Entre el Carlo Maria que establece una relación de causa-efecto entre el Concilio Vaticano II y la apostasía actual imperante en el seno de la Iglesia católica, y el Carlo Maria que planteara una oposición a la doctrina contenida en la Humanae Vitae, más la sentencia de que a pesar del Vaticano II la Iglesia lleva dos siglos de retraso con respecto al mundo, y finalmente la guinda de que (sic) "tengo amigos gais. Los siento excelentes personas. No me considero quién para juzgar su estilo de vida homosexual. Los respeto y acepto también en esto", me quedo sin duda con el primer Carlo Maria.
Sí:
como ya habrán descubierto los más informados lectores, en el
primer caso me refiero al arzobispo Carlo Maria Viganó; en el
segundo, al cardenal Carlo Maria Martini. Ambos italianos, ambos
eminentes eclesiásticos: el primero, exnuncio apostólico en USA, de
rabiosa actualidad por su audaz, contundente y sistemática oposición
a la deriva
actual
de la Iglesia católica bajo el pontificado de Francisco, con quien
se muestra muy crítico; el segundo, ya fallecido, principesco
cardenal de la Iglesia, jesuita como Jorge Mario Bergoglio, papable
en
su momento, biblista eminente, faro durante décadas del sector o ala
progresista de la Iglesia.
Pero
ojo, haría tres salvedades. La primera: no creo tener suficientes
conocimientos doctrinales como para afirmar, con la contundencia con
que lo hace Carlo Maria Viganó, que hay una causa-efecto total entre
el Concilio Vaticano II y la espantosa apostasía actual que se vive
en la Iglesia. O dicho de otra manera: para mí que sí hay una
indubitable vinculación causa-efecto entre esa tenebrosa apostasía
que asola a la Iglesia en la actualidad y el Concilio Vaticano
Segundo, solo que la apostasía de nuestro tiempo histórico también
tiene otros orígenes y otras causas, entre más recientes y remotas,
que no remiten de ninguna manera a ese Concilio. La segunda: el
Concilio Vaticano II, vale, pasa que contiene doctrina confusa,
ambigua, puede que influida por la mundanidad del momento e incluso
por cierta masonería eclesiástica y por la mentalidad laicista muy
boyante en los años sesenta; ergo,
es acaso muy difícilmente vinculable al Magisterio, por no escribir
imposible (al menos en algunos de sus pasajes o contenidos), pero
también y sobre todo contiene documentos magníficos, excelsos de
plenitud doctrinal católica. (No soy experto, solo enuncio lo que
eclesiásticos como Carlo Maria Viganó y el mismísimo Atanasio
Schneider hoy por hoy sostienen: ni siquiera con la muy ratzingeriana
hermenéutica
de la continuidad
es posible pasar por alto la incompatibilidad entre algunos aspectos
doctrinas del Vaticano II y el Magisterio anterior.) La tercera: con
el permiso y el debido respeto al cardenal Joseph Ratzinger, el hijo
de san Ignacio de Loyola Carlo Maria Martini pasa por ser el cardenal
del que más títulos tengo en mi biblioteca personal. Me habré
leído de él lo menos 10 libros, incluidos los últimos, a modo de
conversación (Coloquios
nocturnos en Jerusalén
y Estamos
todos en la misma barca,
ambas traducidos al castellano; el primer título publicado en San
Pablo, el segundo, en Herder), en que el eminente y principesco
eclesiástico precisamente se permite algunas confesiones, contrarias
al Magisterio, sobre la anticoncepción, sobre la comprensión de la
homosexualidad humana, etcétera. Solo que en modo alguno pretendo ni
lo pretendiera negar el pan y la sal a un hombre de la talla de Carlo
Maria Martini, de cuyos escritos he aprendido (sobre todo nociones de
teología bíblica); ni soy quién, por cierto, para afirmar que él
no amara sobre todo a Cristo y a su Iglesia, por muy grave que fuera
en efecto el hecho de su pertenencia a la llamada Mafia de San Gallo,
empeñada, como sabemos, en conspirar contra Benedicto XVI a favor de
la entronización en la Cátedra de Pedro de un hombre más en
consonancia con el laicismo imperante a escala global y, a fin de
cuentas, con la agenda toda del Nuevo Orden Mundial.
Por
lo demás, en parte creo entender las posturas de quienes prefieren
la misa tridentina al precio de echar pestes, sapos y culebras contra
la nueva misa,
a
la que no reconocen como legítima, como válida. No obstante, quedan
los milagros eucarísticos: vienen ocurriendo en las misas del Novus
Ordo. Si
la nueva misa es inválida, ilegítima, insuperablemente
protestantizante, ¿qué hacemos con todos esos milagros? Asimismo si
ambas formas, la hoy ordinaria y la hoy por hoy extraordinaria (Novus
Ordo
y Vetus
Ordo,
respectivamente), como afirma el papa emérito Benedicto XVI son las
dos caras litúrgicas del mismo rito sancionado por el Magisterio,
¿quién soy yo para llevar la contraria a los pastores en este
particular?
La
Iglesia vive hoy, y el mundo todo, la Gran Tribulación, según el
discurso escatológico del propio Cristo por boca del evangelista
Mateo (cfr.
Mt
24,
15-22), previa a la Parusía (segunda venida de Cristo). Todo parece indicarnos que estamos en el principio del final de los tiempos: la extrema
abominación como ofensa a Dios hecha realidad en este mundo nuestro,
que ha dado la espalda a Dios y ha caído por ende en toda clase de
impiedades y maldades, es anunciada por Jesús en Mateo 24 y
profetizada por el profeta Daniel (cfr.
Dn
9, 27). A la luz de tales revelaciones bíblicas entiendo que bien
pudiera ameritar lo que desde claves escatológicas y soteriológicas
denominamos como el Gran Aviso (una última advertencia del Señor
sobre los castigos que se avecinan por tanta maldad de este mundo
sumido en las tinieblas del pecado y la apostasía), solo que, como
católicos de a pie, cómo estar dispuestos a estos asombrosos y
determinantes acontecimientos, ¿como católicos disidentes,
liberales, ultraprogres, tradicionalistas, antipapa, sedevacantistas,
lefebvrianos, como católicos autodenominados fieles del Remanente o
de la Iglesia remanente...?
Este
es un nudo gordiano, monseñor Viganó, con su venia. De suerte que
el que sigue es un principio definidor del buen católico, a saber:
cum
Petro et sub Petro;
creer eclesialmente cum
Petro et sub Petro. Mas
cómo creer desde esa fidelidad, dilecto monseñor, en la que yo
mismo he sido destetado en la fe católica merced a los grupos
eclesiales que más me han influido, militantemente hablando, si hay
sobradas sospechas de que el
sucesor de Pedro
actual cree en lo que sigue (tomada la lista de heterodoxias del
canal de Youtube César
para Francisco).
Esta lista la tomo tal cual aparece en el canal referido; sobre la
misma, añado algunas reflexiones personales por mi cuenta y riesgo,
y añado modificaciones de estilo. Veamos:
1. ¿Cómo conciliar con la fe de la Iglesia la afirmación bergogliana de que la cruz es el fracaso de Dios? ¿Cabe que nos consolemos y convenzamos con concluir con que una afirmación como la anterior no es sino una forma exagerada o hiperbólica de hablar, sin mayores connotaciones teológicas? Pero incluso en el caso de que fuese solo esto, ¿es de recibo que el mismísimo Papa hable así? ¡Si es que más parece que esté citando un verso del poeta peruano César Vallejo que otra cosa! De Vallejo, sí, el autor de versos como imprecaciones medio blasfemas: "Yo nací un día en que Dios estuvo enfermo." "Si hubieras sido hombre, hoy sabrías ser Dios". "Hay golpes en la vida tan fuertes, ¡yo no sé! / Golpes como del odio de Dios" (...)
2.
¿Cómo conciliar con la doctrina católica sustentada en Mateo 28,
19-20 ("Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis
discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he
encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se
termine este mundo") y en Marcos 16, 15-16 ( "Vayan por
todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que
crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se
condenará.) la afirmación bergogliana de que hacer
proselitismo (evangelizar) es una soberana tontería?
3.
¿Cómo cabe que entendamos y aplaudamos el ministerio del sucesor de
Pedro si este es capaz de colocar una estatua, en el corazón mismo
del Vaticano, de alguien tan grotesco como el heresiarca Martín
Lutero, el exagustino alemán, padre de la Reforma?
Y
se insiste en este canal César
para Jesucristo
con que "Lutero fue enemigo de Dios y de la Iglesia. Hasta el
extremo de que murió excomulgado, ahorcado y sabemos por
revelaciones que está en el infierno". Martín Lutero, ya
exclaustrado, excomulgado y casado con una exmonja, se dedicó por el
resto de su vida a manipular las Sagradas Escrituras, a meter tijera
en el sagrado depósito de la fe, a falsear la historia de la
Iglesia, a insultar al papado e incluso a santos de la Iglesia... Con
insultos, injurias y bajezas de una despiadada grosería y de una
falta total de caridad cristiana difícilmente imaginable, que
explican sin duda el visceral anticatolicismo de las sectas
protestantes contra la Iglesia católica, que es la única
Iglesia de Cristo, dicho esto con todo respeto y admiración hacia la
Ortodoxia.
4. ¿Cómo aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de ir a celebrar la Reforma Protestante y ahí, en el corazón centroeuropeo de la Reforma, ser recibido, como en pie de igualdad, por dos "obispas lesbianas que conviven en pareja"?
5.
¿Cómo aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea capaz de
autorizar la elaboración de sellos conmemorativos con la imagen de
Lutero, por los 500 años de la Reforma Protestante?
6.
¿Cómo celebrar como una petición y un gesto en total concordancia
con la bimilenaria fe de la Iglesia el que el sucesor de Pedro se
atreva a pedir que si alguno no puede rezar, porque no cree o porque
su conciencia no lo permite, le manden "buena onda"?
7.
¿Cómo ha de entenderse que el sucesor de Pedro sea capaz de
declarar que no se debe hacer apologética?
8.
¿Cómo hemos de aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea
capaz de autorizar una exhortación como
Amoris
Laetitia, documento
que contiene
no pocos errores, de tal manera que puede ser interpretado a la
carta, propiciando que en muchas diócesis se dé la comunión a los
adúlteros, fomentando el sacrilegio y llevando con esto muchas almas
al infierno?
9.
¿Cómo hemos de aprehender y aplaudir que el sucesor de Pedro sea
capaz de elaborar una encíclica con tantos errores como Laudato
Si, hasta
el extremo de que varios analistas ya la han calificado como la
“encíclica fabricada en el infierno” ?
10.
¿Cómo hemos de obedecer y aplaudir los que queremos creer cum
Petro et sub Petro
la
publicación, en la solemnidad de la Epifanía de Nuestro Señor
Jesucristo (6 de enero de 2016), de un vídeo blasfemo que promueve
la herejía del indiferentismo y el sincretismo religioso, que son,
ambos, una blasfemia contra Dios Uno y Trino, toda vez que
constituyen una violación del primer mandamiento de la ley de Dios?
11.
¿Cómo cabe que entendamos que el sucesor de Pedro se sienta
“cercano” de la comunidad judía que rechaza a Cristo? Él dice
que camina “junto” con los judíos. Según él, tenemos que
conocer más de “la vida misma de la comunidad judía”. Él cree
que debemos aprender más de la vida de quienes rechazan la Vida
(Jesucristo).
Bueno,
en fin: esto es lo que se dice en el punto 11 de este listado que
copio, con algunos ligeros toques o modificaciones en la expresión,
del canal de Youtube César
para Jesucristo.
Este canal de Youtube, juntamente con otros como Adoración
y Liberación,
Radio
Rosa
Mística
Colombia,
Arturo
Periodista Católico,
y varios más, son muy críticos con Jorge Mario Bergoglio, hasta el
extremo de que no lo reconocen como legítimo papa, ni de origen ni
de oficio (de suerte que el papa legítimo seguiría siendo Benedicto
XVI). Aprendo de todos ellos, pues no en vano la documentación que
pueden llegar a manejar es inmensamente más lúcida y fecunda,
digámoslo así, que la que pueda manejar yo mismo. Pero aun así o
comoquiera que sea, no comparto de quilla a perilla todo lo que se
dice en los sitios de Internet referidos. O lo comparto con ligeros
matices; verbigracia, la valoración del pueblo judío. En general,
me "caen bien" los judíos, aunque de hecho conozca a muy
pocos. Bromas aparte, judíos sionistas
hay en las altas esferas económicas o financieras de las
instituciones internacionales. Y los hay que son estupendos vecinos
del Estado de Israel, cuya legitimidad y razón de ser defiendo.
Judíos hay que siguen un judaísmo muy pasado por el Talmud,
libro sagrado que no es muy amable o respetuoso que digamos con la
persona de Jesús el Cristo, ni con su madre María, etcétera. Todo
esto es verdad. Y no es moco de pavo. Sin embargo, en lo que el
judaísmo actual sigue teniendo de herencia de la fe de nuestros
antepasados comunes (la fe de los patriarcas desde Abraham, la fe de
Moisés y el resto de los profetas...), me sigo sintiendo
identificado. Y en esto
y particularmente en esto
es en lo que me siento hermano menor de ellos. Y ya está.
12.
¿Cómo cabe que entendamos que el sucesor de Pedro sea capaz de
afirmar "que la gran mayoría de nuestros matrimonios
sacramentales son nulos"? Esto es: a mí mismo no me escandaliza
que en efecto un eclesiástico o un seglar cualquiera bien formado en
la doctrina de la fe de la Iglesia me digan que en efecto muchos
matrimonios contraídos por bautizados católicos son de hecho
sacramentalmente
nulos.
Esto se sabe, es un secreto a voces. Solo que es la forma como lo
dice Bergoglio o Francisco lo que desconcierta.
13.
¿Cómo cabe que entendamos que el obispo de Roma sea capaz de
complacerse con el cierre de negociaciones entre el Gobierno y las
FARC-EP, llegando a declarar que “yo prometo que cuando este
acuerdo sea blindado por el plebiscito y por el reconocimiento
internacional, yo iré a Colombia para enseñar la paz”.
14.
¿Cómo cabe que entendamos que el vicario de Cristo (por cierto,
título que el propio Francisco repudia), haya sobradas sospechas de
que es masón y miembro del Rotay Club?
15.
¿Cómo cabe que entendamos que el Papa sea capaz de decir que la
iglesia debe pedir perdón a los homosexuales?
Bueno:
esto es lo que dice la número 15 de la lista que copio del canal de
Youtube César
para Jesucristo. A
mi juicio, la Iglesia, en este caso por boca de quien está sentado
en la Silla de Pedro, no tiene por qué formalmente pedir perdón a
los homosexuales, aunque desde luego no estaría nada mal que se
reconociera una y mil veces -como de hecho se hace en los documentos
oficiales de la Iglesia al respecto- que desde amplios sectores de la
Iglesia universal, y desde la actuación de muchos católicos a
título personal, secularmente se ha sido a menudo injusto con las
personas homosexuales, a las que se ha discriminado y humillado por
su a menudo muy dolorosa condición sexual, que es para ellos y ellas
una sangrante prueba o cruz. Pero sin que ello implique aceptación
ni simpatía alguna de la ideología de género, por mucho que en su
momento una eminencia como el cardenal jesuita y biblista de fama
mundial Carlo Maria Martini se permitiera una confidencia como la que
sigue y que ya hemos adelantado nosotros mismos en este mismo
escrito. A saber: "Tengo amigos homosexuales, gais.
Los
considero buena gente. No me considero quién para juzgarlos, para
poner en solfa su estilo de vida gay".
Pues
no, eminencia: usted alcanzó a saber de teología bíblica
inmensamente más que yo, y más de teología moral que yo también
supo (la teología moral es una de las ramas o disciplinas teológicas
que más me atraen), solo que en esa confidencia suya, como en otras,
usted metió la gamba. Sí, usted, eminente y muy sabio Martini.
Hasta el extremo de que hoy tenemos a eclesiásticos de su misma
Compañía de Jesús como James Martin, norteamericano él,
defendiendo abierta y públicamente la homosexualidad. O como en Gran
Canaria tuvimos a Paco Bello, que en gloria esté, hombre carismático
e independentista, cura enrollado.
Todos
eclesiásticos que (deben contarse hoy por hoy por cientos, tal vez
por miles) en lo tocante a la homosexualidad humana se apartan de la
doctrina de la Iglesia contenida no digo ya en el Catecismo
de San Pío X,
¡no hay que ir tan atrás!, hasta el año 1908 de su publicación,
sino la enseñada en el Catecismo
de la Iglesia Católica
publicado en el año 1992 bajo el pontificado de san Juan Pablo II,
siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe Joseph
Ratzinger, futuro Benedicto XVI.
16.
¿Cómo el vicario
de Cristo
(cursivas adrede, con toda intencionalidad) es capaz de afirmar que
el islam es una religión de paz? ¿Es que acaso ignora Francisco la
doctrina de la Iglesia al respecto enseñada en la Tradición y el
Magisterio?
17.
¿Cómo habríamos de entender que el sucesor de Pedro sea capaz de
inventarse un Martirologio Romano distinto, una nueva edición aún
desconocida del público y enormemente ampliada, puesto que en ella
se incluyen ortodoxos, luteranos, pentecostales, anglicanos,
coptos...?
Esta
es la número 17 de la lista que copio del canal César
para Jesucristo.
Vale. No soy un experto teólogo para emitir una opinión rigurosa al
respecto. Sin embargo, en su momento me leí la encíclica de Juan
Pablo II Ut
unum sint sobre
el diálogo ecuménico. En este documento, Juan Pablo II ya plantea
esa posibilidad de una suerte de martirologio común. Posteriormente,
en el Denzinger-Bergoglio
(este publicación de Internet, que actualmente está parada,
aletargada, pretende demostrar las heterodoxias, desatinos y herejías
de Jorge Mario Bergoglio) alcancé a leer un estudio en el que se
plantea que no sería posible tal martirologio común ecuménico,
posible desde la fidelidad a la doctrina de la fe de la Iglesia, pues
los hermanos separados cristianos que han derramado su sangre por
Cristo, al no estar en comunión doctrinal y sacramental plena con la
Iglesia católica, no merecieran el
honor
de ser declarados propiamente mártires.
Bueno:
se me escapa esto, sigo sin ser un experto. Sin embargo, nada
impediría tener toda clase de palabras laudatorias hacia todos los
cristianos (ortodoxos, anglicanos, protestantes) que a lo largo y
ancho de los siglos han derramado su sangre por Cristo, fuera
de la comunión plena
con la Iglesia de Cristo. Si no son propiamente mártires según la
fe de la Iglesia, al menos nos cabe creer que en el sagrado corazón
de Cristo han sido reconocidos y acogidos, por toda la eternidad.
18.
¿Cómo el sucesor de Pedro se siente autorizado para cambiar el rito
de lavado de pies del Jueves Santo incluyendo mujeres, musulmanes y
hasta transexuales inconversos?
19.
¿Qué nos cabe comprender de un obispo de Roma que es capaz de
censurar a aquellos que se "obstinan" en seguir las
enseñanzas eternas de la Iglesia (dogmas inmutables de la Iglesia)?
A estos los suele llamar Jorge Mario Bergoglio "pelagianos,
católicos con cara de pepinillos en vinagre..."
20.
¿Qué nos cabe considerar de un sucesor de Pedro que es capaz de
comparar la catequesis cristiana con el yoga o el zen, que en
realidad son prácticas contrarias a la religión católica?
21.
¿Qué nos cabe considerar de un obispo de Roma capaz de crear una
red de escuelas para educar a los jóvenes (Scholas
Ocurrentes) en
las que no hay un solo símbolo religioso católico y en las que se
habla de todo menos de Jesucristo?
22.
Como han reconocido analistas de la actualidad eclesial y apologetas
de la doctrina de la fe católica como el Dr. Antonio Caponnetto
(cfr.
su
ensayo No
lo conozco
-del
Iscariotismo a la Apostasía-,
también subido como conferencia, con el mismo título, a Youtube),
¿cómo hemos de entender que nada menos que el vicario de Cristo sea
capaz de afirmar que "Jesús como una serpiente se hizo pecado"?
23.
¿Y por lo que dice a cambiar el sentido tradicional desde el que se
ha interpretado el texto bíblico del niño Jesús perdido y hallado
en el templo (cfr.
Lc
2, 41-52), diciendo que, por su “aventura”, probablemente también
Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres?
24.
¿Y por lo que respecta o toca a la propuesta bergogliana de separar
la misericordia y la justicia de Dios? "Solo un destructor
predica que Dios es misericordia en todas las circunstancias,
olvidando su justicia" (entrecomillada la oración entera
copiada de César
para Jesucristo).
25.
¿Cómo el que está actualmente sentado en la Silla de Pedro es
capaz de afirmar que Cristo aprendió a ser obediente solamente en el
sufrimiento?
26.
¿Y por lo que dice a sugerir que Jesús nuestro Señor se rebeló
contra el Padre en la cruz?
27.
"Solo un destructor se atreve a afirmar que no hay verdades
absolutas" (la entrecomillada es la estructura sintáctica con
la que
el
canal César para Jesucristo
presenta la práctica totalidad de las preguntas de esta lista que me
permito copiar, y que mantendré para las cuatro últimas preguntas
de la presente lista).
Como
desde un primer momento habrá observado el atento e informado
lector, me permito suavizar el tono, atemperar las tintas, digámoslo
así, porque en mi intención no hay ninguna animadversión hacia
Francisco. O lo que viene a ser igual: no cabe que yo sea categórico
sobre si hay en su pontificado ilegitimidad de origen e ilegitimidad
de oficio; es decir, aunque claro que he leído trabajos de autores
que sostienen ambas ilegitimidades, no soy quién para emitir una
palabra definitiva y vinculante al respecto, porque no soy jerarca de
la Iglesia. Conozco la posición de especialistas como el colombiano
Mauricio Ozaeta, quien plantea abiertamente que Jorge Mario Bergoglio
es el falso profeta del Anticristo, y que por ende la Iglesia ya ha
entrado en su tiempo de Pasión, en su particular Viernes Santo.
Comoquiera que sea, tengo ojos, oídos, mente, voluntad y
entendimiento, de manera que no se me escapa que no poco de lo que
dice y hace Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco no casa con la
doctrina católica en fidelidad a la Sagrada Escritura, la Tradición
y el Magisterio. Este es el drama, el nudo gordiano, lo que resulta
innegable, lo que ya no puede callarse. De suerte que si no lo
dijéramos nosotros, lo dirían las mismísimas piedras: cfr.
Lc 19,
40.
28.
Solo un destructor es capaz de afirmar que Dios no es un Dios
católico. Que Dios es de todos y cada uno lo lee a su manera.
29.
"Solo un destructor es capaz de afirmar que los cristianos con
la Biblia y los musulmanes con el Corán tienen al mismo Dios"
(entrecomillado el texto de la lista que copio de César
para Jesucristo).
Por
mi cuenta y riesgo añado que, indubitablemente, la afirmación
bergogliana es hija de una Declaración del Concilio Vaticano II como
la Nostra
Aetate sobre
la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas. Como
certeramente analiza un antiguo entusiasta de ese Concilio y hoy por
hoy bastante crítico con el mismo, aunque bien puede que sin llegar
tan lejos en su criticismo como ha llegado Carlo Maria Viganó (nos
referimos al obispo Atanasio Schneider), la doctrina teológica y aun
antropológica que se sigue del Dios Uno y Trino es muy distinta de
la doctrina teológica y antropológica derivada del monoteísmo del
Islam. Pero es que justamente esta doctrina es la que profesaba un
papa entusiasta
del Vaticano II como Juan Pablo II, quien, pese a los encuentros
ecuménicos e interreligiosos de Asís, pensaba del Islam lo que se
refleja en su libro entrevista con Vittorio Messori, Cruzando
el umbral de la Esperanza (Barcelona,
Plaza & Janés, 1994, traducción al español de Pedro Antonio
Urbina). En este auténtico bestseller,
leemos
en la página 106 de la edición española:
Cualquiera
que, conociendo el Antiguo y el Nuevo Testamento, lee el Corán, ve
con claridad el proceso
de reducción de la Divina Revelación que en él se lleva a cabo.
Es imposible no advertir el alejamiento de lo que Dios ha dicho de Sí
mismo, primero en el Antiguo Testamento por boca de sus profetas y
luego de modo definitivo en el Nuevo Testamento por medio de Su Hijo.
Toda esa riqueza de la Autorrevelación de Dios, que constituye el
patrimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento, en el islamismo ha
sido de hecho abandonada.
Al
Dios del Corán se le dan unos nombres que están entre los más
bellos que conoce el lenguaje humano, pero en definitiva, es un Dios
que está fuera del mundo, un Dios que es solo
Majestad,
nunca
el Emmanuel, Dios-con-nosotros.
El
islamismo no es una religión de redención.
No hay sitio en él para la Cruz y la Resurrección. Jesús es
mencionado, pero solo como preparador del último profeta, Mahoma.
También María es recordada, su Madre virginal; pero está
completamente ausente el drama de la Redención. Por eso, no
solamente la teología, sino también la antropología del Islam,
están muy lejos de la cristiana
Sin
embargo, la
religiosidad de los musulmanes merece respeto.
No se puede dejar de admirar, por ejemplo, su fidelidad a la oración.
La imagen del creyente en Alá que, sin preocuparse ni del tiempo ni
del sitio, se postra de rodillas y se sume en la oración, es un
modelo para los confesores del verdadero Dios, en particular para
aquellos cristianos que, desertando de sus maravillosas catedrales,
rezan poco o no rezan en absoluto (...)
La
doctrina expresada en los tres párrafos precedentes es plenamente
católica, a mi juicio. Claro que siempre habrá algún católico que
desde el rigor de alguna pureza doctrinal que a mí mismo se me
escapa pueda objetar que se trata de una postura, la de Juan Pablo
II, no del todo católica sino irenista, amiguista, contemporizadora
con el Islam... Y hasta habrá católicos que aprovechen que el
Pisuerga pasa por Valladolid para protestar contra la canonización
del hereje
Karol Woityla o contra el irenismo
un tanto panteísta
de su encíclica Redentor
hominis, etcétera.
30.
Solo un destructor es capaz de negar el milagro de la multiplicación
de los panes y los peces, diciendo que solo fue una parábola.
En
definitiva, que a la luz de los tres fundamentos o pilares de nuestra
doctrina de la fe (la Tradición, el Magisterio, la Sagrada
Escritura), cualquiera que tenga ojos, oídos y mente para
escudriñar, escuchar y aprehender lo captado por el entendimiento y
los sentidos, puede tomar plena conciencia de la pavorosa crisis que
despelleja viva a la Iglesia en la actualidad, la esposa del Esposo.
Coincidimos
en el diagnóstico de la enfermedad, y en bastante medida en las
causas y orígenes de la misma. Sin embargo, a la hora de la verdad,
es decir, en la decisión de buscar soluciones y, asimismo, de buscar
desde dónde posicionarnos, eclesialmente hablando, surgen las
divisiones, los desencuentros.
1Reconozco
que bien pudiera parecer baladí el aspecto de que me voy a ocupar;
y además de baladí, poco o nada relacionado con el asunto del
artículo que nos ocupa. Comoquiera que sea, lo que sí expresa es
mi dolor de cabeza con los títulos que busco para mis escritos. Así
las cosas, veamos por lo que respecta a este “Los dos, Carlo
Maria”. Ahora que escribo estas líneas me doy cuenta de que igual
habría quedado más estilizado un título como “Uno y otro, Carlo
Maria”, “Ambos, Carlo Maria”, “El uno y el otro, Carlo
Maria”. Desde un primer momento consideré que debía jugar con
las posibilidades que me ofrece la propia sintaxis, para “despistar”
un tanto al lector con ese Carlo Maria, que en principio
podría ser considerado, morfosintácticamente hablando, como
vocativo. Pero no es vocativo, de suerte que el título habría que
leerlo como “los dos se llaman Carlo Maria”, “los dos son
Carlo Maria”. De ahí el signo de la coma: este indica que el
verbo se ha suprimido.
15 de septiembre, 2020. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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