sábado, 4 de abril de 2020

"Giuseppe Moscati: el médico de los pobres"



Libre recreación de la vida y obras (y milagros he estado a punto de escribir) del ilustre médico, investigador y profesor universitario italiano Giuseppe Moscati (Benevento, Italia, 25 de julio de 1880; Nápoles, Italia, 12 de abril de 1927), en efecto "tan libre recreación" es esta cinta producida por la RAI que no pone suficientemente de manifiesto que el centro de la vida del doctor Moscati era la Santa Misa, la comunión y el Rosario diarios.


Salvo días en que no le fuera posible, imponderables de la humana existencia que afectan incluso a las personas mejores, Giuseppe Moscati inauguraba su jornada muy temprano participando en la Eucaristía. (Por cierto, al igual que el almirante Luis Carrero Blanco, asesinado por ETA en 1973: uno de los recuerdos más nebulosos y primeros que aún conservo del alborear de mi vida; almirante al que la propaganda marxista, separatista, izquierdista y demás, compuesta por indigentes mentales y morales, por auténticos malvados atenazados por el sectarismo ideológico y el odio, se encargó muy pronto de anatematizar: "que si fascista, facha, franquista, neofranquista...") Devoto mariano, imitar a Cristo en el rostro sufriente de tantos enfermos fue el centro de su existencia toda. De modo que una película sobre su vida en que esto no aparece ni siquiera sugerido...


Claro que puede sobreentenderse, en efecto, pues Giuseppe Moscati, el médico de los pobres, de Giacomo Campiotti (en el original italiano, Giuseppe Moscati: L'amore che guarisce), lo deja entrever, lo presupone, la da por supuesto en el espectador; vamos, que da por hecho que el espectador por su cuenta y riesgo debe llegar a la conclusión de que una vida tan ejemplarmente generosa, tan heroicamente santa como la del médico italiano Moscati, no puede entenderse sin esa entrega apasionada al seguimiento de Cristo y de su Iglesia, y a la consiguiente participación frecuente en los sacramentos. Con todo, yo al menos como cinéfilo tal vez de andar por casa sí que habría deseado que la película (realizada en 2007 como miniserie para la televisión italiana; estrenada en 2013 como película) hubiera puesto más de manifiesto este dato incuestionable de la biografía del santo italiano (beatificado por san Pablo VI y canonizado por san Juan Pablo II en 1987).EL AMOR POR EL PRÓJIMO Giuseppe Moscati – ICONO 2018


Pero bueno, a lo que íbamos: claro que este título no es comparable a dos obras maestras del cine de temática religiosa, también de la factoría italiana. Me refiero a Francisco, juglar de Dios, 1950, de Roberto Rossellini (Francesco, giullare di Dio, uno de mis títulos favoritos de toda la cinematografía italiana, en la cual por cierto hay docenas y docenas largas de películas realmente memorables), y a El evangelio según San Mateo, de Pier Paolo Pasolini, cinta del año 1964 (en original italiano, Il Vangelo secondo Matteo). No es comparable, pero esta que nos ocupa no es una película ñoña, cursi, afectada (ñoñez, cursilería y afectación son tres de las principales lacras o defectos por lo común atribuidos al cine de temática religiosa). De suerte que Giuseppe, el médico de los pobres se deja ver, engancha, entretiene, porque es muy probable que en efecto su ritmo narrativo sea ágil.


La película está bien ambientada, y ciertamente las secuencias en que aparece el mar están cargadas de emotividad y de simbolismo: el mar como compañero de juegos entre Moscati y Piromalo, el mar como remanso de paz al margen de la insalubridad de las anexas poblaciones conflictivas y miserables de los barrios españoles de Nápoles... 


Y al cuidado de la ambientación cabe añadir que hay no pocos momentos en que los diálogos resultan sumamente interesantes, ilustrativos. Claro que a mi modo de ver igual no está bien expuesta la evolución personal del amigo del alma de Moscati, el también médico Giorgio Piromalo. Este, por culpa o causa de muchos de los momentos de su vida de "vividor, de niño consentido perteneciente a la clase alta de la sociedad napolitana", devino en un hombre caprichoso, bastante desalmado, sin escrúpulos, tremendamente egoísta, crápula (se enamoró de una ramera, habitante de los insalubres barrios españoles de Nápoles, a la que luego de dejar embarazada abandona sin mayor remordimiento), no suficientemente leal a su amigo Moscati. Sin embargo, como sin solución de continuidad o sin que la narración cinematográfica de los hechos explicase con suficiente detalle esa evolución de Piromalo hacia unos hábitos de existencia más equilibradamente honrados, lo vemos enamorarse y enamorar a la princesa Elena Cajafa, el gran amor que al final no pudo ser de Moscati, y como que acaban viviendo felizmente casados.


Película religiosa, o lo que es lo mismo, edificante, nos presenta a la hermana de Giuseppe Moscati: Nina Moscati. Se quedó soltera. Esto es, mujer de misa, comunión y rosario diarios, se ocupó de atender a sus padres y a sus dos hermanos (uno de ellos, Alberto, fallecido muy joven tras sufrir una aparatosa caída de su caballo; desgracia familiar que afectó muchísimo a Giuseppe, con quien tanto quería el malogrado Alberto y...), mientras esperaba la llegada de un pretendiente, de un novio que finalmente nunca llegó, cosiendo día y noche para su ajuar una prenda infinita y que... Salta a la vista que así debió ser la existencia de muchas mujeres en la Europa aún católica: prepararse para un buen matrimonio, aspirar, como gran y a menudo único logro vital, a ser buenas esposas y madres. 


Desde luego, no voy a idealizar ese modelo de mujer o de sociedad; no se me ocurre afirmar que no hubiera deficiencias, carencias e injusticias en ese modelo de sociedad y de mujer; asimismo me parece formidable que haya mujeres jóvenes convencidamente católicas con la calidad literaria que atesoran María Vallejo Nájera o Mamen Sánchez, entre otras. Solo que sí que querría, frente al infame feminismo que ha degradado el genio y el ser de la mujer al máximo, reivindicar que mujeres como Nina Moscati, hijas de una sociedad que aún respiraba a Dios en el día a día (por culpa del feminismo precisamente, entre otras ideologías tóxicas y deshumanizantes, hoy día chapoteamos en la apostasía y en la guerra de sexos, España e Italia son un desierto demográfico, etcétera), al menos tuvieron claro que el sentido de la vida es vivir para el amor.


Sí: frente a un feminismo radical y supremacista que ha acabado con el pudor en la mujer, que fomenta sistemáticamente el crimen del aborto y la mentalidad antinatalista, que fomenta el libertinaje sexual, que fomenta el marxismo cultural y la luciferina ideología de género, que fomenta el rechazo y el odio al hombre como forma de trasladar la marxista lucha de clases a los sexos, me quedo con la intuición nuclear de mujeres como Nina Moscati: el sentido de la vida es amar, según nos enseñó también esa gran mística que fue santa Teresa de Lisieux, popularmente llamada Teresita del niño Jesús.


Giuseppe Moscati nunca se casó, ni tuvo hijos (tal vez muriera virgen). De hecho, en torno a la treintena recién cumplida de su vida ya había hecho promesa privada de celibato: se había casado con el ejercicio de la medicina, desde el cual los pobres tenían un lugar preeminente. En verdad consideró ser jesuita, solo que los superiores le hicieron ver que su sacerdocio debía seguir siendo con la medicina.


En Giuseppe Moscati, médico de los pobres, como sabemos libre recreación de la vida del santo italiano, los guionistas, entre los que se cuenta el propio realizador Giacomo Campiotti, incluyen el episodio de un noviazgo de nuestro protagonista con la bellísima Elena Cajafa, princesa italiana. Se conocen en una fiesta-presentación para la alta sociedad aristocrática napolitana. Se enamoran. Hay un propósito firme de casarse. Ella, Elena, en principio está dispuesta a aceptar la entrega incondicional de Moscati a la medicina, particularmente a los más pobres, a los más necesitados (muchos de estos, habitantes de los lugares más insalubres, delincuenciales y peligrosos de los barrios españoles de Nápoles). 


Sin embargo, poco a poco la cuerda se va tensando entre él y ella, entre la joven pareja en principio tan ilusionada; esto es, la dedicación de Giuseppe a sus enfermos le exige todo el tiempo, todo su esfuerzo, todo su dinero (acaba vendiendo muebles y otros objetos valiosos de la casa de sus padres en que su hermana y él viven, para así poder comprar medicinas y tratamientos para los enfermos más pobres). Hasta que se rompe: acaban anulando su compromiso, y es como si Elena le acabara reconociendo: "Yo no puedo seguirte, eres demasiado radical para mí, yo aspiro a una familia más convencional, más terrenal, no soy capaz de vivir ese heroísmo que tú sí".


Me viene a la mente un hecho de la vida de Guillermo Rovirosa, alma máter de la HOAC, católico ejemplar del movimiento obrero de inspiración cristiana, y actualmente en proceso de beatificación. Ya totalmente volcado Rovirosa en la promoción de militantes cristianos, un día se encuentra al llegar a su casa, de regreso de uno de aquellos innúmeros cursillos apostólicos, con una carta de despedida de su esposa (no habían tenido hijos): "Me voy, te dejo, no porque no te quiera, sino para no entorpecer tu entrega incondicional a los pobres y al movimiento obrero. No me busques, sería inútil." 


Se llamaba Catalina. Guillermo sí que la busca, llegó a conocer que debía haber ingresado en alguna congregación religiosa, mas nunca volvió a verla. Conozco testimonios, tanto de hombres como de mujeres, que me han sido confesados: ante la posibilidad del casamiento  -desde el "bien casarse, probablemente, como Dios manda", no desde el mero fornicar por fornicar, desde apasionamientos decantadamente mundanos-, como también experimentaban vocación al ministerio ordenado o a la consagración religiosa, finalmente acabaron optando por la vocación ministerial o religiosa porque sentían algo así como que "Dios los llamaba a algo más, a una entrega más plena, incondicional, exclusiva. A un amor con corazón indiviso".


"A un amar con un corazón de circo bullanguero", según atinada expresión del misionero claretiano, obispo y poeta Pedro Casaldàliga, ya nonagenario, quien a pesar de seguir equivocado en su posición de adalid de la teología de la liberación, no cabe duda de que a su manera es un místico de la contemplación y la lucha, un enamorado de Jesucristo, amén de un poeta estimable. Desde luego, exactamente esto que estamos considerando se pone de manifiesto en el desenlace final del noviazgo entre Giuseppe Moscati y la princesa Elena. 


Cierto o no cierto este hecho en la biografía del médico santo -más bien parece ficción cinematográfica, una licencia de los guionistas-, la que exponemos es la enseñanza espiritual o teológica extraíble de la separación final de la pareja: la incondicionalidad del amor del doctor Moscati hacia el heroico ejercicio de la medicina lo llevó a descubrir la grandeza de un celibato vivido como entrega exclusiva a Cristo a través de los enfermos.


En verdad, la propia doctrina y espiritualidad de la Iglesia reconoce que un matrimonio es camino de santidad. Como que es un sacramento. Y de hecho, en la Iglesia hay matrimonios santos: él esposo y ella esposa elevados a la gloria de los altares. Lo cual quiere decir que en ese descubrimiento de la castidad celibataria que se debió dar en hombres como Giuseppe Moscati no hay un desprecio a la sacramentalidad y santidad del matrimonio y sí más bien un descubrimiento personal (sin duda producto de la acción de la gracia del Espíritu) de una forma específica de seguimiento de Cristo, quien fue casto, célibe, obediente a la voluntad del Padre y pobre.


Tradicionalmente la Iglesia ha considerado que el estado de vida del célibe es superior o espiritualmente más elevado que el estado de vida de los casados, particular cuya profundización escapa a estas líneas. Comoquiera que sea, un tipo de sublimación del amor al alcance solamente de un puñado de elegidos, de locos enamorados de Cristo y de su Iglesia. Para mí, incluso superior al de otras personas que, desde la increencia, desde el ateísmo, desde una ética meramente prometeica, ejercieron de manera también muy generosa y solidaria la medicina, tal el caso del médico, humanista y anarquista andaluz Pedro Vallina, por ejemplo, quien murió ya nonagenario en el exilio mexicano. Comoquiera que sea hoy día, como hace un siglo en tiempos de Giuseppe Moscati, se hacen necesarios, para la nueva evangelización de este mundo paganizado a tope, radicalmente descristianizado, testimonios como el de Giuseppe Moscati. Y desde luego la película que nos ocupa es una manera entretenida de conocer de la vida de este gran hombre.  


Máxime ahora en que en España de manera especialmente virulenta estamos sufriendo la pandemia del coronavirus (al igual que en Italia, país hermano de España, latinos sus hijos como nosotros, y la patria natal de Moscati), a cuya extensión han contribuido criminalmente los felones ministros y demás politicastros y asesores de un Gobierno infame e infecto presidido por Pedro Sánchez, y vicepresidido nada menos que por Pablo Iglesias, siniestro personaje aupado al poder por narcodictaduras. 


Yo que estas líneas escribo y que también soy católico de misa, comunión y rosario diarios (¡cuánto anhelamos la Eucaristía, Dios santo, ayunos del maná del Cielo en este tiempo de cuarentena!), desde luego estoy muy lejos de la santidad de Giuseppe Moscati, a años luz de la misma, solo que me da por considerar ahora la felonía de Sánchez & cía, el ateísmo destilador de odios y guerracivilista de Pedro y Pablo (Sánchez e Iglesias, popularmente rebautizados como los Picapiedras), la falacia y la insustancialidad de Echeminga Dominga y el niño probeta Errejón... 


Farsantes, demagogos, trepas de la política, corruptos, nuevos ricos, enemigos de la unidad de España, enemigos de Dios y de su Iglesia, enemigos del bien común y de la justicia, enemigos de la civilización cristiana, caraduras de tomo y lomo, esbirros del Nuevo Orden Mundial, ¿qué ha tenido que pasar en nuestro país para que esta panda de individuos sin moral ni escrúpulos hayan alcanzado los altos cargos políticos que han alcanzado y los pingües niveles de vida que se gastan? ¿Por qué hemos caído tan bajo? ¿Por qué nos está ocurriendo esto, Dios mío? ¿Tan alejados de Ti estamos que justamente por ello hemos puesto las condiciones para que estos desalmados, que se ríen de nosotros delante de nuestras narices, nos estén gobernando hoy por hoy, es decir, llevando a la muerte y a la ruina?


En fin, siempre nos quedará el testimonio de hombres excepcionales como Giuseppe Moscati. Él comprendió heroica y santamente que el sentido de la vida es la imitación de Cristo, garantía o prenda para la vida eterna. Todos estamos tentados -yo el primero de todos-, más en este tiempo histórico de radical decadencia moral y espectacular injusticia, a buscar la lisonja, el éxito mundano, el enriquecimiento a toda costa, los placeres carnales... Y si sigue siendo cierto, hoy como ayer, como siempre, que el espíritu está pronto pero la carne es débil (Mt 26, 41b), tal vez en efecto hoy día, de manera especialmente virulenta nos asaltan las tentaciones mundanas (mundo, demonio, carne...), ¿el por qué no aspirar a hacer lo mismo que hacen estos desalmados? Muchos de los cuales, desde luego, en verdad no reúnen más méritos intelectuales y morales en sus trayectorias vitales que aquellos que les sirvieran para estar en la cola del paro.  


4 de abril, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.     

sábado, 28 de marzo de 2020

"Sobre la buena semilla y la cizaña"



No hay sino que escucharlos hablar: la bajura del nivel intelectual y moral que exhiben clama al cielo, por más que ellos y ellas, gracias a sus fes, convicciones y traiciones, filias y fobias, odios y devociones, apunten más a lo infernal que a lo celestial.


Echemos un vistazo. Recordemos la retahíla de mentiras del ministro y secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos en el llamado caso Delcy Rodríguez. Un sujeto que miente de una manera tan burda, tan bellaca, y que muestra tan poco aprecio por la propia legalidad democrática, demuestra que es maquiavélico, sectario, antimilitante total, y que desde luego no anda ni puede andar en el temor de Dios. Comparemos a este individuo, auténtica vergüenza y deshonra de lo que debiera ser la política como desinteresado servicio a la ciudadanía, con políticos de la talla del italiano Giorgio La Pira, actualmente en proceso de canonización. 


De manera que ante un sujeto de tal catadura moral, ¿para qué y por qué confiar? Ante una abrumadura mayoría de sujetos y sujetas, en el actual Gobierno o Frente Popular II, que no muestran más que sectarismo e indigencia intelectual y moral, ¿para qué y por qué confiar?


La ministra de Igualdad Irene Montero. Esta joven mujer ha dado positivo por coronavirus dos veces. Pero ni con estas. Entusiasta de la pasada manifestación feminazi del 8M (baño de multitudes del feminismo supremacista), desde luego está solo a un paso de acabar culpando a lo que esta iletrada llama la derecha y la extrema derecha de ser causantes de la pandemia del coronavirus en España. De hecho ya se empeña en acusar a esa derecha (el PP y en parte Ciudadanos) y a esa extrema derecha (VOX) de estar articulando un discurso satanizador del feminismo, politizando el drama de la actual pandemia en España.La parábola del trigo y la cizaña-Mateo 13:24-30;Mateo 13:36-43 


¡Politizando, que es gerundio, échale hilo a la cometa! Palabra de ministra podemita, cuando sabido es que lo único que hacen las huestes del podemismo es politizar absolutamente todo cuanto tocan.


Y además falso de toda falsedad lo que dice Irene Montero. Primero, porque esta señora sigue decidida a echar balones fuera en lo tocante a no reconocer la culpabilidad, en la extensión de la pandemia del coronavirus, que tienen esas casi 400 manifestaciones del feminismo radical y subvencionado que hubo diseminadas por toda España el pasado 8M; solo en la multitudinaria de Madrid, alrededor de 150.000 personas. Sí: el Gobierno del felón Sánchez (un auténtico sicópata y narcisista vomitador de mentiras, un manipulador total y absoluto) prefirió dar espacio social, con fines de lograr rédito político, al feminismo radical en el pasado 8M, aun al precio de jugar con la salud de los españoles. ¡Y a qué mortal precio!  Segundo, porque satanizadoras de la mujer son precisamente las feministas que, con su alucinado discurso de ideología de género, odio al hombre y desprecio radical a la maternidad y a otros aspectos constitutivos del ser y del genio de la mujer, han acabado corrompiendo a la mujer, deshumanizándola, enfrentándola mortalmente al hombre en una despiadada carrera de odio de clases trasladado a los sexos. Hasta el extremo de que las feministas son también responsables de la marginación que sufre el hombre en muchos de los modernos ordenamientos jurídicos. 


El sectario y visceralmente anticlerical Enrique Sopena (tengo entendido que fue del Opus en sus tiempos mozos), estómago agradecido de la PSOE y a la sazón fundador del digital ·El Plural (medio de desinformación en la órbita sociata). Este ha salido de su letargo mediático para acusar al periodista y escritor Alfonso Ussía de ser un "facha, machista, injurioso y homófobo" con sus artículos publicados hasta hace apenas unos días en La Razón. Hasta hace apenas unos días, en efecto, pues conocemos que tras un no entendimiento con Francisco Marhuenda, director del periódico, Alfonso Ussía pone punto final a sus colaboraciones en La Razón


No soy quién para defender a Ussía, él tampoco lo necesita, ya es grandito (podría ser mi padre), y ni siquiera comparto al ciento por ciento su ideología, pero desde luego entre un personaje como Ussía -quien más bien se identifica con la múltiple o diversa tradición hispana, fecundada por el catolicismo, por la noción de unidad de la patria, por la noción de un panhispanismo también diverso pero esencialmente confluyente- y personajes como los sociatas Enrique Sopena, Miguel Ángel Carmona y un largo etcétera, mi elección y predilección están claras. Vamos, como que no hay color: sociatas como el Carmona y el Sopena se cagan y se mean sobre la cultura católica; Alfonso Ussía la defiende, y la vivirá seguramente a su manera, con un grado de intensidad, convicción y sinceridad que ya dependen de él, a Dios gracias.   


Desde luego, Pedro Sánchez, Ábalos, Pablo Iglesias, Beatriz Gimeno, Garzón, Carmen Calvo y resto de ministros, asesores y colaboradores por activa y por pasiva de este infame e infecto Gobierno (apoyado, no lo olvidemos, por nacionalistas de izquierdas y por formaciones locales fuertemente caciquiles tipo Agrupación Socialista Gomera y otras por el estilo), ¡solo desde la más abyecta ruindad moral, desde el más diabólico desentenderse de la verdad y el plan de Dios, desde el cinismo y el odio a todo lo que significa España tradicional, patriota, identitaria y católica cabe entender sus palabras demagógicas, sus mentiras, sus excusas, su maquiavelismo, su sectarismo, su desaforada ansia de poder!


Frente a la Ciudad de Dios agustiniana, todos ustedes lo que desean -y por lo que trabajan- es la Ciudad Secular sin Dios, sin amor a la verdad, a la verdadera justicia, a la verdadera fraternidad, a la verdadera antropología. 


Miguel Ángel Carmona. Este señor, que presume de intelectual, brillante profesor universitario y bla bla bla, es otro que tal baila. Circula por las redes un fragmento de una arenga suya que da a correligionarios en una sede de la PSOE. Sin ruborizarse asegura que canales de televisión como La Sexta están totalmente al servicio de los intereses del PSOE, y que para seguir copando y manipulando a las gentes, a las masas, el PSOE y sus mariachis tienen que seguir haciéndose presentes en los medios.


¿Para así impulsar el Reinado Social de Cristo? Obviamente, ni modo, que ya conocemos sobradamente que el proyecto de sociedad del PSOE es lo más diametralmente opuesto a la verdad de Dios dada al hombre a través de Cristo y de su Iglesia.


O dicho con otras palabras: cuanto más PSOE, Podemos, separatismos, nacionalismos de izquierdas (Nueva Canarias y similares), Equos, Pacmas y demás familia, menos Reinado Social de Cristo. Cuanto más PSOE, Podemos, separatismos, nacionalismos de izquierda, Equos, Pacmas y demás familia, más servilismo y concesiones a los dictados del NOM.


Al respecto de esto último, sorprendente o lamentablemente he conocido curas en mi entorno que, tan entusiasmados al parecer con los nuevos aires aperturistas del Concilio Vaticano II, en sus movidas pastorales y similares por lo común prefirieron dar protagonismo a católicos vinculados al PSOE, pongamos (esto ha sido muy típico), al tiempo que mandaban al ostracismo a católicos que ya se caracterizaban por una honda fidelidad a la verdad católica. Con el correr del tiempo, aquellos individuos vinculados al PSOE y alentados en su momento por ciertos curas progres para que "contaran su testimonio a la comunidad cristiana", pasan totalmente de la fe de la Iglesia, mas siguen ocupando cargos vinculados al partido, o gozan de trabajos que en parte consiguieron gracias a la Iglesia. En tanto los otros especímenes de católicos, ya entonces más honda y auténticamente vinculados a la plenitud de la verdad doctrinal católica, salvo alguna excepción que otra siguen condenados al ostracismo en la comunidad eclesial católica.    


Vivir para ver. Sin embargo, si para un católico con una mínima formación doctrinal y vivencia espiritual -no digamos si estamos ante un místico, un contemplativo en la acción, un sabio, un santo de Dios-, está meridianamente claro que es así lo que está pasando en España, ¿por qué esta desgracia de políticos masones, ateoides, ultralaicistas, sin escrúpulos, ajenos al sentir del Corazón de Cristo sigue siendo elegida por los ciudadanos, y así acaban convirtiéndose en nuestros representantes, no solo en gestores de lo publico sino en legisladores que acaban aprobando leyes inicuas: el aborto, la eutanasia, concesiones a los separatistas, concesiones al globalismo o multiculturalismo...?


Nos jugamos mucho. Nos lo jugamos todos. Porque en nuestra realidad histórica hoy aparece con brutal intensidad que lo que se está dando a escala planetaria es una lucha sin cuartel entre las fuerzas que están en el Eje del Mal y las que están en el Eje del Bien. Para mí sin duda de ninguna clase PSOE, Podemos, separatistas y demás ralea de la llamada izquierda están en el Eje del Mal, son cizaña, maleza. La cizaña y la maleza no corresponde a ninguna persona en concreto arrancarlas, deben crecer junto al trigo y resto de cereales, de suerte que será Dios, el dueño de la mies, de toda la cosecha, el que se encargue de arrancarlas y separarlas, discerniéndolas. Pero sí que nos corresponde a cada uno el tratar de cultivar la mayor cantidad de buena semilla que podamos. Tal buena semilla, repito, hoy por hoy prácticamente no existe en los graneros de la PSOE, Podemos, Izquierda Unidad,  Nueva Canarias...


28 de marzo, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador,  

jueves, 26 de marzo de 2020


Creo plenamente en la libertad de expresión, solo que...” Por Luis Henríquez Lorenzo




El sábado 14 del corriente mes de marzo, publicaba El Correo de España mi artículo "Si no lo hubiera, habría que inventarlo". Luego de la luz primera de la publicación que ven muchos de mis escritos en mi propio blog, pocos espacios mejores en que seguir viendo la luz de la publicación que el citado El Correo de España (todo un referente del pensamiento patriota, identitario y católico en nuestra vieja piel de toro, gracias a Dios juntamente con otras plataformas desde Internet). Para mí es un honor, un reto, una oportunidad el espacio que se me concede en una publicación como El Correo de España, como también lo es el espacio que se me concede en El Español Digital: hoy por hoy ser voz o grano de arena con que reconstruir los cimientos de la civilización cristiana, el rostro de la España tradicional y católica...


Un par de días más tarde, aparecía reproducido en una bitácora local canaria, desde donde fue recibido por comentarios de foristas de este tono o jaez:


    Concha Báez: ¿Cuatro días, Manu? Me da que eres un exagerado. En cuatro días, si le pones una "jáquima" y lo estacas, come hierba.
    Manu Santana: Parece que no te está sentando muy bien el aislamiento. Calculo que cuatro días más y petas.


Uno de estos foristas, por toda la cara me reduce al estado de bestia, de animal; el otro pronostica incluso mi fin inminente ahora que vivimos con la angustia de esta cuarentena por causa del coronavirus. Ciertamente, no es la primera vez ni la segunda que estos foristas se refieren a artículos míos reproducidos en la publicación digital cuyo título seguiré callando, con términos más bien ofensivos, injuriosos, ridiculizantes. ¿Por qué, si yo no creo haberles hecho nada dañino a estas personas, a las que ni siquiera conozco?

A decir verdad, la Concha y el Manu ya lo han convertido en una suerte de deporte favorito suyo, de ambos: artículo mío que reproducen, retahíla de desprecios e injurias (a menudo, mucho más graves por injuriosos y despectivos que los dos que he reproducido, ¡ni se imaginan!). Hasta el extremo de que uno se pregunta: y estos sujetos, ¿quiénes se habrán creído que son para despreciar de esta manera, parapetados tras un alias? ¿Con qué derecho se creen? ¿Qué se habrán creído? ¿De qué van?

En el nombre de la sacrosanta libertad de expresión, viva la democracia, la libertad de pensamiento, la libertad religiosa, la libertad de conciencia, la capacidad de investigar y buscar la verdad… Vale: deseado todo esto en un principal sentido, a saber, la verdad existe, solo hay una religión verdadera, mas la verdad no debe imponerse y en todo caso debe respetarse -con los límites mínimos que hayan de garantizar la convivencia y el respeto- que una persona en el ejercicio de su libertad busque la verdad aunque acabe encontrando solo mentiras, falsedades, medias verdades, caminos extraviados y sin retornoPero los ataques ad hominen a que ya se han acostumbrado estos individuos, la Concha Báez y el Manu Santana, y otros varios a los que no daré el gusto o disgusto de nombrar, ¿a qué vienen?, ¿a cuento de qué?, ¿con qué derecho?10 frases célebres sobre la libertad de expresión | Saber es práctico

Tengo entendido que estos dos foristas, y asimismo otros que van o vienen exactamente a lo mismo cuando asoman su cabecita y dejan su huella, en el periódico digital a que me refiero practican con total impunidad el pim pam pun con comentarios en los que juegan a hacerse los graciosos solo que acaban siendo para conmigo injuriosos, cretinos, despectivos, ruines, etcétera. Acaso se escuden en que yo insulto toda vez que en efecto soy muy duro con algunos de mis comentarios contra la podredumbre moral e intelectual de nuestra casta política, por ejemplo, entre otros varios asuntos que ocupan mi pluma y mi interés.

Se equivocan: voy a seguir denunciando a políticos de la catadura moral e intelectual de Pedro Sánchez y todo su equipo de Gobierno (indudablemente responsables de la pésima gestión de la crisis sanitaria provocada en España por el coronavirus), a políticos como Pablo Iglesias y todo su equipo de podemitas enemigos de Dios, de la Iglesia y de España, y lo seguiré haciendo con expresiones que, aun siendo “fuertes, intensas, contundentes”, al menos es mi intención que no supongan un ataque ad hominen gratuito espetado con la única intención de hacer daño.

Solo que al pan pan y al vino vino, sin medias tintas: denunciar que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son mentirosos compulsivos y demagogos y felones no es ninguna injuria; sí lo es lo que de mí ya dicen sin ningún reparo foristas como la Concha y el Manu. Lo ilustremos con un ejemplo: no tengo ninguna duda por lo que dice a la bajeza moral e intelectual de un tipo como el catalán Gabriel Rufián (a quien el siempre muy ilustrado Federico Jiménez Losantos se refiere como mendrugo, mas ¿a quién molesta o sorprende un adjetivo como este?), encima charnego metido a independentista. Es una desgracia para España y desde luego también para Cataluña que un individuo como este se gane la vida como político, como político profesional de cuya sesera solo sale una mezcla deleznable de serrín y estiércol, tal como le dijo en toda su cara el político socialista catalán José Borrel cuando el incidente aquel en el Congreso en que el Rufián, o tal vez fuera otro de su grupo separatista, escupió al veterano político socialista cuando fueron obligados a abandonar el hemiciclo por su comportamiento de niñatos revolucionarios de café.

Me seguirán asqueando las deslealtadas, deshonestidades, bajezas morales, políticas e intelectuales de un individuo que, a mi juicio, es también una desgracia que esté en la política partidista en nuestro país. Me refiero a Pablo Echenique. Empero nunca se me ocurriría burlarme de su minusvalía física, ni desearle nada malo en lo profesional, ni meterme con su vida personal, con su familia, con su trabajo (cosa que Manu Santana, Concha Báez y algunos otros foristas de igual tecla sí hacen conmigo, ¿con qué derecho?, ¿qué coño se habrán creído estos ciudadanos?), por más que sí deseo con toda la fuerza de que soy capaz que los votos de los españoles pongan de patitas en la calle, esto es, fuera de la política partidista, a personajes como Pablo Echenique, Marlaska, Boti, Beatriz Gimeno, Irene Montero, Garzón, Pablo Iglesias, Carmen Calvo, Íñigo Errejón…

Sí: el Manu Santana, la Concha Báez y otros foristas que aparecen con frecuencia en esa publicación periódica a que nos venimos refiriendo, al parecer se creen con patente de corso para llegar a suponer de mí -y dejarlo por escrito, en supuestos comentarios de foristas que en verdad no tienen más categoría que la de un pastuño- falsedades tan injuriosas como “qué hace un desequilibrado dando clases en centros educativos”, “cómo es posible que en la escuela pública dé clases un ultracatólico”, “la mentalidad de este es la propia de alguien del siglo XI y habría que encerrarlo y en todo caso mantenerlo alejado de los chavales”, “hay que mantener a nuestros escolares lejos del influjo de un individuo como este”…

Pero a ver, ¿ustedes de qué van por la vida? ¿No tienen más argumentos contra mis argumentos (que pueden ser mejores, peores, manidos, sólidos, contestables, incontestables, asumibles, inasumibles…) que sus ataques, que sus intentos de menosprecio, que sus intentos de ridiculizar mis posiciones ideológicas, que sus intentos de ridiculizarme y rebajarme a mí como persona, lesionando así mi dignidad?

Y como para muestra un botón, aquí les dejo con una muy somera selección de comentarios despectivos e injuriosos contra mis artículos -pero sobre todo contra mi persona-, con los que en efecto critico la podredumbre moral de una España descatolizada, la ruina económica, humana y moral a que nos han traído PSOE, Podemos, separatistas y también un Partido Popular acomplejado y cobarde. Sí: artículos en que me ocupo de todo lo que, entre lo divino y lo humano, me parece o se me antoja. Desde luego si dispusiera de más horas libres, podría recolectar otros comentarios de esos, algunos de los cuales por sí solos sé que constituyeran un delito dado su alto voltaje injurioso contra mi persona; vamos, insultos de una gran bajeza. Solo que bástenos con esto por ahora. Helos aquí:


Sandra Socorro: Mamma mía, a éste le aplicarían el pin parental hasta los de Vox.
    Paco Falcón: eusebio cesareo, en minúsculas, sigue guiándote por cantamañanas y terminarás abrazando farolas.
    Mario Moreno: Sorprende el cacao mental de este Sr., máxime firmando como profesor de humanidades. Parece que la universidad no le dejó huella. No se entiende que habiendo estudiado arte, cultura, literatura, etc., tenga un raciocinio antidemocrático y fascista. Dónde da clases, pa no ir.
    Paco Falcón: Espérate sentado, no vayas a cansarte. ¿Profesor de humanidades? Así vamos.

    Pacma: Me ha encantado este trozo de las memorias de Fray Torquemada. Espero que siga reproduciendolas en semanas sucesivas.
    Concha Báez: Tendrás madre, hermanas, hijas, compañeras de trabajo, ¿amigas?.....pues ni se te ocurra comentar esta basura que has escrito con ellas.
     
    A. León: Del OPUS DEI. Creo que tú utilizas un cilicio para la mortificación corporal. Lo dicho, con todos mis respetos "tú estás más trabao que un paraguas viejo".


Una lástima, insisto, no tener más tiempo para recolectar algunos de los comentarios que me prodigan (ya deben haber superado con creces el centenar) y que son desde luego de una vulgaridad y un desprecio insultantes a tope, irrespetuosos a más no poder; no descarto el hacerlo algún día. Comoquiera que sea, contrastan estos comentarios con los que he recibido en foros como este que nos convoca, El Correo de España, provenientes de foristas que exhiben una gran cultura, capacidad de análisis, e identificación con los ideales de la España tradicional católica. Aprovecho que el Pisuerga sigue pasando por Valladolid para agradecerles sus generosos comentarios, que uno no siempre puede agradecer en el momento preciso de salir a la luz los escritos, y que en todo caso o comoquiera que sea que me dan ánimos para continuar en esta empresa de la escritura y la reivindicación de los valores propios de la civilización cristiana sobre los que se construyó Europa y todo Occidente. Generosos y respetuosos incluso cuando algunas de mis opiniones las puedan juzgar como erradas, torpemente expuestas, lo que sea. Pero guardando siempre unas formas.

En todo caso -acabo-, los comentarios de estos foristas, sin duda irritados conmigo y con mis escritos, lo que ponen de manifiesto, en todos ellos, es justamente una de mis constantes denuncias: España es hoy por hoy un sumidero de laicismo radical, de mentalidad secularizada y neopagana, de vacío existencial, de feminismo inhumano y destilador de odio contra el hombre, de ideología de género que se impone incluso a nuestros adolescentes y niños desde la tempranidad de los centros educativos.