miércoles, 5 de agosto de 2020


¿Qué se puede esperar de una persona que nunca jamás pide sincero perdón con propósito de la enmienda, sin el cual no puede haber verdadero arrepentimiento por todo el daño psicológico y moral y a veces incluso físico que causa a sus víctimas inocentes? ¿Qué se puede esperar de alguien que se siente caprichosa, arbitraria e infundadamente superior a todos los demás y que, en sus delirios de grandeza, humilla, manipula, difama, cosifica, infravalora a todos? ¿Qué se puede esperar de una persona que se siente tan intachablemente perfecta y un dechado tal de toda clase de virtudes, atributos, valores, pericias y habilidades que, jamás de los jamases, reconoce error alguno en su modus vivendi y en su modus operandi? ¿Qué se puede esperar de alguien que ni por asomo asume sus culpas, sus responsabilidades, sus imperfecciones y errores, y que en todo caso se victimiza, intentando hacerse pasar por víctima de la víctima y siempre (lo que es siempre siempre) acaba culpando a los demás de todo lo malo, de todas las imperfecciones, de todos los errores? ¿Qué se puede esperar de una persona que, justamente por su modus vivendi y su modus operandi (vamos, por toda su perversa iniquidad), manifiesta estar bajo el influjo maléfico de quien es el padre de la mentira? ¿Qué se puede esperar de alguien que sistemáticamente desprecia la verdad, la lógica, las reglas del diálogo, la asertividad y el más elemental respeto a la persona del otro, del interlocutor (en verdad, reducido a la condición de convivado de piedra o de presa del abusador-maltratador), de suerte que solo aspira a salirse con la suya, a base de humillar e infravalorar a su contrario, usando para ello toda suerte de trampas, juego sucio, marrullería, manipulación, difamación, tergiversación y mentira? ¿Qué se puede esperar de una persona que utiliza sistemática e inmisericordemente contra sus víctimas inocentes todas las tecnologías de la violencia psicológica: luz de gas, hacer el vacío, difamación, calumnia, triangulación, amenaza, insulto, hostigamiento, infravaloración, desprecio...? ¿Qué se puede esperar de alguien que se empeña en perpetrar contra las víctimas inocentes la más cínica y perversa de las ruindades morales? ¿Qué se puede esperar de una persona a la que las víctimas no le importan en absoluto, salvo como cosas, como instrumentos que manipular, usar y tirar?


Me parece que, a estas alturas de la película (perteneciente al género del terror, si se me permite seguir con el símil) no es necesario etiquetar o poner nombre a la clase de personajes a que me quiero referir en el párrafo anterior.

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