viernes, 7 de agosto de 2020

Qué seres más malvados y depravados los narcisistas malignos y los psicópatas integrados.

Considerando sobre ellos, suelo darme a intentar aprehender la razón de ser de tanta maldad, ya decantadamente desde una perspectiva espiritual, teológica, metafísica. A saber: ¿cómo es posible que haya personas capaces de tanta ruindad moral, capaces de causar un daño psíquico devastador a sus inocentes víctimas y en todo momento negar tal daño, hasta el extremo de llegar a culpar a la propia víctima de ser culpable o causante del devastador daño causado única y exclusivamente por el trastornado?

Y durante todo el tiempo en que se despliegue la descomunal vileza perpetrada por el abusador, no esperes ni una palabra de auténtica disculpa por todo el mal causado. Y si la hay -porque a veces la hay-, hazte a la idea de que será la más inconsecuente e hipócrita respuesta posible, emitida con el fin principal de »salvar los muebles», de maquillar el estropicio causado en previsión de que la imagen social del narcisista maligno o el psicópata pueda quedar en entredicho, toda vez que, como es bien sabido, el trastornado con trastorno narcisista o psicopático de la personalidad precisamente vive de la falsa imagen de »yo perfecto o endiosado» que se ha creado.

Es más: plenamente conscientes, aunque carezcan de conciencia moral, del daño psicológico que causan a sus presas, tal daño les resbala. Tal daño (cualquier daño) que pudiera echárseles en cara de ninguna manera debe condicionar, poner en entredicho ni mucho menos erosionar, el delirio de grandeza sobre el que queda cimentado ese falso yo endiosado, al que dedican todos los esfuerzos de su vida, al que miman día a día como el tesoro más preciado, la llave que precisamente les permite abrir las puertas del abuso narcisista.

¡Horror! Hacen sufrir a sus víctimas -y de ello sí que son conscientes, como acabamos de reconocer-, pero les da igual, ¡les importa un bledo! 


Desde luego, el tomar conciencia de esto parece llevarnos a los ámbitos y espacios de lo más tenebroso de la condición humana… ¡Cuánto sufrimiento causan en las familias, cuánta división, cuánta enemistad entre los miembros de una familia son capaces de generar con sus perversas tecnologías de violencia psicológica!

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