner de relieve que existe una jerarquía de verdades teológicas, y en esa jerarquía de verdades teológicas la solidaridad y la lucha por la justicia deben ocupar un primerísimo lugar en la vida de todo cristiano; y más aun si cabe en la de todo fiel católico que se precie, emnpezando por la mía propia, permanentemente necesitada que está de conversión a Cristo, a su Iglesia y a los pobres.


Volviendo al cardenal Carlo Maria Martini, insisto en considerar que su pensamiento teológico a mí me ayuda a crecer en la fe; lamento que a otros fieles católicos pueda por el contrario desorientar; no se me esconde que como cardenal de la Iglesia su responsabilidad es grande, soberana, pues no en vano es sucesor de los Apóstoles y, en esa condición suya de sucesor de los Apóstoles, asimismo se ha convertido, queriéndolo él o sin quererlo (solamente Dios conoce bien este particular; los hombres y mujeres no pasamos de hacer especulaciones a través de espejos, parafraseando aquí a san Pablo), en una figura mediática, cierto, con lo cual su pensamiento sí que tiene un alcance mundial nada despreciable.


En fin, que no sé si llegados a este punto tiene mucha razón de ser el continuar con tal controversia. Sea como sea, lo que sí deseo, ya para finalizar, es volver a recordarles mi agradecimiento por dejarme participar con mis comentarios en este foro, pues repito que habla muy bien de la capacidad de ustedes de al menos querer acoger al otro, de acoger incluso al que piensa y cree de manera algo diferenciada.


Créanme si les digo que no es nada frecuente encontrar posibilidades así en plataformas internéticas; por ejemplo, en publicaciones digitales que se tienen por muy cristianas y progresistas, en las que ni te contestan a tus envíos: nada de nada, se limitan a asar de ti. Ya he adelantado sobre esto. En una estrategia que, salvo honrosas excepciones, al menos a mí lo que me comunica es que las comunidades cristianas que están detrás de esas plataformas internéticas están más muertas que vivas, más desangeladas que entusiasmadas por el anuncio del Reino en comunión con la fe de la Iglesia. Mi experiencia personal al respecto de lo que aquí seguimos me comunica más de lo mismo.
 
15/09/09 10:39 AM


28 de febrero, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, escritor, educador, bloguero, militante social.
 
"Pedro Vallina, Isaac Puente, doctor Queralto..."

 
 
He vuelto a leer en esta tan benemérita bitácora llamada Infocatólica algunos artículos, algunos comentarios de los blogs... Por mi cuenta y riesgo quisiera formular varios comentarios de mi cosecha o autoría, que no sé si verán la luz de la publicación, no sin antes agradecerles que me hayan publicado algunas otras notas y reflexiones en este sitio internáutico (el gesto les honra; otras publicaciones católicas que se tienen por muy progresistas ni te contestan cuando les mandas algún escrito...) para mí de notable interés, por más que no siempre creo estar de acuerdo de quilla a perilla con todos y cada uno de sus artículos. Si esto es ofensivo, disculpas: mi propósito, huelga aclararlo, no es ofender sino invitar al diálogo, a la búsqueda común de la verdad, que siempre será sinfónica, parafraseando el título de una obra de H. U. von Balthasar..
 
 
No obstante, no puedo dejar de recordar aquí y ahora que de manera a mi juicio injusta se metieron brava y encendidamente con un escrito de mi autoría, supuestamente porque su autor, o sea, yo mismo, caía en ofensas y descalificaciones... Entonces estimaron oportuno no publicarlo, lo cual es respetable, desde luego, pues ustedes son los legítimos administradores del sitio. Sin embargo, permítanme: aquí mismo sin ir más lejos, he leído muchísimos comentarios (digo muchísimos, no uno ni dos ni tres) a los artículos notablemente más injuriosos que el mío amonestado, que simplemente quería llamar a las cosas por su nombre. Y me lo suprimieron entonces, insisto.Image result for isaac puente
 
 
Pero a lo que íbamos. De nuevo tropezamos con el docto cardenal italiano Carlo Maria Martini. Así pues, ¿cómo se puede afirmar tan tranquilamente, cosa que se hace en un artículo reciente, que el cardenal jesuita italiano pretende hundir la barca de Pedro (es decir, la Iglesia universal) porque manifiesta algunas divergencias con respecto a la doctrina oficial y magisterial de la Iglesia? Afirmar tal cosa, tal temeridad, es formular un juicio de valor, peligrosísimo de por sí, por sí solo, puesto que comporta entrar a dilucidar o discernir los pros y contras de una determinada y singular conciencia individual. Nadie conoce a ciencia cierta, salvo Dios, que es nuestro Supremo Juez, si el cardenal Martini pretende hundir la barca de Pedro que es la Iglesia universal, o más bien lo que pretende es, por muy rocambolescas y peligrosas que nos parezcan sus propuestas e ideas, hacerla avanzar más fiel al Evangelio.
 
 
Por otra parte, en esos libros del ilustre cardenal italiano, acaso traducidos y publicados en España aprovechando un cierto tirón mediático y editorial (del que no poco se han beneficiado incluso los papas más recientes, no lo olvidemos, especialmente Juan Pablo II), no solamente se habla de esas al parecer peligrosas y subversivas "reformas" que el purpurado italiano querría para la Iglesia, de la que sigue siendo príncipe; se habla de solidaridad con los empobrecidos, con los enfermos y marginados (los predilectos del Señor); se insiste en la necesidad del diálogo con los cristianos de otras confesiones, y con los no creyentes (en ese diálogo con los no creyentes, la labor de Carlo Maria Martini casi no tiene parangón en el curso de la Iglesia en las últimas décadas); se insiste en la necesidad de escuchar, desde la fidelidad al Evangelio, al hombre y a la mujer de nuestro tiempo, desde la singularidad del hombre y de la mujer de nuestro tiempo; se reivindica la urgencia de convertirnos siempre a una Iglesia samaritana y más horizontal, igualitaria y comunitaria que vertical, clerical y piramidal. Y así un largo etcétera de reivindicaciones perfectamente inteligentes por evangélicas y eclesiales.
 
 
Entonces, ¿por qué ese empeño en señalar solamente lo que se considera pernicioso y desviado en la doctrina teológica y espiritual del cardenal jesuita italiano? Image result for isaacpuente
 
 
 
Se permiten demonizar al ilustre biblista jesuita porque discrepa de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, por más que su discrepancia no sea total sino muy parcial. Esto es sin duda discutible, es decir, es en efecto discutible que un cardenal de la Iglesia deba hacer tal cosa, oponerse a una enseñanza secularmente sancionada como verdadera por el Magisterio infalible. Sin embargo, lo que me parece inadmisible es que por esa discrepancia entre su postura doctrinal y la del Magisterio (limitada, según expresa Carlo Maria Martini, a casos límites en la vivencia de la sexualidad humana, y no en modo alguno a todos los casos), se llegue a escribir que Martini lo que pretende es que se hunda la barca de Pedro. Creo que no es para tanto, ¡ni muchísimo menos!
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Permítanme un exordio. Pedro Vallina, Viñas, Isaac Puente, el doctor Queralto y José Martínez fueron, los cinco, ilustres médicos anarquistas. Los cinco vivieron la medicina como un servicio a los más humildes, de manera que a menudo no cobraban la consulta a los pobres; hoy día, muy por el contrario, la casi totalidad de los médicos cobra, y no poco precisamente, por consulta dada, a menudo no desde un ejercicio médico humanista precisamente; las clínicas privadas (algunas de ellas pertenecientes a grupos, órdenes o comunidades de la Iglesia), por el contrario salvo honrosas excepciones no parecen funcionar como centros médicos de atención preferente a las clases sociales más humildes, aunque a decir verdad la Iglesia tiene una larga tradición de servicio sanitario impagable a enfermos y personas en verdad marginadas, todo sea dicho. En fin.
 
 
 
Isaac Puente, Viñas, Pedro Vallina, Queralto y José Martínez fueron médicos rurales, naturistas, neomalthusianos y eugenistas. En no pocas de sus ideas se equivocaron muy probablemente. Sin embargo, ¿sería justo afirmar que lo que desearon fue el hundimiento de la humanidad, la explotación del hombre por el hombre, el triunfo de los fuertes sobre los débiles...? ¿Sería justo y bueno y noble afirmar que porque creyeron en el control de la natalidad y no precisamente en la castidad fueron unos malvados que quisieron llevar a la humanidad a la perdición? ¡Vamos hombre, por Dios! En absoluto, y sí más bien todo lo contrario.
 
 
 
Pues algo idéntico me atrevería a decir del cardenal italiano Carlo Maria Martini: en sus más recientes libros traducidos y publicados en España, claro que a mí también me choca un poco su postura sobre la Humanae vitae, sobre el uso del preservativo como mal menor en algunas situaciones humanas dramáticas (nunca el cardenal aboga por el uso generalizado del condón), sobre lo difícil que le resulta "condenar" a las parejas homosexuales (a mí también me resulta difícil "condenarlas", y sin embargo rechazo la homosexualidad, a la luz de la doctrina tradicional de la Iglesia), sobre la conveniencia de que la Iglesia católica se decida a ordenar como sacerdotes ministeriales a viri probatti (hombres casados y ya maduros de fe probada)...
 
 
Con todo, podré afirmar que en esto o en aquello puede que no esté de acuerdo con el cardenal Martini, pero nunca descalificarlo sumarísimamente. Nunca pasando a no reconocer todo lo que hay de bueno, humana, eclesial y evangélicamente hablando, en su magisterio.
 
 
 
Desde luego, creo que la intransigencia doctrinal nos llevaría más bien a un callejón sin salida que a una plaza de libertades, digámoslo así; es decir, más a una Iglesia enroscada sobre sí misma que abierta al anuncio samaritano del evangelio de Jesucristo, cuyo nervio es la solidaridad, el amor a los pobres y sencillos.
 
 
 
En fin, si en algo me he equivocado con esta reflexión o en algo les he ofendido a ustedes, que se reivindican diligentes representantes de la más pura ortodoxia doctrinal, litúrgica y espiritual, mis disculpas.
 
LUIS ALBERTO HENRÍQUEZ LORENZO.
15/09/09 1:04 AM
 
 
 
Originariamente escrito el 15 de septiembre de 2009, pero hoy es 28 de febrero de 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social,