jueves, 13 de agosto de 2020


"Niño perdido o" procedente de Familia Zero, lo cierto es que sí conozco en primera persona el drama de la violencia psicológica perpetrada prácticamente en todos los ámbitos de la realidad humana: el familiar, el laboral, el social...

Y ciertamente, todas las tecnologías perversas del psicópata son dignas de un cuento de terror. Si tuviese que elegir ahora una, así a bote pronto, elegiría la muy cínica habilidad que tienen los narcisistas malignos y los psicópatas integrados para hacerse pasar, ante la mirada ajena de familiares y otros allegados, como "los buenos de la película", en tanto la desgraciada víctima es presentada como el desequilibrado, el maligno, el tóxico, el "chivo expiatorio u oveja negra" al que hay que aborrecer hasta expulsarlo del núcleo familiar, si así fuera preciso.

Desde luego, ni que ponderar que una tecnología tan perversa como la señalada solo puede proceder de mentes despiadadamente perturbadas como la de estos trastornados radicalmente malignos, tóxicos, destructivos, malvados a tope. En lenguaje bíblico: inicuos, cultivadores del espíritu de Jezabel, personas engañadas por Satanás y usadas por este para la extensión de su obra maléfica.

Lo bueno es que el mal no puede durar siempre, porque nada hay oculto que no acabe saliendo a la luz. Tarde o temprano. De manera que conocemos, y reconocemos, los que depositamos nuestra confianza en Dios, que más pronto o menos el psicópata y el narcisista maligno acabarán siendo reconocidos como tales por todos. Esto es: ya no habrá dudas, prácticamente entre nadie de su círculo, sobre su maldad.

Y así, todo su daño perpetrado durante toda una vida habrá salido a flote, como la mierda y la porquería salen a flote sobre la superficie del agua -perdonen este ejemplo tan "escatológico"-. Cierto que -hemos de reconocerlo- mientras no llegue esa hora de liberación nos toca sufrir la incomprensión, el desprecio de muchos que les siguen su perverso juego al psicópata y al narcisista maligno. Pero el Hijo de Dios no nos prometió que sería fácil por trillado el camino de la salvación eterna. De suerte que asimismo reconocemos esta verdad, bien inmanente por cierto aunque abierta a la trascendencia. A saber: la mejor forma de contrarrestar la impía e inmisericorde maldad del psicópata y el narcisita maligno es con la sólida convinación del contacto cero irrevocable y la entusiasta afirmación, ni que decir que por parte de la víctima del trastornado, de "vivir a tope" cultivando todas las potencialidades y proyectos vitales.

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