miércoles, 7 de agosto de 2019

Españoleeee, que viene la derecha!"




Yo no hice la mili; me declaré objetor de conciencia; entonces era muy activista, tal vez bastante perroflauta y toda su añadidura (llegué a barajar incluso la opción de la insumisión, encandilado por el testimonio de algunos curas muy jóvenes y muy progres que a la sazón me flipaban; pero me acojoné al final, no fuera a ser que acabara con mis huesos presos en el Salto del Negro); no sé ni disparar con una escopeta de balines (así llamamos en Canarias a las escopetas de aire comprimido); siempre he visto a los militares como personas muy graves, distantes, autoritarias, reaccionarias, super de derechas, por más que nunca ignoré, claro que no, la existencia de militares de ideología izquierdista y aun marxista… 


De modo que la confidencia que acabo de expresar, con los años se ha convertido en la total comprensión y certeza de algo tan elemental y de Perogrullo como que también entre los militares en España, sin ir más lejos, pero sin duda como en todas partes del mundo, hay de todo, y entre ese de todo hay por desgracia militares de alta graduación que se declaran podemitas, por ejemplo, por increíble que parezca, ¡podemitas!, échale hilo a la cometa.


Así pues, lo anterior también quiere decir que ahora me puedo sentir próximo a militares que además parecen tan buenas personas, por católicas, patriotas e identitarias, como el protagonista de una entrevista realizada por el brillante periodista y sobre todo católico militante Javier Navascués (presente en diversos foros católicos, impulsor del sitio digital Hispanidad Católica -escribo el nombre del sitio "desdigitalizándolo"-), militar que no es otro que el señor Paco Bendala, teniente coronel ya retirado del Ejército español y además director de El Español Digital y colaborador de El Correo de Madrid.


Y sí, sin duda, varias veces lo reconoce nuestro teniente coronel en la muy interesante entrevista publicada por ese ·tan necesario sitio llamado El Español Digital: España se ha convertido, en buena medida por culpa del PSOE, de la PSOEZ (no lo olvidemos: el partido más corrupto y cleptómano de cuantos ha habido en la historia de España, el mismo, sí, que nos llevó a la Guerra Civil porque "la vamos a ganar de calle y así acabaremos aplastando a la derecha"), en una cloaca de inmundicia moral, «a la que ya no la reconoce ni la madre que la parió», según tristemente célebre cita del ínclito Alfonso Guerra, ese personajillo seudointelectual que, aunque ultracorrupto y enriquecido con la política, aun se permitía su cínico y demagógico «Españoleeee, que viene la derecha, a votar todos por la PSOE, el partido de los descamisados».Resultado de imagen de ejercito español


¡El partido de los descamisados!, mentía el nota, será cretino, qué asco. El partido del Doctor Cum Fraude, o sea, Falconetti, como lo llama Federico Jiménez Losantos, vamos, el Usurpador, que así le dice el incombustible y siempre necesario Luis Pío Moa; y por su parte Enrique de Diego, que tiene muchos pelos por todo su cuerpo menos en la lengua, lo ha llegado a llamar "macarra y chulo puta". ¡El partido del ínclito Eligio Hernández, quien tiene la poca vergüenza de considerarse católico y a la vez admirador, gestor, administrador institucional y no sé qué más del ignominioso legado del socialista Juan Negrín, uno de los más refinados ladrones de Estado que ha conocido la historia de España! 


Miserables corruptos todos, traidores al Dios Uno y Trino, a la Iglesia y a España, al Reinado Social de Cristo.


Porque sí: tal es el drama que se vive actualmente en España, sumida en una crisis que es política, económica, moral, antropológica y religiosa, que incluso los que o bien por edad o bien por trayectoria social y militante nunca hemos estado en las filas de la filiación franquista, no descartamos la idea -que es como un sueño de nitidez, de esperanza, de afirmación de fe...- de que solamente un príncipe católico podría en verdad salvar a España de la debacle que la asola por causa del relativismo, el feminismo supremacista, el paganismo, el vacío axiológico y existencial, la secularización, la descristianización, el globalismo al servicio de los postulados e intereses del Nuevo Orden Mundial (Club Bilderberg, Plan Kalergi...), el absurdo y estúpido animalismo...


Pero claro, soñar siquiera con esta posibilidad es un sueño subversivo totalmente prohibido en el marco legal de nuestra democracia: 40 largos años de intoxicación y tergiversación de la verdad histórica vertidas sobre el legado del franquismo pesan como una losa y ...


Y que no, que no se puede: ¡El progresismo no lo permitiría! ¡El antifranquismo de todos los que se sienten directamente represaliados o herederos de tantos otros represaliados por la dictadura franquista, durante 40 años de exilio, penalidades, etcétera, no lo permitiría! 


De manera que igual no nos queda sino conformarnos con esta democracia basada en una Constitución gestada de espaldas a Dios, según lamentan cada vez más autorizadas voces. Total, como que acaso esta democracia burguesa, mangoneada por indeseables de la catadura moral de Pedro Falconetti Sánchez (más podemitas, separatistas y nacionalistas varios), acabará llevando a España a su ruina, probablemente, pero al menos lo hará desde la legalidad de las instituciones y órganos democráticos, ¡ahí es nada!, ¿no te gusta?, toma dos tazas.


En fin: será que quien no se consuela es porque no quiere.   



12 de agosto, 2019 (revisado y ampliado el 5 de octubre de 2019). Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

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