"De
Carmelo González a Santiago Pérez (y tiro porque me toca)"
Sorprendentes
palabras las del médico canario Carmelo González, de las que se han
hecho eco algunos pocos sitios de Internet -al menos que yo sepa-.
Pero acaso no tan sorprendentes si se considera que en su actual
vinculación con Vox, él está con un pie dentro y otro fuera -me
aseguran algunos que lo conocen-, por más que se hable de
Carmelo como abanderado de no sé qué corriente crítica interna en
el partido.
Al
señor González le parece que el discurso de Vox es muy conservador
en asuntos que tienen que ver con el activismo homosexual, el
divorcio... En definitiva, con todo lo que remite a la moral sexual
según la moral tradicional hija de la doctrina de la Iglesia.
Carmelo González estuvo en Ciudadanos y en UPyD, antes de su
arribada a Vox. Ciertamente, su pensamiento no parece coincidir con
el ideario del partido de Santiago Abascal, incluso aceptando que Vox
no sea en efecto con toda propiedad, radicalidad y autenticidad un
partido patriota e identitario al uso, al menos según la crítica
principal que formulan contra este partido militantes y dirigentes de
otras organizaciones tenidas por más legítimamente identitarias y
patriotas cuyas denominaciones y trayectorias están en mente de
muchos.
Aunque
desconocido totalmente en mi municipio de origen, en el que al
parecer pretende impulsar una acción política partidista pro Vox,
su nombre hace años saltó a la palestra, a escala nacional, porque
protagonizó, o siquiera acabó apoyando, unas protestas contra las
políticas lingüísticas discriminatorias de la enseñanza del
español en Cataluña, impulsadas por la Generalidad.
Por
lo demás, dejando a este Carmelo González y centrándonos algo más
o de nuevo en Vox, adviértase que yo mismo conozco a personas
abiertamente homosexuales que simpatizan en diverso grado con este
partido: más o menos interesadas, votantes, afiliadas... También
conozco a personas inmigrantes (de origen latino, y de origen
africano y de fe cristiana) que igualmente simpatizan en diverso
grado con Vox. Y por último no conozco personalmente ningún caso,
pero sí que tengo un amigo que me asegura y requeteasegura que él
mismo en persona conoce a varios ciudadanos españoles de origen
magrebí y por ende de religión musulmana, y simpatizantes de Vox.
Pudiera
ser. Solo que las ideas que abiertamente expone el médico canario
Carmelo, ya digo que a pesar de las simpatías por Vox de personas
abiertamente homosexuales, y aun de las protagonizadas por
inmigrantes y hasta por algún que otro musulmán residente en
España, resultan chocantes. Porque en ellas no palpita ninguna
sensibilidad patriota, identitaria. Y desde luego el nervio católico
que debe nutrir lo identitario y patriota está totalmente ausente,
toda vez que este Carmelo, en cuestiones religiosas específicamente
católicas, al parecer (dicen, suena...y cuando el río suena…) ni
frío ni caliente, tibio, indiferente, ni chicha ni limonada.
Ignoro
si llegará al extremo de indiferencia religiosa, desprecio al hecho
fenomenológico mismo de la fe y al ateísmo militante de un
Fernando Savater, pongamos, a la sazón excompañero suyo en UpyD,
pero me informan de que Carmelo González es como es. Y como él es
es una decisión suya, faltaría más, continua en el espacio y el
tiempo, absolutamente legítima y respetable, Dios nos libre, solo
que ahora volvemos a advertir que igual no casa precisamente bien con
el ideario de Vox. Dato que es el que nos debe interesar, únicamente,
no la dimensión personal, radical e inviolablemente subjetiva y
existencial, de las convicciones religiosas o irreligiosas del
ciudadano Carmelo González.
Con
todo, mi propósito en este apunte reflexivo era en parte, en efecto,
ocuparme del caso Carmelo González, noticia en los últimos días;
pero sobre todo lo que quería era ocuparme de las insobornables al
desaliento necedades, mixtificaciones, demagogias, mentiras y
falsedades de ciertos individuos voceros de la ideología progre,
izquierdista o filocomunista.
El
nota (así dicen en Tenerife) se llama Santiago Pérez; su artículo,
"PP, Oramas y Vox, jiniteando muerte y miedos" (cfr. Telde
Actualidad, 26-04-2020). Santiago Pérez ha sido profesor en la
ULL (Universidad de La Laguna, Tenerife), militante del PSOE
(actualmente, ex de la citada formación; la más corrupta,
cleptómana, golpista, criminal, farfullera y guerracivilista de
cuantas ha habido en la historia de España), y actualmente miembro
de organizaciones de izquierdas de corte nacionalista canario. Asiduo
a una emisora de radio local canaria llevada por apologetas del
comunismo (la ideología más perversa y criminal de cuantas ha
habido en la historia de la humanidad, por más que también crea
conocer quien estas líneas escribe que el nazismo no se queda atrás
siendo como es una ideología perversa, criminal, genocida, inhumana,
fomentadora del odio a los judíos; en definitiva, incompatible con
el ser cristiano, como ya afirmó en su momento el papa Pío XI), en
el artículo de marras se despacha a gusto con no sé cuántos
tópicos, y se queda tan pancho.
Mire
usted, señor Santiago Pérez: qué decepción ante sus palabras. A
decir verdad, sus opiniones sobre lo que usted llama extrema derecha
(ya hemos dicho que para ustedes los progres de vario pelaje, la
extrema derecha es Vox) no me interesan nada, porque son falsas,
infundadas, tendenciosas, sectarias. Sí me interesa lo que puedan
decir de Vox, en plan crítica, las organizaciones del llamado
pensamiento identitario y patriota. Esto sí; sus topicazos progres
contra Vox, nada.
Bueno,
a decir verdad me molestan un poco, todo sea dicho, pues ustedes los
progres tienen los medios de comunicación a su favor, y se pasan el
día dando la matraca; tanto será, que lógicamente acabarán
inoculando sus mixtificaciones a no pocas personas no vacunadas
contra sus embustes.
En
su artículo, usted habla de "bandas fascistas que se engolfan
en la mentira y apelan a los estratos más ferinos de la sicología
individual y colectiva". Madre del amor hermoso, lo que usted
afirma ¿qué significa? ¿Dónde están o habitan esas bandas
fascistas que ustedes ven por todas partes y que yo, sinceramente, no
veo por parte alguna? Lo que sí veo, ya ve usted, son bandas de
perroflautas, podemitas, separatistas violentos, feministas
exaltadas, individuos antisistema (antisistema en sus años mozos
también fue el ínclito Pablo Iglesias, y mírelo hoy, con su
marquesado y casoplón en Galapagar), pero ¿dónde están
esas bandas de fascistas? Como no sea en algunos campos de fútbol,
en efecto grupetes de individuos que exhiben una ornamentación y
paraliturgia que parecieran neonazis; aunque venga usted a saber si
tales individuos sin duda violentos o potencialmente violentos en
verdad son neonazis o simplemente son personas con ganas de bronca,
juerga, con litros de alcohol por sus venas y, desde luego, con muy
encendidas ganas de muchos goles marcados por el equipo del que son
hinchas.
Usted,
que estará de acuerdo, obviamente, con el pacto de gobernabilidad en
Canarias (pacto de progreso lo llaman: PSOE, Nueva Canarias y
Agrupación Socialista Gomera), no dice ni pío sobre la nefasta y
criminal desidia del Gobierno de Pedro Sánchez en la gestión de la
crisis del coronavirus. No pone el grito en el cielo como debiera
ante la implacable crisis económica que con toda probabilidad va a
desolar nuestro país, principalmente causada por la pésima gestión
del actual Gobierno sociocomunista. Como tampoco dice usted ni mu
(ni fu ni fa, digámoslo de paso en homenaje a la
homónima afilarmónica chicharrera) del acoso y derribo que están
llevando a cabo los separatistas catalanes y vascos contra la unidad
de España. Total, ¿será que no dice nada por sus antiguas
querencias socialistas o sociatas en el PSOE? Todo hace suponer que
sí.
En
su artículo, también afirma usted que "la derecha se aprovecha
de la democracia para destruirla desde dentro". Alucinante que
esto lo sostenga un ex del PSOE, el partido criminal, cleptómanio y
guerracivilista que, contra toda legalidad moral y democrática, nos
llevó a la Guerra Civil; y además, propició, alentó y
aplaudió de mil maneras la persecución religiosa desatada contra la
Iglesia católica. Persecución religiosa por odium
fidei, perpetrada, ya digo, por socialistas -que entonces
eran marxistas todos; algunos como Largo Caballero, el Lenin
español, más marxistas que los propios comunistas-, comunistas
y anarquistas. Alucina, Catalina. Alucinante que lo escriba un señor
que es asiduo de una emisora de apologetas del comunismo, al que
defienden a capa y espada, contra viento y marea: todo sea, obvio es,
por hacer la pertinente defensa de las excelencias democráticas del
castrismo en Cuba, el chavismo en Venezuela, el cocalerismo pachamamo
en la Bolivia de Evo Morales, el neosandinismo en la actual
Nicaragua... Todo al precio, ni que decirlo habría, de manipular
permanentemente la verdad, la cual para estos sujetos radiofónicos
aludidos importará menos que un comino. Alucinante, de verdad.
Como
buen progre, no pierde la ocasión de divulgar el bulo del empeño
privatizador de la sanidad pública por parte del PP. Esto es una
mixtificación tan burda que no merece ni ser rebatida. Paso (pasamos
página).
Asimismo
se permite usted una referencia histórica a Gil Robles, al que no
duda en acusar de fomentador de la violencia contra sus adversarios
ideológicos y políticos. Como usted bien conoce o debiera conocer,
este líder de la derecha española corrió mejor suerte que Calvo
Sotelo, quien fue primero amenazado de muerte nada menos que por la
Pasinaria en el mismísimo Congreso, y finalmente asesinado con total
alevosía y vileza por la Guardia de Asalto de Indalecio Prieto, uno
de los líderes del PSOE, de su PSOE, durante la Segunda República,
la Guerra Civil y aun el periodo posterior ya disfrutando de dorado
exilio mexicano. Y asimismo conocerá usted que tanto don Inda como
nuestro paisano Juan Negrín fueron dos ladrones muy finamente
ladrones, que no se conformaron precisamente con robar unas migajas y
sí miles y miles de muy píos ahorros pertenecientes al
pueblo, a la clase trabajadora, ahorros de toda una vida (mire
usted por dónde, miembros del PSOE ambos, como lo fuera usted; si es
que...). Solo que líderes de la derecha de entonces como el finado
(asesinado) Calvo Sotelo, Gil Robles o Antonio Goicoechea estuvieron
en el punto de mira del pistolerismo de las izquierdas, sobre el cual
solían hacer la vista gorda los dirigentes de la Seguna República,
cuando no es que directamente lo alentaban.
Así
fue. Luego usted en su artículo se merienda a Oramas (la diputada
Ana Oramas, de Coalición Canaria, conocida en la Península como
diputada de CC, más que como exalcaldesa de La Laguna, etcétera);
habla de la secular corrupción en las Islas de Coalición Canaria...
Bueno, nada que añadir ni quitar a todo esto, toda vez que en efecto
CC es un partido que ha chapoteado en no pocos casos de corrupción y
del que me siento distante.
Y
punto final.
30
de abril, 2020. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades,
educador, bloguero, escritor, militante social.
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