Mostrando entradas con la etiqueta respeto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta respeto. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de mayo de 2018

"Azarías dixit (12/02/10 9:56 pm):"




Si la noticia que ustedes publican es exactamente veraz, fiel a la verdad de los hechos, esa representación artística en efecto es incuestionable e injustificadamente blasfema. Gratuitamente blasfema.Resultado de imagen de fernando bayona



Conste que cuando escribo lo de "si la noticia que ustedes publican es exactamente veraz" a lo que quiero referirme no es a ninguna duda sobre la buena intención (o profesionalidad) de los servicios informativos de Infocatólica, sino más bien a que bien pudieran haber querido colar un gazapo informativo, una bomba de relojería los que primero lanzaron la noticia.Resultado de imagen de fernando bayona



Así que no me propongo dudar de la profesionalidad de los responsables de Infocatólia que han querido publicar esa noticia, sino más bien expresar mi consternación porque actos supuestamente artíticos y estéticos como este que nos ocupa precisamente no solo y principalmente ofenden a los creyentes cristianos, también ponen en peligro la verdadera libertad de expresión, de opinión y de reunión y hasta de pensamiento y de expresión artística, puesto que parece sustentarse sobre la mofa, la degradación y el insulto gratuitos.Resultado de imagen de nietzsche frases




Yo creo en la libertad del artista, al igual que creo en la libertad del pensador, el escritor, el investigador... De modo que, por ejemplo, aunque discrepo de alguien como F. Nietzsche, ese filósofo a un bigote pegado, el gran deicida de los tiempos modernos, como mínimo respeto el titánico esfuerzo intelectual y moral de su pensamiento, pues no en vano este gigante del pensamiento contemporáneo lleva hasta sus últimas consecuencias, es decir, coherentemente, una propuesta de filosofía al margen de Dios. 



Con radicalidad, con críticas feroces al cristianismo, pero sin caer en caricaturas difamatarias como al parecer sí que son las del tal Fernando Bayona.



25 de mayo, 2018. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, escritor, educador, bloguero, militante social.

jueves, 10 de mayo de 2018

    "Bonum ex integra causa, malum ex quocumque deffectu"
 
 
 
Palabras preliminares:



Desde hace un lustro, se vienen encendiendo en Internet todas las luces de alarma: del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, lo más "suave" y contemporizador o amable que se dice es que es "extraño, algo confuso, impreciso"; de ahí para arriba, la impresión que uno tiene es que cada día que pasa aparecen más voces alarmadamente críticas y decepcionadas: "papado de la confusión, la heterodoxia, la complacencia con el mundo, la protestantización de la Iglesia, el rechazo a aspectos nucleares de la Tradición..."


Que algunas de tales críticas procedan del sector cismático del tradicionalismo extremo (lefebvrista y sobre todo sedevacantista) ni sorprenden siquiera, pues lefebvristas y sobre todo sedevacantistas llevan décadas echando pestes del Concilio Vaticano II y, por ende, de todos los Papas a partir de san Juan XXIII hasta Francisco; lo que sí debiera sorprendernos es que un considerable grueso de esas críticas, perplejidades y desencantos procedan de sectores y grupos de católicos que no son lo que se dice tradicionalistas al uso desafectos o conculcadores del Vaticano Segundo, y sí católicos deseosos de fidelidad a Cristo y a la Iglesia a través de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio. Y por último, el cierre de filas en torno a Francisco llevado a cabo por casi toda la progresía dizque católica  -la mismita que se encargó de crucificar vivos a los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, a los que invariablemente calificaban de reaccionarios e integristas incluso conculcadores-paralizadores del citado concilio-, a mí al menos me trae sin cuidado, pues los postulados de la progresía me parecen en general despreciables por anticatólicos: los progreeclesiales sí que siguen siendo un cáncer para la Iglesia, ni que decir que incomparablemente más grave que el que puedan representar los extremistas del tradicionalismo cismático católico. Porque los adeptos del integrismo católico, al menos lo que manifiestan es un celo inconteniblemente devorador por mantener la doctrina tradicional católica, en tanto los progreeclesiales lo que desean es cargarse la doctrina católica: mundanizarla a tope a base de proponer que la Iglesia incorpore las "conquistas" de la modernidad: feminismo radical, mentalidad antinatalista, neomarxismo, movimientos LGTBI, homosexualismo, ideología de género, desdivinización de Cristo, desarticulación de la noción de Iglesia como sacramento salvífico...


En este estado de cosas o estado de la cuestión, hace unas cercanas fechas me ocupé de una de esas páginas del extremismo sedevacantista, cuyos responsables ni que aclarar que firman todos sus trabajos con seudónimos: parepatados en esas trincheras, disparan a todo lo que no lleve el cuño del rigorismo doctrinal más extremo; vamos, que no toleran ni la más mínima propuesta de innovación doctrinal, ya sea incluso en cuestiones que no son en principio nuclearmente dogmáticas: a las primera se cambio y si te mueves un poco, no sales en la foto y te endilgan encima en lo que el diablo se traga un ojo el sambenito de hereje. Lo señalan esquemáticamente pero con claridad Juan Ramón Calo y Daniel Barcala en El pensamiento de Jacques Maritain (Madrid, Cincel, 1987, págs. 176-185). Ahí va:  



No dejan de sorprenderme los que entran a esta bitácora de Internet, de cuyo nombre no quiero acordarme y llevada por fanáticos integristas sedevacantistas, con el propósito de dialogar. ¿Dialogar? Tal empresa es misión imposible, pedir peras al olmo, vamos, que ni Harry el Sucio lo lograra, pues un cismático integrista sedevacantista no dialoga, como tampoco es capaz de reconocer la bondad, el bien, la justicia, la belleza, la nobleza, lo positivo, la verdad de quien se aparta de sus fanáticos, integristas y sedevacantistas juicios. Creyéndose siempre en posesión de la verdad absoluta, dueño de las esencias del ser católico, atacará de malos modos a todo el que piense, crea, sienta o ame distinto a ellos. Y nunca reconocerá nada bueno en los que no lleven el cuño del fanatismo integrista sedevacantista pata negra sin mácula alguna, sin aditivos ni conservantes, aunque eso bueno provenga de Edith Stein, Maximiliano Kolbe, Juan Pablo II o el mismísimo Marcel Lefebvre: maestro teológico de los sedevacantistas, el artífice del pistoletazo de salida, el que cortó la cinta para la estampida, pero a la postre devorado por los más radicales o extremistas de entre sus hijos.Resultado de imagen de dialogo   interreligioso


Porque lo propio del fanático integrista sedevacantista es el juicio y la condena sin entrañas de misericordia, la implacable caza del hereje sin piedad de ningún género. En el nombre de Cristo se atreven a decir estos soberbios, maestros refinados de la intolerancia. 




Y desde luego, hay que tener muy malas entrañas (entiéndase, ninguna caridad cristiana, pero ninguna) para referirse a una personalidad tan fuera de lo común como Mahatma Gandhi con los calificativos de “multihereje y sodomita”; personalidad, la del pensador, naturalista, vegetariano, abogado, pacifista y político hindú, llena de luces y de sombras, qué duda cabe, como sucede con todo humano, con todo mortal -que no sea integrista sedevacantista y cismático, por supuesto, pues sabido es que los especímenes de este selecto grupo se consideran ultraperfectos sin tacha, los mejores católicos que hay y aun los únicos que quedan-, por más que ustedes, fieles al ideario integrista rigorista y cismático sedevacantista que profesan, solo vean lo negativo en la vida, en este caso, del Mahatma Gandhi.


Ni siquiera considerando el hecho de que casado y con 4 hijos ya a los 35 años, muy joven, desde luego, decidiera vivir con su esposa el matrimonio en abstinencia sexual total el resto de sus días, ni considerando el influjo que su filosofía de la no violencia activa y la desobediencia civil ejerció sobre personalidades de la talla de Martin Luther King y Dom Hélder Cámara (¡ah, qué bobo!, como que se me iba a pasar: hereje y cismático el primero, hereje el segundo, así sin más ponderar la vida y la obra de uno y de otro), se les ablanda a ustedes esa capacidad tan robusta que exhiben de criticar, juzgar y condenar sin contemplaciones a prácticamente toda la humanidad.    

 

 

Fanáticos integristas sedevacantistas de mil pares de demonios (inmisericordes entre los inmisericordes, cabría aplicarles a ustedes), juzgar de una atacada, de una dentellada, de un plumazo, la vida y la obra de una personalidad como Mahatma Gandhi, con ese despectivo e injurioso “sodomita”, es de una bajeza tal que ustedes quedan perfectamente retratados. Aunque por lo demás, sabido es que ese es su modus operandi con toda persona que no lleve el cuño de fanático y soberbio integrista sedevacantista, ya sea que esas personas se llamen Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Madre Teresa, Faustina Kovalska, León Tolstoi, Edith Stein, Maximiliano Kolbe, Hans Urs von Balthasar, I. Congar, Henry De Lubac, Karl Rahner, Emmanuel Mounier, Martin Buber, Jacques Maritain, Jean Guitton, Mahatma Gandhi, Emmanuel Levinas, Buda, Martin Luther King o la cantante reina del góspel Mahalia Jackson (¡no digamos las grandes divas del jazz, el blues, el rock...!), ¡todos herejes y por tanto merecedores de la crítica, el juicio y la condena más inmisericordes!

 
 
Menudos fanáticos recalcitrantes y agresivos son ustedes, Dios nos libre (integristas, inmisericordes, soberbios, fanáticos, sedevacantistas y cismáticos), siempre al acecho, desde el parapeto del anonimato, a la caza del hereje, el ateo, el comunista, el masón, el satanista, el hebreo cabalista, el judío deicida, el luciferino, el poseso, el apóstata, el conciliar hijo de la falsa Iglesia de la Vaticueva y el Conciliábulo… ¿Cómo demontres se creen ustedes asistidos de no sé qué autoridad apostólica para juzgar y sentenciar que la sede de Pedro está vacante y que asimismo o por ende la autoridad apostólica en la Iglesia ha dejado de ser válida? 



Desde luego, ante sujetos y sujetas tamañamente intolerantes, ni ganas le dan a uno de desear que el Señor no sea con ustedes lo rigoristas e inmisericordes que son con el prójimo ajeno al ideario rigorista integrista y cismático sedevacantista que ustedes profesan. Porque, ya sabemos, con la medida con que juzgues serás juzgado y… tolerancia cero con el intolerante.


11 de mayo, 2018. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, bloguero, escritor, militante social.
  


 


 
 

martes, 7 de marzo de 2017

"Vincenzo, no Nibali, sino Paglia"




Ambos se llaman Vincenzo, italianos. Uno, el más joven, Nibali, apodado el Tiburón del Estrecho (en referencia al estrecho de Mesina), pertenece al selecto grupo de ciclistas ganadores de las tres grandes vueltas por etapas: Tour, Giro, Vuelta; selecto grupo en el que hay un español, Alberto Contador. (¡Ay Alberto!, uno de los más grandes vueltománonos de la historia del ciclismo -3 Vueltas, 2 Tours, 2 Giros-, y más lo serías si no hubieras cometido ese estúpido e innecesario despiste con el clembuterol, que te desposeyó de un Tour y de un Giro). El otro Vincenzo, apellidado Paglia, es arzobispo, y ha ocupado y ocupa cargos importantes en la pirámide de la Iglesia: está al frente del Pontificio Consejo para la Vida y la Familia y es el rector del Instituto Juan Pablo II para la Familia; bajando de esas cúspides que no son empinados puertos de montaña como los que extraordinariamente escala Vincenzo Nibali y sí cotas de poder clerical, por lo que toca a la base eclesial y a la opción por los más pobres de la sociedad, monseñor Paglia, desde la primera hora fundacional de la Comunidad de San Egidio viene siendo uno de los rostros referenciales de esta comunidad de inspiración típicamente postconciliar (o sea, es un fruto del Concilio Vaticano II), de férrea voluntad ecuménica.


No sé si a monseñor Vincenzo Paglia le gusta el ciclismo, deporte que goza de notable seguimiento en Italia. A mí me chifla, y aun lo practiqué de una manera tan esforzada como rudimentaria, siempre con bicicletas de baja gama y pocas veces con bicis de carrera. Pero le guste o no le guste, el caso es que yo me atrevería a decirle a Vincenzo Paglia algo que él debe conocer muy bien. A saber: que una cosa es dialogar con el mundo, siguiendo el llamado “espíritu del Concilio” (esto es, aprehender semillas del Verbo en las otras religiones y aun en las manifestaciones artísticas de toda la muy diversa familia humana con independencia del credo o no credo de cada autor, etcétera), y otra muy distinta es, al calor o la luz de esa legítima búsqueda, guiñar un ojo a lo que no casa ni con calzador con la doctrina de la fe católica, aplaudiendo lo que es contrario al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia.Image result for ciclismo


Solo Dios tiene derecho a juzgar en verdad las intenciones con que este monseñor Paglia hace lo que hace, incluido el fresco dicen que homoerótico que autorizó que se pintara en la iglesia catedral por la que pasó hace años como obispo, pero “si por sus frutos los conoceréis”, desde luego más allá del juicio sobre sus intenciones y de entrar en ese sagrario que es su conciencia, no pocos de los frutos de la acción pastoral de este prelado italiano parecen podridos, o lo están sin duda, vamos, hieden, están como fruta pocha. Y en los mercados -seguimos con el símil-, la fruta y la verdura que están pochas, o sea, podridas, siquiera estropeadas, se venden a más bajo precio en el mejor de los casos, se destinan al consumo de los cerdos, o directamente se arrojan a la basura, a los estercoleros.Image result for ciclismo


Y ahora uno se acuerda gracias seguramente a este símil que hemos seguido aquí, de esto del Evangelio: “No echen las joyas a los perros ni a los cerdos, porque las pisotean y…” Ciertamente, la actuación pastoral de no pocos pastores en toda la etapa postconciliar (y ojo, quien estas líneas escribe no rechaza el Vaticano II, lo acepto plenamente, en continuidad con todos los anteriores) aparece claramente como un intento de “compartir esa joya de las joyas y los tesoros que es el Evangelio y todo el misterio sacramental y salvífico que es la Iglesia”, no digo ya con las personas alejadas, que me merecen todo el respeto del mundo y más, sino con los enemigos de la Iglesia; enemigos de la Iglesia que, haciendo honor a su profesión de odio y guerra a la Esposa del Esposo, no se han andado con chiquitas, y así, cada vez que han podido, han entrado a matar, han tratado de golpear fuerte, para hacer daño.



Y lo han hecho. Y lo siguen haciendo.



7 de marzo, 2017. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.