viernes, 10 de mayo de 2013

"¿Por qué un sí incondicional al papa Francisco frente a un sí condicional a Berty Russell? (XVI)"




Sobre la controversia nuestra de cada díaNo, Pepe Sala, no vale todo, en modo alguno. Al contrario: por lo que sabemos de Dios según lo que nos manifiesta Jesús, que para los cristianos es el Señor, o sea, el Cristo, el Mesías, el Hijo del Dios vivo, Dios es Padre misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad. Y quiere que todas las personas se salven (con lo cual lo que llamamos infierno, en la tradición cristiana, que es posibilidad real, estaría eternamente vacío). En realidad, Cristo Jesús nos mostrará el camino de la paz y de la no resistencia al mal, hasta el extremo de la muerte en cruz.


Y esta enseñanza pacífica y pacificadora de Jesucristo, la han entendido muy bien y la han puesto en práctica, o sea, que la han hecho vida, millones de cristianos y de cristianas en 20 siglos de historia del cristianismo. Lo cual no impide que también la propia Iglesia universal, compuesta por personas, esto es, por seres humanos falibles, pecadores, haya traicionado muchísimas veces el ideal del mensaje cristiano.



Y aquí aparezco yo: pecador y falible como soy, creo en la Iglesia que peregrina por este mundo, Pueblo de Dios que camina, porque la fe (don gratuito recibido) me impulsa a creer en la Iglesia y con la Iglesia, ya queda claro que comunidad universal y bimilenaria compuesta por personas que hacen el bien y hacen el mal -como que somos trigo y cizaña-.

Me figuro que algo similar harás tú con tus ideas comunistas y con el comunismo.


Postdata:

De todas formas, Pepe Sala, aunque tú seas tan comunista como afirmas ser (lo cual no discuto, allá tú, no es asunto mío) y a pesar de todo lo que he dicho en lo precedente de este artículo, me reconozco en esto: nada debo tener contra los auténticos testimonios de vida cristiana que nunca han faltado en dos milenios de historia de la Iglesia católica, solo que hoy día, la que llaman la Esposa de Cristo atraviesa una crisis de fe y de credibilidad que asombran...

Está llena de progres y de burócratas la Iglesia que hacen justo lo contrario de lo que enseña y exhorta a hacer el papa Francisco. No pocos de estos burócratas y progres viven en lo profesional de la Iglesia (sin estar en comunión con ella), en tanto a mí, como tantas veces he dicho, me han marginado, preterido, ignorantado (Víctor Ramírez dixit) y puteado tanto que me han jodido la vida.

Y yo a estas alturas de mi vida, Pepe Sala, el diálogo no se lo niego a nadie, a quien me lo pida -en la medida de mis posibilidades y mis luces-, ya sean personas católicas o ateas, progres o regres, budistas o librepensadoras las que salgan a mi encuentro, pero cada vez creo menos en las movidas transformadoras sociales, en bastantes de ellas, al menos.

Pues cómo iba a creer y por qué si resulta que por lo común a burócratas y progres no les ha importado usar a la Iglesia católica para la defensa de sus propios fines individuales y partidistas, aunque para ello, para tal salvaguarda, hayan tenido que pasar de la doctrina del Magisterio.

Me  cuesta creerlos, la verdad. Me cuesta creer que tengan o experimenten alguna compasión hacia mí, por ejemplo, puesto que es una evidencia que yo reúno mejores condiciones que la mayoría de esos progres y burócratas enchufados en trabajos de la Iglesia (a escala intelectual, cultural, espiritual...), y resulta que yo estoy puteado por la Iglesia, cuyo Magisterio nunca he rechazado y siempre he defendido en público, mientras no pocos progres y burócratas (excepciones de rigor aparte, bendito sea Dios) que pasan de su Magisterio, viven de la Iglesia católica.

En realidad no soy antiprogre, al menos no me considero tal; pero como tampoco soy antirregre, comparto en cierta medida esto que se afanan en afirmar los seguidores del cismático arzobispo francés Marcel Lefevbre: "La Iglesia católica de Roma es que ha perdido el oremus, la fe, aspectos esenciales de la Tradición..." No comparto su pasión por la misa en latín, su identificación con las movidas políticas de derechas, etcétera; pero este diagnóstico que tienen sobre la Iglesia católica, sí que lo comparto.

Dicho con otra palabras: un obispo como Antonio Pildain -cuyo pensamiento a mí me sigue chocando en no pocos de sus aspectos que juzgo integristas y autoritarios, propios de otra época, etcétera-, tan recordado en esta Diócesis de Canarias, no habría tolerado de ninguna manera la proliferación en la Iglesia católica de todo este suerte de trepas, feministas, progres, burócratas y demás patulea; habría cortado por lo sano. Desde el Evangelio y la fidelidad a los pobres. Y hoy empero campan a sus anchas, y entran y salen y hacen y deshacen, y se permiten vivir en lo profesional de la Iglesia y encima morder la mano que les da de comer. Aluciante (¿u obra del Inicuo?).

Me siento exhortado a seguir con Pedro y bajo Pedro (cuyo sucesor es hoy el papa Francisco), pese a la crisis de la Iglesia católica, que es espeluznante. Pero papa Francisco, por el amor de Dios, ¿cómo es que ocurre todo esto en la Iglesia católica? ¿Cómo es que ahora en Radio San Borondón están participando en un espacio radiofónico que se dice católico, activistas feministas, laicistas radicales, feministas a ultranza...? ¿Qué hacen estas gentes en la Iglesia, no pocos de ellos y ellas viviendo de la Iglesia, digo en lo profesional, si estas personas -cuya valía profesional no discuto, cuyos valores activistas o militantes no discuto, cuya calidad humana no discuto- pasan de ser fieles a la Iglesia?

Conozco a algunas de estas mujeres que viven o han vivido en lo profesional de la Iglesia católica. Papa Francisco: te aseguro que a algunas les llegué a plantear en su momento exactamente lo que la Iglesia enseña: matrimonio cristiano, apertura a la vida, compromiso solidario, espiritualidad conyugal, amor al Evangelio y a la Iglesia...

Creo que todas acabaron riéndose de mí. Y ahí siguen; y yo, aquí sigo.

En fin: el desfondamiento moral de la Iglesia católica es tan pavorosamente patético que es imposible no considerar el alcance de las verdades de la beata Ana Catalina Emmerinck, monja alemana visionaria del siglo XVIII.

  
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