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martes, 15 de mayo de 2018

"A pesar de todos los reclamos del laicismo"




¡Viva la libertad de expresión, la pluralidad de planteamientos, de dones y carismas, de caminos espirituales, de talentos con los que arrimar el hombro para la construcción del Reino de Dios y su justicia...!

 
 
Sin embargo, la verdad es la verdad, aunque la diga la Iglesia y la pretenda negar el secularismo progre que -lo señalo sin ánimo ni oportunidad alguna aquí y ahora de polemizar-, cierto que se ha ido colando en el seno de la Iglesia misma. Se lo he escuchado decir a muchos católicos ilustres; en España, por ejemplo, a ese místico en la acción que se llamó Marcelino Legido: "El mundanismo se ha acabado colando en la Iglesia hasta su mismísima cocina, hasta el cenáculo".Resultado de imagen de homosexualismo

 
 
Es verdad, es verdad aunque nos duela -a mí el primero, conste, que soy pecador como todo hijo de vecino-. Por ejemplo, este texto precioso del cristianismo primitivo titulado El pastor de Hermas ya señala la necesidad de la confesión de los pecados; solo que en verdad, ese texto de los orígenes del cristianismo no inventa la confesión, que tiene suficiente base escriturística como para echar por tierra las inconsistentes acusaciones contra ese sacramento provenientes de los hermanos protestantes, y sí más bien exhorta al cumplimiento de algo que es sustancial a la vivencia del misterio de la fe cristiana.Resultado de imagen de homosexualismo

 
 
Lo mismo sucede con la homosexualidad. Hay una relativa abundancia de textos patrísticos en que se condena la práctica de la homosexualidad, de modo que, seamos serios, oponerse a toda esta tradición, que es un lugar teológico fundamente absolutamente imprescindible (en términos de fe, conste, no en términos de ciencia estrictamente hablando, de suerte que los Santos Padres ni eran ni tenían que ser científicos sensu estricto), es mucho pedir.Resultado de imagen de homosexualismo

 
 
Con todo, yo lo que propondría es que, dado que la condena de la práctica de la homosexualidad está muy clara en toda la Sagrada Escritura, lo que toca es poner el acento en un reto, o que lo parece al menos, a saber, contrarrestar los argumentos con que muchos defensores de la homosexualidad hablan de que la Iglesia y demás detractores no católicos de la sexualidad homosexual carecen de razón al condenar la homosexualidad activa como práctica antinatural, toda vez que el tradicional concepto de ley natural ha de revisarse a fin de depurarlo de contagios espurios excesivamente biologicistas y morales, según argumentan.Resultado de imagen de homosexualismo

 
 
Para mí, al menos hasta la fecha -y mientras no se me demuestre lo contrario con argumentos revisionistas más sólidos-, me parece todo ello una simple coartada para meter la baza de la homosexualidad activa o sexualidad homosexual.


Alberto de Luis el 18/02/10 a las 12:43 PM; el 20 del 5 de 2018, Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social. 

lunes, 14 de mayo de 2018

"En el nombre de san Juan XXIII"




Jonás Díaz Ramos



Este mensaje final del Congreso de Teólogos y Teólogas de la Asociación Juan XXIII es esto, se resume así: qué empeño en querer fomentar sí o sí la disidencia en el seno de la Iglesia católica. Solo que a renglón seguido me digo: vale, acaso esté bien que lo hagan, es decir, allá ellos, pero ¿hacerlo en nombre del beato Juan XXIII? ¡Parece una tomadura de pelo, una broma macabra, algo de muy mal gusto!Resultado de imagen de juan xxiii


Toda la teología disidente que cierto catolicismo progre plantea, no solo es contraria al sentir del Magisterio actual cuyo máximo garante -por voluntad de Jesucristo es así, no se olvide- es Benedicto XVI, ¡es que es absolutamente contraria al sentir y al pensamiento espiritual y teológico del papa Juan, el Papa bueno!, bajo cuyo paraguas protector se quieren seguir poniendo en circulación dentro y fuera de la Iglesia católica. Y esto, me parece, es una argucia sin ninguna base doctrinal y, sobre todo, injusta para con la Iglesia toda universal y para con la memoria y la herencia del papa Juan XXIII.
Resultado de imagen de juan xxiii

Por lo demás, ante un texto tan patéticamente animador de la disidencia anticatólica como el mensaje final de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, solo me resta la siguiente confesión de estupefacción: ¿es cierto que subyace en este texto final la soterrada y no tan sutil o soterrada afirmación de que todo católico deseoso de fidelidad al Magisterio es un fundamentalista en potencia y en acto?


Dicho con otros ejemplos, veamos. Quien estas líneas escribe no es miembro ni nunca lo ha sido de los llamados movimientos católicos neoconservadores (kikos, Opus Dei, etcétera); sin embargo, ¿por qué son calificados invariablemente de fundamentalistas estos movimientos, acaso por su intento de fidelidad al Magisterio?, ¿porque muchas de las mujeres pertenecientes a tales grupos sí están abiertas con generosidad a la maternidad, cosa que choca con la mentalidad progre antinatalista fomentada por un cierto feminismo dizque católico, emparentado incluso con la anticristiana ideología de género? 


Es más, desde la disidencia católica o supuestamente católica ¿lo que se pretende es que el Magisterio acepte el aborto, la anticoncepción, la ideología de género, la eutanasia, el divorcio, las reivindicaciones del colectivo LGTB…? ¿Es por esto por lo que se patalea tanto?

Pregunto, tocando a las puertas de este atrio que pretende congregar a católicos (progresistas, of course) y a gentiles igual de progresistas.


25 de mayo, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.




lunes, 7 de julio de 2014

"Una vanguardia llamada Teología de la Liberación"

Solo Dios conoce en verdad la fe en Cristo y en su Iglesia del religioso y viñetista español José Luis Cortés. Por extensión o por lo mismo, digámoslo así, solo Él conoce la autenticidad de la fe en Cristo y en su Iglesia de los que siguen empeñados en defender las versiones más laicistas o secularizantes de la Teología de la Liberación: véase al respecto la última contribución en este sentido venida de la sesera del teólogo Juan José Tamayo en el portal progresista Atrio.

Yo no soy quién para juzgar, ciertamente, las intenciones y las conciencias de ambos católicos citados, por poner por caso. Pero sí soy quién para analizar hechos objetivos. Y veamos algunos. El propio san Juan Pablo II, uno de los principales adversarios de la Teología de la Liberación, quiso reconocer algunos aspectos positivos de la misma. Pero los aspectos negativos de la Teología de la Liberación son tan obvios que me cuesta, a mí mismo, tomarme especialmente en serio un artículo como el aludido del teólogo disidente Tamayo. A saber (solo algunos de esos aspectos negativos): secularización radical del mensaje cristiano; transformación de la noción de Cristo Redentor por la de Jesús liberador político en claves generalmente dialécticas, filomarxistas; debilitamiento de la noción de pecado (del que Cristo nos libera, nos sana), sustituida por la de mero combate contra las injusticias en claves igualmente filomarxistas, temporales, liberacionistas, inmanentes; incorporación al acervo teológico de doctrinas y planteamientos axiológicos y antroplógicos diametralmente opuestos a la Revelación cristiana, a la Tradición, al Magisterio (tales como el feminismo de género, o como algunas formas muy radicalizadas de ecumenismo, diálogo interreligioso, relativismo teológico, etcétera, que ni siquiera se encuentran validados mo respaldados en los documentos del Concilio Vaticano II); debilitamiento de todo lo que es en la Iglesia vida sacramental, oración, contemplación, auténtica devoción mariana, aspectos nucleares de la fe católica progresivamente sustituidos por diálogos y acercamientos y pactos radicalmente mundanizantes: apoyo, desde la Teología de la Liberación, a iniciativas como las reivindicaciones de los colectivos LGTB, apoyo del aborto, el materialismo, el ateísmo, o no rara identificación con las propuestas éticas más radicalmente laicistas...

Sí: en gran medida ha venido a ser cierto que los teólogos liberacionistas sí que quisieron otorgar especial protagonismo a los pobres (no juzgo ahora los logros que en tal empresa pudieran alcanzar), solo que los pobres, en un alto porcentaje al menos, han preferido irse no con los teólogos liberacionistas y sí con los grupos protestantes pentecostales, por ejemplo, por lo común rabiosamente anticatólicos y belicosamente proselitistas. De manera que cabría afirmar sin exageración alguna y sin faltar a la verdad que cantan los hechos, que las propuestas pastorales más laicistas (y la Teología de la Liberación es una de las más laicistas posibles) han contribuido a vaciar las iglesias de una manera asombrosa, dramática.

Reconozco que el asunto es mucho más complejo, y que yo solo lo enuncio, con gruesas pinceladas, solo que me asiste la certeza de que estas gruesas pinceladas mías no van muy desencaminadas.idem supra


11 de octubre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.