lunes, 27 de enero de 2014
jueves, 23 de enero de 2014
"Sostiene monseñor Reig Pla..."
Afirma monseñor José Antonio Reig Pla -obispo español que ha ocupado responsabilidades episcopales importantes en comisiones de defensa de la moral y de la familia católicas- que "el feminismo ideológico es un paso en el proceso de deconstrucción de la persona (cursivas mías).
Así es. Solo que ello, monseñor Reig Pla, no es solo consecuencia de la labor "de zapa" de gobiernos laicistas como los del PSOE contra los valores de la tradición judeocristiana (facilidades para el aborto, el divorcio, la homosexualidad activa...) sino que viene a ser consecuencia de una Iglesia católica atestada de "feministas radicales o ideológicas". Y si es así, es porque ustedes, los obispos -no sé en tu caso cómo ha sido, si has consentido esto o no- lo han consentido, por activa y por pasiva.
Como han consentido -y siguen consintiendo- que toda una caterva de progres, mundanizantes, arribistas, enchufados, antinatalistas, figurones, espiritualistas desencarnados, trepas y demás CAMPEN A SUS ANCHAS EN LA IGLESIA, a menudo ocupando la escuela católica, las facultades teológicas...
Es culpa de ustedes, principalmente, la situación generada; es decir, es de todos -mía también-, pero principalmente de ustedes, que son los que "cortan el bacalao" en la Iglesia. Y que son los que han recibido de Dios el mandato de pastorear, de aconsejar, de estimular en la fe, de enseñar la recta doctrina... Me parece a mí.
Postdata: imagínate, monseñor Reig Pla, que los eclesiásticos de la Diócesis de Canarias que han pasado de mí, como del agua sucia, lean esta breve reflexión. ¿Servirá de algo?, ¿cambiará en algo lo que impera en la Iglesia católica en la actualidad?, ¿se decidirán a meter tijera entre tanto trepa, burócrata, mediocre, mero enchufado, figurón, mundanizante, arribista, antinatalista, feminista proabortista y demás, y de paso serán justos conmigo, por una vez, según creo que merezco que se sea justo conmigo, merced a mi trayectoria militante, a mi fidelidad al Magisterio, a mi formación interdisciplinar, a mi apuesta por la familia cristiana solidaria, espiritual y abierta a la vida -cosa que ni la gran mayoría de tecnoburócratas enchufados eclesiales parece tomarse en serio-, a la generosa e idealista renuncia a un trabajo que hice cuando ingresé en el Seminario Diocesano de Canarias...?
Más aceite da un ladrillo, ¿verdad, monseñor Cases Andreu? ¡Hipócrita!, ya te llegará tu hora, hermano, no creas que no, mediocre y trepa, que no eres más que un mediocre y un eclesial muy trepa, que no ha tenido ni el respetuoso detalle de contestarme, de recibirme, ¡hipócrita! No creas que todo va a ser en tu vida de campanudo mediocre e hipócrita ejemplar el ejercicio del poder y el poder y el figurar y el figurar...
Más aceite da un ladrillo, ¿verdad, monseñor Cases Andreu? ¡Hipócrita!, ya te llegará tu hora, hermano, no creas que no, mediocre y trepa, que no eres más que un mediocre y un eclesial muy trepa, que no ha tenido ni el respetuoso detalle de contestarme, de recibirme, ¡hipócrita! No creas que todo va a ser en tu vida de campanudo mediocre e hipócrita ejemplar el ejercicio del poder y el poder y el figurar y el figurar...
Tales eclesiásticos deben tener el corazón tan duro que lo tienen ya como piedra, o como de piedra. Como piedra inmisericorde -valga la imagen literaria-, sí, ni siquiera como la cantada por el gran poeta zamorano León Felipe: "como tú, piedra pequeña como tú, piedra ligera como tú..." Y encima muchos exigen tratamiento reverencial: "Sí, su ilustrísima, sí, eminencia..." Habráse visto: ¿Entiendes entonces por qué, monseñor Reig Pla, muchas personas prefieren tratar de ser felices, desde la alegría, el buen humor, la buena onda, el estado psicoemocional alegre, o la admiración por el cine de Jerry Lewis, que no es que sea Buster Keaton, cierto que no, pero bueno, no está nada mal? ¿Lo entiendes, Reig Pla? Cierto que hay mucha indiferencia social, mucho egoísmo, mucha alienación en las masas -ya lo vaticinaba, como proféticamente, hace casi un siglo, nada menos que el filósofo español José Ortega y Gasset-, pero la gente lo que está más bien es asqueada de ustedes, ¿o no lo entiendes aún, hermano? A-s-qu-e-a-d-a.
Y cualquiera no: piensa, si no, en la miserable indiferencia, digna del más mezquino de entre los humanos, con que me ha tratado tu colega Cases Andreu, su ilustrísima encima, échale mojo, hermano. ¿Entiendes? Por esto mismo me resulta más creíble por sincero un ateo impío como Fernando Savater -con cuyo pensamiento mucho discrepo, ciertamente, y también mucho converjo- que un obispo mediocre, trepa, figurón e hipócrita como tu colega al que acabo de referirme, Reig Pla.
Y cualquiera no: piensa, si no, en la miserable indiferencia, digna del más mezquino de entre los humanos, con que me ha tratado tu colega Cases Andreu, su ilustrísima encima, échale mojo, hermano. ¿Entiendes? Por esto mismo me resulta más creíble por sincero un ateo impío como Fernando Savater -con cuyo pensamiento mucho discrepo, ciertamente, y también mucho converjo- que un obispo mediocre, trepa, figurón e hipócrita como tu colega al que acabo de referirme, Reig Pla.
En fin, menudos hipócritas, verdaderamente engañados por el Maligno: la escuela católica, las facultades teológicas, los docentes de Religión católica para la escuela pública, los centros culturales confesionales católicos deben ser plataformas y sujetos activos para la nueva evangelización, para el ejercicio o despliegue del compromiso militante o evangelizador en fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio, y empero resulta que la gran mayoría de esas plataformas y de sus sujetos activos son lo que he dicho: trepas, burócratas, enchufados, figurones, mediocres, mundanizantes, arribistas, antinatalistas... en tanto yo, antes de denunciar todo esto (durante 7 años de infructuosa solicitud de ayuda y de comprensión a las autoridades diocesanas canarias, y allende nuestros límites diocesanos), solo merecí indiferencia, rechazo, ninguneo, desprecio; y obviamente, desde mis primeras denuncias hechas públicas hasta aquí (desde primeros del 2012 hasta la fecha), más indiferencia, desprecio, rechazo, difamación...
De modo que siendo esta la realidad eclesial, monseñor Reig Pla -al menos, buena parte de la misma-, ¿cómo ha de tomarse uno tus palabras, distinguido monseñor? A mí, algunos amigos y amigas me dicen: "No te rindas, no es en vano tu lucha, Dios está contigo, y María te acompaña... Dios te hará justicia, no te rindas, la Iglesia está podrida, ya lo sabemos, pero ya esto estaba escrito, predicho en profecías: la Iglesia mundanizada y como engañada por Satanás será piedra de escándalo..."
Pues eso, amigos y amigas: gracias, sí, que tampoco es tan duro el vivir ignorado, ninguneado, despreciado y machacado (hipérbole o redundancias aparte) por tamaños eclesiales hipócritas, pero conste al menos la denuncia, que vale por lo que vale. Me temo que personajes como no pocos eclesiásticos católicos, de tan engañados que están por el Maligno, se iban a descojonar de mis quejas, o casi, de mis cuitas, de mis críticas eclesiales, de mis penas...
En verdad, no puedo más que considerarme un pecador, pero la visión de lo que abunda en esta Iglesia católica actual me lleva indefectiblemente a considerar las vidas de católicos de la valía de Marta Obregón (española violada, ultrajada y finalmente asesinada hace algunos lustros, a pocos días de su 23 cumpleaños), de san Rafael Arnaiz (monje trapense, fallecido, a consecuencia de complicaciones de su diabetes, con 27 años), de santa Teresa de Lisieux (fallecida a los 24 años, patrona de las misiones, doctora de la Iglesia...), de santa Gianna Beretta Moya (médico pediatra italiana, fallecida a los 39 años de edad, por las complicaciones derivadas de su cuarto embarazo, y asimismo todo complicado por causa de un tumor que padecía), de Bárbara Castro García (joven andaluza fallecida a los 31 años, por causas y
circunstancias similares a las sufridas por la italiana Gianna Beretta Moya)...
Eclesiásticos de la Diócesis de Canarias que habéis pasado de mí, como del agua sucia, ¡la escuela católica no evangeliza, señores, es ya esperpéntica!, por no hablar del testimonio cristiano de los que enseñan en el ISTIC: a ver cuántos de los que ahí están han construido matrimonios cristianos verdaderamente militantes: solidarios, espirituales, abiertos con generosidad a la vida...! Salvo honrosas excepciones de rigor, en la escuela católica no se evangeliza, esto es, no se promocionan militantes, no se promociona la familia cristiana, que es iglesia doméstica, escuela de solidaridad, espiritualidad conyugal compartida y generosa apertura a la vida. Y siendo así, ¡ustedes han pasado de mí, corazón de piedra inmisericorde el de ustedes! ¡Hipócritas! No es que no haya sido merecedor yo de una ayuda de ustedes, es que no he merecido ni ser escuchado, oído, tenido en cuenta.
Qué pasada más grande, la verdad. Y qué impotencia.
23/1/2014. Luis Henríquez: profesor de Lengua y Literatura españolas, escritor, bloguero, militante social.
De modo que siendo esta la realidad eclesial, monseñor Reig Pla -al menos, buena parte de la misma-, ¿cómo ha de tomarse uno tus palabras, distinguido monseñor? A mí, algunos amigos y amigas me dicen: "No te rindas, no es en vano tu lucha, Dios está contigo, y María te acompaña... Dios te hará justicia, no te rindas, la Iglesia está podrida, ya lo sabemos, pero ya esto estaba escrito, predicho en profecías: la Iglesia mundanizada y como engañada por Satanás será piedra de escándalo..."
Pues eso, amigos y amigas: gracias, sí, que tampoco es tan duro el vivir ignorado, ninguneado, despreciado y machacado (hipérbole o redundancias aparte) por tamaños eclesiales hipócritas, pero conste al menos la denuncia, que vale por lo que vale. Me temo que personajes como no pocos eclesiásticos católicos, de tan engañados que están por el Maligno, se iban a descojonar de mis quejas, o casi, de mis cuitas, de mis críticas eclesiales, de mis penas...
En verdad, no puedo más que considerarme un pecador, pero la visión de lo que abunda en esta Iglesia católica actual me lleva indefectiblemente a considerar las vidas de católicos de la valía de Marta Obregón (española violada, ultrajada y finalmente asesinada hace algunos lustros, a pocos días de su 23 cumpleaños), de san Rafael Arnaiz (monje trapense, fallecido, a consecuencia de complicaciones de su diabetes, con 27 años), de santa Teresa de Lisieux (fallecida a los 24 años, patrona de las misiones, doctora de la Iglesia...), de santa Gianna Beretta Moya (médico pediatra italiana, fallecida a los 39 años de edad, por las complicaciones derivadas de su cuarto embarazo, y asimismo todo complicado por causa de un tumor que padecía), de Bárbara Castro García (joven andaluza fallecida a los 31 años, por causas y
circunstancias similares a las sufridas por la italiana Gianna Beretta Moya)...
Eclesiásticos de la Diócesis de Canarias que habéis pasado de mí, como del agua sucia, ¡la escuela católica no evangeliza, señores, es ya esperpéntica!, por no hablar del testimonio cristiano de los que enseñan en el ISTIC: a ver cuántos de los que ahí están han construido matrimonios cristianos verdaderamente militantes: solidarios, espirituales, abiertos con generosidad a la vida...! Salvo honrosas excepciones de rigor, en la escuela católica no se evangeliza, esto es, no se promocionan militantes, no se promociona la familia cristiana, que es iglesia doméstica, escuela de solidaridad, espiritualidad conyugal compartida y generosa apertura a la vida. Y siendo así, ¡ustedes han pasado de mí, corazón de piedra inmisericorde el de ustedes! ¡Hipócritas! No es que no haya sido merecedor yo de una ayuda de ustedes, es que no he merecido ni ser escuchado, oído, tenido en cuenta.
Qué pasada más grande, la verdad. Y qué impotencia.
23/1/2014. Luis Henríquez: profesor de Lengua y Literatura españolas, escritor, bloguero, militante social.
viernes, 10 de enero de 2014
"Cristianos 'convencidos a medias'"
Es verdad; y no solo porque lo dice el Papa, nuestro Santo Padre, sino porque es verdad: muchos cristianos convencidos a medias... Y en consecuencia, sí, abunda lo que abunda: trepas, mediocres, figurones, arribistas, mundanizantes, feministas radicales, progres demoledores de la doctrina de la fe, enchufados y antinatalistas campan a sus anchas, copando a menudo incluso los trabajos: escuela católica, profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, facultades teológicas, centros asistenciales y culturales confesionales...
Y es justamente por lo mismo que dices, papa Francisco, siervo de los siervos de Dios, por lo que acabas de decir en la homilía de tu misa de hoy viernes 10 de enero de 2014, por lo que los hipócritas, trepas y mediocres de la Diócesis de Canarias a los que insistentemente he pedido ayuda, durante 7, 8 años, han pasado de mí, inmisericordemente.
(Pero ya te llegará a ti la hora de la verdad, monseñor Cases Andreu, no creas que tu actitud miserable, injusta e hipócrita para conmigo se saldrá con la suya. Y espero que no me vengas con el cuento de que tengo que perdonar, pues tengo serias dudas de que tú creas realmente en el perdón de Cristo, en la misericordia del Padre; y desde luego, de estar equivocado yo en esto que medio te adjudico, no sería nada en comparación con el daño moral que tu desprecio ha causado a mi persona, miserablemente hipócrita o hipócritamente miserable, que es lo que has sido tú conmigo. Hasta tal extremo, que si algo lamento es el seguir ocupándome de sujetos tan mediocres como tú, monseñor, y tan hipócritas; ya Dios te pedirá cuentas, tranquilo. A mí me gustaría, por la parte que me conviene, alejar de mí el pensamiento perturbador de tener que acordarme de hipócritas como tú, monseñor, pero no lo consigo, para mi desgracia y para tu contento, hipócrita... En fin: con todo, o pese a todo, sé que incluso a hipócritas y mediocres como tú, monseñor Cases, tengo que tratar de perdonar, sí, por más que me cueste -que sí me cuesta-, no sea que Dios acabe por no perdonarme a mí, que también soy pecador, falible).
(Pero ya te llegará a ti la hora de la verdad, monseñor Cases Andreu, no creas que tu actitud miserable, injusta e hipócrita para conmigo se saldrá con la suya. Y espero que no me vengas con el cuento de que tengo que perdonar, pues tengo serias dudas de que tú creas realmente en el perdón de Cristo, en la misericordia del Padre; y desde luego, de estar equivocado yo en esto que medio te adjudico, no sería nada en comparación con el daño moral que tu desprecio ha causado a mi persona, miserablemente hipócrita o hipócritamente miserable, que es lo que has sido tú conmigo. Hasta tal extremo, que si algo lamento es el seguir ocupándome de sujetos tan mediocres como tú, monseñor, y tan hipócritas; ya Dios te pedirá cuentas, tranquilo. A mí me gustaría, por la parte que me conviene, alejar de mí el pensamiento perturbador de tener que acordarme de hipócritas como tú, monseñor, pero no lo consigo, para mi desgracia y para tu contento, hipócrita... En fin: con todo, o pese a todo, sé que incluso a hipócritas y mediocres como tú, monseñor Cases, tengo que tratar de perdonar, sí, por más que me cueste -que sí me cuesta-, no sea que Dios acabe por no perdonarme a mí, que también soy pecador, falible).
Y es por esto, papa Francisco, siervo de los siervos de Dios, por lo que yo, al escuchar tus palabras y compararlas o confrontarlas con lo que acontece en la Iglesia universal y se ha hecho frecuente en ella, se ha enquistado en ella, me quedo boquiabierto, de piedra. Y me digo bueno, sí, el papa Francisco denuncia lo que denuncia, y está bien que lo haga, para eso es el sucesor de Pedro llamado a confirmarnos en la fe, pero en realidad yo sigo puteado por hipócritas diocesanos canariensis; o lo que es lo mismo: la Iglesia sigue atestada de cristianos "convencidos a medias" (palabras del papa Francisco, ya sabemos), y nada parece cambiar, todo sigue igual, a pesar de las quejosas palabras del Papa, de nuestro Santo Padre...
En fin... Para que encima de todo esto algunos trepillas eclesiales, farsantes y caraduras, se empeñen en acusarlo a uno de resentido, cátaro, fanático, fundamentalista y difamador... O para que a los eclesiásticos de turno les parezca mal que yo me atreva a tutear a algunas altas dignidades eclesiásticas, porque ¿no ha manifestado el mismo papa Francisco que los apóstoles se tuteaban entre sí y trataban de tú a Cristo Jesús...? Pero además es que me cuesta aceptar que encima de haber sufrido la la injusta y mezquina hipocresía de sujetos como el actual obispo de Canarias, tenga yo más encima aún que tratarlos con respeto reverencial y no sé qué...
Luis Henríquez: escritor, profesor de Lengua y Literatura españolas, educador, bloguero, militante social.
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