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miércoles, 16 de julio de 2014

"Más despacio, feminismo, por favor"

A propósito de esta noticia sobre la reciente ordenación episcopal concedida a algunas mujeres eclesiásticas anglicanas...

Es inválida, tal ordenación, para la Iglesia católica: desde el papa León XIII está claro este dato: la Iglesia católica no reconoce la validez de las ordenaciones anglicanas, porque la Comunión Anglicana rompió en su momento con la sucesión apostólica: rebeldía inicial del rey Enrique VIII, etcétera. Mas a la luz o el calor de esta ordenación episcopal concedida a las mujeres en la Comunión Anglicana, nunca he terminado de comprender cómo es posible que alguna que otra Iglesia ortodoxa haya llegado a reconocer modernamente la validez de las ordenaciones ministeriales anglicanas, máxime considerando que para muchos ortodoxos los católicos de rito latino son, en el mejor de los casos, herejes, hasta el extremo de no reconocer como válido ni el sacramento del bautismo administrado por los católicos de rito latino. 

Por otra parte y como bien sabido que es, las Iglesias ortodoxas son fuertemente nacionales y aun nacionalistas, y sinodales autocéfalas. Estas Iglesias sí conservan plenamente la sucesión apostólica, toda vez que los motivos de la ruptura con la Iglesia católica de rito latino y obediencia al Papa (el Cisma de Oriente, en la segunda mitad del siglo XI) en modo alguno lesionaron o alteraron esa línea apostólica común entre católicos y ortodoxos; línea apostólica común que, insistamos, no mantienen ni las comunidades cristianas hijas de la Reforma (no digamos ya las meras sectas y más sectas que a partir del libre examen de las Sagradas Escrituras y del sectario y furibundo rechazo a la Iglesia católica se han ido extendiendo como esporas por doquier), ni la Iglesia de Inglaterra, por más que esta apele a la Tradición común de los primeros siete concilios ecuménicos. 

Solo que me quiero figurar que este paso que acaban de dar algunos sectores de hermanos separados de esta confesión religiosa, en no poca medida surgida por el capricho de un rey como Enrique VIII (de pasado muy católico, ciertamente, de hecho recibió en su momento un reconocimiento oficial de la propia Iglesia católica por el celo mostrado en la defensa de la  sana doctrina), sin duda muy mujeriego, no solo va a suponer fuertes divisiones internas en el seno del anglicanismo (las diócesis anglicanas africanas, que son las que más crecen, las más misioneras, en general son las más conservadoras, y rechazan tales innovaciones que por lo común provienen de Gran Bretaña o de USA, en este caso en versión episcopaliana), sino que va también a acabar erosionando las relaciones del cristianismo anglicano con toda la Ortodoxia. Porque los cristianos ortodoxos son muy fieles a la Tradición, son acaso la expresión histórica del cristianismo más fiel a la fuerza vinculante de la Tradición.Idem supra

Y lo cierto es que, más allá de estudios con poca fiabilidad histórica que han pretendido descubrir sacerdotisas en la bimilenaria tradición del cristianismo, la Tradición (cristiana) nunca ha admitido a la mujer al ministerio ordenado por considerar que es esa la voluntad apostólica, que a su vez ha visto en esa “exclusión” la propia voluntad de Cristo.


17 de septiembre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

martes, 28 de mayo de 2013

"El Reino que no es de este mundo"


Javier Elzo suele tener mucha razón en no poco de lo que afirmaÉrase el prestigioso sociólogo Javier Elzo, a propósito de un nuevo libro suyo publicado por PPC... Y no tiene desperdicio la cita, para nada.

En efecto: una de las más grandes tentaciones para las gentes de la Iglesia es la que señala el sociólogo Javier Elzo: una Iglesia que es o sea, en vez de madre permanentemente en actitud samaritana, plataforma de nepotismos a la bestia, de clericalismos condicionantes, de hipocresías a mansalva, de pactos mundanizantes y políticamente correctos, de insensibilidad institucional con el dolor del prójimo, de burocratismos cerrados a la voz del Magisterio...

Con todo, yo, al contrario seguramente que el exjesuita Javier Elzo, abrigo poca esperanza de un cambio realmente esperanzador por evangélico en el seno de la Iglesia.

Mi desesperanza se nutre del día a día de la Iglesia. Así que siento ser poco dócil a la acción eólica del Espíritu: los hechos de la Iglesia católica, sobre todo en el Occidente descristianizado, son tan cantosos que... Y por supuesto, tampoco me dicen gran cosa las revoluciones: la castrista (verdadera satrapía que sufren sobre todo los cubanos), la chavista bolivariana (dictadura encubierta), la de las unidades de la izquierda entendidas como proclamación de odio a la Iglesia católica y fomento del laicismo radical materialista (aborto libre, homosexualidad libre, feminismo radical libre, sistemático ataque a la familia tradicional, frontal oposición a los valores cristianos ...)...

Con decir que nunca simpaticé con la causa franquista, nunca, pero sí que me parece verdad meridiana que España en la última etapa del régimen del dictador Franco alcanzó un nivel de prosperidad, seguridad y nivel de vida incomparablemente superior al nivel que tienen los cubanos en Cuba, bajo la bota dictatorial de los hermanos Castro. Y obviamente, casi toda la progresía esto lo obvia: los únicos dictadores parecen haber sido los de derechas, nunca los de izquierdas; nunca los Stalin, Mao, Pol Pol de turno...

El magistral Vargas Llosa (magistral como literato: ya quisiera yo alcanzar a escribir en mi vida 50 páginas que estén a la altura de las suyas), defenestrado por la progresía por causa o efecto de las ideas políticas de D. Mario, recuerdo que condena, sobre todo en referencia a Iberoamérica, todas las dictaduras, sean del signo político o color que sean o hayan sido. Todas. Con W. Churchill: "La democracia es el menos malo de los sistemas políticos". 

En fin: que nuestro reino sigue sin ser de este mundo...


Luis Henríquez. 28 de mayo, 2013.