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miércoles, 6 de mayo de 2015

"Vengan a mí todos los tristes..."

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Muy bien, papa Francisco: su predicación de esta mañana en la Casa de Santa Marta es una invitación a seguir depositando nuestra confianza en Cristo: “Vengan a mí todos los tristes, los cansados, los agobiados, que yo los consolaré..." (Cfr. Mt 11, 28-30).Resultado de imagen de personas tristes   agobiadas

Pero no puedo dejar de pensar, sin embargo, en algunos conocidos que tengo. Ellos se sienten perjudicados, despreciados y marginados por sus respectivas diócesis en las que, como bien señala un forista que firma como Pelícano en un comentario que reproduzco yo mismo en una reflexión precedente para esta misma Infovaticana, la mediocridad, el nepotismo, el carrerismo, el amiguismo, el mundanisno, la apostasía y la tibieza imperan.Resultado de imagen de personas tristes   agobiadas

Incluso me consta que le han escrito cartas a usted, santo padre Francisco. Y no han recibido, de momento, respuesta alguna. Ellos son los primeros en entender que usted recibe cientos de cartas al día, y también entienden que usted, que personaliza una responsabilidad máxima en la Iglesia universal, no debe tener mucho tiempo sobrante... para, en el caso de poder hacerlo pasando desapercibido, salir por la tardecita del Vaticano para ir a comer una pizza por Roma. Mas sin embargo comprueban cómo usted sí recibe a personajes de vida mundana y anticatólica, a agnósticos y ateos, a cismáticos y herejes, a fieles de otros credos o confesiones religiosas, cómo usted ha recibido a un transexual español y a su pareja lesbiana con la que convive… Y ellos, que se consideran esforzados militantes católicos fieles a Cristo y a su Iglesia, esperan y esperan.Resultado de imagen de personas tristes   agobiadas

Usted mismo, papa Francisco, acaba de predicarles a los obispos de la Conferencia Episcopal de Mali, que le han "cursado" a usted la preceptiva visita ad limina, la necesidad que tiene la Iglesia y el mundo de que proliferen más, mucho más, los testimonios de la familia cristiana. ¿Conque los testimonios de la familia cristiana, Santo Padre? ¡Búsquelos usted mismo en los seglares que imparten docencia en la universidad católica, en los educadores de la escuela católica, entre el profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, entre los sanitarios y agentes sociales de centros confesionales católicos! 

Se contaran con los dedos de una mano y sobraran dedos, santo padre Francisco. Y empero sé de católicos esforzados por ser fieles a Cristo y a su Iglesia, despreciados, marginados desde dentro de la comunidad católica y que le han escrito cartas a usted y que nada, de momento nada. Usted, santo padre Francisco, siervo de los siervos de Dios, ¿puede imaginarse el desconsuelo de estos hermanos nuestros?

Con todo, me consta que los tales amigos y conocidos a que me vengo refiriendo siguen depositando su confianza en Cristo y en su Iglesia, a pesar de que se sienten a menudo como “huérfanos” de pastores de rostro misericordioso.Resultado de imagen de personas tristes   agobiadas

Y desde luego, a menudo como si no entendieran, desconcertados y decepcionados; o como si esta pavorosa crisis de fe y de credibilidad que está sufriendo la Iglesia... Y sobremanera tampoco entienden, papa Francisco, su insistente convocatoria en pro de una Iglesia de la misericordia toda vez que resulta que ellos y ellas no han gozado de misericordia alguna por parte de los obispos con los que se han querido poner en comunicación o contacto.

8 de mayo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

jueves, 22 de mayo de 2014

"Gracias, Dylan (Bob, no Thomas)"

Me parece más cristiano -y eso que yo nunca he negado que soy pecador, limitado, falible, mejorable, pasional y seguidor del ciclismo; o precisamente por ser pecador-, escuchar ahora al Bob Dylan de los años 80, acompañado de músicos como Mark Knopfler, Tom Petty, Carlos Santana, Eric Clapton…
idem supra

Papa Francisco, siervo de los siervos de Dios, expreso de nuevo mi deseo de fidelidad a ti, a tu ministerio de sucesor de Pedro (no me tengo por mejor católico que usted, Santo Padre), pero ya ve usted en qué se ha convertido, en gran medida al menos (no toda, por supuesto, Dios me libre: sigue habiendo fieles muy auténticamente discípulos del Resucitado en esta Iglesia), la Iglesia de la que es usted Pastor Supremo, Sumo Pontífice, Vicario de Cristo.


Prefiero escuchar al judío Bob Dylan (bueno, tuvo su etapa cristiana, manifiesta en su disco Slow Train Coming, de sonido muy reggae) que estar en esas mesas y con esos comensales de gente VIP (very important people), que han celebrado en alguna dependencia o azotea del Vaticano una fiestica o fiestorra, con presencia de destacados eclesiásticos, algún obispo incluido. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, quiero decir, luego de la canonización, el pasado 27 de abril del corriente 2014, de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, un grupo al parecer como de 150 personas acabó la ceremonia de canonización celebrando en una azotea vaticana una fiestita, a 120 euros el cubierto, previa misa, rematada con un bufé... 


Igual entre la gente que participó en esa fiestita selecta hay buena gente, solo Dios conoce en verdad, pero... Pero me quedo ahora con Bob Dylan, me gusta su música, aunque no es precisamente un hombre pobre Dylan. Máxime teniendo en cuenta, santo padre Francisco, que para su homónimo y hermano en el episcopado Cases Andreu, un tipo como yo no merece ni agua; merece su desprecio más bien, a la luz de ciertos hechos... O sea, el ninguneo más implacable, en tanto sigue la Iglesia -no digamos la Diócesis de Canarias...- llena de trepas, burócratas, antimilitantes, feministas proabortistas, mundanizantes, relativistas, arribistas, enchufados, antinatalistas, figurones, espiritualistas desencarnados... 


Pero yo, que aposté fuerte en su momento por el Reino, y que estoy inmensamente mejor preparado y he demostrado mayor fidelidad a la Tradición y al Magisterio que la gran mayoría de esos seglares, ni agua, ni ser recibido por su dilecto homónimo y hermano en el episcopado, santo padre Francisco. 


Desde luego, todo esto me jode todavía bastante, para qué negarlo, solo que no me extraña lo más mínimo: viene profetizado en las Sagradas Escrituras, y en los escritos visionarios de la monja alemana beatificada Anna K. Emmerich, del siglo XVIII, y en el tercer secreto de Fátima, la gran Apostasía que asolaría la Iglesia: la estamos viviendo, sufriendo, palpando... Una Apostasía que no respetaría estados de vida en la Iglesia; al contrario, como está también profetizado, se trataría en todo caso de un derrumbe de la fe contumazmente personalizado en los religiosos y religiosas consagrados, los sacerdotes, los obispos, los cardenales... Hasta convertir la Iglesia no en luz del mundo desde la verdad de Cristo, Dei Verbum, sino en meras tinieblas asechadas por el Maligno. 

Sigo con Bob Dylan... Cuando se separó de su primera mujer, Sara, en el año 1977, con 33 años Dylan y ya mundialmente famoso y rico, había tenido ya 5 hijos; igualito que la inmensa mayoría de los tecnoburócratas eclesiales católicos, santo padre Francisco, igualito. Por eso yo no merezco ni agua, según su homónimo episcopal canariensis y resto de adláteres (con el ultramediocre Hipólito Cabrera a la cabeza): solo desprecio, difamación y ninguneo.


Pastores de la Iglesia que hacen dejación de su grave y delicada responsabilidad, reconvertidos en meros burócratas del culto divino. Obispos que no ejercen de episcopos (supervisores de la fe), mediocridad mundana instalada en la Iglesia, discursos posibilistas y polìticamente correctos... Esto es lo que impera en esta Iglesia que tú pastoreas como pastor universal, santo padre Francisco. Y por ello mismo tu homónimo de la Diócesis de Canarias y resto de colaboradores de mí no han querido saber absolutamente nada.


Ya darán cuenta a Dios: porque ¡ay de los pastores hipócritas, tibios y apóstatas!


22 de mayo, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.