lunes, 29 de junio de 2020


"¿Inermes ante esta suerte de maldad?"



Si uno es capaz de desenmascar a un narcisita maligno o a un psicópta integrado, y los confronta y los denuncia ante la justicia y, desde la propia competencia de la justicia, se pide un informe médico o pericial y, a través de ese informe médico se prueba en efecto, sin lugar a dudas, que esas personas sufren trastorno antisocial de la personalidad (antes llamado trastorno narcisista o psicopático de la personalidad), ¿qué obtenemos las personas normales, es decir, las personas empáticas, las personas comunes y corrientes, especialmente si somos o hemos sido víctimas del narcisita o del psicópata? Y en la persona del trastornado, ¿se produce algún efecto, algún cambio?


Conocemos que, carentes casi totalmente de empatía, conciencia moral, remordimiento y sentimiento de culpa, nunca se arrepienten ni piden perdón ni se bajan de su podium de semidioses del Olimpo, desde el que miran con desdén, delirio de grandeza, desprecio, voluntad de humillación y manipulación, y también odio, envidia patológica y resentimiento a todos los demás. En la vida nos vamos a relacionar con sesenta psicópatas» | El Correo


Entonces, ni aunque un equipo compuesto por siquiatras y psicólogos mediante un informe médico incontestable dictamine su trastorno, ¿iban ellos a dar su brazo a torcer? En un caso así, ¿ningún efecto les haría ese informe pericial? ¿Seguirían mirando con desprecio, deseo de manipulación y humillación, odio y envidia a sus víctimas?

Es una de las preguntas que desde hace una partida de meses más me formulo de entre las concernientes a este muy amargo asunto. Porque si de nada sirviera en efecto la denuncia, el espetarles en su malvada y perversa cara lo dañinos, cínicos y tóxicos que son, y hacerlo a través de un incontestable informe médico que pruebe oficialmente su trastorno, aparte del método de la piedra gris y, aun mejor, el del contacto cero, ¿nada más podríamos hacer contra la pavorosa maldad de estos déspotas y depravados, seres sin alma que gozan haciendo sufrir a los demás, fraudulentamente convencidos de la insuperable e inimitable grandeza de su yo, que empero es más falso que un Judas de plástico?

Gracias a la labor informativa y formativa de un conjunto de profesionales del estudio y la terapia de la mente humana particularmente especializados en el análisis de la violencia psicológica, y también a la luz de la experiencia de sufrimiento en las víctimas de estos malvados, no tenemos ninguna duda de ante quiénes estamos. "Los peores seres humanos posibles", en palabras del Dr. Iñaki Piñuel y Zabala. Pero entonces, ¿nada bueno, noble, positivo, útil y justo puede lograrse desenmmascarando, enfrentando y denunciando ante la justicia a estos seres en verdad perversos, que parecen salidos de las entrañas del mismísimo infierno?


29 de enero, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

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