Un poeta de la talla del norteamericano Walt Whitman fue, desde una perspectiva estrictamente católica, un "hereje": librepensador, acaso homosexual (particular que no está suficientemente probado), demócrata, panteísta, socialista de tendencia libertaria... Y sobre todo un eximio poeta. Esto es, las doctrinas equivocadas que profesó el ciudadano norteamericano y poeta Walt Whitman no anulan su genialidad como creador.
Pues esto es lo que pretendo decir de Martin Lutero. Sin duda, fue muy lamentable y condenable su actitud de odio a la Iglesia, el Papado, la jerarquía, los sacramentos, etcétera, pero fue Lutero un erudito -aunque de doctrinas casi todas erradas, fue un erudito-; se dice de él que fue un esposo atento con su esposa, exmonja, cómo no; y padre además de seis hijos. Varios de sus hijos murieron en edad muy temprana; una de sus hijas, preadolescente de 13 años, murió en brazos de Lutero y de su esposa, suceso que conmocionó al exfraile agustino alemán, para el resto de su vida. Antes de precipitar, sin duda por su soberbia, el camino de la ruptura con Roma, fue un monje de estricta observancia, obsesionado con la noción de salvación en Cristo. Ergo, hasta considerando la posibilidad de que Martin Lutero finalmente se condenara -según afirman algunas visiones del infierno atribuidas a varios santos y santas de Dios-, no es justo con la verdad de los hechos históricos ni con la compleja personalidad de Lutero sostener que el 100% de lo que escribió, predicó, creyó, dijo, alentó o desaconsejó es inmisericordemente negativo.
Otro ejemplo. Los miembros del grupo inglés Pink Floyd puede que no sean católicos, lo más probable, acaso ni cristianos, fueron emblemáticos en el mundillo de las drogas sicodélicas, proclamaron con sus canciones ciertas banderas del laicismo, del humanismo sin Dios, etcétera. Pues bien, todas las conductas y doctrinas equivocadas de los miembros de la banda de rock sinfónico o progresivo Pink Floyd (cualesquiera que ellas sean y hayan sido) ¿convierten a este grupo en una basura detestable, odiosa y herética? Para mí no, igual para usted sí.
En efecto: solo del mundo de la música (también de la clásica), se podrían aducir miles de ejemplos de cantantes, músicos, compositores, bandas y grupos de lo más diverso que profesaron ideas contrarias en mayor o menor medida al catolicismo, y empero llegaron a ser todos ellos eminentes autores e intérpretes en el campo musical.
Un ejemplo del ámbito de la filosofía, el francés Paul Ricoeur, uno de los grandes filósofos de la hermenéutica y de la filosofía personalista comunitaria del siglo XX. Nunca ocultó su condición o confesión de cristiano evangélico, razón por la cual -pregunto-, ¿debe ser completamente rechazado, ignorado, despreciado, condenado?
No defiendo a Martin Lutero, ni su obra, el luteranismo. Mas aunque este post no es, ni que decirlo, el lugar adecuado para tratar en profundidad estas cuestiones disputadas -ni yo soy un experto que acometiera tal empresa-, un dato para mí incuestionable es que comunidades eclesiales cristianas que se consideran hijas de la Reforma atesoran valores, aspectos positivos y verdaderos que son parte de la verdad del Evangelio: cuáqueros, menonitas, metodistas...
Consideremos dos figuras capitales del cristianismo reformado en el siglo XX: Dietrich Bonhöeffer y Martin Luther King. Propiamente hablando, desde una perspectiva eclesial católica, claro que ambos fueron cismáticos y heréticos, solo que como ambos brillaron con luz propia en el seguimiento discipular de Jesucristo, conformarse con que fueron cismáticos y herejes, para rechazarlos, ningunearlos, obviando la dimensión loable, verdaderamente cristiana, justa, humana y positiva de uno y otro, me parece injusto; tal vez -y digo tal vez, para nada abrigo certeza al respecto-, actitud propia de integristas.
23 de octubre, 2016. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, escritor, educador, bloguero, militante social.
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