martes, 3 de febrero de 2015

"Es cosa de crecer hacia abajo"

En el marco de la XIX Jornada de la Vida Consagrada, el papa Francisco, en la homilía de la misa celebrada en la Basílica de San Pedro (2 de febrero, 2015), me recuerda estas palabras de Guillermo Rovirosa: “Crecer hacia abajo" (en el servicio al prójimo), como vocación esencial del cristiano.


Esto es: en efecto son verdaderas estas palabras del papa Francisco a los religiosos y religiosas de vida consagrada: .imitar a Cristo obediente, casto, humilde y pobre. Solo que muchos y muchas que son hijos de la Iglesia, santo padre Francisco, hoy día no crecen hacia abajo, no viven en permanente actitud de servicio, de negarse a sí mismos para entregarse a vivir el Evangelio; muchos fieles católicos de toda edad y condición, lo que más parecen vivir es el acomodamiento al espíritu mundano que lo invade hoy día casi todo, Iglesia incluida.
idem  supra

¡Muchos pastores no parecen tales, santo padre Francisco! Meros burócratas del culto divino, sin celo pastoral apenas, nepotistas, mediocres y mundanizados, ¡escandalizan más que evangelizan! Quizá yo que estas líneas de denuncia redacto sea peor católico que los pastores de la Iglesia, pero no puedo dejar de ver esto que digo. Y mucha gente también lo ve: es tan obvio que sería inútil tratar de negarlo. 



Ciertamente, mi posición no es la de los católicos ubicados en las filas del tradicionalismo que sostienen que Roma ha perdido la fe y que es por tanto la sede del Anticristo, con el resultado o exigencia de que para vivir la fe católica en verdad y justicia hay que pasar del "magisterio" del papa Francisco -que en todo caso sería falso-. Con esto quiero dar a entender que comparto la alarma encendida a propósito de la apostasía ya generalizada en la sociedad y en la Iglesia. Pero no al precio de romper con el Papa actual. 



Incluso reconociendo, ese no querer romper con el Papa actual, que hay obispos (el número que sea de estos, cálculo y juicio de Dios) que se compartan como redomados hipócritas, apóstatas, trepas eclesiales y soberbios. Incluso reconociendo que he sido sujeto de un inmisericorde desprecio por parte de "ese otro Paco y de su vicarial chambelán, de cuyo pelaje o catadura se puede esperar toda clase de tropelías y atentados contra la dignidad humana, Quijotario", según me dijo una vez, en comentarios de foristas, el P. Canali, seudónimo o alias de un sacerdote español, de sensibilidad tradicionalista, capellán militar durante años incardinado en Gran Canaria.


Todos daremos cuenta a Dios en el Juicio Final. Y yo, pecador, temperamental, muy limitado y falible, tengo mucho de qué arrepentirme. Y darán cuenta a Dios tantos pastores de la Iglesia, claramente traidores a Cristo por apóstatas y mundanizados-endemoniados, solo que también Dios me pedirá cuentas a mí, que no las tengo todas conmigo, y de momento prefiero que ello acontezca como católico hijo de la Iglesia a cuya cabeza está el Papa (el que fuere).      


3 de febrero, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.




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