martes, 15 de septiembre de 2020


"Los dos, 1Carlo Maria"



Entre el Carlo Maria que establece una relación de causa-efecto entre el Concilio Vaticano II y la apostasía actual imperante en el seno de la Iglesia católica, y el Carlo Maria que planteara una oposición a la doctrina contenida en la Humanae Vitae, más la sentencia de que a pesar del Vaticano II la Iglesia lleva dos siglos de retraso con respecto al mundo, y finalmente la guinda de que (sic) "tengo amigos gais. Los siento excelentes personas. No me considero quién para juzgar su estilo de vida homosexual. Los respeto y acepto también en esto", me quedo sin duda con el primer Carlo Maria.

Sí: como ya habrán descubierto los más informados lectores, en el primer caso me refiero al arzobispo Carlo Maria Viganó; en el segundo, al cardenal Carlo Maria Martini. Ambos italianos, ambos eminentes eclesiásticos: el primero, exnuncio apostólico en USA, de rabiosa actualidad por su audaz, contundente y sistemática oposición a la deriva actual de la Iglesia católica bajo el pontificado de Francisco, con quien se muestra muy crítico; el segundo, ya fallecido, principesco cardenal de la Iglesia, jesuita como Jorge Mario Bergoglio, papable en su momento, biblista eminente, faro durante décadas del sector o ala progresista de la Iglesia.

Pero ojo, haría tres salvedades. La primera: no creo tener suficientes conocimientos doctrinales como para afirmar, con la contundencia con que lo hace Carlo Maria Viganó, que hay una causa-efecto total entre el Concilio Vaticano II y la espantosa apostasía actual que se vive en la Iglesia. O dicho de otra manera: para mí que sí hay una indubitable vinculación causa-efecto entre esa tenebrosa apostasía que asola a la Iglesia en la actualidad y el Concilio Vaticano Segundo, solo que la apostasía de nuestro tiempo histórico también tiene otros orígenes y otras causas, entre más recientes y remotas, que no remiten de ninguna manera a ese Concilio. La segunda: el Concilio Vaticano II, vale, pasa que contiene doctrina confusa, ambigua, puede que influida por la mundanidad del momento e incluso por cierta masonería eclesiástica y por la mentalidad laicista muy boyante en los años sesenta; ergo, es acaso muy difícilmente vinculable al Magisterio, por no escribir imposible (al menos en algunos de sus pasajes o contenidos), pero también y sobre todo contiene documentos magníficos, excelsos de plenitud doctrinal católica. (No soy experto, solo enuncio lo que eclesiásticos como Carlo Maria Viganó y el mismísimo Atanasio Schneider hoy por hoy sostienen: ni siquiera con la muy ratzingeriana hermenéutica de la continuidad es posible pasar por alto la incompatibilidad entre algunos aspectos doctrinas del Vaticano II y el Magisterio anterior.) La tercera: con el permiso y el debido respeto al cardenal Joseph Ratzinger, el hijo de san Ignacio de Loyola Carlo Maria Martini pasa por ser el cardenal del que más títulos tengo en mi biblioteca personal. Me habré leído de él lo menos 10 libros, incluidos los últimos, a modo de conversación (Coloquios nocturnos en Jerusalén y Estamos todos en la misma barca, ambas traducidos al castellano; el primer título publicado en San Pablo, el segundo, en Herder), en que el eminente y principesco eclesiástico precisamente se permite algunas confesiones, contrarias al Magisterio, sobre la anticoncepción, sobre la comprensión de la homosexualidad humana, etcétera. Solo que en modo alguno pretendo ni lo pretendiera negar el pan y la sal a un hombre de la talla de Carlo Maria Martini, de cuyos escritos he aprendido (sobre todo nociones de teología bíblica); ni soy quién, por cierto, para afirmar que él no amara sobre todo a Cristo y a su Iglesia, por muy grave que fuera en efecto el hecho de su pertenencia a la llamada Mafia de San Gallo, empeñada, como sabemos, en conspirar contra Benedicto XVI a favor de la entronización en la Cátedra de Pedro de un hombre más en consonancia con el laicismo imperante a escala global y, a fin de cuentas, con la agenda toda del Nuevo Orden Mundial.

Por lo demás, en parte creo entender las posturas de quienes prefieren la misa tridentina al precio de echar pestes, sapos y culebras contra la nueva misa, a la que no reconocen como legítima, como válida. No obstante, quedan los milagros eucarísticos: vienen ocurriendo en las misas del Novus Ordo. Si la nueva misa es inválida, ilegítima, insuperablemente protestantizante, ¿qué hacemos con todos esos milagros? Asimismo si ambas formas, la hoy ordinaria y la hoy por hoy extraordinaria (Novus Ordo y Vetus Ordo, respectivamente), como afirma el papa emérito Benedicto XVI son las dos caras litúrgicas del mismo rito sancionado por el Magisterio, ¿quién soy yo para llevar la contraria a los pastores en este particular?Contenido relacionado con la temática: Carlo María Viganó. mil21

La Iglesia vive hoy, y el mundo todo, la Gran Tribulación, según el discurso escatológico del propio Cristo por boca del evangelista Mateo (cfr. Mt 24, 15-22), previa a la Parusía (segunda venida de Cristo). Todo parece indicarnos que estamos en el principio del final de los tiempos: la extrema abominación como ofensa a Dios hecha realidad en este mundo nuestro, que ha dado la espalda a Dios y ha caído por ende en toda clase de impiedades y maldades, es anunciada por Jesús en Mateo 24 y profetizada por el profeta Daniel (cfr. Dn 9, 27). A la luz de tales revelaciones bíblicas entiendo que bien pudiera ameritar lo que desde claves escatológicas y soteriológicas denominamos como el Gran Aviso (una última advertencia del Señor sobre los castigos que se avecinan por tanta maldad de este mundo sumido en las tinieblas del pecado y la apostasía), solo que, como católicos de a pie, cómo estar dispuestos a estos asombrosos y determinantes acontecimientos, ¿como católicos disidentes, liberales, ultraprogres, tradicionalistas, antipapa, sedevacantistas, lefebvrianos, como católicos autodenominados fieles del Remanente o de la Iglesia remanente...?

Este es un nudo gordiano, monseñor Viganó, con su venia. De suerte que el que sigue es un principio definidor del buen católico, a saber: cum Petro et sub Petro; creer eclesialmente cum Petro et sub Petro. Mas cómo creer desde esa fidelidad, dilecto monseñor, en la que yo mismo he sido destetado en la fe católica merced a los grupos eclesiales que más me han influido, militantemente hablando, si hay sobradas sospechas de que el sucesor de Pedro actual cree en lo que sigue (tomada la lista de heterodoxias del canal de Youtube César para Francisco). Esta lista la tomo tal cual aparece en el canal referido; sobre la misma, añado algunas reflexiones personales por mi cuenta y riesgo, y añado modificaciones de estilo. Veamos:


1. ¿Cómo conciliar con la fe de la Iglesia la afirmación bergogliana de que
la cruz es el fracaso de Dios? ¿Cabe que nos consolemos y convenzamos con concluir con que una afirmación como la anterior no es sino una forma exagerada o hiperbólica de hablar, sin mayores connotaciones teológicas? Pero incluso en el caso de que fuese solo esto, ¿es de recibo que el mismísimo Papa hable así? ¡Si es que más parece que esté citando un verso del poeta peruano César Vallejo que otra cosa! De Vallejo, sí, el autor de versos como imprecaciones medio blasfemas: "Yo nací un día en que Dios estuvo enfermo." "Si hubieras sido hombre, hoy sabrías ser Dios". "Hay golpes en la vida tan fuertes, ¡yo no sé! / Golpes como del odio de Dios" (...)

2. ¿Cómo conciliar con la doctrina católica sustentada en Mateo 28, 19-20 ("Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo") y en Marcos 16, 15-16 ( "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará.) la afirmación bergogliana de que hacer proselitismo (evangelizar) es una soberana tontería?

3. ¿Cómo cabe que entendamos y aplaudamos el ministerio del sucesor de Pedro si este es capaz de colocar una estatua, en el corazón mismo del Vaticano, de alguien tan grotesco como el heresiarca Martín Lutero, el exagustino alemán, padre de la Reforma?

Y se insiste en este canal César para Jesucristo con que "Lutero fue enemigo de Dios y de la Iglesia. Hasta el extremo de que murió excomulgado, ahorcado y sabemos por revelaciones que está en el infierno". Martín Lutero, ya exclaustrado, excomulgado y casado con una exmonja, se dedicó por el resto de su vida a manipular las Sagradas Escrituras, a meter tijera en el sagrado depósito de la fe, a falsear la historia de la Iglesia, a insultar al papado e incluso a santos de la Iglesia... Con insultos, injurias y bajezas de una despiadada grosería y de una falta total de caridad cristiana difícilmente imaginable, que explican sin duda el visceral anticatolicismo de las sectas protestantes contra la Iglesia católica, que es la única Iglesia de Cristo, dicho esto con todo respeto y admiración hacia la Ortodoxia.

4. ¿Cómo aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de ir a celebrar la Reforma Protestante y ahí, en el corazón centroeuropeo de la Reforma, ser recibido, como en pie de igualdad, por dos "obispas lesbianas que conviven en pareja"?

5. ¿Cómo aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de autorizar la elaboración de sellos conmemorativos con la imagen de Lutero, por los 500 años de la Reforma Protestante?
6. ¿Cómo celebrar como una petición y un gesto en total concordancia con la bimilenaria fe de la Iglesia el que el sucesor de Pedro se atreva a pedir que si alguno no puede rezar, porque no cree o porque su conciencia no lo permite, le manden "buena onda"?
7. ¿Cómo ha de entenderse que el sucesor de Pedro sea capaz de declarar que no se debe hacer apologética?

8. ¿Cómo hemos de aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de autorizar una exhortación como Amoris Laetitia, documento que contiene no pocos errores, de tal manera que puede ser interpretado a la carta, propiciando que en muchas diócesis se dé la comunión a los adúlteros, fomentando el sacrilegio y llevando con esto muchas almas al infierno?

9. ¿Cómo hemos de aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de elaborar una encíclica con tantos errores como Laudato Si, hasta el extremo de que varios analistas ya la han calificado como la “encíclica fabricada en el infierno” ?
10. ¿Cómo hemos de obedecer y aplaudir los que queremos creer cum Petro et sub Petro la publicación, en la solemnidad de la Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo (6 de enero de 2016), de un vídeo blasfemo que promueve la herejía del indiferentismo y el sincretismo religioso, que son, ambos, una blasfemia contra Dios Uno y Trino, toda vez que constituyen una violación del primer mandamiento de la ley de Dios?
11. ¿Cómo cabe que entendamos que el sucesor de Pedro se sienta “cercano” de la comunidad judía que rechaza a Cristo? Él dice que camina “junto” con los judíos. Según él, tenemos que conocer más de “la vida misma de la comunidad judía”. Él cree que debemos aprender más de la vida de quienes rechazan la Vida (Jesucristo).

Bueno, en fin: esto es lo que se dice en el punto 11 de este listado que copio, con algunos ligeros toques o modificaciones en la expresión, del canal de Youtube César para Jesucristo. Este canal de Youtube, juntamente con otros como Adoración y Liberación, Radio Rosa Mística Colombia, Arturo Periodista Católico, y varios más, son muy críticos con Jorge Mario Bergoglio, hasta el extremo de que no lo reconocen como legítimo papa, ni de origen ni de oficio (de suerte que el papa legítimo seguiría siendo Benedicto XVI). Aprendo de todos ellos, pues no en vano la documentación que pueden llegar a manejar es inmensamente más lúcida y fecunda, digámoslo así, que la que pueda manejar yo mismo. Pero aun así o comoquiera que sea, no comparto de quilla a perilla todo lo que se dice en los sitios de Internet referidos. O lo comparto con ligeros matices; verbigracia, la valoración del pueblo judío. En general, me "caen bien" los judíos, aunque de hecho conozca a muy pocos. Bromas aparte, judíos sionistas hay en las altas esferas económicas o financieras de las instituciones internacionales. Y los hay que son estupendos vecinos del Estado de Israel, cuya legitimidad y razón de ser defiendo. Judíos hay que siguen un judaísmo muy pasado por el Talmud, libro sagrado que no es muy amable o respetuoso que digamos con la persona de Jesús el Cristo, ni con su madre María, etcétera. Todo esto es verdad. Y no es moco de pavo. Sin embargo, en lo que el judaísmo actual sigue teniendo de herencia de la fe de nuestros antepasados comunes (la fe de los patriarcas desde Abraham, la fe de Moisés y el resto de los profetas...), me sigo sintiendo identificado. Y en esto y particularmente en esto es en lo que me siento hermano menor de ellos. Y ya está.

12. ¿Cómo cabe que entendamos que el sucesor de Pedro sea capaz de afirmar "que la gran mayoría de nuestros matrimonios sacramentales son nulos"? Esto es: a mí mismo no me escandaliza que en efecto un eclesiástico o un seglar cualquiera bien formado en la doctrina de la fe de la Iglesia me digan que en efecto muchos matrimonios contraídos por bautizados católicos son de hecho sacramentalmente nulos. Esto se sabe, es un secreto a voces. Solo que es la forma como lo dice Bergoglio o Francisco lo que desconcierta.

13. ¿Cómo cabe que entendamos que el obispo de Roma sea capaz de complacerse con el cierre de negociaciones entre el Gobierno y las FARC-EP, llegando a declarar que “yo prometo que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y por el reconocimiento internacional, yo iré a Colombia para enseñar la paz”.

14. ¿Cómo cabe que entendamos que el vicario de Cristo (por cierto, título que el propio Francisco repudia), haya sobradas sospechas de que es masón y miembro del Rotay Club?

15. ¿Cómo cabe que entendamos que el Papa sea capaz de decir que la iglesia debe pedir perdón a los homosexuales?

Bueno: esto es lo que dice la número 15 de la lista que copio del canal de Youtube César para Jesucristo. A mi juicio, la Iglesia, en este caso por boca de quien está sentado en la Silla de Pedro, no tiene por qué formalmente pedir perdón a los homosexuales, aunque desde luego no estaría nada mal que se reconociera una y mil veces -como de hecho se hace en los documentos oficiales de la Iglesia al respecto- que desde amplios sectores de la Iglesia universal, y desde la actuación de muchos católicos a título personal, secularmente se ha sido a menudo injusto con las personas homosexuales, a las que se ha discriminado y humillado por su a menudo muy dolorosa condición sexual, que es para ellos y ellas una sangrante prueba o cruz. Pero sin que ello implique aceptación ni simpatía alguna de la ideología de género, por mucho que en su momento una eminencia como el cardenal jesuita y biblista de fama mundial Carlo Maria Martini se permitiera una confidencia como la que sigue y que ya hemos adelantado nosotros mismos en este mismo escrito. A saber: "Tengo amigos homosexuales, gais. Los considero buena gente. No me considero quién para juzgarlos, para poner en solfa su estilo de vida gay".
Pues no, eminencia: usted alcanzó a saber de teología bíblica inmensamente más que yo, y más de teología moral que yo también supo (la teología moral es una de las ramas o disciplinas teológicas que más me atraen), solo que en esa confidencia suya, como en otras, usted metió la gamba. Sí, usted, eminente y muy sabio Martini. Hasta el extremo de que hoy tenemos a eclesiásticos de su misma Compañía de Jesús como James Martin, norteamericano él, defendiendo abierta y públicamente la homosexualidad. O como en Gran Canaria tuvimos a Paco Bello, que en gloria esté, hombre carismático e independentista, cura enrollado. Todos eclesiásticos que (deben contarse hoy por hoy por cientos, tal vez por miles) en lo tocante a la homosexualidad humana se apartan de la doctrina de la Iglesia contenida no digo ya en el Catecismo de San Pío X, ¡no hay que ir tan atrás!, hasta el año 1908 de su publicación, sino la enseñada en el Catecismo de la Iglesia Católica publicado en el año 1992 bajo el pontificado de san Juan Pablo II, siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Joseph Ratzinger, futuro Benedicto XVI.

16. ¿Cómo el vicario de Cristo (cursivas adrede, con toda intencionalidad) es capaz de afirmar que el islam es una religión de paz? ¿Es que acaso ignora Francisco la doctrina de la Iglesia al respecto enseñada en la Tradición y el Magisterio?

17. ¿Cómo habríamos de entender que el sucesor de Pedro sea capaz de inventarse un Martirologio Romano distinto, una nueva edición aún desconocida del público y enormemente ampliada, puesto que en ella se incluyen ortodoxos, luteranos, pentecostales, anglicanos, coptos...?

Esta es la número 17 de la lista que copio del canal César para Jesucristo. Vale. No soy un experto teólogo para emitir una opinión rigurosa al respecto. Sin embargo, en su momento me leí la encíclica de Juan Pablo II Ut unum sint sobre el diálogo ecuménico. En este documento, Juan Pablo II ya plantea esa posibilidad de una suerte de martirologio común. Posteriormente, en el Denzinger-Bergoglio (este publicación de Internet, que actualmente está parada, aletargada, pretende demostrar las heterodoxias, desatinos y herejías de Jorge Mario Bergoglio) alcancé a leer un estudio en el que se plantea que no sería posible tal martirologio común ecuménico, posible desde la fidelidad a la doctrina de la fe de la Iglesia, pues los hermanos separados cristianos que han derramado su sangre por Cristo, al no estar en comunión doctrinal y sacramental plena con la Iglesia católica, no merecieran el honor de ser declarados propiamente mártires.

Bueno: se me escapa esto, sigo sin ser un experto. Sin embargo, nada impediría tener toda clase de palabras laudatorias hacia todos los cristianos (ortodoxos, anglicanos, protestantes) que a lo largo y ancho de los siglos han derramado su sangre por Cristo, fuera de la comunión plena con la Iglesia de Cristo. Si no son propiamente mártires según la fe de la Iglesia, al menos nos cabe creer que en el sagrado corazón de Cristo han sido reconocidos y acogidos, por toda la eternidad.

18. ¿Cómo el sucesor de Pedro se siente autorizado para cambiar el rito de lavado de pies del Jueves Santo incluyendo mujeres, musulmanes y hasta transexuales inconversos?

19. ¿Qué nos cabe comprender de un obispo de Roma que es capaz de censurar a aquellos que se "obstinan" en seguir las enseñanzas eternas de la Iglesia (dogmas inmutables de la Iglesia)? A estos los suele llamar Jorge Mario Bergoglio "pelagianos, católicos con cara de pepinillos en vinagre..."

20. ¿Qué nos cabe considerar de un sucesor de Pedro que es capaz de comparar la catequesis cristiana con el yoga o el zen, que en realidad son prácticas contrarias a la religión católica?

21. ¿Qué nos cabe considerar de un obispo de Roma capaz de crear una red de escuelas para educar a los jóvenes (Scholas Ocurrentes) en las que no hay un solo símbolo religioso católico y en las que se habla de todo menos de Jesucristo?

22. Como han reconocido analistas de la actualidad eclesial y apologetas de la doctrina de la fe católica como el Dr. Antonio Caponnetto (cfr. su ensayo No lo conozco -del Iscariotismo a la Apostasía-, también subido como conferencia, con el mismo título, a Youtube), ¿cómo hemos de entender que nada menos que el vicario de Cristo sea capaz de afirmar que "Jesús como una serpiente se hizo pecado"?

23. ¿Y por lo que dice a cambiar el sentido tradicional desde el que se ha interpretado el texto bíblico del niño Jesús perdido y hallado en el templo (cfr. Lc 2, 41-52), diciendo que, por su “aventura”, probablemente también Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres?

24. ¿Y por lo que respecta o toca a la propuesta bergogliana de separar la misericordia y la justicia de Dios? "Solo un destructor predica que Dios es misericordia en todas las circunstancias, olvidando su justicia" (entrecomillada la oración entera copiada de César para Jesucristo).

25. ¿Cómo el que está actualmente sentado en la Silla de Pedro es capaz de afirmar que Cristo aprendió a ser obediente solamente en el sufrimiento?

26. ¿Y por lo que dice a sugerir que Jesús nuestro Señor se rebeló contra el Padre en la cruz?

27. "Solo un destructor se atreve a afirmar que no hay verdades absolutas" (la entrecomillada es la estructura sintáctica con la que el canal César para Jesucristo presenta la práctica totalidad de las preguntas de esta lista que me permito copiar, y que mantendré para las cuatro últimas preguntas de la presente lista).

Como desde un primer momento habrá observado el atento e informado lector, me permito suavizar el tono, atemperar las tintas, digámoslo así, porque en mi intención no hay ninguna animadversión hacia Francisco. O lo que viene a ser igual: no cabe que yo sea categórico sobre si hay en su pontificado ilegitimidad de origen e ilegitimidad de oficio; es decir, aunque claro que he leído trabajos de autores que sostienen ambas ilegitimidades, no soy quién para emitir una palabra definitiva y vinculante al respecto, porque no soy jerarca de la Iglesia. Conozco la posición de especialistas como el colombiano Mauricio Ozaeta, quien plantea abiertamente que Jorge Mario Bergoglio es el falso profeta del Anticristo, y que por ende la Iglesia ya ha entrado en su tiempo de Pasión, en su particular Viernes Santo. Comoquiera que sea, tengo ojos, oídos, mente, voluntad y entendimiento, de manera que no se me escapa que no poco de lo que dice y hace Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco no casa con la doctrina católica en fidelidad a la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio. Este es el drama, el nudo gordiano, lo que resulta innegable, lo que ya no puede callarse. De suerte que si no lo dijéramos nosotros, lo dirían las mismísimas piedras: cfr. Lc 19, 40.

28. Solo un destructor es capaz de afirmar que Dios no es un Dios católico. Que Dios es de todos y cada uno lo lee a su manera.

29. "Solo un destructor es capaz de afirmar que los cristianos con la Biblia y los musulmanes con el Corán tienen al mismo Dios" (entrecomillado el texto de la lista que copio de César para Jesucristo).

Por mi cuenta y riesgo añado que, indubitablemente, la afirmación bergogliana es hija de una Declaración del Concilio Vaticano II como la Nostra Aetate sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas. Como certeramente analiza un antiguo entusiasta de ese Concilio y hoy por hoy bastante crítico con el mismo, aunque bien puede que sin llegar tan lejos en su criticismo como ha llegado Carlo Maria Viganó (nos referimos al obispo Atanasio Schneider), la doctrina teológica y aun antropológica que se sigue del Dios Uno y Trino es muy distinta de la doctrina teológica y antropológica derivada del monoteísmo del Islam. Pero es que justamente esta doctrina es la que profesaba un papa entusiasta del Vaticano II como Juan Pablo II, quien, pese a los encuentros ecuménicos e interreligiosos de Asís, pensaba del Islam lo que se refleja en su libro entrevista con Vittorio Messori, Cruzando el umbral de la Esperanza (Barcelona, Plaza & Janés, 1994, traducción al español de Pedro Antonio Urbina). En este auténtico bestseller, leemos en la página 106 de la edición española:


Cualquiera que, conociendo el Antiguo y el Nuevo Testamento, lee el Corán, ve con claridad el proceso de reducción de la Divina Revelación que en él se lleva a cabo. Es imposible no advertir el alejamiento de lo que Dios ha dicho de Sí mismo, primero en el Antiguo Testamento por boca de sus profetas y luego de modo definitivo en el Nuevo Testamento por medio de Su Hijo. Toda esa riqueza de la Autorrevelación de Dios, que constituye el patrimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento, en el islamismo ha sido de hecho abandonada.

Al Dios del Corán se le dan unos nombres que están entre los más bellos que conoce el lenguaje humano, pero en definitiva, es un Dios que está fuera del mundo, un Dios que es solo Majestad, nunca el Emmanuel, Dios-con-nosotros. El islamismo no es una religión de redención. No hay sitio en él para la Cruz y la Resurrección. Jesús es mencionado, pero solo como preparador del último profeta, Mahoma. También María es recordada, su Madre virginal; pero está completamente ausente el drama de la Redención. Por eso, no solamente la teología, sino también la antropología del Islam, están muy lejos de la cristiana

Sin embargo, la religiosidad de los musulmanes merece respeto. No se puede dejar de admirar, por ejemplo, su fidelidad a la oración. La imagen del creyente en Alá que, sin preocuparse ni del tiempo ni del sitio, se postra de rodillas y se sume en la oración, es un modelo para los confesores del verdadero Dios, en particular para aquellos cristianos que, desertando de sus maravillosas catedrales, rezan poco o no rezan en absoluto (...)


La doctrina expresada en los tres párrafos precedentes es plenamente católica, a mi juicio. Claro que siempre habrá algún católico que desde el rigor de alguna pureza doctrinal que a mí mismo se me escapa pueda objetar que se trata de una postura, la de Juan Pablo II, no del todo católica sino irenista, amiguista, contemporizadora con el Islam... Y hasta habrá católicos que aprovechen que el Pisuerga pasa por Valladolid para protestar contra la canonización del hereje Karol Woityla o contra el irenismo un tanto panteísta de su encíclica Redentor hominis, etcétera.

30. Solo un destructor es capaz de negar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, diciendo que solo fue una parábola.

En definitiva, que a la luz de los tres fundamentos o pilares de nuestra doctrina de la fe (la Tradición, el Magisterio, la Sagrada Escritura), cualquiera que tenga ojos, oídos y mente para escudriñar, escuchar y aprehender lo captado por el entendimiento y los sentidos, puede tomar plena conciencia de la pavorosa crisis que despelleja viva a la Iglesia en la actualidad, la esposa del Esposo.

Coincidimos en el diagnóstico de la enfermedad, y en bastante medida en las causas y orígenes de la misma. Sin embargo, a la hora de la verdad, es decir, en la decisión de buscar soluciones y, asimismo, de buscar desde dónde posicionarnos, eclesialmente hablando, surgen las divisiones, los desencuentros.

1Reconozco que bien pudiera parecer baladí el aspecto de que me voy a ocupar; y además de baladí, poco o nada relacionado con el asunto del artículo que nos ocupa. Comoquiera que sea, lo que sí expresa es mi dolor de cabeza con los títulos que busco para mis escritos. Así las cosas, veamos por lo que respecta a este “Los dos, Carlo Maria”. Ahora que escribo estas líneas me doy cuenta de que igual habría quedado más estilizado un título como “Uno y otro, Carlo Maria”, “Ambos, Carlo Maria”, “El uno y el otro, Carlo Maria”. Desde un primer momento consideré que debía jugar con las posibilidades que me ofrece la propia sintaxis, para “despistar” un tanto al lector con ese Carlo Maria, que en principio podría ser considerado, morfosintácticamente hablando, como vocativo. Pero no es vocativo, de suerte que el título habría que leerlo como “los dos se llaman Carlo Maria”, “los dos son Carlo Maria”. De ahí el signo de la coma: este indica que el verbo se ha suprimido.


15 de septiembre, 2020. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

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