29 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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domingo, 29 de marzo de 2015
sábado, 11 de mayo de 2013
"El arte de vivir, la vida que se siente (VIII)"
8/4/2011
Amigo Teófilo:
Teófilo, la foto de Olivia Stone montada en un dromedario en Lanzarote, ¡sobre el año 1870!... La encontré en las fotos antiguas de la Fedac. Por Internet. El artículo de marras toca diversos temas, entre ellos la oralidad, la memoria, la identidad canaria que perdemos y a la vez conservamos: tiempos de cho Bartolo y de cha Juanita, de pescadores del sur de Gran Canaria que en el siglo XVIII acampaban para pescar en Las Canteras y en la Bahía de las Isletas, o en Alcaravaneras, etcétera, mucho antes de que se construyera el Puerto de la Luz... 
Es el sabor del tiempo, que ha perdido ya su regusto a sal, pero que permanece empero, como el eco de un eco que fuera...
Saludos.
Luis Henríquez. 11 de mayo, 2013.
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Aunque ciertamente, no se nos debe esconder que toda clase de partidarios de la cultura laicista no verán con buenos ojos una loa como la que he pretendido ofrecer en estas líneas. En este sentido, yo mismo creo aprehender, al menos en alguna medida, la razón de ser de algunas de esas desconfianzas: los niños que sirven como monaguillos son adoctrinados en la fe católica; la relación que se establece con los curas es sumisa, paternalista y hasta acrítica; el ser monaguillo es machista porque en general las monaguillas están mal vistas, toda vez que como la mujer no puede aspirar a ser sacerdotisa ordenada, ni siquiera diaconisa ordenada, aunque sí pueda ejercer hoy por hoy un servicio o diaconía en la Iglesia sin haber recibido para ello el sacramento del orden diaconal...
En definitiva: en este mundo nada es absolutamente perfecto, todo es discutible, mejorable, perfectible. Pero me parece a mí que, con todo lo mejorable y discutible que es, en efecto, esto que nos ocupa, ni punto de comparación entre acolitar para el servicio del altar y la oferta mundanizante y despersonalizadora que esta sociedad de consumo y vacía de Dios ya ofrece a los adolescentes y aun prepúberes.